FINALMENTE, ¿PARA QUE SIRVE LA FILOSOFIA?
Manuel A. Paz y Miño, Revista Peruana de Filosofia Aplicada (RPFA)
Los filósofos establecen
leyes y normas imaginarias para utópicas comunidades humanas,
sus razonamientos son como
las estrellas, que dan muy poca luz, porque están muy altas.
Bacon
Pobre y desnuda vas, Filosofía,
dice el vulgo que al lucro vil se entrega.
Petrarca
Desde Tales hasta los más
quiméricos charlatanes no hubo ningún filósofo que
influyese ni siquiera en las costumbres de la calle donde vivía.
Voltaire
Un hombre que descubre el
hecho más sencillo sirve más a la humanidad que el filósofo
más grande del mundo.
Claude
La palabra y el concepto
Podemos dar una gran variedad
de definiciones de lo que es la filosofía (1). Como cualquier otra
actividad humana, el filosofar ha experimentado variaciones sustanciales
a lo largo de su desarrollo histórico. Por ende, con la palabra
filosofía no siempre se ha querido decir lo mismo, ella ha tenido
diversos usos y significados. Si uno abre un diccionario o un manual especializado,
por ejemplo, podrá encontrar una gran gama de significaciones que
van desde la etimológica «amor a la sabiduría»,
atribuída a Pitágoras (2), pasando por la de «ciencia
de las primeras causas y de los primeros principios» de Aristóteles,
«la búsqueda de la verdad», según Malebranche,
hasta la definición de Hegel: «ciencia de lo absoluto»,
o la de Marx: «praxis revolucionaria».
La tradición griega
Según un determinado
-estricto y restringido- punto de vista la filosofía es occidental
(3) ya que nació en la antigua Grecia, surgiendo como alternativa
a las concepciones mítico- religiosas (4) sobre la realidad (5).
La filosofía se presentaba
como un saber racional, explicativo y observacional, hasta cierto punto,
tratando de saber la causa de las cosas, de los fenómenos naturales,
de la conducta humana, de todo lo que le rodeaba al hombre y de lo que
creía que lo rodeaba. Justamente la aparición histórica
de la filosofía fue una reacción de duda y de cuestionamiento
de los mitos y las tradiciones que buscó respuestas en la razón.
Es así que la filosofía
griega -y la posterior hasta llegar a la Epoca Moderna- no era sólo
teoría imaginativa sino también ciencia y técnica
prácticas (aunque incipientes en cuanto a las posibilidades de instrumentación
y experimentación, pues tuvieron que pasar siglos para que pierda
su lastre predominantemente metafísico y especulativo).
Llamemos eurocéntrica
a esta interpretación de la filosofía puesto que es producto
de la civilización e historia de Occidente.
Una visión del mundo
De acuerdo con otra concepción
más amplia (6), la actitud filosófica -que sería un
admirarse (7), cuestionarse e intento de responderse ante la realidad-
no sería un privilegio de determinada cultura o pueblo. Por el contrario,
sería una actitud característica muy común entre los
hombres ya que es propio de éstos el tener -más desarrollada
que la de los demás animales- la capacidad de razonar (8), de ser
inteligentes, de tener conciencia de ellos mismos y del medio que los rodea,
de asimilar experiencias, de recordar, etc., etc.
Claro está, en este
sentido los seres humanos, en general, han filosofado en distinto grado
y manera, pero grosso modo, se han hecho preguntas tales como: ¿qué
es lo que existe?, ¿qué es lo verdadero?, ¿quién
o (qué) soy yo?, ¿qué es el bien o qué es el
mal? y otras por el estilo, de carácter «trascendente»
o «metafísico» (en griego significa «más
allá de lo físico») sobre la existencia de los dioses
o de una «vida» posterior a la muerte, etc. Y así también
se han planteado diversas respuestas.
Por lo tanto, toda sociedad,
según esta idea, ha tenido su filosofía, significando ésta
visión del mundo o cosmovisión. Por supuesto, unas con más
elementos irracionales (mágico-religiosos) que otras. Luego, la
filosofía -en este sentido de preguntarse y responderse- no sería
un atributo exclusivo de Occidente, sino que es patrimonio de la Humanidad.
Y así como cada cultura o grupo humano ha desarrollado una cosmovisión
cada uno de nosotros tiene la suya propia.
La filosofía como
una actividad cuestionadora
La actividad filosofante
ha dado origen a la crítica, la renovación y el cambio a
lo largo de su historia (9). Por ejemplo en la Grecia antigua la aparición
histórica misma de la filosofía cuestionó agudamente
las creencias mitológicas (10) y en la Modernidad (europea) los
filósofos ilustrados atacaron las bases mismas de la fe y por ende
a sus instituciones y clero representativos.
