AL IGUAL QUE CON LA SANGRE, originalmente la Sociedad no tuvo ninguna objeción a los transplantes de órganos. En la sección “Preguntas de los Lectores” en la revista La Atalaya de 1 de agosto de 1961, pág. 480, se contesta la siguiente pregunta sobre los transplantes de órganos:
"• ¿Hay algo en la Biblia en contra de donar los ojos (después de la muerte) para ser transplantados a alguna persona viva? - L. C., Estados Unidos.La cuestión de poner a disposición de hombres de ciencia o de médicos el cuerpo de uno o partes del mismo después de la muerte, para propósitos de experimentación o de transplante en otros, está visto con malos ojos por ciertos grupos religiosos. Sin embargo, no parece que esté envuelto en ello ningún principio ni ninguna ley bíblica. Por lo tanto es algo que cada individuo debe decidir por sí mismo. Si uno está convencido en su propia mente y conciencia de que eso es lo que debe hacer, entonces puede hacer esa provisión, y nadie debería criticarle por actuar así. Por otro lado, nadie debería ser criticado por rechazar cualquier compromiso de ese tipo." [texto original en inglés] "
A la vista de las opiniones poco ortodoxas sobre las prácticas médicas que la Sociedad mantuvo en cuestiones anteriores, no es de extrañar que también encontrase algunos “principios bíblicos” envueltos, cuando esta misma cuestión se trató más adelante en 1967 (en español 1968):
"• ¿Hay alguna objeción bíblica a donar el cuerpo de uno para que se use en investigación médica o a aceptar órganos para trasplante de tal fuente? -W. L., EE.UU.…Cuando hay un órgano enfermo o defectuoso, la manera acostumbrada de restaurar la salud es ingerir alimentos nutritivos. El cuerpo usa el alimento ingerido para reparar o sanar el órgano, gradualmente reemplazando las células. Cuando los científicos concluyen que este proceso normal ya no surte efecto y sugieren que se remueva el órgano y se reemplace directamente con un órgano de otro humano, esto simplemente es un atajo. Los que se someten a tales operaciones están viviendo así de la carne de otro humano. Eso es caníbal. Sin embargo, al permitirle Jehová Dios al hombre que comiera carne de animales no le concedió permiso para que el hombre tratara de perpetuar su vida por medio de introducir en canibalismo en sus cuerpos carne humana, ya fuera masticada o en forma de órganos enteros o partes del cuerpo de otras personas. " (La Atalaya, Abril 15, 1968, p. 254)
La mayoría de la gente se sorprendería ante la idea de que el transplante de un órgano sea canibalismo, pero la Sociedad argumentó que esto era así. Y de nuevo los testigos tuvieron que someterse a esa idea. Antes que aceptar el transplante de algún órgano, deberían morir o vivir incapacitados, y eso es exactamente lo que hicieron los hermanos y hermanas fieles durante los siguientes trece años. Es decir, hasta que aparentemente Jehová cambió otra vez de opinión sobre los transplantes de órganos.
Al igual que con la cuestión de las vacunas, se recurrió a la charlatanería pseudo-científica para apoyar la idea de que los transplantes de órganos eran incorrectos. Para la Sociedad siempre ha sido de primera importancia transmitirnos la idea de que sus normas realmente nos benefician. Del mismo modo que muchos Testigos fueron persuadidos a creer firmemente, y todavía lo hacen, que las transfusiones de sangre son malignas y dañinas, ellos estuvieron expuestos a la misma clase de propaganda sobre los transplantes de órganos:
"Un factor peculiar que a veces se nota es una llamado ‘trasplante de personalidad.’ Es decir, el recipiente en algunos casos ha parecido adoptar ciertos factores de personalidad de la persona de quien provino el órgano. Una joven dada a la promiscuidad que recibió un riñón de su hermana, que era mayor, moderada, de buen comportamiento, al principio pareció muy agitada. Entonces empezó a imitar a su hermana en mucha de su conducta. Otro paciente alegó que había recibido un punto de vista diferente sobre la vida después de su trasplante de riñón. Después de un trasplante, un hombre de genio apacible se hizo agresivo como el donador. El problema puede ser en gran parte o totalmente mental. Pero es interesante, por lo menos, el hecho de que la Biblia vincula estrechamente los riñones con las emociones humanas." (La Atalaya, Mayo 15, 1976, p. 300)En la misma revista se extrapolaron algunos informes médicos sobre ciertos riesgos de los transplantes de órganos, con el fin de dar la apariencia de que su beneficio es prácticamente nulo y de que sus peligros son enormes. Esta misma actitud la hemos visto en los intentos de la Sociedad de demonizar las vacunas, vemos cómo se emplea con los transplantes de órganos y, como veremos más tarde, se manifiesta especialmente en afirmaciones sobre las transfusiones de sangre.
