¿CIENCIA O PSEUDOCIENCIA?

Manuel A Paz y Miño, Revista Peruana de Filosofia Aplicada (RPFA)

RESUMEN
Creemos -en concordancia con Lakatos, Bunge y otros- que la distinción entre ciencia y pseudociencia no es un mero problema académico o que no merece nuestra atención siquiera sino que su elucidación tiene implicancias sociales, económicas y aún políticas. Existen muchas disciplinas a las que podemos cuestionar su "cientificidad" (la astrología -ahora llamada cosmobiología-, el materialismo histórico, la parapsicología, el psicoanálisis, la teología, etc.) pero que reciben el membrete de ciencias -o en todo caso protociencias- entre sus partidiarios y el de pseudociencias entre sus adversarios respectivamente, especialmente la mayoría de los miembros de la comunidad científica. ¿Es una disyuntiva difícil de solucionar? Pensamos que no. Hay ciertas ideas generales y básicas -inclusive provenientes del sentido común- que nos puedan aclarar tal si tal o cual conjunto de ideas o conocimientos es científico o no o aun verdaderos. El calificativo de científico no yace en un simple gusto o inclinación personales. De otro lado, se hacen algunas reflexiones y referencias sobre el éxito receptivo de las pseudociencias y sus implicancias en la gente.

Separando la ciencia de la pseudociencia
Nuestro trabajo tiene que ver con aquel conjunto de afirmaciones, creencias, investigaciones y actividades que son rotuladas o presentadas por sus seguidores y practicantes como "ciencia" cuando en realidad no lo son, más bien es una falsa ciencia, esto es, la pseudociencia (1). Pero para eso previamente tenemos que saber en qué consiste la investigación y la actividad científica, tenemos que responder primero a la pregunta ¿qué es ciencia? La palabra ciencia es vieja (2) viene del latín scientia que significa conocimiento. Así el conocimiento científico sería el conocimiento propiamente dicho (es decir, el de mayor evidenciabilidad, explicabilidad y probabilidad y claro está modificabilidad). La ciencia (actual) sería un conjunto de procedimientos que tratan de dar cierta descripción y explicación del mundo natural y humano (de ahí las ciencias naturales y sociales) a partir de la observación y la lógica, claro está, partiendo del supuesto que tal mundo es real, es decir, que existe, e idealmente haciendo uso de un lenguaje simbólico (las ciencias formales o matemáticas). En general, todo ello se conoce como el conocimiento científico el cual, a su vez, se le intenta verificar, contrastar y utilizar en mayor o menor grado. Todos los demás tipos de conocimiento (no científico) tienen que ver con el sentido común, con la imaginación, el sentimiento o la mera creencia y, por supuesto, no son objeto del presente escrito (3).
¿Cuándo estamos frente a una pseudociencia, esto es, una falsa ciencia? Los que estudian estas cuestiones -y otras más como el método científico, su caracterización y evolución- son los llamados epistemólogos, los estudiosos de la ciencia (que pueden provenir no sólo de la filosofía si no también de la ciencia misma) y los filósofos de la ciencia que tienen que conocer su historia y sus diversas hipótesis. Entre los más renombrados de este siglo (4) tenemos a Karl Popper para quien (5) la distinción fundamental de una teoría científica de otra que no lo sea radicaría en su refutabilidad potencial -más conocida como falsacionismo-, esto es, en su capacidad de evolucionar, de modificarse e incluso de demostrar su ya no eficacia para la explicación de determinados fenómenos. De esta manera las formas ortodoxas de la teología. el psicoanálisis o el materialismo histórico (y dialéctico) no serían ciencias. E incluso la teoría darwiniana de la evolución de las especies sería de índole metafísica al no poder predecir una evolución futura determinada de alguna especie.
Para otro epistemólogo como Mario Bunge (6), todo campo cognitivo -una actividad humana que se propone obtener, difundir o utilizar conocimiento de algún tipo, sea este conocimiento verdadero o falso- que pretenda ser científico tiene que poseer una serie de caracteres básicos -cambiabilidad de los mismos caracteres o componentes de la ciencia, perspectiva general del mundo (cosas cambiantes, gnoseología realista, investigación libre de la verdad), fondo formal (teorías lógicas y matemáticas demostrables), dominio o universo (con entidades reales), fuente específica (datos, hipótesis, teorías actuales confirmadas y corregibles), problematicidad (sobre la naturaleza del domino y de otros componentes), caudal de conocimiento (datos, hipótesis, teorías, actuales verificados compatibles y anteriores), objetivos (descubrir o usar las leyes e hipótesis, mejorar los métodos), métodos (procedimientos examinables, analizables, criticables), sistematicidad (hay relación con otra ciencia). Así las religiones, las ideologías políticas y las pseudociencias y pseudotecnologías serían sólo campos de creeencias.
Para Thomas Kuhn (7) una revolución científica sólo es un cambio irracional de convicciones (como una conversión religiosa de masas) consecuencia de la crisis del paradigma científico. Entonces no habría una demarcación clara entre ciencia y pseudociencia ni diferencia entre el progresos de la ciencia y la decadencia intelectual: no habría un criterio objetivo de verdad.
