EL NEGOCIO Y EL ESPECTACULO DE LO «PARANORMAL» EN EL PERÚ
MANUEL
A. PAZ Y MIÑO,
Presidente, Instituto
Peruano de Filosofía Aplicada
Director,
Centro
para la investigación de lo paranormal, seudocientífico e
irracional en el Perú (CIPSI-PERU)
Tridente gigantesco en Nazca
Como otros países el Perú es visitado no
solamente por afamados cantantes y grupos musicales internacionales -de
habla castellana o inglesa, estos últimos en decadencia en sus lugares
de origen- sino también de:
a) expertos mentalistas o hipnotistas -como el español
Tony Kamo quien viene regularmente-;
b) «cirujanos psíquicos» -como el
brasileño Joao Texeira quien tiene aquí un discípulo,
el anteriormente famoso productor de variedades Jonel Heredia-;
c) estigmatizados como el religioso italiano Giorgio
Bongiovanni;
d) telépatas -como las mellizas venezolanas conocidas
como las «Mentes Gemelas» que tuvieron éxito en nuestro
país como consejeras psíquicas-;
e) propagandizadores de la reencarnación -como
el médico estadounidense Brian Weiss que utiliza la regresión
hipnótica.
f) divulgadores del aura -gracias a la fotografía
Kirlian que mostraría el estado de la salud y la personalidad del
cliente-; y
g) astrólogos -como el estrambótico Walter
Mercado residente en los EE.UU. y con líneas telefónicas
psíquicas en diversos países incluído Brasil-.
Paralelamente hay todo un gran despliegue periodístico,
radial y televisivo así como una inmensa afluencia de gente a las
diversas presentaciones públicas que se ofrecen cada vez que se
dan las visitas de tales luminarias.
Además, como en muchas partes del mundo, aquí
en el Perú tenemos “sucesos portentosos” como:
h) curaciones por fe en imágenes religiosas -de
santos o de Jesús-, por la imposición de manos o por el simple
rezo;
i) curaciones «energéticas» practicadas
por diversos grupos orientalistas;
j) imágenes llorosas de “lágrimas” y “sangre”(como
las de la Virgen María);
k) teofanías, apariciones de santos y seres fantásticos
(duendes, demonios, fantasmas, etc.);
l) posesiones demoníacas o revelaciones divinas.
ll) avistamientos y visitas de naves y seres extraterrestres
así como supuestos restos y construcciones de influencia alienígena;
m) y claro está, nuestros propios curanderos,
astrólogos y psíquicos.
De inmediato describiremos con mayor detalle esos casos
con su respectiva crítica y explicación.
¿Magos o simples hipnotistas?
En la Antigüedad -y aún hoy en las llamadas
tribus primitivas- los sacerdotes y médico-brujos se valían
de la sugestión para manipular las conductas de las gentes así
como aliviar muchas de sus dolencias. La sugestión es la base y
fundamento de la hipnosis, técnica practicada ya por el alemán
Franz A. Mesmer (1734-1815) -tenía un sistema terapéutico
basado en la idea de la transmisión del fluído magnético
animal (magnetismo)- y usada en el estudio de la histeria por el neurólogo
francés Jean Charcot (1825-1893) quien influenció en el médico
austríaco Sigmund Freud (1856-1939) y que a su vez la introdujo
en su psicoanálisis.
En la sugestión hipnótica -a la cual se
llega rápidamente por medio de la relajación- el sujeto se
halla predispuesto a obedecer los mandatos o sugerencias del hipnotizador
quien no es más que un mero complemento para que se produzca tal
fenómeno: depende sobre todo de la voluntad del sujeto el que sea
hipnotizado y que pueda, sin habérselo propuesto conscientemente,
por ejemplo, comer un bulbo de cebolla como si fuera una deliciosa manzana,
o poner tan tensos los músculos de su cuerpo que pueda ser colocado
como si fuera una tabla sobre los espaldares de dos sillas, o de realizar
posteriormente determinada acción a determinada hora. Así
que no es nada sobrenatural o inexplicable el trance hipnótico salvo
para que aquellos que desconocen su fundamento psicológico y que
no pocas veces son víctimas de los hipnotistas profesionales. Recordemos
que «en el país de los ciegos el tuerto es rey».
«La Fe mueve montañas»: el poder
«mágico» de la autoridad
Las curaciones por fe, es decir, las que se realizan
por medio de rezos, sin fármacos y sin control médico alguno,
no son algo nuevo en nuestro medio. Hace tiempo que existen en el Perú
grupos religiosos, como es el caso de los pentecostales evangélicos
y los carismáticos católicos, que practican no sólo
la «sanación» del alma sino también la del cuerpo
por medio de la imposición de manos sobre -generalmente- la cabeza
del creyente (práctica también antiquísima registrada,
por ejemplo, en los escritos bíblicos). En esta clase de curaciones
-que van desde un simple dolor de cabezaa a la desaparición de tumores-
al ser invocada la Divinidad se habla de «milagros».