Una idea peculiar que subyace en la posición frente a los transplantes de órganos tiene que ver con el corazón. Del mismo modo que el artículo anterior sugirió firmemente que un transplante de riñón producía cambios emocionales, la Sociedad argumentó que el hombre de hecho piensa con su corazón literal. Cuando la Biblia menciona el corazón como el asiento de nuestras emociones y deseos más profundos, la gente lo entiende simbólicamente, dándose cuenta de que esos sentimientos residen físicamente en el cerebro. Este no era el caso de los anteriores líderes de la Sociedad:
"La mayoría de los psiquiatras y psicólogos tienden a atribuir más de lo debido a la mente y dejar lugar a poca influencia, si acaso alguna, de parte del corazón carnal, considerando la palabra “corazón” simplemente como una metáfora aparte de su uso al identificar el órgano que bombea nuestra sangre. . . . El corazón es una bomba muscular diseñada maravillosamente, pero, más significativamente, nuestras capacidades para emoción y motivos están construidas dentro de él. El amor, el odio, el deseo (bueno y malo), la preferencia de una cosa en vez de otra, la ambición, el temor... de hecho, todo lo que sirve para movernos en relación con nuestros afectos y deseos brota del corazón." (La Atalaya, Agosto 1, 1971, p. 454)Todavía recuerdo una escenificación sobre este asunto en la asamblea “Nombre Divino” que tuvo lugar el siguiente verano, en la que se emplearon dos enormes modelos parlantes de un corazón y de un cerebro, con el fin de ilustrar que realmente almacenamos información en nuestro corazón. No es preciso decir que estas enseñanzas perturbaban profundamente a cualquier testigo de Jehová que tuviese algún conocimiento de ciencia o de medicina. Esto ilustra con certeza el peligro de permitir que hombres con un conocimiento científico superficial, decidan cuestiones de vida o muerte para una comunidad de millones de Testigos de Jehová.
¡Esto no fue simplemente una cuestión académica! La prohibición de los transplantes de órganos se basaba en este concepto, que tuvo su repercusión en la ya abandonada proscripción de las vacunas. Con el fin de inspirar temor en los Testigos contra los transplantes de órganos, y especialmente contra los de corazón, se publicó la siguiente palabrería:
"El Medical World News (23 de mayo de 1969), en un artículo intitulado “¿Qué le hace un nuevo corazón a la mente?” informó lo siguiente: “En el Centro Médico de la Universidad de Stanford el año pasado, un hombre de 45 años recibió un nuevo corazón de un donante de 20 años y pronto anunció a todos sus amigos que iba a celebrar su vigésimo cumpleaños. Otro recipiente resolvió vivir en conformidad con la pura reputación del prominente ciudadano local que fue el donante. Y un tercer hombre expresó gran temor de adquirir características de feminidad al recibir el corazón de una mujer, aunque se tranquilizó algo cuando se enteró de que las mujeres viven más que los hombres. Según el psiquiatra Donald T. Lunde, consultor del equipo de trasplantes del cirujano Norman Shumway en Stanford, estos pacientes representan algunas de las menos severas aberraciones mentales [la bastardilla es nuestra] que se observaron en la serie de 13 trasplantes por Shumway durante los últimos 16 meses.” Continúa el artículo: “Aunque cinco pacientes de la serie habían sobrevivido hasta principios de este mes, y cuatro de ellos se hallaban en casa llevando vidas más o menos normales, tres de los que no sobrevivieron se hicieron psicopáticos antes de morir el año pasado. Y otros dos se han hecho psicopáticos este año.”" (La Atalaya, Agosto 1, 1971, p. 455)Como recordamos, la idea de que un nuevo órgano alteraría la personalidad del individuo, también se utilizó para apoyar la proscripción de las vacunas. Y como veremos más tarde, se ha empleado la misma idea para aumentar la histeria entre los Testigos de Jehová en contra de la sangre. Cuando la Sociedad argumentó sobre los peligros de los transplantes de órganos, aplicó otra vez los mismos conceptos pseudo-científicos:
"Es significativo que los pacientes en los cuales se han efectuado trasplantes de corazón, casos en que los nervios que conectan el corazón con el cerebro se cortan, tienen graves problemas emocionales después de la operación. El nuevo corazón todavía puede funcionar como bomba, pues tiene su propio abastecimiento de fuerza y mecanismo regulador del tiempo, independiente del sistema nervioso general, para dar impulso al músculo del corazón, pero tal como ahora solo responde perezosamente a influencias exteriores, el nuevo corazón a su vez registra pocos, si acaso algunos, factores claros de motivo en el cerebro. No está manifiesto a qué grado las terminaciones nerviosas del cuerpo y el nuevo corazón pueden establecer conexiones con el transcurso del tiempo, pero esto no puede excluirse como uno de los varios factores que producen las serias aberraciones y desorientación mentales que los médicos informan que se observan en los pacientes en los cuales se han efectuado trasplantes de corazón." (La Atalaya, Agosto 1, 1971, p. 455)En este mismo artículo, la Sociedad incluso argumentó que las personas que aceptaban un corazón de un donante, perdían su personalidad, y fue más allá de simplemente insinuar que estas personas con un corazón donado ¡realmente no tenían corazón!
"Estos pacientes tienen bombas para su sangre suministradas por donantes, pero, ¿tienen ahora todos los factores que se necesitan para que se diga que tienen un “corazón”? Una cosa es segura, al perder su propio corazón, se les han quitado las capacidades de “corazón” que se han formado en ellos a través de los años y que contribuían a hacerlos lo que eran en cuanto a personalidad." (La Atalaya, Agosto 1, 1971, p. 455)Basándose en su entendimiento literal sobre el corazón y la mente, la Sociedad dio consejo sobre situaciones cotidianas que a veces fue cómico sin pretenderlo:
"Como ilustración, supongamos que llega el tiempo en que usted tiene que tomar una decisión en cuanto a comprar un traje o vestido nuevo. Primero, la mente se encuentra ante ciertos hechos. Quizás la ropa que se ha tenido por algún tiempo esté perdiendo su utilidad o haya necesidad de hacer un cambio por alguna buena razón. El corazón desempeña un papel bastante importante en el asunto también, ya que existe un deseo de corazón de verse presentable. El corazón y la mente están de acuerdo en que se obtenga un vestido o traje nuevo. Ahora la mente reúne información sobre precios, calidad, moda, etcétera, de modo que cuando usted va de compras tiene una idea bastante clara de cuál traje o vestido debe comprarse. Pero cuando llega a la tienda, ahí en el escaparate hay un vestido o un traje muy llamativo, sí, ahí está aguardando a la persona que compra por impulso. Realmente no es práctico para usted; cuesta mucho más dinero; es de estilo algo extremado; pero ¡cómo atormenta con su atractivo al corazón! “¡Es el deleite del corazón!”5 Ahora bien, ¿qué se hará? ¿Qué decisión se tomará? ¿Será una decisión práctica, razonada, o una decisión de acuerdo con este nuevo deseo del corazón? Si usted no tiene mucho cuidado, el corazón vencerá a la mente." (La Atalaya, Agosto 1, 1971, p. 460-1)
Durante el período en el estuvieron prohibidos tanto los transplantes de órganos como las transfusiones de sangre, ambos asuntos a menudo se trataban por igual en las publicaciones. En una ocasión, cuando un Testigo de Jehová anónimo, que era cirujano, escribió su biografía en la revista ¡Despertad!, dijo lo siguiente sobre el peligro de las transfusiones de sangre:
"Ha sido especialmente grato para mí ver personalmente la evidencia de la veracidad de las instrucciones de la Biblia acerca de la sangre. La misma profesión médica gradualmente ha llegado a apreciar que la sangre no es un salvavidas inocuo. Ahora se reconoce que la transfusión de sangre es un procedimiento peligroso ... tan arriesgado como cualquier otro trasplante de órgano. " (¡Despertad! Julio 8, 1974, p. 21)También añadió:
"Actualmente también se hacen muchos alardes acerca de trasplantes de varios órganos ... riñones, corazones, pulmones e hígados. ... Debido a lo que tengo razón para creer que piensa el Creador acerca de los trasplantes de órganos, tengo serias reservas en cuanto a lo correcto de esto según las Escrituras." (¡Despertad! Julio 8, 1974, p. 23)La literatura de la Sociedad Watchtower publicó noticias breves, que no solo contaban historias sobre los horrores de las transfusiones de sangre, sino que también informaron de un modo exagerado sobre los peligros de los transplantes de órganos. En la sección “Observando el mundo” de muchos números de la revista ¡Despertad!, se encuentran noticias como estas:
"Horrores de la transfusión• Dos infantes fueron infectados con sífilis ocasionada por transfusiones de sangre en la clínica de la Universidad Kiel de Alemania durante el año pasado, informa Wiesbadener Kurier. La infección se esparció a los padres. Debido a no conocer la fuente, por lo menos una de las familias implicadas amenazó con separarse, cada cónyuge acusando al otro de infidelidad. Aunque la verdad salió a flote en el tribunal, el daño estaba hecho. El artículo hace notar: “Dos personas se dijeron la una a la otra cosas de las cuales se avergonzarían cuando aprendieran la verdad.” (¡Despertad!, Abril 22, 1974, p. 31)
Más complicaciones de trasplantes
• Recientemente se informó que la incidencia de cáncer es 100 veces mayor entre los que reciben órganos por trasplante que entre la población general. No obstante, la frecuencia de tumores cerebrales es “1.000 veces mayor,” según el Dr. Wolff M. Kirsch, del Centro Médico de la Universidad de Colorado. El uso prolongado de la terapia para suprimir la inmunología a fin de impedir el rechazo del nuevo órgano frecuentemente enreda al paciente “en el lazo de los procesos patológicos,” dijo él. Se considera que las perspectivas de ayuda para esos pacientes son “nulas.” " (¡Despertad!, Junio 8, 1974, p. 30)
Ciertamente da la impresión de que los escritores de la Sociedad buscaban estos artículos en los periódicos de todo el mundo, al mismo tiempo que no publicarían ni una sola referencia sobre los resultados positivos de las transfusiones de sangre ni de los transplantes de órganos, mientras éstos estuviesen prohibidos.
Esta proscripción sobre los transplantes de órganos no se pudo mantener a largo plazo. La Sociedad no ha dado a conocer la causa directa de ese cambio, y simplemente afirma que "cada testigo de Jehová debe tomar una decisión de conciencia”.
"• ¿Debería tomar acción la congregación si un cristiano bautizado aceptara el trasplante de un órgano humano, como el de una córnea o un riñón?Con relación al trasplante de tejido o hueso humano de una persona a otra, éste es un asunto en el que cada testigo de Jehová debe tomar una decisión de conciencia. Algunos cristianos pudieran pensar que el introducir en su cuerpo algún tejido o parte de otro ser humano es canibalismo. . . . Hoy, otros cristianos sinceros pudieran opinar que la Biblia no descarta definitivamente los trasplantes médicos de órganos humanos. . . . También se pudiera alegar que hay una diferencia entre los trasplantes de órganos y el canibalismo, puesto que no se ha matado al “donante” para suplir alimento. " (La Atalaya, Septiembre 15, 1980, p. 31)
Tal como ocurrió cuando se levantó la prohibición de las vacunas, en esta ocasión tampoco hubo ninguna palabra de disculpa hacia aquellos que fueron afectados adversamente. Por otro lado, la Sociedad actúa hipócritamente cuando insinúa que “los cristianos sinceros pudieran opinar” algo distinto a lo que se les ha dicho que tienen que opinar. Al igual que con la prohibición de la sangre, los “cristianos sinceros” no son libres para opinar, ya que solamente son “libres” para hacer exactamente lo que la Sociedad les dice que hagan. Cuando algún Testigo de Jehová como individuo ha arriesgado su propia vida, lo ha hecho porque se le ha dicho lo que tiene que hacer, bajo amenaza de expulsión, y porque ha creído que la Sociedad hablaba en el nombre de Dios. Debemos preguntar: ¿ha cambiado de opinión Jehová sobre estos asuntos, o es que simplemente la Sociedad estaba equivocada?