Algo parecido decía Paul Feyerabend (8) para quien la verdad científica era tan cierta como la verdad mítica con los mismos derechos a ser defendida y promovida. Imre Lakatos (9) propuso que la ciencia avanza mediante programas de investigación no por hipótesis aisladas de ensayos y errores, de conjeturas y refutaciones. Su núcleo es protegido de las refutaciones por un gran Cinturón Protector de hipótesis auxiliares, también por una heurística para la solución de problemas que, "con la ayuda de técnicas matemáticas sofisticadas, asimila las anomalías e incluso las convierte en evidencias positivas". La teoría de la gravitación de Newton, la teoría de la relatividad de Einstein, la mecánica cuántica, el marxismo, el freudismo son todos programas de investigación pero no todos son "igualmente buenos", es decir, existe tanto programas científicos o progresivos (la teoría lleva al descubrimiento de hechos nuevos) y pseudocientíficos o regresivos (las teorías son fabricadas sólo para acomodar los hechos ya conocidos). Un ejemplo tipico sería el marxismo que no ha predicho con éxito ningún hecho nuevo: pronosticó el total empobrecimiento de los trabajadores, que la primera revolución socialista sería en la sociedad industrial más desarrollada, que las sociedades socialistas no tendrían revoluciones, que no existirían conflictos de intereses entre los países socialistas. Los marxistas explicaron todos los fracasos con hipótesis auxiliares elaboradas después de los sucesos para "proteger a la teoría de los hechos. El programa newtoniano originó hechos nuevos; el programa marxista se retrasó con relación a los hechos y desde entonces" corrió para alcanzarlos (10).
Por otro lado, sería sinónimo de ingenuidad o ignorancia el calificar de «ciencia» a cualquier conjunto de conocimientos o actividades que se presentan como tal porque utilizan el prefijo griego logos en su denominación, o porque nos presentan un conjunto de afirmaciones (o creencias) sistematizadas y ordenadas. Si ese fuera el caso también serían ciencias (en el sentido moderno-occidental del término) la astrología y la teología, o los que se dedican a la adquisición de datos inexistentes o provenientes de la fantasía (por ejemplo los fanáticos expertos de los relatos e implementos de Star Trek o de las historietas de «superhéroes» difícilmente podrán ser catalogados como científicos). En general, los defensores de las pseudociencias creen, están seguros, "sienten en su interior" que sus disciplinas estudian algo real (subjetivismo gnoseológico). Su creencia puede ser muy sincera pero eso no valida ni prueba sus afirmaciones. Veamos brevemente algunos casos.

El caso de la teología
¿Es posible la teología, "la ciencia de Dios"? Creemos que no porque Dios -así como un alma inmortal- son entidades a priori y por definición son entes metafísicos, que se aceptan por fe -meramente vivencial o intelectual-, esto es, no se ha probado su existencia real y por lo tanto no son susceptibles de estudio científico. Y si la teología se ocupase solamente de la revelación escrita también podríamos decir lo mismo, esto es que no se puede demostrar que la Biblia sea la Palabra de un dios o ser supremo así como tampoco el Corán, los Vedas, el Tao Te King, etc. Más bien tales escritos sagrados y las religiones en general al tener una realidad en el mundo humano y social pueden ser objeto de estudio de las ciencias de la religión (la historia de las religiones, la psicología de las religiones, la sociología de las religiones, etc.) y claro está también Dios y la religión son temas de discusión filosóficos a través de sus ramas clásicas como metafísica, ontología o especiales como la filosofía de la religión. La teología sería el intento sofisticadamente intelectual o racional de fundamentar cualesquiera de las fés existentes (cada una de las cuales se presenta como la verdadera y por ende excluyente de las otras) y por ende con sus limitaciones susceptibles de ser rebatidas en gran manera a través de los contraargumentos de los no creyentes. Pero de todas maneras, muchos científicos son creyentes en lo Divino o lo Trascendente al salir de sus laboratorios y trabajos y naturalmente, no expresan sus creencias en ninguno de sus artículos o libros académicos.

El caso de la astrología
Los astrólogos a veces pueden hacer un excelente papel o no como consejeros o motivadores puesto que muchos de sus clientes los buscan debido a sus problemas económicos o sentimentales. Si los lectores de los astros les dicen: "Hoy la posición de los planetas y las estrellas te favorecen, te va ir mejor que ayer si haces esto", "hoy vas a conocer a alguien importante en tu vida" o "tienes que dedicar más tiempo a tu pareja o la perderás" simplemente están reforzando positivamente sus actitudes. Aunque, por supuesto, por mucha que sea nuestra motivación, predisposición -o desesperación- no siempre las cosas saldrán como se desea. Y es así que todos estos profetas del porvenir tienen mucha demanda y cualquier periódico o programa noticioso o femenino sea de radio o TV tiene su sección astrológica (incluso hay líneas telefónicas "especializadas" en consejería astrológica o incluso psíquica). Y claro ninguno podrá predecir lo mismo a una misma persona para un mismo día o una misma situación. Tampoco los gemelos tendrán el mismo destino astral a pesar de tendencias conductuales similares programadas genéticamente.
