Los Testigos de Jehová

Hechos 15 y el Decreto Apostólico (Parte 1 de 2)



El último y más importante de los pasajes bíblicos citados por la Sociedad en apoyo de su doctrina sobre el uso de la sangre se encuentra en Hechos de los Apóstoles, capítulos quince y veintiuno, que manejan el asunto de la circuncisión y la Ley Mosaica. De nuevo, comencemos por revisar los comentarios de la Sociedad en este pasaje bíblico:

  • "Note lo que sucedió cuando, años después de la muerte de Jesús, surgió una cuestión en cuanto a si el que llegaba a ser cristiano tenía que observar o no todas la leyes de Israel. Esto se consideró en un concilio del cuerpo gobernante cristiano, que incluyó a los apóstoles. Santiago el medio hermano de Jesús hizo referencia a escritos que contenían los mandatos acerca de la sangre declarados a Noé y a la nación de Israel. ¿Estarían bajo la obligación de observar aquellos mandatos los cristianos? (Hechos 15:1-21.)
  • "Aquel concilio envió su decisión a todas las congregaciones: Los cristianos no tienen que observar el código dado a Moisés, pero es `necesario' para ellos `seguir absteniéndose de cosas sacrificadas a ídolos, y de sangre, y de cosas estranguladas [carne sin desangrar], y de fornicación.' (Hechos 15:22-29.) Los apóstoles no estaban presentando sencillamente un rito o una regla dietética. El decreto estableció normas éticas fundamentales, con las cuales cumplieron los cristianos primitivos. Aproximadamente una década después reconocieron que todavía debían guardarse de lo sacrificado a ídolos así como también de la sangre y de la fornicación'. (Hechos 21:25.)

    "Usted sabe que millones de personas asisten a las iglesias. La mayoría de ellas probablemente concordaría en que la ética cristiana encierra no dar adoración a ídolos ni participar en crasa inmoralidad. Sin embargo, es bueno que notemos que los apóstoles pusieron el evitar la sangre en el mismo alto nivel moral de evitar esos males. El decreto de ellos concluyó así: `Si se guardan cuidadosamente de estas cosas, prosperarán. ¡Buena salud a ustedes!' (Hechos 15:29)." ("¿Cómo puede salvarle la vida la sangre?", página 5).

Examinemos esas afirmaciones:

El folleto establece: "Santiago el medio hermano de Jesús hizo referencia a escritos que contenían los mandatos acerca de la sangre declarados a Noé y a la nación de Israel."

¿Es cierta esta afirmación? Leamos el pasaje bíblico por nosotros mismos y veamos si podemos encontrar esta referencia:

  • (Hechos 15:1-29): "Y ciertos hombres bajaron de Judea y se pusieron a enseñar a los hermanos: `A menos que se circunciden conforme a la costumbre de Moisés, no pueden ser salvos. 2 Pero cuando hubo ocurrido no poca disensión y disputa de Pablo y Bernabé con ellos, hicieron los arreglos para que Pablo y Bernabé y algunos otros de ellos subiera a los apóstoles y ancianos en Jerusalén respecto a esta disputa.
  • "3 Por consiguiente, habiendo sido acompañados parte del camino por la congregación, estos hombres continuaron su camino a través de Fenicia y también de Samaria, contando en detalle la conversión de gente de las naciones, y ocasionando gran gozo a todos los hermanos. 4 Llegados a Jerusalén, fueron amablemente recibidos por la congregación y por los apóstoles y los ancianos, y refirieron las muchas cosas que Dios había hecho por medio de ellos. 5 Sin embargo, algunos de los de la secta de los fariseos que habían creído se levantaron de sus asientos y dijeron: `Es necesario circuncidarlos y ordenarles que observen la Ley de Moisés'.

    "6 Y los apóstoles y los ancianos se reunieron para ver acerca de este asunto. 7 Ahora bien, cuando se hubo disputado mucho, se levantó Pedro y les dijo: `Varones, hermanos, bien saben ustedes que desde los primeros días Dios hizo la selección de entre ustedes de que, por mi boca, gente de las naciones oyera la palabra de las buenas nuevas y la creyera; 8 y Dios, que conoce el corazón, dio testimonio dando el espíritu santo a ellos, así como lo dio también a nosotros. Y no hizo ninguna distinción entre nosotros y ellos, si no que purificó los corazones de ellos por fe. 10 Ahora, pues, ¿por qué están poniendo ustedes a Dios a prueba, imponiendo sobre el cuello de los discípulos que ni nuestros antepasados ni nosotros fuimos capaces de cargar? 11 Por el contrario, confiamos en ser salvados mediante la bondad inmerecida del Señor Jesús de la misma manera como esa gente también'.