Además hay una gran difusión de las
llamadas curaciones «energéticas» practicadas por el
grupo ufológico Rama, la religión mahikari o la iglesia
mesiánica mundial y los practicantes de las técnicas orientales
seicho-noi-ei, reiky, qi-fong y tai-chi (también se está
enseñando el fen-chui que es una práctica para canalizar
la «energía» a nivel espacial o arquitectónico).
Pero no solamente están esos grupos realtivamente
institucionalizados. Al margen de lo convencional y paralelamente a la
medicina oficial, occidental y ortodoxa están los llamados curanderos,
médico-brujos, hombres-medicina o chamanes y también los
«cirujanos psíquicos». Muchos de ellos tienen éxito
en sus tratamientos -donde invocan a fuerzas «superiores»-
debido a su conocimiento tradicional de las funciones curativas de diversas
plantas aborígenes y sobre todo a la fe que depositan en ellos sus
pacientes que generalmente pertenecen a su mismo contexto cultural, y que
por la incapacidad de pagar los altos tratamientos occidentales -que no
siempre son acertados- requieren de sus servicios. Claro está, algunos
son simples charlatanes, farsantes o embaucadores que se aprovechan de
la buena fe, ignorancia y desesperación de la gente que ha sido
deshauciada por los médicos. Gente capaz de hacer cualquier cosa
puesto que su vida está en peligro.
Con todo, también en el Perú -como en muchas
partes del mundo- hay muchos legos y médicos interesados no sólo
en los fármacos de la medicina tradicional sino también en
la de tipo homeopática (incluso hay farmacias así) y en la
llamada paramedicina que se fundamenta en lo místico y lo paranormal
(curación reyki, bioenergía, la moderna cosmobiología
o antigua astrología, cuyos pretendidos conocimientos muchas veces
son caros). Por supuesto mucha de esta gente interesada en “saber más”
tiene buenas intenciones pero desconoce las críticas contra las
pseudociencias.
En realidad la fe, la creencia en algo o en alguien está
muy arraigada en las acciones de la conducta humana diaria. Vayamos en
avión o en auto en una determinada dirección, normalmente
confiamos en llegar a nuestro destino (aunque no siempre sucede esto).
Cruzamos llanamente una pista pensando que llegaremos al otro lado de la
calle con vida. Cuando pedimos algo a alguien conocido por lo general esperamos
ser correspondidos. Cuanto mayor confianza tengamos en nosotros mismos
mayor será la seguridad en nuestro accionar en nuestro diario vivir.
Luego, cuanto más creamos que algo (un medicamento o algo que funcione
como tal, un talismán, un conjuro, una oración, una imagen,
un fetiche, una técnica de superación, etc.) o alguien (un
sacerdote, gurú, una divinidad o alguno de sus enviados, un mago,
un brujo, un psicólogo o médico, nuestros padres o amigos,
o alguna autoridad, etc.) que tenga poder sobre el mal que nos aqueja,
tendremos una mayor predisposición a creer que se dará el
resultado esperado, esto es, la sanación, la cura o el “milagro”.
Entonces también tiene fe el paciente aquejado
de algún dolor que va a visitar a un cierto médico de quien
ha oído -de amigos o parientes- que es un buen profesional o que
ha tenido éxito con otros pacientes con males semejantes al suyo.
Y así hay una muy buena predisposición psicológica.
No obstante este caso es diferente pues una cosa es afirmar que la cura
es de origen sobrenatural o divino y otra que la cura es debida simplemente
al poder de la ciencia.
No cabe duda que la autoridad influencia poderosamente
en el proceso de cura -y en las relaciones sociales-. Pero eso es hasta
cierto límite, nadie se cura del cáncer simplemente porque
un renombrado médico, shamán o sacerdote se lo dice (Así
tampoco no todos los atractivos físicamente o bien vestidos son
honrados). La autoridad curativa puede proporcionar cierto aliento y esperanza
así como relajación y un estado de bienestar mental, condicionar
psicológicamente y hacer sentir «aliviados» temporalmente
pero la enfermedad persiste y el peligro de la supuesta cura radica en
que el paciente se siente curado y seguro de ya no necesitar más
tratamiento o terapia médica. Así puede empeorar e incluso
morir.