De otro lado, las milenarias constelaciones han cambiado de posición y las constelaciones son diferentes para los habitantes del hemisferio sur y del norte y la influencia de un planeta en el momento del nacimiento puede ser interpretada de más de una manera por las distintas escuelas astrológicas, por ej. Marte es el planeta rojo, el de la guerra y la sangre, según los occidentales, en cambio para los chinos tal color es bonito y positivo. Paradójicamente para occidente Venus está relacionado con lo blanco, lo puro y lo hermoso y para la visión china en cambio significa la guerra, la muerte y la destrucción. Además las constelaciones pueden ser descritas u observadas de forma distinta: los antiguos griegos veían en las agrupaciones estelares centauros, cabras, carneros, etc. y los que vivían cerca a los Andes peruanos monos, colibríes, etc. Nosotros sólo vemos a las estrellas agrupadas y superpuestas de cierta forma desde nuestra posición en la Tierra pero la realidad es que grandes distancias las separan entre ellas. Aunque hay variaciones entre las antiquísimas astrologías occidental y oriental -como las precolombinas, la egipcia, la hindú y sobre todo la china-, la física y la astronomía contemporáneas son las mismas en Atenas, Nueva York, el Cairo, Delhi y Pekín.
Incluso entre los mismos practicantes actuales de la astrología hay variaciones interpretativas: los horóscopos diarios, semanales o mensuales no consideran la hora ni el lugar de nacimiento de sus lectores en relación con las posiciones as-trales fundamentales como si lo hace la horaria (o astrología genetlíaca que se interesa por el porvenir). Los horóscopos -como los adivinos- normalmente no hablan de las desgracias o de la muerte (tal vez para no ahuyentar a los clientes y creyentes). Algunos también podrían aducir que las mejores predicciones son las que se hacen con mejores elementos técnicos, esto es, con computadoras.
Un argumento astrológico que suena muy razonable es el siguiente: si la luna, el cuerpo espacial más cercano a nuestro planeta, influencia en la aparición de las mareas altas y bajas, ¿por qué no van a influenciar los astros en los seres humanos ya que sus cuerpos están conformados mayormente de agua? (Recuérdese que a los dementes se les llama "lunáticos") ¿Qué del clima? ¿Acaso muchos no "sienten" la llegada de la primavera o se interesan más en su prójimo -o se deprimen- en la época de navidad? Algunos postulan la influencia del campo magnético terrestre en la sensibilidad humana el mismo que indica a las aves migratorias el camino a seguir. Es cierto que el medio donde vivimos estimula -positiva o negativamente- nuestro estado de ánimo pero también es verdad que no todos reaccionamos de la misma manera ante un mismo estímulo.
Pero ¿influyen o no las estrellas en nuestra conducta? Cuando nace un bebé, digamos, en una maternidad, ¿no es mayor la gravedad ejercida por el médico o las enfermeras y su misma madre que se encuentran a centímetros de él que la atracción de Marte o Júpiter que están a miles de kilómetros de distancia de la Tier-ra? Peor aún la estrella más cercana -sin contar al sol- está a 4.3 años luz de nosotros en el Sistema Alfa Centauro. Eso quiere decir que al mirar esa estrella su luz llega a nuestra vista después de 4.3 años y que ha viajado durante todo ese tiempo a una velocidad cercana a los 300,000 kilómetros por segundo (que es la velocidad constante de la luz).
Claro que en la Antigüedad no se sabía esto ni de los efectos gravitatorios infinitesimales de los millones de cuerpos celestes sobre las personas, es más, se creía que las estrellas estaban a una distancia mucho más corta e implantadas en unas esfera que las hacía girar. Esto según el sistema geocéntrico de Claudio Tolomeo (siglo 2 de nuestra era) en donde la tierra es el centro del universo, en contraposición al heliocéntrico, en donde los planetas e incluso la tierra giran alrededor del sol. Claro que para zanjar cualquier contradicción o cuestionamiento los astrólogos sostienen que "las estrellas influyen mas no determinan". Algo parecido dicen los biólogos y los sociólogos con respecto a los genes y la sociedad respectivamente en relación a nuestra personalidad. El problema fundamental es el de saber si nuestro accionar está condicionado predominantemente por los astros, el clima, la gente que nos rodea, nuestros genes o nuestro mero pensamiento o volun-tad. Todo esto tiene que ver con la clásica controversia entre determinismo y libre albedrío. La astrología es llamada actualmente cosmobiología, entre otros, por la Gran Fraternidad Universal, una secta sincrética internacional contemporánea.

El caso de la parapsicología
Al parecer la parapsicología sería otro ejemplo de pseudociencia (para en griego es paralelo, junto a; psiquis: mente, alma, y logos: tratado, ciencia). donde sus partidarios parten de la idea que existen los fenómenos paranormales o la percepción extrasensorial (P.E.S.) -o simplemente fenómeno PSI- como la telepatía -la capacidad de la transmisión del pensamiento sin mediar nuestros órganos corporales, junto a la telequinesis -el mover objetos sólo con el pensamiento-, o la precognición -la capacidad de predecir acontecimientos futuros-. Se denomina psíquico al que supuestamente posee alguna habilidad, característica o «poder» de índole paranormal o parapsicológico. Incluso hay quienes aducen tener la capacidad de curar con la imposición de manos (11) o de realizar cirugía sin bisturí (esto comprobadamente fraudulento una y otra vez) de los cuales hay montones en las Filipinas y el Brasil. Otra cosa son las hierbas medicinales tradicionales (12) y el hipnotismo (13).
