Los Testigos de Jehová

La Sangre y la Vida, la Ley y el Amor© (Parte 2 de 3)


En diciembre de 1981 un hombre que por entónces estudiaba con los Testigos de Jehová, escribió a la Sociedad Watch Tower comentando las dificultades que tenía para armonizar la normativa sobre las transfusiones de sangre, con los textos que se utilizan como base para la normativa. Su comentario de los textos muestra unas conclusiones parecidas a las que se han presentado:

Así estos pasajes mencionados arriba parece que me indican que las prohibiciones con relación a comer sangre en la Biblia, se refieren solamente a la situación en que el hombre mata a la víctima y entonces utiliza la sangre sin devolverla a Dios, el que es quien únicamente tiene el derecho de tomar la vida.

Sin embargo lo que especialmente me impresionó, fue la expresión que utilizó él al final de su carta:

Otro punto en relación con este mismo tema que me ha molestado, es que los Testigos de Jehová dicen que Dios prohibe comer sangre porque representa la vida, la cual es de gran valor a los ojos de Dios, y que él desea inculcar en el hombre el valor de la vida a través de la prohibición de comer sangre. Y esto me parece muy razonable. No obstante, no logro ver como el símbolo puede ser de más grande valor gue la misma realidad gue representa.
Admitiendo que, en la mayoría de los casos, las transfusiones de la sangre sean de poco valor o incluso dañinas, no obstante en un pequeño porcentaje de casos la sangre es el único medio posible de mantener la vida hasta que se puede utilizar otro tratamiento, como por ejemplo, una hemorragia interna masiva que no pueda ser detenida inmediatamente. Me parece que en este tipo de casos dejar que una persona muera por mantener el símbolo de la vida es una contradicción en sí misma así como el hecho de colocar más importancia sobre el símbolo gue en la realidad que simboliza.
... Yo creo, y tan firmemente como lo hacen los Testigos de Jehová, que si se le presenta la situación de tener que hacerlo, un cristiano verdadero debe estar preparado para dar su vida porsu fe en Dios. Pero dar la vida de uno cuando Dios en realidad no lo requiere o no lo desea, no me parece que sea de valor alguno.24

Finalmente, el utilizar las leyes que mandan que se derrame la sangre, como una base para condenar el almacenamiento de sangre es ignorar el propósito explícito de esas leyes. De acuerdo con el contexto, a los israelitas se les mandó que derramaran la sangre de los animales sacrificados para asegurarse de que la sangre no se comiera, y no para asegurarse de que ésta no se guardara. El almacenamiento simplemente no entraba en cuestión en el arreglo. Es ilógico y una pura manipulación de la evidencia, el emplear tales leyes de la forma en que se hace, así como el imponer un significado que ni siquiera estaba envuelto ni se mencionó por asomo.

Estos puntos merecen ser pensados y que se medite en ellos seriamente, puesto que los cristianos no están bajo el código de la ley sino bajo la "ley real del amor" y la "ley de la fe".25 ¿Es mostrar aprecio por el valor inapreciable de la vida el administrar normas arbitrarias que dictan lo que se tiene que hacer en momentos cruciales? ¿Es una manifestación de amor a Dios o al prójimo el hacer esto sin tener un mandato preciso de la Palabra de Dios para apoyar tal cosa?

Sin duda, el texto que utiliza la Watch Tower principalmente en su exposición es el de Hechos 15:28, 29. Estos versículos contienen la decisión de un concilio reunido en Jerusalén e incluyen las palabras "que se abstengan de cosas sacrificadas a los ídolos y de sangre y de cosas estranguladas y de fornicación". Más adelante, en este capítulo, se presentará la evidencia bíblica con relación a que esto no fué dicho como una forma de declaración con implicaciones legales. Este asunto es de suma importancia puesto que es la base principal de la Sociedad para declarar que las ordenanzas en la ley mosaica son transpolables al cristianismo. Aunque este punto se tratará más adelante, hay que decir que en la exhortación de "abstenerse de sangre", la evidencia señala que se refiere al comer sangre. La Atalaya del 1 de noviembre de 1978 (página 23) de hecho, menciona al catedrático Eduard Meyer diciendo que el significado de "sangre" en este texto era "el participar de sangre que fué prohibida a través de la ley (Gén. 9:4) impuesta a Noé y por consiguiente a toda la humanidad". Tal "participar" era por medio de comer.26

Queda como cuestión principal, pues, si se puede demostrar que el transfundir la sangre es lo mismo que el "comer" sangre como afirma la Sociedad Watch Tower. En realidad, no hay ninguna base sólida para hacer tal declaración. Por supuesto que hay métodos médicos de "alimentación intravenosa" por medio de los cuales los líquidos especialmente preparados, conteniendo nutrientes, tales como la glucosa, son introducidos en las venas y proveen la nutrición necesaria. No obstante, como reconocen las autoridades médicas, y como también ha reconocido a veces la Sociedad Watch Tower, una transfusión de sangre no es alimentación intravenosa; de lo que se trata en realidad, es de un transplante (de un tejido fluído), no la infusión de un nutriente.27 En un transplante de riñón, el riñón no se come como un alimento por el cuerpo que lo recibe. El riñón permanece tal y como está, con su misma forma y ejecutando sus mismas funciones.

