FINALMENTE, ¿PARA QUE SIRVE LA FILOSOFIA?

Manuel A. Paz y Miño, Revista Peruana de Filosofia Aplicada (RPFA)

Los filósofos establecen leyes y normas imaginarias para utópicas comunidades humanas,
sus razonamientos son como las estrellas, que dan muy poca luz, porque están muy altas.
Bacon

Pobre y desnuda vas, Filosofía, dice el vulgo que al lucro vil se entrega.
Petrarca

Desde Tales hasta los más quiméricos charlatanes no hubo ningún filósofo que influyese ni siquiera en las costumbres de la calle donde vivía.
Voltaire

Un hombre que descubre el hecho más sencillo sirve más a la humanidad que el filósofo más grande del mundo.
Claude
 

La palabra y el concepto
Podemos dar una gran variedad de definiciones de lo que es la filosofía (1). Como cualquier otra actividad humana, el filosofar ha experimentado variaciones sustanciales a lo largo de su desarrollo histórico. Por ende, con la palabra filosofía no siempre se ha querido decir lo mismo, ella ha tenido diversos usos y significados. Si uno abre un diccionario o un manual especializado, por ejemplo, podrá encontrar una gran gama de significaciones que van desde la etimológica «amor a la sabiduría», atribuída a Pitágoras (2), pasando por la de «ciencia de las primeras causas y de los primeros principios» de Aristóteles, «la búsqueda de la verdad», según Malebranche, hasta la definición de Hegel: «ciencia de lo absoluto», o la de Marx: «praxis revolucionaria».

La tradición griega
Según un determinado -estricto y restringido- punto de vista la filosofía es occidental (3) ya que nació en la antigua Grecia, surgiendo como alternativa a las concepciones mítico- religiosas (4) sobre la realidad (5).
La filosofía se presentaba como un saber racional, explicativo y observacional, hasta cierto punto, tratando de saber la causa de las cosas, de los fenómenos naturales, de la conducta humana, de todo lo que le rodeaba al hombre y de lo que creía que lo rodeaba. Justamente la aparición histórica de la filosofía fue una reacción de duda y de cuestionamiento de los mitos y las tradiciones que buscó respuestas en la razón.
Es así que la filosofía griega -y la posterior hasta llegar a la Epoca Moderna- no era sólo teoría imaginativa sino también  ciencia y técnica prácticas (aunque incipientes en cuanto a las posibilidades de instrumentación y experimentación, pues tuvieron que pasar siglos para que pierda su lastre predominantemente metafísico y especulativo).
Llamemos eurocéntrica a esta interpretación de la filosofía puesto que es producto de la civilización e historia de Occidente.

Una visión del mundo
De acuerdo con otra concepción más amplia (6), la actitud filosófica -que sería un admirarse (7), cuestionarse e intento de responderse ante la realidad- no sería un privilegio de determinada cultura o pueblo. Por el contrario, sería una actitud característica muy común entre los hombres ya que es propio de éstos el tener -más desarrollada que la de los demás animales- la capacidad de razonar (8), de ser inteligentes, de tener conciencia de ellos mismos y del medio que los rodea, de asimilar experiencias, de recordar, etc., etc.
Claro está, en este sentido los seres humanos, en general, han filosofado en distinto grado y manera, pero grosso modo, se han hecho preguntas tales como: ¿qué es lo que existe?, ¿qué es lo verdadero?, ¿quién o (qué) soy yo?, ¿qué es el bien o qué es el mal? y otras por el estilo, de carácter «trascendente» o «metafísico» (en griego significa «más allá de lo físico») sobre la existencia de los dioses o de una «vida» posterior a la muerte, etc. Y así también se han planteado diversas respuestas.
Por lo tanto, toda sociedad, según esta idea, ha tenido su filosofía, significando ésta visión del mundo o cosmovisión. Por supuesto, unas con más elementos irracionales (mágico-religiosos) que otras. Luego, la filosofía -en este sentido de preguntarse y responderse- no sería un atributo exclusivo de Occidente, sino que es patrimonio de la Humanidad. Y así como cada cultura o grupo humano ha desarrollado una cosmovisión cada uno de nosotros tiene la suya propia.
 