    "12 Ante aquello, toda la multitud calló, y empezaron a escuchar a Bernabé y a Pablo contar las muchas señales y portentos presagiosos que Dios había hecho mediante ellos entre las naciones. 13 Después que cesaron de hablar, Santiago contestó, y dijo: `Varones, hermanos, óiganme. 14 Symeón ha contado cabalmente cómo Dios por primera vez dirigió su atención a las naciones parea sacar de entre ellas un pueblo para su nombre. 15 Y con esto convienen las palabras de los profetas, así como está escrito: 16 "Después de estas cosas volveré y reedificaré la cabaña de David que está caída; y reedificaré sus ruinas y la erigiré de nuevo. 17 para que los que queden de los hombres busquen solícitamente a Jehová, junto con gente de todas la naciones, personas que son llamadas por mi nombre, dice Jehová, que está haciendo estas cosas, 18 conocidas desde la antigüedad". 19 Por lo tanto, es mi decisión el no perturbar a los de las naciones que están volviéndose a Dios, 20 sino escribirles que se abstengan de las cosas contaminadas por los ídolos, y de la fornicación, y de lo estrangulado, y de la sangre. 21 Porque desde tiempos antiguos Moisés ha tenido en ciudad tras ciudad quienes lo prediquen, porque es leído en voz alta en las sinagogas todos los sábados'.

    "22 Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, junto con toda la congregación, enviar a varones escogidos de entre ellos a Antioquía junto con Pablo y Bernabé, a saber, a Judas, que se llamaba Barsabás, y a Silas, varones prominentes entre los hermanos; 23 y por mano de ellos escribieron:

    " `Los Apóstoles y los ancianos, hermanos, a los hermanos de Antioquía y Siria y Cilicia que son de las naciones: ¡Saludos! 24 Dado que hemos oído que algunos de entre nosotros los han perturbado con discursos, tratando de subvertir sus almas, aunque nosotros no les dimos instrucción alguna, 25 hemos llegado a un acuerdo unánime y nos ha parecido bien escoger a unos varones para enviarlos a ustedes junto con Bernabé y Pablo, 26 hombres que han entregado sus almas por el nombre de nuestro Señor Jesucristo. 27 Por lo tanto, estamos despachando a Judas y a Silas, para que ellos también de palabra informen acerca de las mismas cosas. 28 Porque al espíritu santo y a nosotros mismos nos ha parecido bien no añadirles ninguna otra carga, salvo estas cosas necesarias: 29 que sigan absteniéndose de cosas sacrificadas a ídolos [eudolothutos], y de sangre, y de cosas estranguladas, y de fornicación. Si se guardan cuidadosamente de estas cosas, prosperarán. ¡Buena salud a ustedes!'."

No importa cuanto lo busque, no encontrará en este pasaje bíblico alguna referencia donde "Santiago haya hecho referencia a escritos que contenían los mandatos acerca de la sangre declarados a Noé y a la nación de Israel." En efecto, Santiago sí cita textualmente el registro bíblico en Amós 9:11, 12. Pero este pasaje no tiene nada que ver con los mandatos sobre la sangre dados a Noé o a la nación de Israel. Más bien, esto pareciera ser otro intento de unir dos acontecimientos sin relación alguna y hacerlos parecer que están implicando algo que en realidad no están haciendo.

El folleto continúa afirmando: "El decreto estableció normas éticas fundamentales, con las cuales cumplieron los cristianos primitivos." ¿Es esta una descripción adecuada de los acontecimientos? ¿Es cierto que este pasaje bíblico intente establecer las "normas éticas fundamentales" que los verdaderos cristianos debían observar?

Definitivamente esta no puede ser una conclusión razonable. El pasaje considera sólo estos tópicos:

"... que sigan absteniéndose de cosas sacrificadas a ídolos, y de sangre, y de cosas estranguladas, y de fornicación."

Sabemos que los cristianos no podemos asesinar, mentir, extorsionar, difamar, etc. Pero ello no aparece en el texto. Por ello, este versículo no puede estar tratando de colocar las "normas éticas fundamentales" que los cristianos debemos observar, o de lo contrario, ¡estaríamos en libertad de hacer algo tan macabro como el asesinar a alguien!

Otra pregunta que vale la pena realizar es: ¿Se requirió que los cristianos primitivos observaran este decreto? Aunque a primera vista la respuesta pareciera ser afirmativa, el apóstol Pablo arrojó mucha luz al respecto en su Primera carta a los Corintios, capítulo ocho. Allí leemos:

  • (1 Corintios 8:1, 4, 7). "Ahora bien, respecto a los alimentos ofrecidos a ídolos: sabemos que todos tenemos conocimiento. El conocimiento hincha, pero el amor edifica. 4 Ahora bien, respecto al comer alimentos ofrecidos a ídolos (eudolothutos), sabemos que un ídolo no es nada en el mundo, y que no hay más que un solo Dios. 7 No obstante, no hay este conocimiento en todos, sino que algunos, estando hasta ahora acostumbrados al ídolo, comen alimento como algo sacrificado al ídolo, y su conciencia, que es débil, se contamina."

Recordemos que Hechos 15:29 estableció: "... que sigan absteniéndose de cosas sacrificadas a ídolos..." (eudolothutos). Razonando un poco, llegamos a la conclusión de que Pablo no vio esta parte del decreto apostólico como una especie de "ley universal".