Con la sangre pasa exactamente lo mismo. Cuando se "transplanta" en otro cuerpo no es comida como un alimento. La sangre permanece exactamente lo mismo, como un tejido fluído, con la misma forma y función. Las células del cuerpo no pueden de ninguna manera utilizar la sangre trasplantada como si fuera un alimento. Para servir como "alimento"' la sangre tendría que pasar por el sistema digestivo, ser disuelta en partículas de tal manera que las células del cuerpo las pudieran absorber -y para lograr esto la sangre tendría que ser tomada literalmente como un alimento cualquiera.28

Cuando los facultativos médicos creen que hay necesidad de una transfusión de sangre no es porque el paciente esté mal nutrido. En la mayoría de los casos, es porque al paciente le falta, no nutrientes, sino oxígeno, y esto es debido a la falta de transportadores para llevar el abastecimiento adecuado de oxígeno, es decir, de glóbulos rojos, que son las células portadoras del oxígeno en la sangre. En algunos otros casos la sangre se administra debido a otros factores, como puede ser el necesitar agentes coagulantes (tales como las plaquetas), inmunoglobulinas portadoras de anticuerpos, u otros elementos, pero al igual que los anteriores, estos no se administran con el fin de proveer "nutrición".

Ante la evidencia de que una transfusión de sangre no es lo mismo que comerla, y que ésta no se utiliza para "nutrir" al cuerpo, la Sociedad Watch Tower se esfuerza para tapar la evidencia que lo demuestra, por medios arbitrarios de ampliar el tema, haciendo esto por medio de juntar o hasta reemplazar el término "nutrir", con la expresión "sostener la vida".29 Esta táctica de desviación sólo sirve para confundir la cuestión en disputa. El nutrir el cuerpo por medio de comer, y el sustentar la vida, no son ideas equivalentes o idénticas. El comer es sólo uno de los medios para sustentar la vida. Nosotros sustentamos la vida de muchas otras formas que son igualmente vitales, tales como por medio de respirar aire, beber agua u otros líquidos, el mantener la temperatura del cuerpo dentro de los límites razonables que éste requiere, o por medio de dormir y descansar. Cuando las Escrituras hacen referencia a la sangre, no lo hacen con referencia al aspecto tan extenso como es el "sostener la vida" sino al acto específico de comer sangre y de una forma muy clara con referencia al comer la sangre de los animales que son matados para alimento. Cuando un israelita comía carne que tenía sangre, él no dependía de la sangre para que ésta "sustentara" su vida-pues la carne por sí sola cumpliría ese objetivo, con sangre o sin ella. El hecho de que su vida fuera o no "sustentada" por medio de comer sangre no tenía nada que ver con la cuestión envuelta. En las leyes sobre la sangre era el acto de comer sangre lo que estaba prohibido, no los motivos ni las últimas consecuencias de ese comer.

El embrollo del tema efectuado por la injustificable introducción del concepto "sostener la vida", le permite a la organización Watch Tower, imponer sobre sus miembros la idea de que cualquiera que acepte una transfusión de sangre, muestra desdén por el rescate dador de vida llevado a cabo por el poder salvador de la sangre derramada en sacrificio por Cristo. La duplicidad inherente en esta manera de razonar se ve por el hecho de que las fracciones de sangre que la organización Watch Tower pennite aceptar a sus miembros, son administradas a menudo precisamente para salvar o "sustentar" la vida de la persona, como en el caso del Factor VIII, administrado a los hemofílicos, o el de las inmunoglobulinas, que se inyectan para protegerse en contra de ciertas enfermedades. que amenazan la vida o para prevenir la muerte de un recien nacido debido a las incompatibilidades del Rh.30 Es desamorado e injusto el impugnar la motivación de aquellos que buscan preservar su vida, o la vida de sus seres queridos, porque ellos no mantengan ciertas regulaciones y prohibiciones provenientes de una organización religiosa, haciéndolo por medio de imputar a su motivación, una negación de la fe, cuando simplemente no hay ninguna base válida, ni bíblica ni de ningún otro tipo, para hacer tal cosa. Constituye un intento de cargarlos con un sentido de culpa, impuesto, no por normas divinas, sino por nornas humanas.

'Que se abstengan de sangre'

La carta enviada por los apóstoles y los ancianos de Jerusalén, registrada en Hechos capítulo quince, utiliza el término "abstenerse" en conexión con cosas sacrificadas a los ídolos, la sangre, cosas estranguladas y fornicación. El término griego que ellos utilizaron (apékomai) tiene el significado básico de "apartarse de". Las publicaciones de la Sociedad Watch Tower dan a entender que, con relación a la sangre, esto tiene un sentido abarcador completo, total. Así pues, la publicación Usted puede vivir para siempre en el Paraíso en la Tierra, página 2l6, dice: "'abstenerse de la sangre' significa no introducirla en su cuerpo de ninguna manera. " De forma similar La Atalaya del 1 de mayo de 1988, página 17, dice: "El seguir los pasos de Jesús significaría no admitir sangre en el cuerpo, ni por la boca ni de ninguna otra manera". Pero, en realidad ¿tiene este término, tal como se utiliza en la Biblia, el sentido absoluto que estas publicaciones dan por sentado? O ¿puede tener un sentido relativo, limitado, asociado a una aplicación específica?