Después del cambio cesaron los relatos espantosos sobre los transplantes de órganos, mientras que continúan hasta hoy día los informes exagerados sobre los peligros de las transfusiones de sangre. El cambio de opinión de la Sociedad con relación a los transplantes de órganos, se pone en evidencia en este artículo:
“El pasado mes de octubre ingresó en un hospital de Cleveland (Ohio, E.U.A.) la niña de 3 años Chandra Sharp. Su corazón era más grande de lo normal y le fallaba. Estaba desnutrida, su crecimiento se había atrofiado, solo pesaba 9 kilos y necesitaba un trasplante de corazón. Únicamente le daban unas semanas de vida. Sus padres accedieron al trasplante, pero sin transfusiones de sangre: eran testigos de Jehová.Esta objeción no supuso ningún problema para el cirujano, Dr. Charles Fraser. El 1 de diciembre de 1993, el periódico The Flint Journal, de Michigan (E.U.A.), publicó lo siguiente: “Fraser señaló que la Cleveland Clinic y otros centros médicos están especializándose en efectuar una multitud de operaciones quirúrgicas, incluidos trasplantes, sin introducir en el paciente la sangre de otra persona. ‘Hemos aprendido maneras de evitar que se pierda sangre y de cebar la máquina cardiopulmonar con soluciones no sanguíneas’, dijo Fraser”. Luego añadió: “Algunos hospitales especializados han estado practicando operaciones cardiovasculares de cirugía mayor sin recurrir a la transfusión. [...] Nosotros siempre tratamos de operar sin (transfundir) sangre”." (¡Despertad!, Mayo 22, 1994, p. 7)
En vista de la anterior prohibición sobre los transplantes de órganos - en particular los de corazón - esta repentina alabanza de los transplantes de corazón sin sangre rezuma ironía. Pues ¿no hace el corazón mucho más que solo bombear sangre? No, este convencimiento había cambiado diez años antes:
"¿Qué hemos de entender, pues, por la palabra “corazón”? ... ¡Qué asombrosa cantidad de funciones y capacidades diferentes se atribuyen al corazón! ¿Residen todas éstas en el corazón literal? Eso difícilmente pudiera ser así. ... Sin embargo, en casi mil referencias adicionales al “corazón” que se hallan en la Biblia es patente que el término “corazón” se utiliza en sentido figurado. ... Pero es patente que hay que hacer distinción entre el corazón como órgano y el corazón figurativo." (La Atalaya, Septiembre 1, 1984, pp. 4-7)En otro giro irónico, vemos que menos de dos años más tarde, la misma revista afirmó lo siguiente:
"Los antiguos egipcios creían que el corazón físico era el asiento de la inteligencia y de las emociones. También creían que tenía voluntad propia. Los babilonios decían que el corazón abrigaba tanto el intelecto como el amor. El filósofo griego Aristóteles enseñaba que el corazón era el asiento de los sentidos y el ámbito del alma. Pero a medida que pasó el tiempo y aumentó el conocimiento, estos puntos de vista se descartaron. Finalmente, el corazón se ha llegado a conocer por lo que es, una bomba que hace circular la sangre a través del cuerpo. " (La Atalaya, June 1, 1986, p. 15)El artículo no recordó al lector que la Sociedad había enseñado hasta hacía solo dos años, las mismas ideas que tenían estos pueblos antiguos. Si algún Testigo de Jehová indagador no recuerda esta prohibición, nunca la descubrirá. El Índice de Publicaciones Watchtower (en inglés) para los años 1930 a 1985 se ha editado cuidadosamente, eliminando cualquier mención al tema “transplantes de órganos”. De este modo se cerró completamente este capítulo embarazoso en la historia de la Sociedad, quedando atrás solamente los muertos y los lesionados por esta causa.