La Sociedad aparentemente se dio cuenta del problema que creaba ese pasaje bíblico, y me atrevo a decir que ello los asustó tanto que ni siquiera consideraron la duda que un sentido común de interpretación creaba en estos versículos. Puede leer sus intentos para lidiar con este pasaje en La Atalaya del 15 de noviembre de 1978, pp. 30 y 31.

Pero antes de hacerlo, vaya a su Biblia Kingdom Interlinear y compare el contenido de Hechos 15:29 con el de 1 Corintios 8:4. Ud. podrá notar que ambos traducen la misma expresión (eudolothutos) como "[cosas] sacrificadas a ídolos." Es interesante que la Traducción del Nuevo Mundo, que se define a sí misma como una traducción literal palabra por palabra, optó por traducir estas frases de una forma distinta en otro decepcionante intento por esconder la verdad. En Hechos 15:29 se lee "cosas sacrificadas a ídolos" y en 1 Cor. 8:4 se lee "alimentos ofrecidos a ídolos". En mi opinión esta evidencia es muy condenatoria. Incluso la versión New King James traduce esta expresión griega como "cosas sacrificadas a ídolos".

¿Por qué hizo esto la Sociedad? Porque ellos desean que pensemos que el decretos apostólico tenía que ver con un acto formal de adoración a ídolos y consumo de carne, mientras que Pablo estaba hablando simplemente sobre comer carne ofrecida a ídolos. Pero ninguno de los pasajes afirma nada al respecto. En 1 Cor. 8:10 leemos:

  • "Porque si alguien te viera a ti, el que tiene conocimiento, reclinado a una comida en un templo de ídolos, ¿no será edificada la conciencia de aquel que es débil hasta el grado de comer alimentos ofrecidos a ídolos (eudolothutos)?"

¿Suena lo leído anteriormente a "simplemente comer, como en una comida habitual [...] carne que ha sido vendida al público en general"? (La Atalaya, 15 de noviembre de 1978, páginas 30 y 31). Usted decide. El punto es que ello realmente no es lo importante. Como ya habíamos visto, tanto Pablo como Lucas, usaron la misma expresión: (eudolothutos). ¡Un hecho que la sociedad intenta esconder en la traducción del Nuevo Mundo!

Entonces, hemos encontrado pruebas de que el estatuto encontrado en Hechos 15:29 no fue una especie de ley universal, sino tal vez una fuerte recomendación hecha para mantener relaciones pacíficas entre los judíos y los cristianos gentiles. ¿Qué hizo necesario ese tipo de arreglo?

Pienso que podríamos ilustrar la situación así: imagine que hay una persona interesada que está comenzando a asociarse en su congregación. Antes de convertirse en testigo, él fue alcohólico y eso arruinó su matrimonio. Conociendo usted que él es muy sensitivo con las bebidas alcohólicas, sería amoroso y razonable hacer algunos arreglos en su beneficio. Por lo tanto, si usted lo invita a su casa, el buen juicio le sugerirá a usted no servirle bebidas alcohólicas a esta persona. Debido a su débil conciencia, él podría tropezar. Si usted fuera a consultar el asunto con los ancianos de su congregación, ellos seguramente le recomendarían con vehemencia que se abstenga de servirle bebidas alcohólicas.

Una situación similar existió en la congregación cristiana del Primer Siglo. Los primeros cristianos fueron judíos. Ellos estuvieron bajo ley durante toda su vida. Al principio, muchos de ellos continuaron practicando su fe judía, y evidentemente algunos de ellos fueron "celosos por la ley", como lo demuestra el pasaje que encontramos en el capítulo quince de Hechos.

La tensión resultante ente cristianos judíos y gentiles fue intensa. Varias discusiones acaloradas tomaron lugar, mientras que la unidad de los Cristianos colgaba de un hilo.

En Hechos quince encontramos un intento para resolver el problema. Si analizamos las recomendaciones hechas por Santiago y respaldadas por todos los presentes, encontramos algo interesante. Las prohibiciones no sólo fueron las mismas que se perfilaron en Levíticos capítulos diecisiete y dieciocho; ¡incluso se listaron en el mismo orden! Compárelas y saque sus propias conclusiones.

"... que sigan absteniéndose de cosas sacrificadas a ídolos (eudolothutos), y de sangre, y de cosas estranguladas (carne sin desangrar), y de fornicación." Hechos 15:29

1. Sacrificios de Comunión (ofrendas quemadas) debían hacerse sólo a Jehová Dios (Lev. 17:1-9).

2. El consumo deliberado e intencional de sangre estaba prohibido (Levíticos 17:10-14).

3. Sólo en una emergencia se podría utilizar como alimento un animal que hubiera muerto por causas naturales o que haya sido encontrado muerto (Lev. 17:15, 16; véase también Deu. 14:21, 28, 29) - carne sin desangrar.

4. No podrían verse envueltos en sexo inmoral o relaciones incestuosas (Lev. 18:1-27).



Hechos 15 y el Decreto Apostólico. (Parte 2 de 2)










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