Por supuesto que también
hubo intentos racionales e ideológicos de defensa así como
represión física. Pero las arremetidas de aquellos fueron
más efectivas logrando finalmente el triunfo de la libertad en el
pensar y en el creer. Los dogmas religiosos fueron desacreditados y perdieron
credibilidad ante la prédica de los librepensadores.
Pero no sólo la religión
fue puesta en duda. Además lo fueron los patrones morales,
tanto que cada cual podía elaborar y tener sus propios códigos
de conducta (hasta donde la sociedad se lo permitiese).
De otro lado con el advenimiento
del marxismo no solamente se cuestionaron las ideas de los hombres,
sus relaciones de clase, y la explotación del hombre por el hombre,
la opresión de los unos por los otros (11), sino que también
ofreció la oportunidad de cambiar o adelantar la historia. De ahí
el decir de Marx: «La filosofía hasta ahora sólo ha
interpretado al mundo, lo que se trata es de cambiarlo». Entonces
no solamente había que elaborar ideas sino que también había
que llevarlas a cabo, llevarlas a la práctica.
Además a la filosofía
se la ha relacionado no pocas veces con una actitud y postura de inconformidad
ante lo establecido, ante lo dominante, ante la tradición y lo en
boga.
Religión, filosofía
y ciencia
Pero claro en la actualidad
no todo tipo de explicación podría ser catalogada como filosófica
o en el peor de los casos como verdadera. Existen algunos elementos generales
-como los acabados de mencionar- que nos permitirían delimitar el
campo de lo que es filosofía y lo que no lo es.
Recalcamos esto último
ya que, si bien es cierto, hay algunos nexos y semejanzas entre la actividad
filosófica, la religiosa y la científica -como que las tres
nos dan una imagen de la realidad con una lógica y racionalidad
propias además de tener sus representantes oficiales o no así
como sus escritos «venerables»-, indudablemente las tres son
diferentes, tienen su propio marco de acción e influencia. Las cosmovisiones
que se supediten a lo meramente sobrenatural o sobrehumano según
determinados libros (sagrados) o portavoces (supuestos de la divinidad)
no serán catalogadas de filosóficas sino de religiosas. A
su vez, y en contraposición, lo científico se restringirá
a lo llanamente material o verificable empíricamente.
De otro lado, las tres se
interrelacionan de alguna manera. Por ejemplo, entre las ramas de la filosofía
académica podemos encontrar justamente una filosofía de la
religión y también una filosofía de la ciencia; o
también, lo religioso, como fenómeno humano y social puede
ser estudiada por la psicología, la sociología y la historia
de la religión (12).
La Ciencia Moderna (Occidental)
como producto de la Filosofía
Como ya hemos indicado,
los filósofos -que así se autodenominaron- de la Grecia antigua
se dedicaban, entre otras cosas, a hacer lo que hoy llamaríamos
ciencia, es decir, eran los científicos de su época. No solamente
elaboraban complicadas especulaciones metafísicas sino que también
fueron buenos observadores de la naturaleza e incluso inventores. Por ejemplo,
a Sócrates y a Platón les interesaba mucho la geometría
y a Aristóteles las ciencias naturales (que él las incluía
en lo que llamó la Segunda Filosofía). Además Eratóstenes
intentó calcular la circunferencia de la tierra.
Esa filosofía pretendía
abarcarlo todo, interpretar la realidad en forma racional. En ella se encontraba
el germen de la ciencia moderna. Pero esta tendencia inicial racional fue
truncada en los primeros siglos del cristianismo cuando la razón
fue retenida por el mito y la superstición (13). De esa forma la
razón se convirtió en sierva de la religión, al menos
oficialmente.
Pero es en la Modernidad,
con Descartes, Bacon, Leibniz, por un lado y Galilei, Kepler, Torricelli,
Harvey, Newton, por el otro, que el método científico va
tomando cuerpo y comienza a seguir su propio rumbo quedándose la
filosofía con lo meramente especulativo y metafísico.
Naturalmente esto no sucedió
de la noche a la mañana sino que tuvo que producirse un largo proceso
de desarrollo y perfeccionamiento (14) para que la ciencia -tal como la
conocemos actualmente- tenga un carácter observacional, demostrativo,
evidente, experimental o simplemente real y cierto, además de una
delimitación clara de su campo de estudio y acción. Recordemos
que Lamarck tenía un sistema de clasificación animal al que
denominaba «filosofía zoológica» -en francés,
philosophie zoologique- y que a su vez Newton publicó un libro
sobre «filosofía natural» -en latín, philosophia
naturalis (15)- e incluso hablaba de «filosofía experimental»
cuando trataba sobre sus trabajos de física. Todo esto aún
en el siglo XVIII.
¿Mera epistemología?
De otra parte, a causa de
lo anterior, los que estaban más interesados en obtener un conocimiento
basado en lo experimental comenzaron a llamar a su actividad «ciencia»
y lo demás, lo no comprobado y meramente especulativo, quedó
etiquetado como «filosofía». Y ya en el siglo XIX el
máximo conocimiento tenía que ser el «científico»
(16).