El que puede aplicar, no en un sentido abarcador completo, total, sino en sentido limitado, y específico, se puede ver por el uso que se hace del mismo en 1 Timoteo 4:3. Allí el apóstol Pablo nos advierte de que algunos que decían ser cristianos llegarían a introducir enseñanzas de una naturaleza nociva, "prohibiendo el casarse, mandando abstenerse de alimentos los cuales Dios creó para que [se] participen de ellos con acción de gracias". Es evidente que él de ninguna manera quiso decir que estas personas les ordenarían a otros que se abstuvieran totalmente, de forma alguna, de todos los alimentos creados por Dios. Eso significaría un ayuno total que les llevaría a la muerte. Él obviamente, se estaba refiriendo al prohibir algunos alimentos específicos, y evidentemente, a aquellos prohibidos bajo la ley mosaica.

De manera similar, en 1 Pedro 2:11 el apóstol amonesta:

Amados, les exhorto a ustedes como residentes forasteros y temporales a que sigan absteniéndose de los deseos carnales, los cuales son los mismísimos que les acarrean un conflicto en contra del alma.

Si tuviéramos que tomar esta expresión literalmente, en un sentido absoluto, esto significaría que no podríamos satisfacer ningún deseo carnal. Pero por supuesto, éste no es el significado de las palabras del apóstol. Todos tenemos muchos "deseos carnales", incluyendo el deseo de comer, de respirar, de dormir, de disfrutar de recreo y una multitud de otros deseos, los cuales son buenos y perfectamente apropiados. Así que el "abstenerse de los deseos carnales" aplicó solamente en el contexto de lo que el apóstol escribió, lo cual estaba relacionado, no con todos los deseos de la carne, sino solamente con los deseos dañinos y pecaminosos que en verdad "acarrean un conflicto en contra del alma".

Por consiguiente, la cuestión es: ¿en qué contexto utilizaron Santiago y el concilio apostólico la expresión "abstenerse" de la sangre? El concilio trató específicarnente del esfuerzo que estaban haciendo algunos pidiendo a los cristianos gentiles no sólo que se circuncidaran sino que también "observaran la ley de Moisés". Este fué el asunto del cual habló Pedro, de la observancia de la ley mosaica, la cual describió como un pesado "yugo".33 Cuando Santiago habló delante de la reunión y expuso su recomendación de las cosas que a los cristianos gentiles debería de instarse a abstenerse -de las cosas contaminadas por los ídolos, de la fornicación, de las cosas estranguladas, y de la sangre- continuó dando más detalles diciendo:

Porque desde tiempos antiguos Moisés ha tenido en ciudad tras ciudad quienes lo prediquen, porque es leído en voz alta en las sinagogas todos los sábados.34

Por consiguiente queda patente que en su recomendación tomó en cuenta lo que la gente oía cuando 'Moisés era leído' en las sinagogas. Santiago sabía que en la antigüedad hubo gentiles, "gente de las naciones", que vivían en la tierra de Israel, morando con la comunidad judía. ¿Qué requisitos les había impuesto la ley de Moisés? No se requería que se circuncidasen, pero en cambio sí se les exigía que se abstuviesen de ciertas prácticas y éstas fueron delineadas en el libro de Levítico, capítulos 17 y 18. Aquella ley especificaba que, no sólo los israelitas, sino también los "residentes forasteros" que estuvieran entre ellos, se tenían que abstener de involucrarse en sacrificios idolátricos (Levítico 17:7-9), de comer sangre, incluyendo la de animales no sangrados (Levítico 17:10-16), y de prácticas sexuales calificadas como inmorales (incluyendo el incesto y las prácticas homosexuales).-Levítico 18:6-26.

Aunque la tierra de Israel estaba ahora bajo control gentil, habiendo grandes cantidades de judíos que vivían fuera en diferentes países (los cuales se calificaban como los de la "Diáspora", la cual significaba "los esparcidos"), Santiago sabía que en muchas ciudades a través del Imperio Romano la comunidad judía era como un microcosmo reflejando la situación de la Palestina de tiempos antiguos, en el sentido de que era bastante común el asistir los gentiles a las reuniones de las sinagogas judías, y de esa forma mezclarse con ellos.35 Los primeros cristianos, tanto cristianos judíos como cristianos gentiles, continuaron frecuentando las reuniones de las sinagogas, así como Pablo y otros hicieron mucha de su predicación y enseñanza en estos lugares.36 La referencia de Santiago a la lectura de Moisés en la sinagoga en ciudad tras ciudad ciertamente suministra la base para creer que, al enumerar las cosas que había mencionado precisamente antes, él tenía en mente las abstenciones que Moisés había establecido para los gentiles dentro de la comunidad judía en tiempos antiguos. Como hemos visto, Santiago alista no solo las mismas cosas encontradas en el libro de Levítico, sino incluso en el mismísimo orden: el abstenerse de los sacrificios idolátricos, de la sangre, de cosas estranguladas (por consiguiente no desangradas), y de la inmoralidad sexual. El recomendó la observancia de estas mismas abstenciones de parte de los creyentes gentiles y la razón evidente para esta abstención fué la circunstancia que prevalecía entonces, a saber, la mezcla de judíos y gentiles en las reuniones cristianas y la necesidad de mantener la paz y la armonía dentro de esa circunstancia. Cuando a los cristianos gentiles les fue requerido que se 'abstuvieran de sangre,' ello, obviamente fué entendido, no en un sentido absoluto, sino en el sentido específico de evitar el comer sangre, lo cual era aborrecible entre los judíos. El llevar el asunto más allá de esto, e intentar asignar a la sangre por sí misma un tipo de condición tabú, es sacarlo del contexto bíblico e histórico, e imponerle un significado que en realidad no tiene.37