Pero, ¿acaso no ha habido y hay continuos informes de tal y cual experiencia paranormal así como apariciones fantasmales y de avistamientos de OVNIS? Claro que sí, pero, una vez más eso no implica que las afirmaciones o testimonios prueben lo paranormal, los espíritus incorpóreos y las naves extraterrestres existan.
La parapsicología tuvo cierta y limitada aceptación en el mundo académico. Por ejemplo hubo laboratorios experimentales parapsicológicos en algunas universidades norteamericanas como la de Duke, en la alemana de Frankfurt, en la holandesa de Utrecht y en Cambridge había una beca para investigar en ese campo (en los EE.UU. se sigue intentando comprobar experimentalmente en algunas instituciones el fenómeno PSI). Y actualmente hay pocos laboratorios norteamericanos e ingles universitarios dedicados a la parapsicología. Pero en la mayoría de los centros superiores renombrados y serios del mundo no hay laboratorios parapsicológicos (La Asociación Americana de Parapsicología fue admitida hace años -en los tiempos de la conducción de Margaret Mead- en la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia).
El asunto radicaría en probar la existencia del fenómeno PSI y también en explicarlo cosa que hasta ahora no se ha hecho: la mayoría de lo que supuestamente se toma como sucesos paranormales simplemente son producto de las profundas convicciones del creyente o de ilusionistas buscadores de fama y fortuna así como fenómenos meramente naturales de origen físico e incluso alucinaciones provocadas por campos electromagnéticos.
Sólo si la parapsicología demostrase la existencia del fenómeno PSI sería aceptada como una ciencia.  Pero la mayoría de los informes y reortes de experimentos realizados -y que aún se hacen- en laboratorios de física y psicología de diversas universidades del mundo como también las muchas observaciones de campo no ha demostrado plenamente la existencia del fenómeno PSI y a pesar de todo eso no lo han descartado completamente.
El Comité [internacional] para la investigación científica de las afirmaciones paranormales que incluye no sólo a renombrados científicos, educadores, filósofos sino también a magos profesionales postula que hay que investigar tales declaraciones ante la posibilidad de nuevos fenómenos. Empero lo que se halla finalmente son buenos trucos de predigistación que un mago profesional puede repetir (incluida la llamada curación psíquica a mano "desnuda"). Es decir, estos trucos de magia -debidos a la sugestión, velocidad en el movimiento de las manos, una clave en el lenguaje para la transmisión de datos, que se haría pasar por telepatía por ejemplo- no son fenómenos fuera de lo común o parapsicológicos ni mucho menos sobrenaturales. Esto lo sabía muy bien el legendario Houdini quien se dedicó también a descubrir muchos fraudes espiritistas y a hacedores de milagros.
En cambio para los adeptos de esta actividad sería una protociencia, una ciencia emergente aún por desarrollarse. Y como cualquier ciencia no exacta -como la misma psicología y la sociología- la parapsicología presentaría unas teorías más precisas que otras compitiendo entre sí. En el caso de las primeras habría un tipo de parapsicología que se restringiría más a los hechos mismos que a la mera especulación, que no interpretaría los fenómenos o sucesos a estudiar como originados en seres inmateriales. Tenemos el caso de los poltergeist, que de acuerdo a la tradición alemana serían duendes o espíritus traviesos, cuya explicación en este tipo de parapsicología sería la presencia de adolescentes muy exitados o tensos emocionalmente lo cual produciría una telequinesis involuntaria (Claro está que para los escépticos sólo sería producto de alguna rabieta infantil o juvenil).
Como hemos dicho antes la parapsicología trataría de fenómenos, sucesos o acontecimientos extrapsicológicos o paranormales (la telepatía, la telequinesis, la precognición, la clarividencia y demás variantes) y de esa manera es fácil muchas veces querer ampliar su supuesto objeto de estudio «echándoles en un mismo saco» con los sucesos raros, extraños, aparentemente sin explicación, mágicos, «sobrenaturales», «milagrosos» en general (alma inmortal, reencarnación, posesión espiritual, despedidas de los próximos a morir, mensajes a través de «mediúms» de los ya muertos, apariciones de fantasmas -espiritismo- y duendes, bicorporeidad, cuerpo y viaje astral, curaciones mentalistas o por fe, teofanías, encuentros con ovnis y extraterrestres, cuarta dimensión o mundos paralelos, etc., etc.)
Todos esos fenómenos entrarían en el campo de la llamadas otras ciencias, paraciencias, o simplemente "ciencias ocultas" que simplemente serían las arcanas magia y brujería, lo oculto, lo esotérico, las religiones primitivas y animistas Todos estos sucesos han inquietado no sólo a gente poco instruída -o que no ha conocido la ciencia moderna- sino también a los eruditos, filósofos y científicos o que han sido embaucados -como el médico Arthur Conan Doyle que llegó a creer que unas hadas habían sido fotografiadas con unas niñas- o que simplemente se han dejado llevar por sus expectativas o ilusiones. Los primeros, los menos instruídos, los aceptan totalmente como de origen extramaterial o sobrenatural, sin dudar ni verificarlos. Los últimos, los «cultos» tratan de explicarlos, comprobarlos o aún refutarlos si fuera el caso -lo que no es poco frecuente-.