Se postularon nuevos
conceptos de lo que es la filosofía, de cual debería ser
su campo de acción. Se cuestionaron las creencias tradicionales
sobre ella, se rechazó la metafísica tradicional clásica
y anterior, se «filosofó sobre la filosofía».
Tal fue el caso de los exponentes contemporáneos de la filosofía
analítica quienes decían que la filosofía debería
ocuparse de analizar el lenguaje, haciendo un buen uso de él
al eliminar los sinsentidos lógicos (relacionándose
así con la lingüística y la semántica).
Otra posición es
la del positivismo lógico donde toma la noción anterior pero
restringiéndola más aún: la filosofía debe
analizar sólo el lenguaje de la ciencia, lo demás (lo metafísico)
es absurdo, una pérdida de tiempo. Entonces ella debe reducirse
a la epistemología, esto es, a una filosofía de la ciencia
que se ocupe exclusivamente en estudiar la ciencia, su teoría y
su método, contribuyendo de este modo a su perfeccionamiento, esto
es, convertir la filosofía en un instrumento de la ciencia (17).
Así la filosofía
se debía dedicar finalmente a la fundamentación del método
científico llegando de esa manera a la culminación de un
largo proceso histórico que se inició en la antigua Grecia
con los pensadores jónicos interesados en conocer e interpretar
la realidad, en descubrir el ser de las cosas, en encontrar verdades que
no sean las religiosamente imperantes en su sociedades (18).
Sin embargo en la actualidad
existen paralelamente diversas corrientes contrarias -neopositivistas,
neotomistas, posmarxistas, etc.- con su propias posturas en cuanto a la
ciencia. Inclusive hay tendencias anticientíficas (místicas,
naturalistas, ecologistas o irracionalistas) en las cuales la ciencia debe
supeditarse a la filosofía -o que le achacan los males del mundo
actual- u otras (19) que hablan de la igualdad de ella ante la filosofía
y aún más ante la magia y superstición (es decir a
otras visiones del mundo).
¿Ciencia no metafísica?
Con todo, a pesar del gran
avance científico-tecnológico obtenido -especialmente en
algunos países, los superindustrializados- el elemento metafísico
aún no está ausente en él. Ya que para explicar los
hechos, el cómo y por qué se producen tal o cual fenómeno,
el científico necesita y se vale de ciertos paradigmas, de ciertos
prototipos (ideales) -tales como las nociones de campo electromagnético,
o gravitacional, unidad de fuerza, números, inconsciente, yo, etc.
(20). De otra parte, la ciencia no puede dejar de especular cuando no encuentra
-en determinado momento- una respuesta aquí y ahora a determinados
problemas que escapan a la norma (21), pero esto lo hace basándose
en los hallazgos y datos ya obtenidos y no en meras e improvisadas insensateces
carentes de evidencia concreta o indirecta (22). Por eso, las teorías
científicas no son explicaciones acabadas, absolutas, dogmáticas
(como si lo son las religiosas), como tampoco lo son las de tipo filosófico
(23) (Sin embargo ¿no explican mejor las cosas que la superstición
o la magia?).
Entonces podemos ver que
las ciencias ya pueden responder (o intentar hacerlo) las antiguas y clásicas
preguntas filosóficas. Por ejemplo, ¿qué es la realidad,
cómo es ella, qué la conforma?, ¿qué es lo
que existe?, tienen que ver con las ciencias naturales y físicas
y con las ramas de la filosofía conocidas como metafísica
y ontología; ¿qué es el hombre?, con la antropología
y la antropología filosófica; ¿quién soy yo,
por qué me comporto así o asá?, con la psicología
y las ciencias sociales y con la ética (24); la misma ciencia es
estudiada por la epistemología o la filosofía de la
ciencia como ya hemos dicho; y así consecutivamente.
Por otro lado, los filósofos
pueden seguir abordando tales cuestiones profundizándolas, e incluso
darse el lujo de traspasar los límites mismos del conocimiento científico
especulando con fundamento empírico o sin él. Por cierto,
si le damos algún contenido de verdad su labor podrá ser
más valedera, cierta o útil mientras más se fundamente
en la ciencia, u oscurecedora, obstaculizadora del conocimiento si no se
le toma en cuenta, propagando ideas erróneas e irreales (siguiendo
este parámetro, p. ej., sería hacer una limitada -por
no decir mala- antropología filosófica el no tomar en cuenta
los datos y descubrimientos de las ciencias biológicas, de la conducta
y las sociales en general) (25).
Así también
los filósofos -como los teólogos- pueden permitirse hablar
del sentido de la realidad, del cosmos o de la existencia humana sin necesidad
de apelar al conocimiento de la ciencia.