El «poder curador» de la mente: somos cuerpos
Pero ¿tales curaciones lo son en realidad? ¿No
serán acaso curaciones aparentes inducidas por meras sugestiones?
Y, en ese caso, ¿las tales no producen secuelas posteriores peores
a las que se querían aliviar? Sabemos que somos una unidad bio-psico-social
y que por ende nuestro estado emocional y mental influencia en nuestra
salud corporal y viceversa.
De hecho, por ejemplo, un simple resfriado nos puede
producir desánimo y apatía aparte de molestias físicas
-cansancio corporal, dolor de cabeza, ettc.-. Pero ¿qué de
enfermedades más graves como la invalidez? Así como hay distintas
circunstancias que pueden ayudar al padecimiento de un resfriado (la exposición
a cambios bruscos de temperatura, una disminución de las defensas
inmunitarias por mala alimentación, etc.) también hay más
de una clase de invalidez. Tenemos por un lado una invalidez por causas
meramente psicológicas (histeria) y por el otro a la poliomelitis
que daña (irreversiblemente) los nervios. El primer caso puede ser
aliviado al mismo nivel -psicológicamente- por medio de la sugestión:
un individuo que padezca una pseudo-invalidez puede creer muy sinceramente
que alguien puede devolverle la movilidad con sólo tocarle el miembro
afectado o por simples conjuros o rezos. Y así en efecto sucederá
pero no por fuerzas externas a él sino por el mero poder de su fe
la que finalmente es una expresión de su mente, mejor dicho, de
su sistema nervioso central (cerebro).
En ese sentido las llamadas curaciones psíquicas
-por fe (o sugestión), «millagrosas» o por la imposición
de manos- en su mayoría no son tales sino más bien sucesos
naturales, regresiones de enfermedades de tipo psico-somático, es
decir, de origen emocional. O, en el peor de los casos, simples embustes
creados para venderse a la gente desesperada y deshauciada dispuesta a
creer en cualquier cosa para curarse y escapar del dolor y la muerte.
Por supuesto que además se presentan casos de
ciertas mejoras de perturbaciones somáticas notorias (tumores, cáncer,
y hasta sida). Nuestro cuerpo, como sistema biológico, tiende a
buscar equilibrio -recordemos las endorfinas generadas por el propio cuerpo
para soportar el dolor extremo súbito o el agotamiento en la práctica
deportiva o cualquier ejercicio físico intenso. No todos los cuerpos
están programados genéticamente por igual para resistir los
diversos males que existen. Y así muchos enfermos del mismo cáncer
al pulmón pueden morir rápidamente, y otros mucho después.
Ante la infección de una misma enfermedad, como por ejemplo el terrible
e implacable ébola, muchísimos pueden morir al poco tiempo
y otros resistirla de manera extraordinaria.
También se sabe de la cercana relación
entre el sistema nervioso y el sistema inmunitario (por ej. las heridas
demoran en cicatrizar en situaciones de gran stress) y la naturaleza electro-bioquímica
del pensamiento.
¿Telepatía o simples trucos de magia?
Los llamados fenómenos paranormales como la telepatía
-la capacidad de la transmisión ddel pensamiento sin mediar nuestros
órganos corporales, junto a la telequinesis -el mover objetos simplemente
con el pensamiento-, o la precognición -la capacidad de predecir
algunos acontecimientos futuros-, de existir, serían objeto de estudio
de la llamada y controvertida parapsicología (para en griego es
paralelo, junto a; psiquis: mente, alma, y logos: tratado, ciencia).
La gran mayoría científicos de llano opina
que los llamados fenómenos paranormales no existen, o en el peor
de los casos que son fraudes y engaños. Luego la parapsicología
sería una falsa ciencia. Esta la posición escéptica
del Comité [internacional] para la investigación científica
de las afirmaciones paranormales que incluye no sólo a renombrados
científicos, educadores, filósofos sino también a
magos profesionales); por otro lado, están quienes creen que lo
paranormal -cuando es legítimo y esto en contadas y extraordinarias
ocasiones- debe ser investigado (luego la parapsicología sería
una protociencia, una ciencia emergente. Esta era la postura, por ejemplo,
del psicólogo germano-británico H. J. Eysenck o la antropóloga
americana M. Mead).
Ciertamente debemos tener muy presente que los buenos
trucos de magia -debidos a la sugestión, velocidad en el movimiento
de las manos, una clave en el lenguaje para la transmisión «telepática»
de datos- no son fenómenos fuera de lo común o parapsicológicos
ni mucho menos sobrenaturales. Esto lo sabía muy bien el legendario
Houdini quien se dedicó también a descubrir muchos fraudes
espiritistas y hacedores de milagros.
