Los Testigos de Jehová

Vacunas - Un crimen contra la Humanidad



Vacunas - Un crimen contra la Humanidad

UNA DE LAS MAYORES CAUSAS DE IRRITACIÓN DE C.J. WOODWORTH se puso de manifiesto en su continua perorata en contra de las vacunas. Durante siglos, grandes plagas y enfermedades habían causado millones de víctimas, llegando a devastar a veces civilizaciones enteras. Ahora, la humanidad estaba en el umbral de una nueva era, en la que estaban a punto de extinguirse algunas plagas tan viejas como la misma humanidad. El instrumento que se iba a utilizar para tal logro eran las campañas de vacunación obligatoria. Uno de los objetivos prioritarios fue el exterminio de la viruela, una de las enfermedades más mortales de la historia, y el éxito se debió a las campañas de vacunación.

Woodworth no consideraba que estas campañas fueran un beneficio para la humanidad:

“Las personas inteligentes preferirían sufrir la viruela que tomar una vacuna, ya que las vacunas difunden semillas de sífilis, cánceres, eccemas, erisipela, escrófula, tuberculosis, incluso lepra y muchas otras afecciones aborrecibles. Por lo tanto, la práctica de la vacunación es un crimen, un ultraje, y un engaño" (The Golden Age, 5 de enero de 1929, pág. 502) [texto original en inglés]

Sí, la vacunación era “un crimen”, y a veces se comparaba con la violación, (lo mismo que dicen los Testigos de Jehová hoy día sobre las transfusiones de sangre). Más aun, al igual que casi cualquier otra circunstancia, las vacunaciones se interpretaron como una “señal de los últimos días”:

“Las vacunas nunca han prevenido nada, ni nunca lo harán, y son la práctica más bárbara…. Estamos en los últimos días, y el diablo está perdiendo lentamente su poder, realizando entre tanto un esfuerzo estrenuo para hacer todo el daño que pueda, y estos males se le pueden atribuir a él….Utilicen sus derechos como ciudadanos americanos para abolir para siempre la práctica demoníaca de las vacunaciones.” (The Golden Age, 12 de octubre de 1921, pág. 17) [texto original en inglés]

Según la visión del mundo que tienen los Testigos de Jehová, tanto entonces como hoy día, las tres mayores fuerzas del mal son la falsa religión, los gobiernos controlados por Satanás y el opresivo imperio comercial. Fue a este último a quien se le atribuyó la responsabilidad por la campaña de engaño, que afirmaba que las vacunas eran beneficiosas:

“Por lo general, el público no es consciente de cuán enorme es la industria de la fabricación de sueros, antitoxinas y vacunas, o de que el imperio comercial controla toda la industria …las autoridades de la salud intentan lanzar una epidemia de viruela, de difteria o de tifus, de modo que puedan recoger una cosecha de oro por medio de inocular a la comunidad ignorante, con el único propósito de deshacerse de esa porquería manufacturada. (The Golden Age, 3 de enero de 1923, pág. 214) [texto original en inglés]

Esta teoría de una supuesta maquinación nos recuerda artículos más recientes en la misma revista, llamada hoy día ¡Despertad!, que publicó una serie de artículos bajo el tema principal:

"La venta de sangre es un gran negocio"

El objetivo de esta serie de artículos fue dar la impresión de que la sangre era “oro rojo” (compare con la expresión “cosecha de oro” empleada más arriba) y de que la Cruz Roja Internacional era culpable de un engaño masivo por utilizar métodos faltos de ética con el fin de vender sangre para conseguir beneficios (¡Despertad!, 22 de octubre de 1990)

Afortunadamente, los fanáticos religiosos que se opusieron a las campañas de vacunaciones fracasaron en sus propósitos. Si no hubiese sido así, ellos serían culpables de millones de muertes hasta la fecha de hoy. Solo podemos esperar que igualmente fracasen los fanáticos que prohiben hoy la utilización médica de la sangre y de sus productos derivados.

El argumento básico de Woodworth en contra de las vacunas parece que fue que éstas eran “porquería animal” que “contaminaría” a la humanidad. De acuerdo con la revista The Golden Age, las vacunas no solo causaban toda clase de enfermedades horrendas, incluyendo la llamada gripe española, sino que también producían retrasos mentales en la gente y acarreaban ruina moral:

“…gran parte de la relajación de nuestro día en la conducta sexual se puede atribuir a la fácil y continua violación de los mandatos divinos de mantener separadas entre sí la sangre humana y la sangre animal. Con células de sangre extraña corriendo por sus venas, un hombre no es normal, no es él mismo, sino que carece de la compostura y del equilibrio que constituyen el autodominio.” (The Golden Age, 4 de febrero de 1931, pág. 293) [texto original en inglés]

¡Estos mismos argumentos los encontraremos más tarde aplicados a los transplantes de órganos y a las transfusiones de sangre!