Guía de comportamiento
La sabiduría no sólo
puede ser entendida como el dominio y conocimiento en las ciencias, artes
y técnicas (oficiales o propiamente dichas). También se puede
ser sabio en la «ciencia y arte del vivir». En este último
sentido la Humanidad ha tenido pocos maestros (26). Así, el gran
filósofo sería una especie de guía espiritual -de
su época y lugar- que nos indica normas «universales»
de conducta lo que debemos hacer, qué es lo correcto, qué
lo incorrecto, qué lo justo, cuál es nuestro deber, cómo
alcanzar la felicidad, qué es lo verdadero.
Sin embargo, a diferencia
de los mandamientos morales propugnados por las religiones dominantes establecidas
(27), la acción moral debe tener un fundamento racional en el sistema
ético-normativo de una determinada filosofía. Así
tenemos que el máximo bien, por ejemplo, para Aristóteles
radicaba en la felicidad, para los epicúreos en el placer o para
Spinoza en el logro del autodominio y el desarrollo de las capacidades
humanas.
Pero, una vez más
la ciencia se entromete en regiones que antes eran exclusivo dominio de
la ética filosófica quitándole, aparentemente, campo
qué estudiar, qué investigar. Así tenemos propugnadores
de una ética (28) y, es más, una estética científicas.
El todo y la nada filosóficos
Por otro lado a los filósofos
les ha preocupado, entre otras cosas, la belleza (y la fealdad), la justicia,
la libertad y la verdad -los valores en general-, la existencia (o inexistencia)
de Dios, la inmortalidad (o mortalidad) del alma, los problemas político-sociales
y sus posibles soluciones (p. ej. las utopías), el alcance de un
conocimiento verdadero, certero -y hasta absoluto a veces-, así
como demás inquirimientos, indagaciones, cuestionamientos y tormentos.
Ellos -o mejor dicho cualquier persona con una actitud filosófica-
han intentado explicar todas estas cosas -y muchas más- y lo seguirán
haciendo hasta que haya hombres sobre la tierra (o fuera de ella).
¿Mera especulación?
Se ha considerado a la filosofía
-sobre todo luego de su separación de la ciencia- como una actividad
especuladora al tratar de indagar sobre aquellas cuestiones «trascendentes»
(metafísicas) al pretender darles respuestas sin una evidencia concreta
y verificable. Y es así que desde sus mismos orígenes ella
no ha estado inmune en la elaboración de abstracciones no pocas
veces falsas y aún absurdas (29).
De otra parte hubo
intentos menos subjetivos de solucionar otros problemas (menos etéreos
y más concretos) -dejando de lado los prejuicios ideológicos
y emotivos-. Es así como se conformaron corrientes de pensamiento
no solamente de tendencia metafísica, abstracta y especulativa sino
también otras más realistas y prácticas.
¿Cosa de iniciados?
Ha sido inevitable que la
mayor parte de los grandes filósofos hayan expresado sus ideas en
su propio lenguaje, en su propia jerga. Tal es el caso del sistema aristotélico
con términos como «primer motor inmóvil», o el
leibniziano con sus «mónadas», el kantiano y su «imperativo
categórico», el hegeliano con su «espíritu absoluto»,
el sartriano «el ser para-sí», o el marxista «plusvalía»,
que no son muy fáciles de entender por las mayorías no entrenadas,
por supuesto, en tales exquisiteces filosóficas.
De ahí que un estudiante
de la filosofía tenga que «iniciarse», normalmente en
una institución académica (si quiere ser un profesional de
la filosofía) o por su cuenta, en lo que dijo este o aquel filósofo
sobre esta o aquella cuestión. Y además de eso si quiere
dominar tal asunto empaparse de los comentarios posteriores (o sea obtener
un alto nivel académico y libresco). Es decir, tiene que tomar contacto
con la historia de las ideas filosóficas (30), limitándose,
hasta cierto punto, a temas ajenos a su propia realidad y época
(31).
Por ello los detractores
y críticos de la filosofía la consideran una actividad abstrusa,
abstractiva, especulativa e ininteligible (32). Pero a pesar de eso sigue
siendo atractiva para muchos y su influencia no se pude negar (33) (aunque
haya sido en algunas épocas un privilegio, entre otros, para unas
minorías).
La filosofía, como
antes hemos indicado, puede tratar tanto de temas muy generales como particulares,
puede estar interesada en lo meramente especulativo o también puede
estar basada en lo verificable empíricamente. También, dijimos,
puede tener variados enfoques y así ser apreciada en diversos grados.