Es interesante que Santiago no alistó tales cosas como el asesinato o el robo entre las abstenciones requeridas. Estas cosas fueron ya condenadas tanto entre los gentiles en general como entre los judíos. Pero los gentiles sí toleraron la idolatría, toleraron el comer sangre y el comer animales desangrados, y toleraron la inmoralidad sexual, hasta tuvieron "templos de prostitutas" relacionados con lugares de adoración. Las abstenciones recomendadas, pues, se enfocaron en aquellas zonas de la práctica gentil donde había más probabilidad de que resultara en una ofensa para los judíos y ello resultara a su vez en roces y perturbaciones.38 La ley mosaica no exigió la circuncisión para los residentes forasteros como una premisa para vivir en paz dentro de Israel, ni tampoco Santiago dijo que se hiciera.

La carta resultante de la recomendación de Santiago fué dirigida específicamente a los cristianos gentiles, "gente de las naciones", en Antioquía, Siria y Cilicia (regiones adyacentes que se extienden al norte de Israel), y como hemos visto, este asunto trató la cuestión específica de un intento de pedir a los creyentes gentiles que "observaran la ley de Moisés".39 Trató aquellos aspectos de conducta más probables de crear dificultades entre los creyentes judíos y gentiles. Y como se demostrará más adelante, no hay nada que indique que la carta tenía que ser aceptada como "ley", como si las cuatro abstenciones instadas formaran un "Cuadrílogo" reemplazando el "Decálogo" o los Diez Mandamientos de la ley de Moisés. Fue un consejo específico para una ocasión específica imperante en aquel período de la historia.

Normas preferentes

A lo largo del tiempo que estuve en el Cuerpo Gobernante no pude dejar de pensar que había una discriminación en la aplicación de las normas, la cual favorecía a los que ocupan una buena posición como profesionales. Por ejemplo, los profesores pueden enseñarla evolución como una asignatura haciéndolo desde "un punto de vista puramente objetivo", y preferiblemente iniciando el tema explicándole a la clase su punto de vista diferente.40 Y como ya hemos visto (en otro capítulo), a los abogados se les permite servir en centros de elecciones políticas. No obstante, quizás lo más sobresaliente de todo sea que los doctores no sólo puedanestar asociados a organizaciones médicas las cuales aprueban prácticas tales como las transfusiones de sangre y el aborto, sino que también se les dice que ellos mismos pueden administrar una transfusión de sangre al paciente que lo pida siempre que no sea Testigo".41 ¡Esta última posición se justifica diciendo que la ley de Moisés permitía a los israelitas vender a los extranjeros carne de animales que no habían sido sangrados!42 Pero la sangre de aquellos animales todavía estaba en sus cuerpos donde siempre había estado, nunca había sido extraída ni almacenada-proceso que la organización condena como un acto de desprecio para con la ley de Dios".43 Todo el intenso requerimiento a mostrar "profundo respeto por la santidad de la sangre", toda la alarma de culpabilidad de sangre asociada a cualquier mal uso de ella, todo el debate condenando cualquier almacenamiento de la sangre como una muestra de desprecio de las leyes de Dios, repentinamente pierde su fuerza cuando quienes están envueltos son Testigos médicos.44

Cuando se examinan los diferentes requisitos, ordenanzas, normas, y tecnicismos que han sido considerados, sinceramente, y sin ánimo de menospreciar a nadie, no puedo dejar de pensar que si un individuo utilizara en los asuntos más "corrientes" de su vida diaria, el mismo tipo de razonamiento reflejado en estas posiciones y normativas, la gente se sentiría impelida a cuestionar la cordura de esa persona.

¿Por qué acepta esto la gente?

En los días del apóstol Pablo, él hablé de aquellos "que quieren estar bajo ley" (Gálatas 4:21) Muchos hoy en día también quieren estar bajo ley. Contrario a los judaizantes del día de Pablo, hoy en día tal vez no se invoque sumisión a la ley de Moisés, sino que con un punto de vista legalista del cristianismo algunos hombres lo convierten en un código de leyes, en un conjunto de normas. Crean a su vez un tipo de esclavitud a las reglamentaciones, a las normativas tradicionales, y éstas dominan la relación con Dios de parte de sus adherentes.

Pero, ¿por qué se someten otros a tales imposiciones? ¿Qué es lo que hace que ciertas personas renuncien a la libertad tan preciosa de ejercer sus propios juicios morales, aún en las áreas más privadas de sus vidas? ¿Qué es lo que les impele a someterse a las interpretaciones y normativas de hombres imperfectos, aún hasta el riesgo de perder su empleo, sufrir encarcelamiento, someter sus relaciones familiares a una gran tensión, y hasta arriesgar la vida misma, ya sea la propia o la de sus seres queridos?