¿Vidas pasadas o supermemoria?
Desde hace décadas ya se recurre a la hipnosis
para saber qué vidas llevaron en el pasado las “almas inmortales”
(reencarnadas) de diversa gente -(M. Bernstein: The Search of Bridey Murphy
[La búsqueda de Bridey Murphy, N.J.: 1956], Th. Dethlefsen: Das
Erlebnis der Wiedergeburt [La experiencia del renacer, Munich: 1976], J.
Iverson: More Lifes than One? [¿Más de una vida?, Londres:
1977).
Cualquier persona con cierta base teórica y práctica
en hipnosis puede hacer «recordar» a otra cómo se llamaba,
dónde y de qué vivía en sus existencias anteriores.
Por ejemplo, el hipnotizado puede decir que era un noble inglés
del siglo XIX o una hermosa campesina del Incario e inclusive puede contar
estas cosas con palabras que nos sonarían a inglés insular
o quechua andino, en ambos casos puede describirnos con cierto detalle
cómo era su localidad, su forma de vestir y costumbres.
¿Cómo explicar eso? Bueno, el inglés
lo tenemos por doquier, su influencia es tremenda desde el término
de la Segunda Guerra Mundial, es el latín de nuestro tiempo y gracias
al cine y la televisión cualquier pueblo con un mínimo de
tecnología está marcadamente influenciado por él;
la mayoría de nosotros de algún modo u otro lo escucha o
lo ve escrito en los medios de comunicación (hay quienes prefieren
usar el término inglés media). Y de otro lado el quechua
-en sus diversas variantes- es hablado ppor una gran mayoría de nuestros
compatriotas. Así nos gusten o no, los hallamos estudiado o no,
nos acordemos o no conscientemente, cualquiera de nosotros conocemos algunas
de sus palabras o de sus sonidos. Y claro está a través de
relatos, libros y películas se pudo haber conocido algo de la vida
de aquellas épocas en la infancia o adolescencia y olvidado después
para finalmente recordarse -criptomnesia- bajo hipnosis.
Por supuesto que un sujeto hipnotizado también
puede equivocarse en describir o inventar imaginativamente sucesos que
no corresponden a la época o lugar señalados o hablar incoherentemente
en un idioma inexistente. O en el peor de los casos no describir ninguna
vida anterior («no recuerdo nada»).
También no pocas veces se muestran exageradamente
casos de niños que supuestamente tienen una conocimiento obtenido
de vidas anteriores cuando simplemente lo adquirieron en esta vida y claro
los fraudes son algo muy común para la obtención e notoriedad
y dinero.
¿Un mundo espiritual?
La reencarnación, creencia religiosa oriental,
también se vincula a la controvertida parapsicología. Con
respecto a ella los parapsicólogos plantean diversas hipótesis
explicativas como, por ejemplo, que es en realidad una herencia neurológica
que nos permitiría conocer recuerdos ancestrales (inconsciente colectivo
según el psicólogo suizo C. G. Jung). Otra nos diría
que la «reencarnación» sería producto de una
cierta forma de telepatía: el supuesto «reencarnado»
recepcionaría los pensamientos ajenos y así podría
interpretársele como que otras almas o espíritus se posesionasen
de él o que las mentes humanas son inmortales y que sólo
se trasladan de un cuerpo a otro.
Análogamente en lo que respecta a los que afirman
«haber estado» en dos sitios a la vez, simultáneamente
con testigos que corroboren sus afirmaciones. Si ellos -o casi todos- no
mienten, ¿cómo es que ha llegado alguien que está
«acá» «allá»?, ¿el «doble»
es otro cuerpo o sólo una imagen proyectada? Si es una imagen podría
no ser solamente pensamiento?, ¿intervendría también
el resto del cuerpo en este «viaje astral»?
Al aludir entes inmateriales o buscar una explicación
a lo paranormal en ellos los críticos de los parapsicólogos
les tildan de oscurantistas, religiosos solapados ya que el espiritismo
(y el animismo) explicaría los fenómenos parapsicológicos.
El espiritismo postula la existencia de un mundo espiritual paralelo al
nuestro. Tuvo un repunte a fines del siglo pasado y a comienzos del actual
aparecieron iglesias cristianas espiritistas. Es célebre el caso
del escapista Harry Houdini quien poco antes de morir prometió mandar
un mensaje post-mortem en clave a su esposa. Según ella así
lo hizo a través de un pastor espiritista quien fue el medium. Pero
la verdad es que muchos casos catalogados de espiritistas han sido fraudes
o ingenuas malinterpretaciones. Y como sucede con otros fenómenos
que el sentido común no puede explicar a satisfacción, las
pseudociencias pretenden darles validez.