Uno de ellos, por ejemplo, nos dice que puede ser de utilidad meramente
individual como también social. Desde este punto de vista la filosofía
puede ser de gran valor social ya que puede influenciar a grandes
sectores de la humanidad (34), como también solamente puede ser
comprendida por unos cuantos -los académicos o sus seguidores-,
o peor, sólo por su propio propugnador y mentor entendiéndola
y viviéndola como un simple placer personal intelectivo y hasta
esotérico. Los pensamientos oscuramente metafísicos u ordenadamente
esteticistas son parte del dominio de la filosofía pero son un lujo
en países como los nuestros donde grandes y graves problemas demandan
nuestro análisis, comentario y participación. La sobre- o
la infravaloración de esta o aquella filosofía dependerá
de quien emita el juicio.
¿Filosofía
académica o creadora?
El quehacer filosófico
-hemos dicho- también está relacionado al estudio y
a la exposición académica
(35) de los sistemas filosóficos de la historia del pensamiento
(36) sean occidentales o no. Ello es labor de los centros de educación
superior y universitaria (37).
De hecho un filósofo
profesional -o profesor de filosofía- está en la obligación
de conocer a los clásicos, de saber lo principal de sus sistemas
(38). No estamos diciendo que deba repetir lo que ya dijeron otros sino
que más bien debe conocer lo que dijeron otros para así no
presentar sus ideas como «nuevas» u «originales»
cuando en realidad no lo son (39). La diferencia radicaría en plantear
problemas desde una perspectiva propias de tiempo y espacio (40).
Utilidad actual de la Filosofía
Nosotros los interesados
y profesionales de la filosofía -dentro de cierta región
del mundo y época en el tiempo- trataremos de darle algunos fines
prácticos que no solamente tengan que ver con el beneficio de unos
cuantos individuos sino de un mayor número de gente (41). Es decir,
nos interesa más una filosofía aplicada en estrecha relación
con los problemas de nuestra peculiar realidad. Dentro de esta perspectiva
una filosofía de este tipo reflexionará sobre los diversos
problemas que nos afectan y propondrá soluciones. Claro está,
dentro de sus limitaciones y posibilidades.
Problemas relacionados con
nuestra historia social (42), política y económica podrían
muy bien estar en su agenda. Así como problemas de desarrollo. Otra
tarea por reasumir sería la de orientación social y personal
así como el análisis y diagnóstico de su época.
O la discusión filosófica de problemas sociales o políticos
que afectan a la gente (aborto, castigos y penas, ética profesional,
derechos humanos, los sistemas de gobierno, el uso de la tecnología,
etc.) que demandan cierta posición filosófica básica
(43) y que obviamente no es exclusiva de ese ámbito (44, 45) .
En el caso de las regiones
donde la dependencia cultural sea notoria habrán dificultades en
propiciar pensadores locales, esto es una filosofía que tenga que
ver con la realidad de los seres humanos de esa parte del mundo en concreto.
Enseñar a razonar, argumentar y polemizar puede ser una de las tareas
aún vigentes de una pedagogía filosófica, a través
de la lógica y la retórica (46).
¿Está muerta
la Filosofía?
Entonces la filosofía,
el quehacer filosófico puede ser visto no solamente como un mero
privilegio de algunos cuantos «iluminados» o algo que no tenga
que ver con la realidad concreta y el diario vivir de las gentes comunes
y corrientes. Ella puede servir de excelente brújula moral. Ella
pervive en el método científico y fuera de él cuando
no nos conformamos con las creencias imperantes y tradicionales, cuando
queremos ir más allá de lo establecido y lo acostumbrado
y subsistirá mientras exista la actividad racional humana.
NOTAS
(1) Limitarla sólo
a un tipo de características sería no verla en su gran amplitud,
olvidar su historia y que los filósofos son seres humanos, esto
es seres con la capacidad de dedicarse a distintas cosas y de sentir y
pensar diverso.
(2) El divulgador de la
ciencia Asimov prefería traducir libremente esa palabra como «amor
al conocimiento».
(3) Hegel tenía esta
posición.
(4) Claro que esto no indicaba
dejar de postular entes inmateriales o una concepción puramente
materialista.
(5) Tradicionalmente se
acepta que la filosofía (occidental) apareció en Asia Menor
hace unos dos mil quinientos años con Tales de Mileto (636?-546?)
quien predijo exitosamente un eclipse. También están Anaximandro
(611?-547?) quien creía que la vida en la tierra provenía
del mar y que algunos animales salieron de él pudiendo ser capaces
de respirar, o Anaxágoras quien descubrió como respiran las
plantas y los peces. Vemos pues que su filosofía era la búsqueda
de interpretaciones no sobrenaturales de los fenómenos, es decir,
que se superponía con lo que nosotros ahora podríamos llamar
actividad científica. Pero esos filósofos -llamados presocráticos-
no solamente se dedicaron a la observación e interpretación
de la naturaleza sino que también a asuntos morales, sociales y
políticos. Justamente ellos eran profesores y educadores en ciudades-estado
que continuamente estaban en conflicto y crecimiento. Aunque para el mismo
Russell la filosofía era algo intermedio entre teología y
ciencia, pues a semejanza de la primera especula pero como la ciencia,
utiliza la razón [Véase History of Western Philosophy
[Historia de la Filosofía Occidental] de B. Russell, p. 10, cit.