La filosofía como una actividad cuestionadora
La actividad filosofante ha dado origen a la crítica, la renovación y el cambio a lo largo de su historia (9). Por ejemplo en la Grecia antigua la aparición histórica misma de la filosofía cuestionó agudamente las creencias mitológicas (10) y en la Modernidad (europea) los  filósofos ilustrados atacaron las bases mismas de la fe y por ende a sus instituciones y clero representativos.
Por supuesto que también hubo intentos racionales e ideológicos de defensa así como represión física. Pero las arremetidas de aquellos fueron más efectivas logrando finalmente el triunfo de la libertad en el pensar y en el creer. Los dogmas religiosos fueron desacreditados y perdieron credibilidad ante la prédica de los librepensadores.
Pero no sólo la religión fue puesta en duda. Además lo fueron los  patrones morales, tanto que cada cual podía elaborar y tener  sus propios códigos de conducta (hasta donde la sociedad se lo permitiese).
De otro lado con el advenimiento del marxismo no solamente se cuestionaron las ideas de los hombres,  sus relaciones de clase, y la explotación del hombre por el hombre, la opresión de los unos por los otros (11), sino que también ofreció la oportunidad de cambiar o adelantar la historia. De ahí el decir de Marx: «La filosofía hasta ahora sólo ha interpretado al mundo, lo que se trata es de cambiarlo». Entonces no solamente había que elaborar ideas sino que también había que llevarlas a cabo, llevarlas a la práctica.
Además a la filosofía se la ha relacionado no pocas veces con una actitud y postura de inconformidad ante lo establecido, ante lo dominante, ante la tradición y lo en boga.

Religión, filosofía y ciencia
Pero claro en la actualidad no todo tipo de explicación podría ser catalogada como filosófica o en el peor de los casos como verdadera. Existen algunos elementos generales -como los acabados de mencionar- que nos permitirían delimitar el campo de lo que es filosofía y lo que no lo es.
Recalcamos esto último ya que, si bien es cierto, hay algunos nexos y semejanzas entre la actividad filosófica, la religiosa y la científica -como que las tres nos dan una imagen de la realidad con una lógica y racionalidad propias además de tener sus representantes oficiales o no así como sus escritos «venerables»-, indudablemente las tres son diferentes, tienen su propio marco de acción e influencia. Las cosmovisiones que se supediten a lo meramente sobrenatural o sobrehumano según determinados libros (sagrados) o portavoces (supuestos de la divinidad) no serán catalogadas de filosóficas sino de religiosas. A su vez, y en contraposición, lo científico se restringirá a lo llanamente material o verificable empíricamente.
De otro lado, las tres se interrelacionan de alguna manera. Por ejemplo, entre las ramas de la filosofía académica podemos encontrar justamente una filosofía de la religión y también una filosofía de la ciencia; o también, lo religioso, como fenómeno humano y social puede ser estudiada por la psicología, la sociología y la historia de la religión (12).

La Ciencia Moderna (Occidental) como producto de la Filosofía
Como ya hemos indicado, los filósofos -que así se autodenominaron- de la Grecia antigua se dedicaban, entre otras cosas, a hacer lo que hoy llamaríamos ciencia, es decir, eran los científicos de su época. No solamente elaboraban complicadas especulaciones metafísicas sino que también fueron buenos observadores de la naturaleza e incluso inventores. Por ejemplo, a Sócrates y a Platón les interesaba mucho la geometría y a Aristóteles las ciencias naturales (que él las incluía en lo que llamó la Segunda Filosofía). Además Eratóstenes intentó calcular la circunferencia de la tierra.
Esa filosofía pretendía abarcarlo todo, interpretar la realidad en forma racional. En ella se encontraba el germen de la ciencia moderna. Pero esta tendencia inicial racional fue truncada en los primeros siglos del cristianismo cuando la razón fue retenida por el mito y la superstición (13). De esa forma la razón se convirtió en sierva de la religión, al menos oficialmente.
Pero  es en la Modernidad, con Descartes, Bacon,  Leibniz, por un lado y Galilei, Kepler, Torricelli, Harvey, Newton, por el otro, que el método científico va tomando cuerpo y comienza a seguir su propio rumbo quedándose la filosofía con lo meramente especulativo y metafísico.
Naturalmente esto no sucedió de la noche a la mañana sino que tuvo que producirse un largo proceso de desarrollo y perfeccionamiento (14) para que la ciencia -tal como la conocemos actualmente- tenga un carácter observacional, demostrativo, evidente, experimental o simplemente real y cierto, además de una delimitación clara de su campo de estudio y acción. Recordemos que Lamarck tenía un sistema de clasificación animal al que denominaba «filosofía zoológica» -en francés, philosophie zoologique- y que a su vez  Newton publicó un libro sobre «filosofía natural» -en latín, philosophia naturalis (15)- e incluso hablaba de «filosofía experimental» cuando trataba sobre sus trabajos de física. Todo esto aún en el siglo XVIII.
 