El aura: ¿la prueba del espíritu?
Los propagandizadores del aura, o la energía misteriosa
irradiada por los seres vivientes, sostienen que se puede observar a través
de la fotografía Kirlian. Semyon Davidovich Kirlian fue el primero
en usar la técnica en 1937 la cual consiste en poner al sujeto a
ser fotografiado en un circuito eléctrico de modo que actúe
como un electrodo.
Entonces, ¿a qué se debe esa supuesta aura
fotografiada, es decir, los bordes impresionantes y coloridos alrededor
de los seres vivos? Se cree que es debida a la humedad presente en ellos,
cuando la electricidad ingresa en el ser vivo fotografiado produce una
área de ionización gaseosa alrededor de él. Así,
durante la exposición la humedad se transfiere del sujeto a la superficie
de la emulsión de la película fotográfica y causa
una alternación en el patrón de la carga eléctrica
de ella. Si la fotografía es tomada en un vacío, donde no
hay gas ionizado, no aparece ninguna imagen Kirlian. Si el efecto Kirlian
fuera debido a alguna especie de energía misteriosa entonces
no desaparecería en un simple vacío. El aumento de este efecto
durante excitación emocional también se explica por la humedad
corporal. El sudor es una respuesta básica a la estimulación.
De ese modo los individuos sudorosos tendrán una mayor presencia
de humedad en la superficie de la piel y una mayor cantidad de ella producirá
una
imagen Kirlian más grande. Claro está otras
variantes que pueden afectar a este tipo de imágenes son el tipo
de película y electrodo y las características de la electricidad
usados.
Luego, ¿por qué tanto alboroto relacionando
lo paranormal con la foto Kirlian? Simplemente porque se desconoce los
procesos físicos involucrados o no se lleva con rigurosidad las
medidas técnicas.
Los estigmatizados: ¿portentos de Dios?
El que una persona muestre heridas frescas en su rostro,
manos o pies como se cree que las tuvo Jesucristo -considerado por sus
seguidores como el Hijo de Dios o Dios mismo encarnado- no significa que
las tales tengan un origen sobrenatural o divino. La explicación
más sencilla es que el origen de tales heridas sea natural, esto
es, mala o retardada coagulación de la sangre o artificial: la misma
persona «estigmatizada» se hace las heridas como lo hacen también
el cirujano psíquico a escondidas o en un descuido de los investigadores
que los observan cuando no pueden usar sangre de animales o ajena al paciente
para su supuesta operación no cicatrizante.
¿Y por qué acudir a la explicación
más fácil? Porque las explicaciones extraordinarias son innecesarias.
Así, para explicar porque encontramos rota nuestra taza de café
por la mañana en nuestro comedor no necesitamos postular la existencia
de un duende adicto a la cafeína sino simplemente buscar las alternativas
explicativas posibles -una mascota como un perro o gato o un visitante
indeseable como una rata-.
Giorgio Bongiovanni
¿Qué nos deparan la fortuna, el destino
o la Providencia para mañana?
Nuestros periódicos sensacionalistas como en todo
el mundo también divulgan lo paranormal -con sus grandes fotos o
dibujos de ovnis, estigmatizados, etc., en sus portadas y publican horóscopos-
y algunos astrólogos y psíquicos, brindan sus servicios por
líneas exclusivas telefónicas. En los avisos de cualquier
diario, revista, programa radial o televisivo se pueden propagar anuncios
prometedores de curación y buenaventura para los males y penurias
de la gente. Uno de ellos podría rezar así: «Maestro
Lostro, parapsicólogo[sic], de regreso al país, luego de
una gira triunfal por EE.UU. y Europa, te ayudará en tu trabajo,
a alejar la maldad y la envidia de tu familia y hogar» o «Madame
Zoraida te ayudará a recuperar a tu pareja perdida o a comunicarte
con el ser querido ya ido... te curará cualquier mal del cuerpo
o del alma» (a veces, incluyendo el cáncer y el sida). Otro
podría decir lo siguiente: «La cruz, el manto, el pañuelo
consagrado en Tierra Santa mejorará tu salud y solucionará
tus problemas».
Además podemos encontrar en casi cualquier periódico
o magazín radial o de TV una sección zodiacal -cuyo autor
se autodenomina astrólogo (que sabe tanto de la materia como cualquiera)
o cosmobiólogo (como lo enseña la Gran Fraternidad Universal),
psíquico, parapsicólogo, cartomántico, etc.- con el
pronóstico del día -o del futuro en general- en cuestiones
de salud, dinero y romance. Claro está, nuestros medios también
invitan o entrevistan rara vez a científicos que cuestionen a los
supuestos psíquicos, curanderos, astrólogos, curadores milagrosos
y exorcizadores de endemoniados.