por W. Bloch en su Homenaje a Bertrand Russell, Taurus, pp. 200-202]. Además
«la definición de «filosofía» variará
según la filosofía que adoptemos. Todo lo que podemos decir
para empezar es que hay determinados problemas que determinadas personas
encuentran interesantes, y que no pertenecen, por lo menos hasta el presente,
a ninguna de las ciencias particulares. Estos problemas son todos de tal
especie, que levantan dudas sobre lo que corrientemente pasa por ser conocimiento;
y, si se resuelven las dudas, puede ser sólo por medio de un estudio
especial, al cual le damos el nombre de «filosofía»»
[De An Outline of Philosophy, p. I, ib. pp. 202].
(6) Por ejemplo en la de
A. Gramsci o en la de K. Popper.
(7) Según la interpretación
de Heidegger.
(8) Se podrá argüir
en contra de esto que el desarrollo de la razón crítica es
exclusivo de Occidente, pero recordemos que ha habido en Oriente escuelas
racionalistas -claro está, con sus variantes- como las seguidas
por algunos discípulos confucianos y la nyaya hindú.
(9) Claro que también
ha servido no pocas veces como instrumento de dominación.
(10) Recordemos a Jenófanes
y el símil irónico que hacía entre los dioses negros
y blancos y los de los animales en caso de que pudieran haberlos tenido.
(11) Cosa que ya habían
hecho muchísimo antes los profetas veterotestamentarios como Amós,
el mismo Jesucristo y los padres de la iglesia.
(12) Al respecto existen
en la actualidad toda gama de publicaciones de índole interdisciplinaria
sobre estos temas.
(13) Por ejemplo en el siglo
III la Biblioteca de Alejandría que contenía los escritos
de los conocimientos más adelantados de su época fue mandada
quemar por el obispo. De esa manera muchos descubrimientos y teorías
fueron ignorados u olvidados hasta el Renacimiento humanista. Claro que
el Medioevo no fue del todo «oscurantista» pues justamente
gracias a un religioso, Gutemberg, y a un libro sagrado, la Biblia, la
imprenta empezó a utilizarse en Occidente.
(14) El paso de las centurias
con las consiguientes transformnaciones sociales, de las relaciones entre
los hombres y de éstos con la naturaleza y con el consecuente cambio
de actitud hacia ella.
(15) Todavía existe
una revista de física que se llama así.
(16) Es así que con
su fenomenología Husserl quería otorgar el nivel de ciencia
a la filosofía y con su concepción materialista de la historia
Marx al socialismo.
(17) Algo así como
que la filosofía, «la madre de las ciencias» pasaría
a ser «la nieta» de ella misma.
(18) Pero la verdad fue
que la mayoría de los filósofos y científicos han
sido creyentes en alguna divinidad a pesar de tener una visión más
o menos materialista del mundo. Claro está que cualquier libro científico
actual, ortodoxo y serio no menciona para nada -de tapa y contratapa- la
hipótesis «Dios» puesto que no le es necesaria (recordemos
a Laplace). De otra parte en la actualidad existen paralelamente diversas
corrientes contrarias -neopositivistas, neotomistas, posmarxistas, etc.-.
(19) Como la del anarquismo
epistemológico del finado pensador austríaco Paul Feyerabend.
(20) La idea que todo el
universo es solamente materia y que ésta eterna es una proposición
netamente metafísica pues no ha sido verificada científicamente.
El conocimiento científico está basado en observaciones y
estudios de una pequeñísima región del universo.
(21) Como, aparentemente,
el fenómeno de la percepción extrasensorial aunque
esto es muy discutido y finalmente refutado.
(22) Aunque recordemos que
la posibilidad de viajar a la luna era parte de la literatura de
ficción del siglo pasado y hoy lo es la de viajar al espacio a velocidades
cercanas a la luz, formas de vida más evolucionadas o radicalmente
diferentes a la nuestra (con base en el elemento carbono y en el ADN),
o inteligencias no terrestres, o nuevas concepciones dimensionales aparte
de las ya conocidas (gracias a los agujeros negros y las supercuerdas),
e incluso la posibilidad de los cyborgs -es decir seres mitad humanos y
mitad máquinas-, la creación artificial de nuevas especies
o la reaparición de algunas ya extinguidas gracias a la ingeniería
genética, el clonaje humano o la utilización de órganos
de embriones humanos cultivados artificialmente en la medicina (recientemente
se utilizó en China glándulas pituitarias que permitió
crecer unos centímetros a un enano).
(23) La metafísica
ha jugado un rol importante en el planteamiento de las teorías científicas.