¿Mera epistemología?
De otra parte, a causa de lo anterior, los que estaban más interesados en obtener un conocimiento basado en lo experimental comenzaron a llamar a su actividad «ciencia» y lo demás, lo no comprobado y meramente especulativo, quedó etiquetado como «filosofía». Y ya en el siglo XIX el máximo conocimiento tenía que ser el «científico» (16).
Se postularon nuevos  conceptos de lo que es la filosofía, de cual debería ser su campo de acción. Se cuestionaron las creencias tradicionales sobre ella, se rechazó la metafísica tradicional clásica y anterior, se «filosofó sobre la filosofía». Tal fue el caso de los exponentes contemporáneos de la filosofía analítica quienes decían que la filosofía debería ocuparse de analizar el lenguaje,  haciendo un buen uso de él al eliminar los sinsentidos lógicos (relacionándose   así con la lingüística y la semántica).
Otra posición es la del positivismo lógico donde toma la noción anterior pero restringiéndola más aún: la filosofía debe analizar sólo el lenguaje de la ciencia, lo demás (lo metafísico) es absurdo, una pérdida de tiempo. Entonces ella debe reducirse a la epistemología, esto es, a una filosofía de la ciencia que se ocupe exclusivamente en estudiar la ciencia, su teoría y su método, contribuyendo de este modo a su perfeccionamiento, esto es, convertir la filosofía en un instrumento de la ciencia (17).
Así la filosofía se debía dedicar finalmente a la fundamentación del método científico llegando de esa manera a la culminación de un largo proceso histórico que se inició en la antigua Grecia con los pensadores jónicos interesados en conocer e interpretar la realidad, en descubrir el ser de las cosas, en encontrar verdades que no sean las religiosamente imperantes en su sociedades (18).
Sin embargo en la actualidad existen paralelamente diversas corrientes  contrarias -neopositivistas, neotomistas, posmarxistas, etc.- con su propias posturas en cuanto a la ciencia. Inclusive hay tendencias anticientíficas (místicas, naturalistas, ecologistas o irracionalistas) en las cuales la ciencia debe supeditarse a la filosofía -o que le achacan los males del mundo actual- u otras (19)  que hablan de la igualdad de ella ante la filosofía y aún más ante la magia y superstición (es decir a otras visiones del mundo).

¿Ciencia no metafísica?
Con todo, a pesar del gran avance científico-tecnológico obtenido -especialmente en algunos países, los superindustrializados- el elemento metafísico aún no está ausente en él. Ya que para explicar los hechos, el cómo y por qué se producen tal o cual fenómeno, el científico necesita y se vale de ciertos paradigmas, de ciertos prototipos (ideales) -tales como las nociones de campo electromagnético, o gravitacional, unidad de fuerza, números, inconsciente, yo, etc. (20). De otra parte, la ciencia no puede dejar de especular cuando no encuentra -en determinado momento- una respuesta aquí y ahora a determinados problemas que escapan a la norma (21), pero esto lo hace basándose en los hallazgos y datos ya obtenidos y no en meras e improvisadas insensateces carentes de evidencia concreta o indirecta (22). Por eso, las teorías científicas no son explicaciones acabadas, absolutas, dogmáticas (como si lo son las religiosas), como tampoco lo son las de tipo filosófico (23) (Sin embargo ¿no explican mejor las cosas que la superstición o la magia?).
Entonces podemos ver que las ciencias ya pueden responder (o intentar hacerlo) las antiguas y clásicas preguntas filosóficas. Por ejemplo, ¿qué es la realidad, cómo es ella, qué la conforma?, ¿qué es lo que existe?, tienen que ver con las ciencias naturales y físicas y con las ramas de la filosofía conocidas como metafísica y ontología; ¿qué es el hombre?, con la antropología y la antropología filosófica; ¿quién soy yo, por qué me comporto así o asá?, con la psicología y las ciencias sociales y con la ética (24); la misma ciencia es estudiada  por la epistemología o la filosofía de la ciencia como ya hemos dicho; y así consecutivamente.
Por otro lado, los filósofos pueden seguir abordando tales cuestiones profundizándolas, e incluso darse el lujo de traspasar los límites mismos del conocimiento científico especulando con fundamento empírico o sin él. Por cierto, si le damos algún contenido de verdad su labor podrá ser más valedera, cierta o útil mientras más se fundamente en la ciencia, u oscurecedora, obstaculizadora del conocimiento si no se le toma en cuenta, propagando ideas erróneas e irreales (siguiendo este parámetro, p. ej., sería hacer una  limitada -por no decir mala- antropología filosófica el no tomar en cuenta los datos y descubrimientos de las ciencias biológicas, de la conducta y las sociales en general) (25).
Así también los filósofos -como los teólogos- pueden permitirse hablar del sentido de la realidad, del cosmos o de la existencia humana sin necesidad de apelar al conocimiento de la ciencia.