El caso de la ovnilogía
Como en el caso de parapsicología podemos encontrar dos grandes tendencias en la ovnilogía o ufología (14): una escéptica y otra religiosa. Esta última es catalogada como una religión contemporánea, una neorreligión que en términos gener-ales postula que la humanidad se originó por la intervención de inteligencia extraterrestre, que ella creó los grandes monumentos de las culturas no europeas del pasado y que no son producto de la inteligencia autóctona humana, incluso que las apariciones de antaño de los dioses -con truenos y rayos- en realidad eran naves espaciales y que en la actualidad los alienígenas vigilan la Tierra, raptan (abeducciones) a alguna gente para estudiarlos o llevárselos a sus planetas, se comunica con ciertos escogidos privilegiados -general y exclusivamente (15) por telepatía- esperando el momento oportuno para actuar, esto es, para redimir a los justos y a castigar a los impíos. ¡Un mesianismo extraterrestre que resolvería los problemas de la humanidad! (16).
Pero dejando de lado estas exageraciones ¿no es acaso legítima la pregunta de si los extraterrestres ya han llegado a la Tierra? A esto le compete la ufología escéptica. De hecho, en primer lugar, es probable que también hayan evolucionado formas de vida en otras regiones del Universo semejantes o no a la nuestra basada en el elemento carbono. También es posible que haya algunas civilizaciones altamente tecnológicas que puedan realizar viajes tan largos. Si estas dos condiciones ya se han cumplido es posible que los ovnis -parte de ellos- sean de origen extraterrestre. Oficialmente no tenemos nada asegurado (17) pero eso no significa que cualquier reporte de contacto extraterrestre sea tal. Tantos contactos, algunos reiterados y en paz no ha podido producir fotos fiables (18). Además el que haya ovnis justamente prueba que hay muchas flotando cosas allá en el cielo que no podemos identificar debido a problemas de visibilidad (clima, defectos orgánicos o mentales), de reconocimiento (confusión de planetas, estrellas o meteoritos, carencia de datos o conocimiento de ciertos artefactos o inventos terrestres como satélites, globos atmosféricos, naves militares, etc.). Si los avanzados extraterrestres están ya entre nosotros al parecer su tecnología es limitada para las comunicaciones pues han sido incapaces de demostrar a la población de los cinco continentes su existencia por medio de interferencia radial o televisiva (Claro que se podría argüir que les gusta el misterio o tienen razones para no presentarse abiertamente). Además al parecer no les gusta interferir en los problemas de la humanidad (hambre, guerras, desastres naturales, sabotajes humanos, etc.). O simplemente están esperando el momento adecuado para presentarse.

El caso del psicoanálisis
Otro caso controversial es el psicoanálisis freudiano. La psicología, como las demás ciencias sociales (19), tiene tendencias y escuelas diversas y hasta contradictorias. Tenemos corrientes como el conductismo, la psicología de la forma, la humanista, la cognitiva, etc. Algunos de los discípulos de Freud también crearon sus propias tendencias (Adler, Jung, Reich) o trataron de mejorar o complementarlo (el neopsicoanálisis antropológico y social, y el lacaniano). La teoría freudiana nos dice que el ser humano tiene una energía sexual o libido "que tiene todas las propiedades de una cantidad -aunque no poseamos medio alguno para medirla-", es decir que no puede comprobarse que exista, "algo susceptible de aumento, de disminución, de desplazamiento y de descarga..." (20). si esta libido no se descargaba formaba fobias o neurosis compulsivas. Recordemos que Freud fue un médico de la Viena victoriana represora y reprimida por tanto sus observaciones de la conducta eran parciales, es decir, no corresponden a la especie humana en general.
En muchas de las llamadas culturas primarias o primitivas la expresión de la sexualidad y la genitalidad es mucho más libre y menos complicada (por no decir torturante o vergonzosa). Además existe en la mente humana tres niveles: el consciente, el preconsciente y el inconsciente el cual contenía reprimidos deseos y recuerdos prohibitivos o dolorosos. Así en la infancia aparece el complejo de Edipo donde el niño se siente atraído sexualmente por su madre. Además nos da una teoría del desarrollo con las siguientes fases: oral, anal, genital. La represión inconsciente lleva a desórdenes sicológicos (como los involuntarios actos fallidos, la neurosis).
Así es misión del terapeuta psicoanalista descubrir mediante el análisis el contenido oculto del inconsciente del paciente a través del relato de posibles experiencias traumáticas de la infancia y del relato de los sueños. A través de la libre asociación el psicoterapeuta podría descubrir en el lenguaje del relato la significación oculta o explícita de tales experiencias. Las cosas puntiagudas representaban lo masculino y las redondeadas lo femenino (simbolismo conocido desde hace siglos y casi universal). Pero cuando soñamos nuestros recuerdos de experiencias vividas se mezclan con nuestra fantasía, de esa manera determinado objeto o situación podría significar cualquier cosa. La consulta psicoanalítica podría durar años y años y ser finalmente inefectiva. O puede traer mejoras al paciente (como cuando éste necesita con quien hablar de sus cosas personales, o deja de ir al consultorio y luego se siente mucho mejor: remisión espontánea). En general (21), los psicoanalistas no consideran otras hipótesis más que las suyas para interpretar las conductas tratadas. Así no trabaja la ciencia pero sí la religión. Y los experimentos que han tratado de confirmar las nociones psicoanalíticas han fracasado.