De muchos de los estos últimos fácilmente
podemos deducir que se trata (en el peor de los casos) de embaucadores
que se aprovechan de la buena fe del público que en su desesperación
pueden acudir a ellos en la búsqueda urgente de la solución
de sus problemas de índole material, económica, psicológica
o sentimental e incluso política. Simplemente se trata de
charlatanes que buscan ganarse la vida haciendo uso de juego de palabras
y naipes (Claro deberá haber algunos ingenuos que creerán
sinceramente en «sus poderes»).
En general, los astrólogos, los cartománticos,
los quirománticos así como los lectores del I-Ching, de piedras,
huevos, entrañas de animales u hojas de plantas pueden hacer un
excelente papel o no como consejeros puesto que muchos de sus clientes
los buscan debido a sus problemas ya sean económicos o sentimentales
(muchos de ellos curanderos o charlatanes y en estos casos pueden causar
daño, enfermedad, envenenamiento y muerte).
Si los lectores de la buenaventura les dicen a sus clientes:
«Hoy la posición de los planetas te favorecen, -o las fuerzas
cósmicas del Universo o Dios mismo- te va ir mejor que ayer si te
esfuerzas», «hoy vas a conocer a alguien que te va a ayudar»
o «tienes que dedicar más tiempo a tu pareja o la perderás»
simplemente están reforzando positivamente sus actitudes. Aunque,
por supuesto, por mucha que sea nuestra predisposición -o desesperación-
no siempre las cosas saldrán como deseamos: ninguno podrá
predecir lo mismo a una misma persona para un mismo día o una misma
situación. Tómese el infantil juego de tirar las cartas -Ud.
puede repetir la experiencia-: nunca les saldrá los mismos naipes
así se arrojen simultáneamente de dos o más barajas.
Imágenes, sangre y llantos «milagrosos»
Además aquí como en otros países
se cree en manifestaciones divinas a través de ciertos objetos como
íconos que inclusive «lloran» y hasta «sangran»
milagrosamente.
Sabemos que sólo los seres vivientes pueden poseer
un sistema circulatorio, aparatos lacrimales y emociones. Los objetos inanimados
no los poseen. Entonces ¿qué serían las «lágrimas»
y la «sangre» emanadas de las estatuillas? Antes de llamarlas
así habría que analizar esos fluídos en un laboratorio
para saber su composición química. También habría
que tener muy en cuenta el medio ambiente en el cual se hallan las imágenes.
Además claro está, la explicación más fácil
y habitual es la del fraude o el trucaje con fines no santos. De hecho
es la misma jerarquía católica la primera en cuestionar
tales portentos -aunque finalmente tenga su propia lista oficial de ellos-.
Inclusive algunos sacerdotes han mostrado -a través de los medios
de comunicación- que es posible hacer «llorar» y «sangrar»
a un huaco retrato o artesanía preinca aplicándole ciertas
sustancias químicas (como por ejemplo el pentóxido de fósforo).
Apariciones «milagrosas»
De otro lado la creencia en las apariciones divinas está
muy arraigada en nuestro país como en muchos otros países
de mayorías católicas ya sea en los sectores socioeconómicos
bajos o altos pero ambos de y acendrada fe religiosa. Para los de mentalidad
escéptica, científica y/o naturalista, quienes no creen en
lo sobrenatural, como no hay dios(es) no hay apariciones, las tales podrían
ser en primer lugar, alucinaciones, fantasías e incluso algún
trastorno mental o simple fraude: Los «milagros» no existirían,
serían simples interpretaciones erradas de sucesos normales y comunes,
o en todo caso, exagerados o tergiversados que tendrían explicaciones
racionales si no ahora en el futuro a falta de mayores datos, pruebas o
conocimientos pero que una vez obtenidos serían perfectamente comprensibles.
Es comprensible entonces que cuando supuestamente se
dan tales visitas «divinas» sólo el «iluminado»,
el «místico» privilegiado las ve -o en todo caso también
sus seguidores (sugestión colectiva)- y no así los reporteros
con sus cámaras fotográficas y de video.
Desde tiempos remotos se habla de tales visitas, apariciones
y manifestaciones que en realidad eran simplemente la visión de
fenómenos meteorológicos -tormentas, rayos, arco iris, etc.-,
geológicos -terremotos, maremotos, etc.-, astronómicos -cometas,
supernovas, etc.-, e inclusive biológicos -epidemias y pestes sin
causa ni cura conocidas-.