Guía de comportamiento
La sabiduría no sólo puede ser entendida como el dominio y conocimiento en las ciencias, artes y técnicas (oficiales o propiamente dichas). También se puede ser sabio en la «ciencia y arte del vivir». En este último sentido la Humanidad ha tenido pocos maestros (26). Así, el gran filósofo sería una especie de guía espiritual -de su época y lugar- que nos indica normas «universales» de conducta lo que debemos hacer, qué es lo correcto, qué lo incorrecto, qué lo justo, cuál es nuestro deber, cómo alcanzar la felicidad, qué es lo verdadero.
Sin embargo, a diferencia de los mandamientos morales propugnados por las religiones dominantes establecidas (27), la acción moral debe tener un fundamento racional en el sistema ético-normativo de una determinada filosofía. Así tenemos que el máximo bien, por ejemplo, para Aristóteles radicaba en la felicidad, para los epicúreos en el placer o para Spinoza en el logro del autodominio y el desarrollo de las capacidades humanas.
Pero, una vez más la ciencia se entromete en regiones que antes eran exclusivo dominio de la ética filosófica quitándole, aparentemente, campo qué estudiar, qué investigar. Así tenemos propugnadores de una ética (28) y, es más, una estética científicas.

El todo y la nada filosóficos
Por otro lado a los filósofos les ha preocupado, entre otras cosas, la belleza (y la fealdad), la justicia, la libertad y la verdad -los valores en general-, la existencia (o inexistencia) de Dios, la inmortalidad (o mortalidad) del alma, los problemas político-sociales y sus posibles soluciones (p. ej. las utopías), el alcance de un conocimiento verdadero, certero -y hasta absoluto a veces-, así como demás inquirimientos, indagaciones, cuestionamientos y tormentos. Ellos -o mejor dicho cualquier persona con una actitud filosófica- han intentado explicar todas estas cosas -y muchas más- y lo seguirán haciendo hasta que haya hombres sobre la tierra (o fuera de ella).

¿Mera especulación?
Se ha considerado a la filosofía -sobre todo luego de su separación de la ciencia- como una actividad especuladora al tratar de indagar sobre aquellas cuestiones «trascendentes» (metafísicas) al pretender darles respuestas sin una evidencia concreta y verificable. Y es así que desde sus mismos orígenes ella no ha estado inmune en la elaboración de abstracciones no pocas veces falsas y aún absurdas (29).
De otra parte  hubo intentos menos subjetivos de solucionar otros problemas (menos etéreos y más concretos) -dejando de lado los prejuicios ideológicos y emotivos-. Es así como se conformaron corrientes de pensamiento no solamente de tendencia metafísica, abstracta y especulativa sino también otras más realistas y prácticas.

¿Cosa de iniciados?
Ha sido inevitable que la mayor parte de los grandes filósofos hayan expresado sus ideas en su propio lenguaje, en su propia jerga. Tal es el caso del sistema aristotélico con términos como «primer motor inmóvil», o el leibniziano con sus «mónadas», el kantiano y su «imperativo categórico», el hegeliano con su «espíritu absoluto», el sartriano  «el ser para-sí», o el marxista «plusvalía», que no son muy fáciles de entender por las mayorías no entrenadas, por supuesto, en tales exquisiteces filosóficas.
De ahí que un estudiante  de la filosofía tenga que «iniciarse», normalmente en una institución académica (si quiere ser un profesional de la filosofía) o por su cuenta, en lo que dijo este o aquel filósofo sobre esta o aquella cuestión. Y además de eso si quiere dominar tal asunto empaparse de los comentarios posteriores (o sea obtener un alto nivel académico y libresco). Es decir, tiene que tomar contacto con la historia de las ideas filosóficas (30), limitándose, hasta cierto punto, a temas ajenos a su propia realidad y época (31).
Por ello los detractores y críticos de la filosofía la consideran una actividad abstrusa, abstractiva, especulativa e ininteligible (32). Pero a pesar de eso sigue siendo atractiva para muchos y su influencia no se pude negar (33) (aunque haya sido en algunas épocas un privilegio, entre otros, para unas minorías).
La filosofía, como antes hemos indicado, puede tratar tanto de temas muy generales como particulares, puede estar interesada en lo meramente especulativo o también puede estar basada en lo verificable empíricamente. También, dijimos, puede tener variados enfoques y así ser apreciada en diversos grados. Uno de ellos, por ejemplo, nos dice que puede ser de utilidad  meramente individual como también social. Desde este punto de vista la filosofía puede  ser de gran valor social ya que puede influenciar a grandes sectores de la humanidad (34), como también solamente puede ser comprendida por unos cuantos -los académicos o sus seguidores-, o peor, sólo por su propio propugnador y mentor entendiéndola y viviéndola como un simple placer personal intelectivo y hasta esotérico. Los pensamientos oscuramente metafísicos u ordenadamente esteticistas son parte del dominio de la filosofía pero son un lujo en países como los nuestros donde grandes y graves problemas demandan nuestro análisis, comentario y participación. La sobre- o la infravaloración de esta o aquella filosofía dependerá de quien emita el juicio.