Connotaciones sociales de la pseudociencia
La demarcación entre ciencia y pseudociencia tiene mucho que ver con la crítica, la censura y la intolerancia en la investigación científica. La teoría de Copérnico fue condenada al Indice de ideas y obras prohibitivas por la Iglesia Católica que tenía el poder político y "científico" (1616) porque supuestamente era pseudocientífica (la Tierra ya no era el centro del Universo y el sol simplemente era el centro de un sistema planetario más). El Partido Comunista de la URSS declaró (1949) pseudocientífica a la genética mendeliana -por "burguesa y reaccionaria"- y mandó a sus defensores como Vavilov a morir en campos de concentración.
En el Occidente liberal también las instituciones ejercitan el derecho de negar la libertad de expresión y los fondos respectivos cuando algo es considerado pseudocientífico, como en el debate en relación a la raza y la inteligencia. Todos estos juicios inevitablemente se fundamentan en algún criterio de demarcación y claro está, en prejuicios humanos. Así, como escribió Lakatos, el problema de la distinción entre loo científico y lo pseudocientífico "no es un pseudoproblema para filósofos de salón," o de simple risa, "sino que tiene serias implicaciones éticas y políticas". Por otro lado Bunge nos recuerda que hay muchos recursos económicos y humanos en juego piénsese en los posibilidad de aceptación de cualesquier pseudociencia compitiendo con una ciencia legítima en las universidades o algún proyecto de investigación financiado con fondos públicos lo cual terminarían siendo desperdiciados.

Entonces, ¿por qué estudiar las afirmaciones pseudocientíficas? (22) 1. La afirmación podría ser verdadera. El error en examinarla entonces retrasaría la adquisición de conocimiento novedoso, tal vez importante (hipnotismo, meteoritos, acupuntura). 2. Si la afirmación es falsa, la comunidad científica tiene la responsabilidad de informar al público. Ignorar una afirmación y no probarla deja el campo a los promotores de tales afirma-ciones y priva al público de la afirmación necesaria para hacer las elecciones con conocimiento (gasto de dinero y tiempo: fraude). 3. Por los importantes temas sicológicos relacionados. ¿Por qué, por ejemplo, la gente cree vehe-mentemente en teorías que no sólo no tienen ninguna evidencia para apoyarlas sino que también han mostrado vez tras vez estar completamente equivocadas? 4. La aceptación no meditada de las afirmaciones pseudocientíficas trae peligros reales. Los creyentes pueden actuar en base a sus creencias y causar daño físico, aún la muerte, a ellos mismos y a otros. En suma, como nuestra sociedad ha llegado a ser más dependiente de la ciencia y tecnología, todos estamos amenazados por el incre-mento de la aceptación no crítica de las supersticiones clara-mente incorrectas y no científicas y las creencias relacionadas (persecución de brujos y de "subhumanos", curación psíquica y por fe).

Conclusiones Es comprensible el auge y éxito de la pseudociencia (ingenua o fraudulenta), especialmente en épocas de crisis económica y moral (así como también el de las sectas, los juegos de azar y las apuestas). Sobre todo si tiene un número de seguidores significativo y si su refutación no ha sido muy divulgada no puede evitarse su presencia en el mundo académico. No pocas veces las pseudociencias son una excelente válvula de escape ante los problemas que muchas veces pueden llevar a la incertidumbre o la desesperación o simplemente producen en nosotros un fascinante interés y curiosidad por saber si nuestra vida será afortunada -o desastrosa- en cuestiones tan importantes como la salud, el dinero y el amor. También a veces el ideal positivista ilustrado de "saber es poder" o "la ciencia resolverá todo" puede hacer apresurar a algunos aceptar ideas y teorías como verdaderas cuando no lo son en verdad (23), cuando aún no ha sido demostrada su eficacia. Además el deseo vehemente de trascender la realidad cotidiana -que no pocas veces es difícil y dolorosa-, la búsqueda de una certeza y esperanza «aliviadoras» de los problemas económicos y los males del cuerpo y la mente, y la dinámica de nuestra existencia humana empujan reiteradamente a mucha gente hacia lo mágico, lo su-persticioso y/o sobrenatural, así como su debilidad, descuido e ignorancia, y el aprovechamiento de quienes buscan diaria-mente incautos para sacarles algún dinero fácil (24) no solamente en su país sino más allá de sus fronteras. Así también debemos educar a los demás en la diferenciación básica e importante de lo que es ciencia y lo que no lo es así como denunciar lo que se nos quiere presentar como verdaderamente científico cuando en realidad es pseudocientífico, sin evidencia y mera especulación. Por ello, debemos siempre estar alertas y denunciar -en lo posi-ble- los fraudes abiertos o solapados, explicar los supuestos fenómenos "sobrenaturales" o "paranormales" con la ayuda de la razón, el escepti-cismo y el conocimiento científicos. Y claro también debemos estar abiertos ante la aparición o descubrimiento de nuevos hechos, fenómenos