Por otra parte sabemos ahora que si bien es cierto la
realidad existe objetivamente y no sólo por nuestros deseos y creencias,
éstas influyen en gran manera a la hora de interpretar los datos
que nos llegan a través de los sentidos. Por ejemplo una persona
muy religiosa puede ver en la corteza de un árbol, en la conformación
de las nubes, en manchas o ciertas sombras en puertas o pisos, etc. el
rostro de un ser humano o mejor dicho divino interpretando tal visión
como de origen sobrenatural. En cambio una persona con otra mentalidad
vería en tales objetos a otros personajes, objetos y hasta animales.
Así también las personas criadas en comunidades
en donde se cree en duendes y espectros serían capaces de verlos
en, por ejemplo, costalillos de papas o sábanas en las noches o
simplemente en las fotos con distorsiones o reflejos lumínicos.
¿Escogidos del diablo y de Dios?
En un país con una población mayoritaria
normalmente ignorante de los diversos avances científicos la explicación
más fácil de los comportamientos fuera de lo ordinario connota
un origen sobrenatural, diabólico o divino. Y así diversos
problemas mentales como la epilepsia o una simple psicosis o maníaco-depresión
se pueden tomar como posesión demoníaca. Peor aún
si tal explicación es alentada por los medios de comunicación
propagando
reportajes de exorcismos o exhibiendo de películas como El exorcista
o Poseído, sólo por citar dos de las más famosas.
De modo semejante no pocos religiosos creen que alguna
fuerza divina es el origen de que hablen incoherencias que sólo
ellos entienden -los cristianos pentecostales y carismáticos le
llaman hablar en lenguas y los psiquiatras y psicólogos glosolalia-.
Pero en verdad la creencia en las fuerzas sobrenaturales
se remonta mucho más antes de la llegada de la conquista de los
españoles, así que es parte de las creencias tradicionales
ancestrales de la cultura de gran parte de nuestro pueblo como las de cualquier
otro que no conoce los avances de la ciencia.
«¿Y ahora quién podrá ayudarnos?»
(¡Los marcianos llegaron ya!)
Por otro lado, la ovnilogía o ufología
religiosa es catalogada como una religión contemporánea,
una neorreligión que en términos generales postula que la
humanidad se originó por la intervención de inteligencia
extraterrestre, que ella creó los grandes monumentos de las culturas
no europeas del pasado y que no son producto de la inteligencia autóctona
humana, incluso que las apariciones de antaño de los dioses -con
truenos y rayos- en realidad eran naves espaciales y que en la actualidad
los alienígenas vigilan la Tierra, raptan (abeducciones) a alguna
gente para estudiarlos o llevárselos a sus planetas, se comunica
con ciertos escogidos privilegiados -general y exclusivamente por telepatía-
esperando el momento oportuno para actuar, esto es, para redimir a los
justos y a castigar a los impíos. ¡Un mesianismo extraterrestre
que resolvería los problemas de la humanidad!
Es así como en el Perú tenemos varios grupos
sui-generis que rinden culto a los extraterrestres y sus naves entre los
que destacan: a) el movimiento Alfa y Omega -que incluso tiene un discurso
de izquierda- que proclama que Jesucristo retornará a la Tierra
con sus ángeles en platillos voladores y cuyo fundador -que vivía
en el distrito de Lince- fue el chileno Luis Antonio Soto Romero quien
afirmaba que los cientos de dibujos de contenido ufológico y bíblico
le habían sido revelados por Dios telepáticamente (algo típico
de los fundadores de los grupos religiosos es su comunicación “privilegiada”
con la Divinidad); y b) el grupo Rama con sus variantes e escisiones encabezados
por Sixto Paz Wells (n. 1955) quien también afirma tener contactos
telepáticos desde la edad de 19 -su padre, Carlos Paz, fundó
el Instituto de Relaciones Interplanetarias- como también haber
sido llevado a otros mundos. Y claro ninguno de estos grupos puede mostrar
evidencia alguna de sus viversos «encuentros» con los alienígenas,
ni siquiera una foto con ellos abrazándose por tan feliz reunión.
Sixto Paz
Sixto Paz ganó notoriedad internacional cuando
el escritor español J.J. Benítez divulgó sus relatos
de contactos telepáticos y viajes a Ganímedes, una de las
lunas de Júpiter, pero la única evidencia física que
ha mostrado es la de una foto en la cual mostraba al supuesto extraterrestre
Oxalc -que más parecía un dibujo retocado- sobre una de las
elevaciones de la localidad de Marcahuasi, a unos 89 km. de Lima y a 3,035
metros sobre el nivel del agua, la cual también es célebre
por contener restos arqueológicos y formaciones pétreas antropomórficas
y zoomórficas, a las cuales los ufólogos atribuyen un origen
extraterrestre al igual que las afamadas líneas de Nazca o la colosal
Fortaleza de Sacsayhuamán del Cuzco o la Portada del Sol de Tiawanaco.