¿Filosofía académica o creadora?
El quehacer filosófico -hemos dicho- también está relacionado al estudio y
a la exposición académica (35) de los sistemas filosóficos de la historia del pensamiento (36) sean occidentales o no. Ello es labor de los centros de educación superior y universitaria (37).
De hecho un filósofo profesional -o profesor de filosofía- está en la obligación de conocer a los clásicos, de saber lo principal de sus sistemas (38). No estamos diciendo que deba repetir lo que ya dijeron otros sino que más bien debe conocer lo que dijeron otros para así no presentar sus ideas como «nuevas» u «originales» cuando en realidad no lo son (39). La diferencia radicaría en plantear problemas desde una perspectiva propias de tiempo y espacio (40).

Utilidad actual de la Filosofía
Nosotros los interesados y profesionales de la filosofía -dentro de cierta región del mundo y época en el tiempo- trataremos de darle algunos fines prácticos que no solamente tengan que ver con el beneficio de unos cuantos individuos sino de un mayor número de gente (41). Es decir, nos interesa más una filosofía aplicada en estrecha relación con los problemas de nuestra peculiar realidad. Dentro de esta perspectiva una filosofía de este tipo reflexionará sobre los diversos problemas que nos afectan y propondrá soluciones. Claro está, dentro de sus limitaciones y posibilidades.
Problemas relacionados con nuestra historia social (42), política y económica podrían muy bien estar en su agenda. Así como problemas de desarrollo. Otra tarea por reasumir sería la de orientación social y personal así como el análisis y diagnóstico de su época. O la discusión filosófica de problemas sociales o políticos que afectan a la gente (aborto, castigos y penas, ética profesional, derechos humanos, los sistemas de gobierno, el uso de la tecnología, etc.) que demandan cierta posición filosófica básica (43) y que obviamente no es exclusiva de ese ámbito (44, 45) .
En el caso de las regiones donde la dependencia cultural sea notoria habrán dificultades en propiciar pensadores locales, esto es una filosofía que tenga que ver con la realidad de los seres humanos de esa parte del mundo en concreto. Enseñar a razonar, argumentar y polemizar puede ser una de las tareas aún vigentes de una pedagogía filosófica, a través de la lógica y la retórica (46).

¿Está muerta la Filosofía?
Entonces la filosofía, el quehacer filosófico puede ser visto no solamente como un mero privilegio de algunos cuantos «iluminados» o algo que no tenga que ver con la realidad concreta y el diario vivir de las gentes comunes y corrientes. Ella puede servir de excelente brújula moral. Ella pervive en el método científico y fuera de él cuando no nos conformamos con las creencias imperantes y tradicionales, cuando queremos ir más allá de lo establecido y lo acostumbrado y subsistirá mientras exista la actividad racional humana.
 