y teorías siempre y cuando tengan fundamento y evidencia así como fuerza explicativa. Tampoco debemos olvidar que uno ve lo que ha aprendido de su cultura y sociedad, lo que ha visto anteriormente. El de mentalidad mágico-religiosa tradicional ve duendes, fantasmas, el Destino, la Suerte, etc., el de mentalidad más contemporánea ovnis, extraterrestres, etc. El muy creyente verá «hasta en la sopa» la «mano» de Dios ya que de acuerdo a la interpretación teísta, el está en todo lugar (ubicuidad) y lo conoce todo (omnisapiencia) y no hay nada que suceda en este mundo si El no lo quiere (omnipo-tencia y providencia). En cambio el escéptico no ve nada sobrenatural o paranormal: sólo lo que su razón y la evidencia le dictan. Finalmente, debemos dejar bien en claro que para qui-enes tenemos una visión naturalista de la realidad y de todo lo que sucede en ella, no existe lo sobrenatural o milagroso. Lo que podríamos admitir es que hay ciertos fenómenos o sucesos «inex-plicables» que no podríamos explicar en la actualidad por falta de mayores datos, pruebas o conocimientos pero que una vez obte-nidos serían perfectamente comprensibles. Lo "milagroso" y "mágico" de ayer es técnica hoy.

NOTAS

(1) Las pseudociencias, según sus críticos, enemigos y despreciadores, también son llamadas a veces proto/neociencias, según sus adeptos, apologetas y defensores. Además históricamente antes el nivel cognoscitivo de la ciencia era "inferior" al actual así se explicaría que la alquimia, la astrología y la teología fueron consideradas ciencias. (2) Así incluso se ha traducido a veces en la Biblia "que la verdadera ciencia es el temor a Dios". (3) El materialismo histórico y otras filosofías, las artes, la teología y las religiones en general no son ciencia al menos en el sentido moderno y estrictamente epistemológico de la palabra. Empero sería ingenuo y ciego despreciar o negar su influencia social en la realidad humana. Poderes mayores al científico y tecnológico son el económico y el político los cuales a su vez no pocas veces están en manos de religiosos o incluso peor irracionalistas extremos. (4) También se puede decir que fueron estudiosos de la ciencia en cierto modo en el pasado, entre otras cosas, Aristóteles, Santo Tomás, Descartes, etc. pero claro en sus circunstancias ellos fueron conocidos más como los filósofos, sabios y científicos de su tiempo. (5) Véase su obra La lógica de la investigación científica, Madrid: Tecnos, 1962. (6) Véase el artículo de Bunge, M. : "Demarcating Science from Pseudoscience", aparecido en Fundamenta Scientiae, Londres y otros: Pergamon Press, v. 3, no. 3/4, pp. 369-88, 1982. (7) V. su obra La estructura de la revolución científica, México, Fondo de Cultura Económica. (8) V. su libro Contra el método, Barcelona: Ariel, 1975. (9) V. La metodología de los programas de investigación científica, Madrid: Alianza, 1978. Especialmente la introducción. (10) En realidad lo que podríamos decir es que en las ciencias sociales en general no se puede predecir como en las naturales ahí estaría la diferencia fundamental. Lakatos equiparó el materialismo histórico marxista con la física newtoniana. (11) De ser verdad que ciertas fuerzas o mecanismos corporales curativos se activan con la imposición de manos serían objeto de estudio. Aunque hasta hoy en día eso es dudoso por no decir mera especulación. Lo que es harto conocido es la naturaleza psicosomática de las enfermedades y que un ambiente tranquilo y relajado influencia mucho en la mejora del paciente. Además se sabe de la regresión espontánea de tumores. (12) El papel importante de la medicina folklórica y las hier-bas medicinales tradicionales -de las que se han derivado los actuales medicamentos farmacéuticos- ha sido reconocido por la Organización Mundial de la Salud como una alternativa cultural a la medicina occidental científica (Pero eso es relativo, ya que como los curanderos no poseen una estricta preparación y control muchos pueden producir más mal que bien. Claro que también los galenos no pocas veces "meten la pata" y muchos por lucrar fácil y rápidamente timan a sus pacientes). La famosa y tradicional «uña de gato» es comerciada ahora en forma de tabletas por más de una industria farmaceútica debido a su carácter inmunológico. Tampoco negamos que no pocas veces hay médicos que se aprovechan de la buena fe de los pacientes o que incluso cometen graves errores. Como en cualquier otra profesión hay de los buenos y de los malos. (13) Si tomaramos los hechos paranormales como tales, es decir como verdaderos no les podríamos dar una explicación racional satisfactoria. En conjunto, tales sucesos tendrían muchos cabos sueltos pues el sólo hecho de aceptarlos nos llevaría a la conclusión de que el cerebro (y/o la mente) influencia de alguna forma -aún no conocida plenamente- en la materia y que nuestro conocimiento actual de ésta es limitado, o por aún, errado. Todo el armazón racional y científico -la concepción materialista ímplicita del universo- se vendría abajo. Y como sucedió con las otras revolu-ciones científicas se