Lo que es más interesante aún, es que la Sociedad Watch Tower presentó en la misma revista algunas razones “bíblicas” para el rechazo de las vacunas.

“La vacunación es una violación directa del pacto eterno que Dios hizo con Noé después del diluvio” (The Golden Age, 4 de febrero de 1931, pág. 293) [texto original en inglés]

Esta fue la primera vez en nuestra historia que se aplicó la prohibición de la sangre a los cristianos, ya que antiguamente se aplicó solamente a los judíos. Teniendo en cuenta la evidencia que acabamos de ver, nos puede extrañar que alguien confíe en el juicio y en la exégesis de Woodworth y sus colegas.

Las transfusiones de sangre no entraron en consideración tan temprano en la historia. Sin embargo en la revista Consolation (el nombre provisional de The Golden Age) de 25 de diciembre de 1940, en la página 19, se puede encontrar una reseña sobre un médico que sacrificándose a sí mismo, dio su propia sangre y pudo salvar la vida de una mujer. No fue hasta el final de los años cuarenta cuando la Sociedad Watch Tower condenó explícitamente las transfusiones de sangre como algo “antibíblico”, esgrimiendo exactamente los mismos argumentos que utilizó anteriormente para prohibir las vacunas.

Al mismo tiempo, la Sociedad Watch Tower no pudo mantener por más tiempo la idea de que las vacunas no eran apropiadas. En la revista The Watchtower de 15 de diciembre de 1952, en la página 764, se esconde el dramático cambio en la sección “Preguntas de los Lectores”:

• ¿Es la vacunación una violación de la ley de Dios que prohibe introducir sangre en el sistema? - G.C., Carolina del Norte. [texto original en inglés]

El motivo del cambio efectuado se hace patente al momento en la respuesta dada:

“El aceptar una vacuna es un asunto que debe resolver por sí mismo el individuo que se enfrenta a él... Y nuestra Sociedad no puede permitirse el ser arrastrada judicialmente a esta causa, ni asumir ninguna responsabilidad por el rumbo que tome esta cuestión.” [negrita añadida, texto original en inglés]

Era bastante obvio que la prohibición de las vacunaciones podía costar fácilmente muchas vidas, y hay poca duda de que de hecho fue así. ¡Sin embargo, la amenaza de un coste económico para la Sociedad Watch Tower fue lo que arrojó “nueva luz” sobre el asunto! Aquí está la clave para que se produzca una reforma en la cuestión de la sangre. No nos equivoquemos, la Sociedad no quiere litigios sobre su postura, y todavía no puede permitirse el ser arrastrada a una batalla legal.

Todos los argumentos “bíblicos” anteriores en contra del uso de las vacunas se consideraron de repente como irrelevantes (o visto de otro modo, la “Sociedad no puede permitirse” el continuar defendiéndolos). Woodworth se debería estar retorciendo en su tumba (dicho sea de paso, había muerto exactamente un año antes).

“Después de considerar el asunto, no nos parece que sea una violación del pacto eterno hecho con Noé, según se registra en Génesis 9:4, ni que sea contrario al mandato de Dios en Levítico 17:10-14. Con mayor certeza aún, no se puede argumentar ni demostrar razonablemente o bíblicamente, que al ser vacunada, la persona inoculada esté comiendo o bebiendo sangre y consumiéndola como comida o recibiendo una transfusión de sangre. La práctica de la vacunación no guarda ninguna relación ni semejanza alguna con el matrimonio de los “hijos de Dios” angélicos con las hijas de los hombres, según se describe en Génesis 6:1-4. Tampoco se puede relacionar con la descripción de Levítico 18:23,24, que prohibe la unión de humanos con animales. No tiene nada que ver con las relaciones sexuales.” [texto original en inglés]

Desde luego que no. Y no se publicó ni una sola palabra pidiendo disculpas a aquellos que arriesgaron - y en algunos casos - perdieron su vida por las fantasías de hombres que alegaban hablar en nombre de Dios. Pero la Sociedad ni siquiera entonces se retractó completamente de sus “argumentos médicos” empleados anteriormente. Simplemente declaró:

“De hecho, la ciencia médica alega que las vacunas producen en realidad un refuerzo en la vitalidad de la sangre con el fin de resistir la enfermedad contra la cual se inocula a la persona. Pero, por supuesto, cada individuo debe decidir por sí mismo sobre esa cuestión, así como si cree que esa sea la voluntad de Jehová para él.” [texto original en inglés]

¿Cuáles fueron las palabras de consuelo para aquellos que pusieron fe en aquellas necedades?

“Ofrecemos esta información meramente por encargo, pero no podemos asumir ninguna responsabilidad ni por la decisión ni por el derrotero que pueda tomar el lector.” [texto original en inglés]

¿Podrán encontrar consuelo en una declaración similar las personas que hayan perdido algún ser querido, cuando la Sociedad se vea forzada finalmente a abandonar su política actual sobre la sangre?



Primera página.




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