 
NOTAS
(1) Limitarla sólo a un tipo de características sería no verla en su gran amplitud, olvidar su historia y que los filósofos son seres humanos, esto es seres con la capacidad de dedicarse a distintas cosas y de sentir y pensar diverso.
(2) El divulgador de la ciencia Asimov prefería traducir libremente esa palabra como «amor al conocimiento».
(3) Hegel tenía esta posición.
(4) Claro que esto no indicaba dejar de postular entes inmateriales o una concepción puramente materialista.
(5) Tradicionalmente se acepta que la filosofía (occidental) apareció en Asia Menor hace unos dos mil quinientos años con Tales de Mileto (636?-546?) quien predijo exitosamente un eclipse. También están Anaximandro (611?-547?) quien creía que la vida en la tierra provenía del mar y que algunos animales salieron de él pudiendo ser capaces de respirar, o Anaxágoras quien descubrió como respiran las plantas y los peces. Vemos pues que su filosofía era la búsqueda de interpretaciones no sobrenaturales de los fenómenos, es decir, que se superponía con lo que nosotros ahora podríamos llamar actividad científica. Pero esos filósofos -llamados presocráticos- no solamente se dedicaron a la observación e interpretación de la naturaleza sino que también a asuntos morales, sociales y políticos. Justamente ellos eran profesores y educadores en ciudades-estado que continuamente estaban en conflicto y crecimiento. Aunque para el mismo Russell la filosofía era algo intermedio entre teología y ciencia, pues a semejanza de la primera especula pero como la ciencia, utiliza la razón [Véase  History of Western Philosophy [Historia de la Filosofía Occidental] de B. Russell, p. 10, cit. por W. Bloch en su Homenaje a Bertrand Russell, Taurus, pp. 200-202]. Además «la definición de «filosofía» variará según la filosofía que adoptemos. Todo lo que podemos decir para empezar es que hay determinados problemas que determinadas personas encuentran interesantes, y que no pertenecen, por lo menos hasta el presente, a ninguna de las ciencias particulares. Estos problemas son todos de tal especie, que levantan dudas sobre lo que corrientemente pasa por ser conocimiento; y, si se resuelven las dudas, puede ser sólo por medio de un estudio especial, al cual le damos el nombre de «filosofía»» [De An Outline of Philosophy, p. I, ib. pp. 202].
(6) Por ejemplo en la de A. Gramsci o en la de K. Popper.
(7) Según la interpretación de Heidegger.
(8) Se podrá argüir en contra de esto que el desarrollo de la razón crítica es exclusivo de Occidente, pero recordemos que ha habido en Oriente escuelas racionalistas -claro está, con sus variantes- como las seguidas por algunos discípulos confucianos y la nyaya hindú.
(9) Claro que también ha servido no pocas veces como instrumento de dominación.
(10) Recordemos a Jenófanes y el símil irónico que hacía entre los dioses negros y blancos y los de los animales en caso de que pudieran haberlos tenido.
(11) Cosa que ya habían hecho muchísimo antes los profetas veterotestamentarios como Amós, el mismo Jesucristo y los padres de la iglesia.
(12) Al respecto existen en la actualidad toda gama de publicaciones de índole interdisciplinaria sobre estos temas.
(13) Por ejemplo en el siglo III la Biblioteca de Alejandría que contenía los escritos de los conocimientos más adelantados de su época fue mandada quemar por el obispo. De esa manera muchos descubrimientos y teorías fueron ignorados u olvidados hasta el Renacimiento humanista. Claro que el Medioevo no fue del todo «oscurantista» pues justamente gracias a un religioso, Gutemberg, y a un libro sagrado, la Biblia, la imprenta empezó a utilizarse en Occidente.
(14) El paso de las centurias con las consiguientes transformnaciones sociales, de las relaciones entre los hombres y de éstos con la naturaleza y con el consecuente cambio de actitud hacia ella.
(15) Todavía existe una revista de física que se llama así.
(16) Es así que con su fenomenología Husserl quería otorgar el nivel de ciencia a la filosofía y con su concepción materialista de la historia Marx al socialismo.
(17) Algo así como que la filosofía, «la madre de las ciencias» pasaría a ser «la nieta» de ella misma.
(18) Pero la verdad fue que la mayoría de los filósofos y científicos han sido creyentes en alguna divinidad a pesar de tener una visión más o menos materialista del mundo. Claro está que cualquier libro científico actual, ortodoxo y serio no menciona para nada -de tapa y contratapa- la hipótesis «Dios» puesto que no le es necesaria (recordemos a Laplace). De otra parte en la actualidad existen paralelamente diversas corrientes contrarias -neopositivistas, neotomistas, posmarxistas, etc.-.
(19) Como la del anarquismo epistemológico del finado pensador austríaco Paul Feyerabend.
(20) La idea que todo el universo es solamente materia y que ésta eterna es una proposición netamente metafísica pues no ha sido verificada científicamente. El conocimiento científico está basado en observaciones y estudios de una pequeñísima región del universo.
(21) Como, aparentemente, el fenómeno de la percepción extrasensorial  aunque esto es muy discutido y finalmente refutado.