Estos y otros lugares arqueológicos son visitados por gente de todo
el mundo especialmente para estar en contacto con sus «energías»
positivas y son guiados por diversos gurúes aborígenes locales
o afincados en el extranjero.
J.J. Benítez
Conclusiones
El deseo vehemente de trascender la realidad cotidiana
-que no pocas veces es difícil y dolorosa-, la búsqueda de
una certeza y esperanza «aliviadoras» de los problemas económicos
y los males del cuerpo y la mente, la dinámica contradictoria de
la existencia humana o simplemente el aburrimiento cotidiano, empujan reiteradamente
a mucha gente hacia lo mágico, paranormal, sobrenatural y/o supersticioso,
así como su debilidad, descuido, ingenuidad, e ignorancia, y el
aprovechamiento de quienes buscan diariamente incautos para sacarles algún
dinero fácil no sólo en su país sino más allá
de sus fronteras.
Todo ello empeora más aún si los medios
de comunicación están al servicio de determinados intereses
económicos y políticos al propagandizar lo paranormal convirtiéndolo
en una mina de oro o cortina de humo sin promover una razón crítica
ni el conocimiento científico.
Por otro lado, es comprensible el auge y éxito
de la pseudociencia (ingenua o fraudulenta), especialmente en épocas
de crisis económica y moral, así como también el de
las sectas salvíficas, los juegos de azar y las apuestas. Son una
excelente válvula de escape ante los problemas que muchas veces
pueden llevar a la incertidumbre o la desesperación o simplemente
producen en nosotros un fascinante interés y curiosidad por saber
si nuestra vida será afortunada (o desastrosa) en cuestiones tan
importantes como la salud, el dinero y el amor.
Los que creemos y sabemos que el conocimiento científico
se fundamenta en la realidad tenemos el deber de estar alertas para denunciar
-en lo posible- lo que se nos quiere preesentar como verdaderamente científico
cuando en realidad es pseudocientífico, carente de evidencia y mera
especulación, y, claro está, los fraudes abiertos o solapados.
Tenemos el deber de divulgar el fundamento de la investigación y
el método de la ciencia lo que permitirá diferencia lo que
es ella de lo que es pseudociencia.
Los que pensamos que la razón -basada en la ciencia-
es la forma máz eficaz de explicar la realidad tenemos el deber
de divulgar el pensamiento crítico que permitirá entender
muchos de los supuestos casos paranormales y sobrenaturales en términos
racionales, naturales y científicos, utilizando los medios más
eficaces de divulgación masiva -periódicos, revistas, radio,
TV- en una forma entendible, amena y educativa. Tales deberes son parte
de la misión del Instituto Peruano de Filosofía Aplicada
a través de su Centro de Investigación de lo Paranormal,
lo seudocientífico y lo irracional (CIPSI-PERU).
Pero, por supuesto, la enseñanza y aprendizaje
de la ciencia debe ser parte de la agenda de cualquier gobierno interesado
en que la mente y la salud de los ciudadanos mejore, es decir, es indispensable
y urgente determinadas medidas a nivel macropolítico para sacar
a nuestro país de la miseria y la ignorancia. Todo esto no es un
mero
problema intelectual sino que además de la gran cantidad de dinero
en juego están las vidas de muchas gentes, como ya hemos dicho,
al quedar en manos de inescrupulosos o empíricos.
De otro lado, lamentablemente muchos científicos
aquí como en muchas partes del mundo no conocen las críticas
de lo paranormal, ni otras disciplinas distintas a las suyas o más
grave aún son partícipes de su creencia lo que no ayuda a
mejorar la situación.
(La versión completa de este texto fue publicada como «Explicando lo "inexplicable": entendiendo lo "paranormal" en el Perú» en NEO-SKEPSIS n. 3 , Lima: CIPSI-PERU, pp. 5-21. Una versión preliminar fue publicada en castellano como «El negocio y el espectáculo de lo “sobrenatural” y lo “paranormal” en el Perú. Una visión e interpretación escépticas» en Razonamientos # 12, México, D.F.: AMER, 4to. trim. 1999, pp. 29-36 y en inglés -aunque sin las notas- como «The Supernatural and Paranormal in Peru. A skeptical vision and interpretation» en Skeptical Briefs, v. 9, n. 4, dec., 1999, Amherst, NY: CSICOP, pp. 1-4 y también está en www.oocities.org/cipsiperu/paraeng.html).