Los Testigos de Jehová

Componentes de la sangre permitidos



Componentes de la sangre permitidos

Albúmina: La sangre contiene alrededor del 2.2% en volumen de albúmina. Como hemos visto, los leucocitos - que son uno de los componentes prohibidos - constituyen alrededor del 1% de la sangre, así que ¿cuál es la lógica tras esta situación? La sustancia llamada EPO, estimulante de los glóbulos rojos, es un producto basado en la albúmina.

La albúmina a menudo se emplea en el tratamiento de quemaduras. Un tratamiento típico para quemadoras de tercer grado (30-50 %) requiere 600 gramos de albúmina. Para producir esa cantidad de albúmina hacen falta alrededor de 45 litros de sangre. ¿Cómo se puede considerar eso “una fracción pequeña”?

También es obvio que la sangre empleada para producir la albúmina no se “derrama”, sino que se almacena, lo cual está prohibido en relación con una transfusión de sangre, pero permitido en este contexto.

Inmunoglobulinas: A los viajeros a menudo se les inyecta con la vacuna del cólera, y los Testigos de Jehová aceptan esto. Una simple inyección requiere 3 litros de sangre. Esta sangre también se almacena.

Inmuno Globulina de la Hepatitis B (HBIG): Se emplea para tratar y prevenir la Hepatitis B.

Inmuno Globulina del Tétanos: (Inyección antitetánica)

Inmuno Globulina de la Rabia (RIG): Se emplea para tratar y prevenir la rabia

Inmuno Globulina de Rh0 (RhoGam): Se administra a madres con factor Rh negativo para prevenir enfermedades hemolíticas del recién nacido en futuros embarazos.

Antitrombina III: Se emplea para tratar la deficiencia de antitrombina III

Inmuno Globulina Humana (HIG): Se emplea entre otras cosas, para tratar y prevenir la Hepatitis A.

Factores de Coagulación: (Ej. Fibrinógeno, Factor VII, VIII, IX, IIX): Un tratamiento hemofílico efectivo requiere un preparado llamado Factor VIII, que ayuda en la coagulación y que se deriva de una mezcla de sangre de muchos individuos. Lo desafortunado de la afirmación de que estos componentes son “pequeñas fracciones” se hace patente por las enormes cantidades de sangre necesarias para mantener con vida a un hemofílico:

Hacen falta alrededor de 9000 kilogramos de sangre completa para producir una dosis de 0.1 gramos del Factor VIII. Una persona que sufra de hemofilia severa requiere típicamente varias dosis al año.

La Sociedad no está en ignorancia de esta realidad:

"La doctora Margaret Hilgartner, del New York Hospital—Cornell Medical Center, dijo: “Un hemofílico grave recibe sangre de entre 800.000 y 1.000.000 de personas diferentes todos los años."" (¡Despertad!, Octubre 8, 1988, p. 11)

La Sociedad desestima estos hechos cuando explica la razón por la que permite el uso de estas “fracciones pequeñas”, pero los enfatiza cínicamente cuando emplea el SIDA como propaganda en contra de las transfusiones de sangre. En este caso, por supuesto, alardea de cómo la prohibición de la sangre nos protege contra el SIDA. Pero como vemos aquí, se permite el uso del Factor VIII, de modo que la prohibición de la sangre no ofrece ninguna protección a los hemofílicos. Este hecho se investiga más adelante.

Es simplemente increíble que la Sociedad permita que se transfundan o inyecten a un paciente Testigo todos los componentes arriba citados por separado, pero que prohiba la mezcla resultante de todos ellos añadiendo además agua (lo que resultaría ser plasma fresco congelado). Se ha dicho que esto es equivalente a que un médico le diga a un paciente que no puede comer bocadillos de jamón y queso, pero que puede deshacer el bocadillo y comer sus componentes por separado. La sección “Un final feliz” relata la decisión de un Testigo de Jehová de aceptar plasma, en base a que su único componente prohibido es aparentemente el agua.

Utilización de una bomba cardiopulmonar: Como hemos visto, en un artículo de la revista La Atalaya, la Sociedad prohibió explícitamente el almacenamiento preoperatorio de sangre para efectuar una transfusión autóloga, pero permitió otro procedimiento:

"En un proceso algo diferente, puede que se desvíe la sangre del paciente hacia un aparato de hemodiálisis (riñón artificial) o a una bomba cardiopulmonar (corazón-pulmón artificial). Esa sangre fluye por un tubo desde el cuerpo del paciente a un órgano artificial que la bombea y filtra (u oxigena), y entonces regresa al sistema circulatorio. Algunos cristianos han permitido esto si no se ceba el equipo con sangre almacenada. Han visto el sistema exterior de tubos como una extensión de su propio sistema circulatorio para que la sangre pase por un órgano artificial. Les ha parecido que la sangre que ha fluido por este circuito cerrado ha seguido siendo parte de ellos y no ha tenido que ser ‘derramada’." (La Atalaya, Marzo 1, 1989, p. 30)

Es fácil comprobar cómo la Sociedad está atrapada en un laberinto legalista. Hemos visto anteriormente que la prohibición de la Sociedad Watchtower contra el almacenamiento de sangre es desgraciadamente inconsistente. Si se les permitiese ejercer su propio criterio, sin duda que muchos Testigos verían que la lógica que permite este modo de operar con uná bomba cardiopulmonar, también permite el almacenamiento de su propia sangre. Después de todo, el único argumento en contra de ello proviene de una regla en la Ley de Moisés, que requiere que se derrame la sangre de un animal al que se le ha quitado la vida (Deut. 12:24) Al cumplir esa regla, la persona demostraba que comprendía que la vida del animal provenía de Dios. Obviamente estas consideraciones no pueden aplicar a las transfusiones autólogas de sangre, ya que nadie ha perdido la vida. La sangre se vuelve a introducir en la misma persona de la cual se ha tomado.



Primera página.




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