(22) Aunque recordemos que la posibilidad de viajar  a la luna era parte de la literatura de ficción del siglo pasado y hoy lo es la de viajar al espacio a velocidades cercanas a la luz, formas de vida más evolucionadas o radicalmente diferentes a la nuestra (con base en el elemento carbono y en el ADN), o inteligencias no terrestres, o nuevas concepciones dimensionales aparte de las ya conocidas (gracias a los agujeros negros y las supercuerdas), e incluso la posibilidad de los cyborgs -es decir seres mitad humanos y mitad máquinas-, la creación artificial de nuevas especies o la reaparición de algunas ya extinguidas gracias a la ingeniería genética, el clonaje humano o la utilización de órganos de embriones humanos cultivados artificialmente en la medicina (recientemente se utilizó en China glándulas pituitarias que permitió crecer unos centímetros a un enano).
(23) La metafísica ha jugado un rol importante en el planteamiento de las teorías científicas. Las especulaciones metafísicas fomentan la investigación, son una clase de «teorías científicas en estado embrionario» (Feyerabend). La «buena metafísica» (Lakatos y Elkana) es un fundamento importante en la primera etapa del desarrollo de las teorías empírico-científicas (p. ej. las de Kepler y Newton) [Véase H. Lenk: Filosofía Pragmática, Alfa, Barcelona, 1982, pp.29-30].
(24) Esto es muy claro de entender cuando queremos saber sobre la trayectoria de los cometas, el clima que habrá mañana o qué es bueno para contrarrestar la depresión. Actual y normalmente iríamos a consultarle sobre tales cuestiones a un astrónomo, a un meteorólogo o a un psiquiatra o psicólogo respectivamente, y no a un filósofo (aunque pudiera ser que algunos a un médico-brujo o a un curandero e incluso a un astrólogo).
(25) Actualmente es muy cuestionado el papel que pueda jugar la filosofía con respecto a la ciencia. Por un lado, está la posición que plantea el abandono por parte de los filósofos de intentar explicar cualquier fenómeno empírico como si lo hicieron en siglos postreros al plantear el programa de trabajo de los físicos, por ejemplo, aunque muy pocos de éstos continúan con las inquietudes filosóficas. Su rol quedaría restringido al de ser meros comentadores bien informados de la cultura, y en el caso de la cultura occidental su tarea sería  la de comentar a los grandes filósofos del pasado [Véase H. Gardner: La Nueva Ciencia de la Mente, Paidós, Buenos Aires, 1987, p.103]. Otros -como H. Putnam en Mind, Language and Reality [Mente, Lenguaje y Realidad], Cambridge University Press, 1975- por su parte consideran que si bien es cierto la concepción de la filosofía como «ciencia» o de la ciencia como «filosofía» no es importante si lo es en cambio la participación de ambas en la obtención de «una opinión responsable acerca del mundo real y del lugar que el hombre ocupa en éste» [Cit. en H. Gardner, op. cit., pp. 105].
(26) Por eso K. Jaspers tituló a una de sus obras Los grandes filósofos y en ella incluyó  a Sócrates, Jesús, Buda, Confucio. De este modo, la labor del filósofo se vería entremezclada con la del guía espiritual (o religioso) o maestro (de la humanidad) que señala a sus discípulos sobre la mejor manera de actuar. De ahí que la «regla de oro -y de plata-» hayan influido tanto en las personas («Traten a los demás como quieran que los traten a ustedes» o «no hagas a los otros lo que no quieras que hagan contigo»).
(27) La falta de credibilidad en las creencias religiosas tradicionales y en las organizaciones que las representan ha llevado y lleva a las sociedades contemporáneas hacia un nihilismo y/o consumismo materialista donde las normas morales tradicionales han sido dejadas de lado. La práctica de una ética secular -esto es, sin necesidad de postular ningún ser divino como fundamento- puede producir una vida sana y mejor.
(28) Tenemos el caso del filósofo argentino-canadiense Mario Bunge y del finado «eticista» norteamericano Joseph Fletcher propugnador de una ética situacional racionalista y secular y por lo tanto respetuosa y asimiladora de la ciencia.
(29) Por ejemplo Aristóteles pensaba que las mujeres eran inferiores a los hombres pues a su esposa tenía menos dientes que él. No verificó otros casos.
(30) He ahí la concordancia con el historiador de las ideas.
(31) Los más importantes filósofos de la historia justamente  se  les considera así por sus contribuciones a la filosofía. Pero ¿qué es lo que hace que los aportes de tal o cual filósofo permanezcan en los  manuales o tratados academicos aparte, claro está, de su propio valor intelectual? Pensamos que  son  múltiples los  factores  que  intervienen  ya  sean  sociales,  económicos, políticos y aun psicológicos. Inclusive los nacionalismos cuentan ya que es muy comprensible que los autores franceses, ingleses o alemanes, por ejemplo, propagandicen más a sus  connacionales. Claro está que si las circunstancias especificas de un determinado país o época no favorecen la actividad académica filosófica difícilmente se darán publicaciones de tal tipo.
Inclusive no todos habrán podido plasmar en escritos sus pensamientos -ya sea por propia mano o la de sus discípulos- como también si es que lo pudieron hacer sus obras se perdieron y destruyeron llegando a ser completamente desconocidas a nosotros (o quizás tan o más interesantes que las conocidas o descubiertas).