Muchos factores entran en el cuadro. Puede haber presiones familiares y sociales, y el comprometer se ofrece como fórmula para evitar desacuerdos o, peor, conflictos. También puede ser el puro temor, temor paralizante, del rechazo divino y con el tiempo la destrucción, si es que uno se hallara fuera del "arca" organizacional. Pero hay otra razón que quizás es más simple, pero que a menudo es la clave del asunto.

A la mayoría de la gente le gusta que las cosas sean blancas o negras, les gusta tener los asuntos claramente delimitados como correctos o incorrectos. Es difícil el tener que tomar decisiones basadas en la propia conciencia de uno mismo, a veces eso es angustioso. Y muchos prefieren no tener que hacer ese esfuerzo, prefieren dejar que otros se lo hagan, que los demás sirvan como sus conciencias. Fue esto precisamente, lo que permitió el desarrollo del control rabínico y el que se desarrollara un conjunto de tradiciones rabínicas en los días de Jesús. Más bien que decidir sobre la base de la Palabra de Dios y la conciencia personal, era una cuestión de "preguntar al Rabí". Y, sin ninguna duda, entre los Testigos de lehová, esto ha llegado a ser, "Preguntemos a la organización", o simplemente, "preguntemos a Brooklyn".

Otra razón es la sutileza con la que tales explicaciones reglamentarias e interpretaciones son introducidas e impuestas. El énfasis en la ley, en las reglamentaciones, por fuentes religiosas consistentemente ha sido remarcado por el uso de tecnicismos y de sofismas, razonamiento que no sólo es sutil sino también plausible, a veces hasta ingenioso-pero a la misma vez, falso. Desenredar tal argumentación y ver lo que ésta es en realidad, exige esfuerzo, un esfuerzo que a muchos no les importa hacer pero que a otros les parece imposible de llevar a cabo.

Considere sólo dos ejemplos de fuentes rabínicas antiguas. En tiempos antiguos, "los maestros de la ley" tomaron la resolución de hacer más explícito el mandato de Exodo 16:29 ("Que nadie salga de su localidad en el día séptimo'). Establecieron la normativa de que un hombre pudiera caminar en sábado sólo cierta distancia (algo más de un kilómetro) fuera de los límites de su pueblo o ciudad. A esto se le llamó "un camino sabático" (una expresión en uso en los días de Jesús; vea Hechos 1: 12). No obstante, había una manera para que un hombre hiciera un viaje más largo que éste, y desde el punto de vista rabínico, todavía sería "reglamentario". ¿Cómo?

Por medio de "crear" un segundo domicilio en alguna casa o lugar fuera de su localidad (pero dentro del ldlómetro de límite), efectuando esto simplemente por medio de depositar en ese lugar el día anterior al sábado, suficientes provisiones para al menos dos comidas. Entonces en el día del sábado él podía caminar a ese segundo "domicilio" y después abandonarlo y seguir su viaje otro kilómetro más.

La declaración de Jeremías 17:22, que prohibe "sacar carga alguna de sus hogares en día de sábado" fue igualmente amplificada. Los maestros de la ley recurrieron al razonamiento de que no había ninguna prohibición en contra de transportar cosas de una a otra parte de la casa, aun cuando la casa estaba ocupada por más de una familia. Así que, decretaron que la gente viviendo en casas dentro de cierto sector (tales como aquellos que vivían en casas construidas alrededor de un patio común), podían construir una puerta de entrada para toda la sección, con quizás una viga por encima, como dintel. Ahora, toda la agrupación de casas era contemplada como si fuese un solo domicilio y por consiguiente las cosas podían ser transportadas de una casa a la otra dentro del área sin violar la ley.45

Compare ese tipo de tecnicismos y método de argumentación, con el método que emplea la Sociedad Watch Tower al aplicar sus normas con relación a ciertos aspectos de la práctica médica. La Atalaya del 1 de marzo de 1989, en la sección de "Preguntas de los lectores", considera el sistema de extraer sangre de un paciente algún tiempo antes de una operación y almacenaría para utilizarla luego durante o después de la operación. A continuación dice categóricamente que los Testigos de Jehová "NO aceptan este procedimiento". ¿Cuál es la razón? El que la sangre "ya no es parte de la persona". A continuación se cita el texto de Deuteronomio 12:24, el cual dice que la sangre del animal matado debe ser derramada sobre el suelo. Así, por alguna fonna de razonamiento el mandato que aplica al matar animales se ve como situación paralela al caso de almacenar la sangre de una persona viva de la manera que se ha descrito.

Pero a continuación el artículo sigue y presenta otro sistema, por el cual, durante la operación, la sangre del paciente se desvía a una bomba cardio-pulmonar, o máquina de hemodiálisis (riñón artificial) para oxigenarla o filtrarla antes de que vuelva al cuerpo del paciente. El artículo informa a sus lectores que, contrario a otros métodos, éste puede ser visto como aceptable por no cristiano. ¿Por qué? Porque el cristiano puede considerarlo como "un alargamiento de su sistema circulatorio de manera que la sangre pueda pasar a través de un órgano artificial", y sentir así que "la sangre en este circuito cerrado ha seguido siendo parte de él mismo y no ha tenido que ser 'derramada".'