Las especulaciones metafísicas fomentan la investigación,
son una clase de «teorías científicas en estado embrionario»
(Feyerabend). La «buena metafísica» (Lakatos y Elkana)
es un fundamento importante en la primera etapa del desarrollo de las teorías
empírico-científicas (p. ej. las de Kepler y Newton) [Véase
H. Lenk: Filosofía Pragmática, Alfa, Barcelona, 1982, pp.29-30].
(24) Esto es muy claro de
entender cuando queremos saber sobre la trayectoria de los cometas, el
clima que habrá mañana o qué es bueno para contrarrestar
la depresión. Actual y normalmente iríamos a consultarle
sobre tales cuestiones a un astrónomo, a un meteorólogo o
a un psiquiatra o psicólogo respectivamente, y no a un filósofo
(aunque pudiera ser que algunos a un médico-brujo o a un curandero
e incluso a un astrólogo).
(25) Actualmente es muy
cuestionado el papel que pueda jugar la filosofía con respecto a
la ciencia. Por un lado, está la posición que plantea el
abandono por parte de los filósofos de intentar explicar cualquier
fenómeno empírico como si lo hicieron en siglos postreros
al plantear el programa de trabajo de los físicos, por ejemplo,
aunque muy pocos de éstos continúan con las inquietudes filosóficas.
Su rol quedaría restringido al de ser meros comentadores bien informados
de la cultura, y en el caso de la cultura occidental su tarea sería
la de comentar a los grandes filósofos del pasado [Véase
H. Gardner: La Nueva Ciencia de la Mente, Paidós, Buenos Aires,
1987, p.103]. Otros -como H. Putnam en Mind, Language and Reality [Mente,
Lenguaje y Realidad], Cambridge University Press, 1975- por su parte consideran
que si bien es cierto la concepción de la filosofía como
«ciencia» o de la ciencia como «filosofía»
no es importante si lo es en cambio la participación de ambas en
la obtención de «una opinión responsable acerca del
mundo real y del lugar que el hombre ocupa en éste» [Cit.
en H. Gardner, op. cit., pp. 105].
(26) Por eso K. Jaspers
tituló a una de sus obras Los grandes filósofos y en ella
incluyó a Sócrates, Jesús, Buda, Confucio. De
este modo, la labor del filósofo se vería entremezclada con
la del guía espiritual (o religioso) o maestro (de la humanidad)
que señala a sus discípulos sobre la mejor manera de actuar.
De ahí que la «regla de oro -y de plata-» hayan influido
tanto en las personas («Traten a los demás como quieran que
los traten a ustedes» o «no hagas a los otros lo que no quieras
que hagan contigo»).
(27) La falta de credibilidad
en las creencias religiosas tradicionales y en las organizaciones que las
representan ha llevado y lleva a las sociedades contemporáneas hacia
un nihilismo y/o consumismo materialista donde las normas morales tradicionales
han sido dejadas de lado. La práctica de una ética secular
-esto es, sin necesidad de postular ningún ser divino como fundamento-
puede producir una vida sana y mejor.
(28) Tenemos el caso del
filósofo argentino-canadiense Mario Bunge y del finado «eticista»
norteamericano Joseph Fletcher propugnador de una ética situacional
racionalista y secular y por lo tanto respetuosa y asimiladora de la ciencia.
(29) Por ejemplo Aristóteles
pensaba que las mujeres eran inferiores a los hombres pues a su esposa
tenía menos dientes que él. No verificó otros casos.
(30) He ahí la concordancia
con el historiador de las ideas.
(31) Los más importantes
filósofos de la historia justamente se les considera
así por sus contribuciones a la filosofía. Pero ¿qué
es lo que hace que los aportes de tal o cual filósofo permanezcan
en los manuales o tratados academicos aparte, claro está,
de su propio valor intelectual? Pensamos que son múltiples
los factores que intervienen ya sean
sociales, económicos, políticos y aun psicológicos.
Inclusive los nacionalismos cuentan ya que es muy comprensible que los
autores franceses, ingleses o alemanes, por ejemplo, propagandicen más
a sus connacionales. Claro está que si las circunstancias
especificas de un determinado país o época no favorecen la
actividad académica filosófica difícilmente se darán
publicaciones de tal tipo.
Inclusive no todos habrán
podido plasmar en escritos sus pensamientos -ya sea por propia mano o la
de sus discípulos- como también si es que lo pudieron hacer
sus obras se perdieron y destruyeron llegando a ser completamente desconocidas
a nosotros (o quizás tan o más interesantes que las conocidas
o descubiertas).
(32) No obstante en honor
a la verdad han habido también filósofos fáciles de
entender, unos han sido más realistas que otros y otros menos elitistas
o personalistas.