buscarían nuevas respuestas al cómo es que se producen tales procesos y fenómenos, constantemente se elaborían nuevas y variadas teorías para explicarlos -unas más verificables que otras-. Cosa semejante ocurriría con el hallazgo comprobado de inteligencia extraterrestre (o de los viajes en el tiempo o de otras dimensiones). El desarrollo histórico de la ciencia (occidental) nos ha mostrado que sus ideas, concepciones y teorías evolucionan para bien, se perfeccionan y lo que hoy no puede ser muy bien explica-do, mañana sí lo será. No hay que impacientarnos ni nos arroje-mos a los brazos de la ignorancia, del miedo y la irracionalidad cuyos vástagos son la superstición, la magia y la religión. (13) La hipnosis se utiliza ahora en la psicología, la medicina y hasta la criminología para muy diversos fines sea para recordar sucesos traumáticos con fines terapeúticos o policiales, como sustituto de la anestesia convencional, o simplemente para refor-zar el ego. Claro que también hay quienes la utilizan para las llamadas regresiones (es decir para recordar supuestas vidas pasadas), o en la propaganda comercial. Los seres humanos somos sugestionables, unos más que otros, fácilmente nos dejamos convencer y engañar, pero nada de esto es paranormal. (14) Viene de la abreviatura inglesa U.F.O.= Unidentified flying object, esto es, objeto volador no identificado, platillo volante o volador u O.V.N.I. (15) Esa comunicación privilegiada entre los escogidos creyentes de las visitas extraterrestres nos recuerda a la de niños devotos -a través del siglo y en diversos lugares del mundo- que fueron los únicos que podían «escuchar» los mensajes de María, la madre de Jesús. Los ufologistas religiosos también se comunican con los no terrícolas a través de mediums y por medio de la escritura automática. Se repiten así las técnicas de la comunicación espir-itista con los muertos (para los creyentes fundamentalistas y literalistas de la Biblia serían espíritus demoníacos). (16) En el Perú tenemos varios grupos sui-generis que rinden culto a los extraterrestres y sus naves entre los que destacan: a) el movimiento Alfa y Omega -que incluso tiene una rama marxistoide- que proclama que Jesucristo retornará a la Tierra con sus ángeles en platillos voladores y cuyo fundador -el cual vivía en el distrito de Lince era un chileno que afirmaba que los miles de dibujos de contenido ufológico y bíblico le habían sido revelados por Dios telepáticamente (Algo típico de los fundadores de los nuevos grupos religiosos es la comunicación privilegiada con la Divinidad de parte de sus elegidos); y B) el grupo Rama con sus variantes e escisiones encabezados por Sixto Paz Wells quien también afirma tener contactos telepáticos -su padre fundó el Instituto de Relaciones Interplanetarias- como también haber sido llevado a otros mundos. Y claro ninguno de estos grupos puede mostrar evidencia alguna de sus «miles de encuentros» con los alienígenas, ni siquiera una foto con ellos abrazándose por tan feliz reunión. (17) Se aduce la teoría de la gran conspiración a nivel mundial que afirma que no se debe revelar la existencia ya comprobada de vida alienígena para evitar el pánico y otras cosas. (18) Algo parecido pasa con las tomas de fantasmas. Los videos estudiados minuciosamente demostrarían que hay ovnis capaces de maniobras imposibles para cualquier nave terrestre convencional conocida pero no que sean de origen extraterrestre (No hay que olvidar también que actualmente existe la capacidad tecnológica de los efectos especiales en los videos, las películas y los juegos de computadora). Lo característico de la ciencia, de sus hipótesis y teorías es que no son discutibles y por lo tanto refutables. Esta es su fuerza. Cualquier hipótesis novedosa o nuevo objeto de estudio tiene que pasar la prueba de rigor para ser aceptada. (19) Se cree que aún falta un Newton de la sociedad y del hombre que puede darle la madurez o "dureza" a las ciencias sociales como la tienen las naturales. Sin embargo creemos que eso será algo muy dificilísimo de lograr debido a la mulivariedad conductual humana tanto individual como social. Pero claro, hay cosas básicas entre los individuos humanos de cualquier región del mundo. (20) V. Mandolini, G. : De Freud a Fromm, Buenos Aires: Ciordia, 1969, p. 35-36. (21) V. para mayores detalles Eysenck, H.J. y Wilson G.D.: El estudio experimental de las teorías freudianas. Madrid: Alianza, 1980, especialmente el epílogo, pp. 421-433. (22) Tomado y abreviado de la introducción "The Nature of Pseudoscience" de Hines, Terence: Pseudoscience and the Paranormal. A Critical Examination of the Evidence, Amherst: Prometheus Books, 1988. (23) Así como los hombres pueden ser grandes mentirosos y falsificadores pueden ser grandes crédulos y seguidores insensatos (hasta la muerte). (24) Normalmente los que pretenden tener un supuesto «poder paranormal» o «conocimiento esotérico» privilegiado u oculto trafican con él a diferencia del científico que es universal y que puede estar al alcance de la gente a través de las publicaciones especializadas.