¿Qué diferencia hay en este "alargar" el sistema circulatorio en sentido técnico, del reglamento rabínico que permitía "alargar" la distancia permitida del camino sabático a través del tecnicismo de un segundo domicilio artificial? Y ¿en qué difiere el clasificar la sangre como el estar técnicamente en un "circuito cerrado" del antiguo reglamento legalista de hacer un "circuito cerrado" de un número determinado de casas pormedio de una puerta principal artificial? En ambos casos se emplea el mismo tipo de argumentación casuística, y uso de tecnicismos ordenancistas tanto en el caso antiguo como en el moderno.

En su fuero interno, muchos Testigos tal vez consideren que el primer método, el de almacenar la sangre propia, en realidad no es más antibíblico que el segundo método, el circular la sangre a través de una máquina y una bomba cardio-pulmonar. Aún así, no se sienten libres de seguir sus propias conciencias. La vida de un individuo puede estar en balanza, pero las normas interpretativas y tecrúcismos de la Watch Tower tienen que obedecerse, porque éstas son parte del "gran conjunto de leyes Teocráticas". El dejar de obedecerlas, sería a riesgo de ser expulsados.

La debilidad de la ley y el poder del amor

A menudo la ley produce una conformidad exterior que emnascara lo que las personas son interiormente. En los días de Jesús, esta actitud les pennitió a los líderes religiosos, por su escrupuloso 'vivir las normas,' aparecer ante la gente 'como hombres justos por fuera, y por dentro estar llenos de hipocresía y desafuero.'46 Lo mismo sucede en nuestro tiempo. Por consiguiente, la ley, es menos efectiva en aquellas áreas que están más íntimamente relacionadas con el corazón. La ley puede identificar y castigar a un ladrón. Pero no puede hacer lo mismo con un hombre que es cumplidor de la ley, pero que también es avaro, y cuya avaricia y mezquindad hacen sufrir a otros. La ley puede condenar e incluso ejecutar al asesino. Pero es muy poco lo que puede hacer para procesar al hombre que odia, que alberga celos, envidia o rencor y que busca venganza, especialmente si tiene cuidado de hacerlo por medios "legítimos". Yo he conocido a hombres de ese tipo, que incluso están en altas esferas.

Se puede ver un impresionante contraste entre la forma legalista de control que utiliza "procedimientos", reglamentos y ordenanzas, y el medio que utilizó el apóstol Pablo al dar su admonición en contra de la injusticia. En su llamamiento, consistentemente hizo hincapié no en la ley sino en el amor. Así, en su carta a los Romanos, él dijo:

No deban a nadie ni una sola cosa, salvo el amarse los unos a los otros; porque el que ama a su semejante ha cumplido la ley. Porque el código de la ley: "No debes cometer adulterio, No debes asesinar, No debes hurtar, No debes codiciar", y cualquier otro mandamiento que haya, se resume en esta palabra, a saber-. "Tienes que amar a tu prójimo como a tí mismo". El amor no obra mal al prójimo; por lo tanto el amor es el cumplimiento de la ley.47

Con este enfoque Pablo puso el ejemplo al tratar con problemas. Un ejemplo notable de ello lo vemos en la cuestión de comer carne sacrificada a los ídolos (una de las cuatro cosas alistadas en la carta registrada en Hechos, capítulo 15). En Corinto, algunos cristianos hasta iban a los templos idolátricos donde la carne sacrificada después de ser cocinada era servida (a base de pagar) en los recintos del templo pagano. Para un cristiano el comer allí era, sin duda, a los ojos de muchos compañeros discípulos (particularmente entre los de origen judío), comparable a la forma en que los Testigos de Jehová verían a uno de sus miembros hoy en día compartiendo una cena ofrecida bajo patrocinio religioso, que previamente había sido bendecida por sacerdotes y servida en la catedral católica de S. Patricio en Nueva York, y con el dinero de la cena recaudado por la iglesia. Aunque la situación pudiese ser comparable, la cuestión era muchísimo más seria. ¿Cómo pues trató el asunto el apóstol?

¿Amenazó él a aquellos que estaban comiendo carne de esa fuente, por medio de advertirles de procedimientos judiciales y de que probablemente se les iba a expulsar? ¿Hizo él un llamamiento a la ley, es decir, a un conjunto de reglas, como medios para reprimir tal práctica? Muy al contrario, él mostró que la acción por sí misma no era condenable. Pero podía traer consecuencias indeseables e incluso trágicas. Teniendo pues como base, no la ley, sino el amor, él escribió:

Es fácil pensar que "conocemos" en cuanto a problemas como estos, pero debemos recordar que mientras que este "conocimiento" puede hacer que un hombre se crea grande, es sólo el amor lo que hace que crezca hasta que su estatura sea completa. Porque si un hombre piensa que "sabe", puede que todavía sea bastante ignorante acerca de lo que tendría que saber en realidad. Pero si él ama a Dios, entónces es conocido por Dios.
En este asunto, pues, de comer alimento que ha sido ofrecido a los ídolos, estamos seguros que ningún ídolo existe realmente, y que no hay más Dios que uno ... Pero este conocimiento nuestro no es compartido portodosloshombres. Pues algunos, quehastaahorahan estado acostumbrados a los ídolos, comen el alimento como si hubiera estado realmente sacrificado a un dios y por consiguiente al ser su conciencia frágil se hiere .... Deben de tener mucho cuidado para que su libertad de comer alimento, de ninguna manera moleste a cualquiera que no tenga una fe tan robusta como la de ustedes. Porque si ustedes, con su conocimiento de Dios, son vistos comiendo en un templo de ídolos, ¿no están ustedes animando al que los ve, con una conciencia frágil, a hacer lo mismo? Seguramente no querrán ustedes que su conocimiento superior les cause el desastre espiritual a un hermano más débil por quién Cristo también murió. Y cuando ustedes pecan de esta manera [es decir, por un mal uso de la libertad cristiana] y dañan la conciencia débil de su hermano, ustedes de hecho pecan contra Cristo.48

El que uno comiera o no comiera, por consiguiente, no dependería de alguna ley y de una preocupación por no ser culpable de violarla. Dependería del amor y el interés en no dañar a un hermano "por el que Cristo también murió" Esto verdaderamente era un enfoque muy superior que hacía que el cristiano revelara lo que había en su corazón, y no simplemente su adhesión a una regla.

A su vez el consejo del apóstol revela también que él no consideraba como una "ley" la decisión alcanzada por los apóstoles, y otros en Jerusalén (registrada en Hechos capítulo quince). Si hubiera sido una ley, Pablo nunca habría escrito de la forfna en que lo hizo a los cristianos en Corinto, diciendo frontalmente que el comer la carne ofrecida a los ídolos era un asunto de conciencia, siendo el factor determinante el que el comer le causara o no tropezar a otros. El contemplar la carta de Jerusalén como una ley y, sobre esta base, insistir que su referencia a la sangre indica que los cristianos permanecen bajo las ordenanzas de la ley de Moisés con relación a la sangre, es indicación clara de que se ignoran las declaraciones del apóstol Pablo mostrando que tal razonamiento es nulo, como lo hace al considerar el asunto relacionado de la "carne ofrecida a los ídolos".49

Al no ser probable el tropiezo, nadie tenía derecho de juzgar a Pablo ni a ningún otro cristiano por comer tal carne. Como dice Pablo:

Pues, ¿por qué debería ser que se juzgue mi libertad por la conciencia de otra persona? Si estoy participando con gracias, ¿por qué ha de hablarse injuriosamente de mí por aquello por lo cual doy gracias?"50

La libertad cristiana nunca debería hacernos insensibles a los escrúpulos y la conciencia de los demás. A la misma vez, nadie tiene derecho de imponer su conciencia sobre otros, y de este modo poner límites a la libertad en Cristo que estos disfrutan. Ni tampoco le pertenece a ningún grupo o cuerpo selecto de hombres ponerse en el lugar de los apóstoles ejerciendo su papel de autoridades apostólicas, y luego imponer su conciencia colectiva a otros, transmitiendo decretos.

En el capítulo anterior se presentó la diferencia que hay entre ley y precepto, que la primera deriva su fuerza por medio de la imposición de la autoridad, y el otro expresa principios a través de la enseñanza. Jesús enseñó con frecuencia por medio de parábolas, las cuales eran narraciones que no contenían ninguna ley, pero que traían a colación de manera contundente preceptos, los cuales a su vez era lecciones morales de vital importancia. La parábola del hijo pródigo no impone una ley exigiendo que uno tenga que traer a casa a los hijos descarriados y hacerles un banquete y así por el estilo. Más bien, el énfasis se coloca en un espíritu amoroso, generoso, y en tener un punto de vista misericordioso. En las Escrituras encontramos una combinación de métodos empleados- hay amonestaciones directas e imperativos categóricos, es cierto, pero también hay relatos exponiendo modos de vida correctos (como el vivir con amor, y el mantener relaciones pacíficas con otros). También hay respuestas a preguntas altamente contextualizadas-, Pablo, por ejemplo, responde a varias de estas, pero no lo hace como quien establece leyes sino lo hace como quien da consejo espiritual sano, adecuado para la pregunta particular en cuestión.

¿Cuán real es la unidad lograda?

Es cierto que el establecer un control legalista sobre otros produce un tipo de unidad y se logra cierto orden. Pero, ¿cuán auténtico es? ¿No es en realidad una unidad y un orden basados en la uniformidad y la conformidad? Por otro lado, ¿es el resistir el que hombres impongan (a través de una interpretración legalista) su control sobre la vida personal de otros algo que esté en contra de la verdadera cohesión y unidad? ¿Es que esto ha de resultar en que cada persona vaya en su propia dirección, obstinada e independientemente, satisfaciéndose sólo a sí misma? No tiene que ser así y no lo será, si es que la persona acepta de corazón la dirección de Aquel que da tal libertad.