(32) No obstante en honor a la verdad han habido también filósofos fáciles de entender, unos han sido más realistas que otros y otros menos elitistas o personalistas.
(33) Incluso antiguamente los filósofos estaban dispuestos a morir antes que traicionar sus ideas -ejemplo de ello fueron Sócrates quien bebió de la cicuta y Giordano Bruno que fue quemado vivo- o simplemente ir a la cárcel o participar o propiciar mítines de protesta -como los contemporáneos Russell, Sartre o Marcuse-. Finalmente, para algunos, no les queda a los filósofos de  nuestra época «sino las alturas de la metafísica, la curiosidad infantil de la epistemología y la mera disputa académica de una ética que ha perdido todo influjo sobre la humanidad». Véase W. Durant: Pleasures of Philosophy [Los Placeres de la Filosofía] (1953) citado en Riedl, R.: Biología del conocimiento, Labor, Barcelona, 1983, pp. 7.
(34) Estoy pensando en el budismo primitivo.
(35) Un buen ejemplo de ello lo tenemos en el mismo Aristóteles que comentó a los pensadores que le precedieron.
(36) Es decir los más importantes o renombrados de acuerdo a las circunstancias históricas.
(37) Sin embargo eso no impide a cualquier interesado ser un autodidacta en este campo del saber como en cualquier otro.
(38) Siempre es preferible conocer que ignorar. Claro que también la verdad es que existen innegables limitaciones bibliográficas en nuestro medio.
(39) El mundo no se «creó» ayer ni somos los únicos interesados en la filosofía.
(40) Hasta décadas recientes en América Latina se discutía mucho sobre la filosofía de la liberación y sobre una filosofía genuina regionalista versus una universalista. Creemos que la cuestión radica en elaborar ya, de una vez, planteamientos que den algunas luces sobre problemas que interesan a la gente.
(41) Ojo no estoy diciendo que debería ser así única y exclusivamente. Los otros enfoques son también válidos de acuerdo a su propio contexto y enfoque.
(42) Como por ejemplo el pensamiento prehispánico y el actual de las diferentes etnias serranas y amazónicas.
(43) Justamente ese es el propósito de la publicación independiente que editamos, la Revista Peruana de Filosofía Aplicada que sigue el ejemplo de otras ya existentes como la alemana Archiv für Rechts- und Sozialphilosophie (Archivos de Filosofía del derecho y Filosofía social), la británica Journal of Applied Philosophy (Revista de Filosofía Aplicada), las estadounidenses Philosophy and Public Affairs (Filosofía y asuntos públicos), the International Journal of Applied Philosophy (Revista Internacional de Filosofía Aplicada), Ethics. An International Journal of Social, Political and Legal Philosophy (Etica. Una Revista Internacional de Filosofía social, política y legal), Philosophy and Social Criticism (Filosofía y crítica social), Bussiness and Professional Ethics (Negocios y ética profesional), o la hindú Philosophy and Social Action (Filosofía y acción social).
(44) Son problemas también de medicina, derecho, educación, la economía y las ciencias sociales en general.
(45) H. Lenk, op. cit, pp. 17-18. Además  «el programa de una «filosofía pragmática» [entendida ésta como tomando en cuenta también al receptor y su contexto] es...una apelación a los filósofos y los filosofantes para que se dediquen más intensamente a las cuestiones práctico-vitales del mundo actual, enormemente complejo y signado por la técnica, la ciencia y la industria, es decir, como una invitación para discutir y evaluar críticamente los problemas de la ciencia que guardan una proximidad con la praxis, de la técnica, de los fenómenos económicos, del comportamiento de rendimiento, de las dificultades sociales y políticas, de la imposición de valores, objetivos y normas como así también de su control, de la opinión pública y sus temas actuales en una sociedad «telecrática» de publicidad; nuevas cuestiones actualizadas de la moral en vista de las catástrofes del hambre, de la explosión demográfica, de las nuevas normas sexuales, de los peligros ecológicos del mundo industrializado; cuestiones de la libertad individual que hay que asegurar y limitar con responsabilidad social; protección de la privacidad en vista de las posibilidades de sistemas de información amplios; el dilema de las nuevas situaciones límites de la vida o de las posibilidades y peligros que rápidamente pueden adquirir una dimensión dramática a través de los experimentos y manipulaciones biológicas; problemas de la contaminación radioactiva, de la capacidad de autodestrucción de la humanidad como así también de posibles proyectos de líneas rectoras responsables y practicables para la conformación del futuro y las oportunidades de la razón en vista de estas gigantescas tareas futuras». Ibid. pp. 185-6.
(46) Y es así que existen en diversas partes del mundo en la actualidad estudios de posgrado en discusión y argumentación, aparte de filosofía de la ciencia, de bioética y filosofía social y política como aplicada en general, y por supuesto, de la filosofía clásica teórica.

Publicado originalmente en la RPFA # 1
y luego en LOGOS: LOS GRANDES INTERROGANTES DEL HOMBRE
Volver a la pag. principal de la RPFA