(33) Incluso antiguamente
los filósofos estaban dispuestos a morir antes que traicionar sus
ideas -ejemplo de ello fueron Sócrates quien bebió de la
cicuta y Giordano Bruno que fue quemado vivo- o simplemente ir a la cárcel
o participar o propiciar mítines de protesta -como los contemporáneos
Russell, Sartre o Marcuse-. Finalmente, para algunos, no les queda a los
filósofos de nuestra época «sino las alturas
de la metafísica, la curiosidad infantil de la epistemología
y la mera disputa académica de una ética que ha perdido todo
influjo sobre la humanidad». Véase W. Durant: Pleasures of
Philosophy [Los Placeres de la Filosofía] (1953) citado en Riedl,
R.: Biología del conocimiento, Labor, Barcelona, 1983, pp. 7.
(34) Estoy pensando en el
budismo primitivo.
(35) Un buen ejemplo de
ello lo tenemos en el mismo Aristóteles que comentó a los
pensadores que le precedieron.
(36) Es decir los más
importantes o renombrados de acuerdo a las circunstancias históricas.
(37) Sin embargo eso no
impide a cualquier interesado ser un autodidacta en este campo del saber
como en cualquier otro.
(38) Siempre es preferible
conocer que ignorar. Claro que también la verdad es que existen
innegables limitaciones bibliográficas en nuestro medio.
(39) El mundo no se «creó»
ayer ni somos los únicos interesados en la filosofía.
(40) Hasta décadas
recientes en América Latina se discutía mucho sobre la filosofía
de la liberación y sobre una filosofía genuina regionalista
versus una universalista. Creemos que la cuestión radica en elaborar
ya, de una vez, planteamientos que den algunas luces sobre problemas que
interesan a la gente.
(41) Ojo no estoy diciendo
que debería ser así única y exclusivamente. Los otros
enfoques son también válidos de acuerdo a su propio contexto
y enfoque.
(42) Como por ejemplo el
pensamiento prehispánico y el actual de las diferentes etnias serranas
y amazónicas.
(43) Justamente ese es el
propósito de la publicación independiente que editamos, la
Revista Peruana de Filosofía Aplicada que sigue el ejemplo de otras
ya existentes como la alemana Archiv für Rechts- und Sozialphilosophie
(Archivos de Filosofía del derecho y Filosofía social), la
británica Journal of Applied Philosophy (Revista de Filosofía
Aplicada), las estadounidenses Philosophy and Public Affairs (Filosofía
y asuntos públicos), the International Journal of Applied Philosophy
(Revista Internacional de Filosofía Aplicada), Ethics. An International
Journal of Social, Political and Legal Philosophy (Etica. Una Revista Internacional
de Filosofía social, política y legal), Philosophy and Social
Criticism (Filosofía y crítica social), Bussiness and Professional
Ethics (Negocios y ética profesional), o la hindú Philosophy
and Social Action (Filosofía y acción social).
(44) Son problemas también
de medicina, derecho, educación, la economía y las ciencias
sociales en general.
(45) H. Lenk, op. cit, pp.
17-18. Además «el programa de una «filosofía
pragmática» [entendida ésta como tomando en cuenta
también al receptor y su contexto] es...una apelación a los
filósofos y los filosofantes para que se dediquen más intensamente
a las cuestiones práctico-vitales del mundo actual, enormemente
complejo y signado por la técnica, la ciencia y la industria, es
decir, como una invitación para discutir y evaluar críticamente
los problemas de la ciencia que guardan una proximidad con la praxis, de
la técnica, de los fenómenos económicos, del comportamiento
de rendimiento, de las dificultades sociales y políticas, de la
imposición de valores, objetivos y normas como así también
de su control, de la opinión pública y sus temas actuales
en una sociedad «telecrática» de publicidad; nuevas
cuestiones actualizadas de la moral en vista de las catástrofes
del hambre, de la explosión demográfica, de las nuevas normas
sexuales, de los peligros ecológicos del mundo industrializado;
cuestiones de la libertad individual que hay que asegurar y limitar con
responsabilidad social; protección de la privacidad en vista de
las posibilidades de sistemas de información amplios; el dilema
de las nuevas situaciones límites de la vida o de las posibilidades
y peligros que rápidamente pueden adquirir una dimensión
dramática a través de los experimentos y manipulaciones biológicas;
problemas de la contaminación radioactiva, de la capacidad de autodestrucción
de la humanidad como así también de posibles proyectos de
líneas rectoras responsables y practicables para la conformación
del futuro y las oportunidades de la razón en vista de estas gigantescas
tareas futuras». Ibid. pp. 185-6.
(46) Y es así que
existen en diversas partes del mundo en la actualidad estudios de posgrado
en discusión y argumentación, aparte de filosofía
de la ciencia, de bioética y filosofía social y política
como aplicada en general, y por supuesto, de la filosofía clásica
teórica.
Publicado originalmente en
la RPFA
# 1
y luego en LOGOS:
LOS GRANDES INTERROGANTES DEL HOMBRE
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