Así como uno no puede amar al Dios invisible y a la misma vez odiar a su vecino, de igual manera uno no puede estar unido al Hijo de Dios y tener malas relaciones con, o estar aislado de todos y cada uno de aquellos que están igualmente unidos y sometidos humildemente a la misma jefatura". Según las Escrituras, es el amor lo que es un "vínculo perfecto de unión", y no el ser miembro de una organización, porque el amor es sufrido, es amable, no es celoso, no se hincha ni busca sus propios intereses, sino que procura el bien de los demás.52

El amor no coacciona a la gente para que tengan una relación estrecha; más bien, los atrae y los une de manera afectuosa. Cualquier supuesta unidad cristiana que se encuentra fundada en otra base, es, en realidad, ficticia, no genuina, y tal pretendida unidad sólo puede ser mantenida por medios anticristianos.

La bendición de la libertad cristiana

Hoy en día existe un conjunto de reglas entre los Testigos de Jehová que es increíblemente complejo, y éste a su vez les priva el poder ejercer su conciencia personal en una gran parte de su conducta y de su vida, y hace que tengan que estar sujetos a un cuerpo legislativo y tribunal supremo eclesiástico compuesto de unos cuantos hombres falibles.51 Como antiguo miembro de ese cuerpo legislativo y tribunal supremo, estoy convencido de que la raíz del problema fundamental subyace en no reconocer la verdad de que, como cristianos, ya no estamos bajo ley sino bajo la bondad misericordioso de Dios por medio de Cristo. A través del Hijo de Dios, podemos disfrutar de la libertad de estar libres de una observancia según ley, y regocijarnos en una rectitud que es el producto de tener fe y amor y no de guardar ciertas reglas.

El dejar de apreciar esta provisión divina, el dudar de que en realidad es posible para una Persona invisible ejercer una jefatura y dirección efectiva sobre sus seguidores en la tierra, sin tener una estructura de autoridad visible y altamente organizada sirviendo como un tribunal religioso, y el retraerse a creer que la gente puede estar protegida en contra del mal sin estar rodeada por una "cerca" de leyes, reglas y decretos, esto es lo que hace que muchos, quizás la mayoría, se escandalicen ante el pensar que no están bajo ley, y que rechacen esto no solo como impráctico sino como peligroso, pernicioso y conducente al libertinaje. Tal modo de pensar les hace vulnerables ante los argumentos de aquellos que desean introducir e imponer- utilizando términos de la Watch Tower, "un conjunto de reglas para la conducta cristiana", uno que es humanamente "aplicable" por un sistema judicial religioso.

Puesto que el Espíritu santo de Dios, dado a través de Jesucristo, tiene una fuerza superior a la de cualquier ley (debido a su poder para motivar al cristiano a amar a Dios y a amar a su prójimo), el apóstol pudo decir:

Mas si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo sistema de ley.... el fruto del espíritu es amor, gozo, paz, longanimidad, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, templanza: contra tales cosas no hay ley.54

Esta es la grandeza de la libertad cristiana, el saber que uno puede poner en práctica libre y espontáneamente aquellas cualidades divinas sin que ninguna autoridad religiosa tenga el derecho de intervenir y restringir o contramandar expresiones de amor, bondad o humildad o de cualquier otra de tales cualidades. Uno puede hacer esto libre de ansiedad, sabiendo que "no hay ley", ni ningún conjunto de reglas que los obstaculice o que les pone trabas en hacer aquello de lo que, en lo más recóndito de su corazón, están convencidos que es lo correcto y lo bueno, lo amable y lo amoroso que han de hacer, aprobado por Dios, aunque esté desaprobado por ciertos hombres.

Sin duda, entónces, el no estar bajo ley, sino bajo la bondad inmerecida de Dios de ninguna manera disminuye nuestro sentido de responsabilidad como personas libertadas por Cristo. De hecho, esto lo aumenta. Porque se nos amonesta: "Hablad y obrad tal como corresponde a los que han de ser juzgados [no por algún código de la ley, o por un conjunto de reglas humanas, sino] por la Ley de la libertad. Porque tendrá un juicio sin misericordia el que no tuvo misericordia, pero la misericordia se siente superior [aventaja, NCI al juicio".55 Esa "ley de la libertad" es la que el discípulo Santiago acababa de mencionar en su carta como la "ley regia" o la "ley suprema" a saber, "tienes que amar a tu prójimo como a tí mísmo".56

Hay un efecto limpiador, uno que fortalece al corazón, al saber que el estar agradando a nuestro Padre celestial se determinará, no por si hemos vivido nuestra vida según ley, o de acuerdo con un "conjunto de reglas" sino si hemos vivido nuestras vidas de acuerdo con el amor. El Hijo de Dios es nuestro Cabeza y Amo, y es quien nos concede la libertad de mantenemos libres de un sistema de ley- y de los que formulan leyes religiosas y obligan a cumplirlas- y asimismo nos puso el ejemplo de tal amor. Por consiguiente, no hay necesidad de que enfoquemos nuestra atención a aprender de memoria complejos conjuntos de normas organizativas y reglamentos, ni siquiera pensar en términos de ley. Más bien enfocamos nuestra atención en el Hijo de Dios y en lo que hemos aprendido de él por medio de la Palabra de Dios y buscamos vivir nuestra vida de manera que refleje fielmente la de él.

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