Entrevista a Gloria Guardia para el Heraldo del Istmo electrónico |
-- ¿Recuerda desde cuándo sintió la necesidad de expresarse a través de la literatura?
Desde que recuerde, he querido ser escritora. Sin embargo, una cosa es la vocación y otra el empeño y la disciplina para lograr la concepción y redacción de un texto que alcance a ser mucho más que un juego ingenioso de palabras, donde se describen intrigas superficiales. Un auténtico novelista es para mí aquel que desea apresar con la palabra el "ser" de los "entes", incluyendo el suyo propio, y que está dispuesto a comprobar el hecho de que ya que no hay nunca una comunicación directa con la realidad, la novela – o, más bien, la literatura -, puede ser un medio eficaz para formular metafóricamente el problema de ser en el tiempo. Ya lo dijo Eugenio Trías: "...Una literatura que no se construye desde las raíces simbólicas...decae en puro narrativismo...cuando no en trivialidad encanallada y periodística."
-- ¿Qué escritores tuvieron más importancia en su formación?
He sido y soy una lectora y estudiosa insaciable, desde los clásicos griegos hasta los latinoamericanos contemporáneos. Me atrevería a decir, parafraseando a T.S. Eliot, en su ensayo Tradition and the Individual Talent, que he escrito y escribo, no sólo con mi propio pasado en la sangre, sino también y, sobre todo, gracias al legado del pensamiento literario europeo y norteamericano, sin olvidar, claro, la herencia de mi propia región: comenzando por los manuscritos nahuas, pasando por la pirámide de Darío, e incluyendo a contemporáneos como Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa, Ernesto Sábato, Julio Cortázar, Alfredo Bryce Echenique, Ángeles Mastretta, Rogelio Sinán y Sergio Ramírez.
-- ¿Por qué nunca ha incursionado en el mundo de la poesía?
Lo que pocos saben es que sí he escrito poesía. Curiosamente, mis primeras publicaciones fueron en inglés: un cuento y un poema que escribí siendo aún adolescente y que fueron publicados, en San Francisco de California, en una antología de escritores jóvenes norteamericanos. Sin embargo, desde esa fecha, comprendí que la poesía es el género literario más acabado y, por eso, exige una perfección casi imposible de alcanzar, salvo que se tenga un talento poético que linde en el genio. Una cosa es ser un versificador, otra es ser un poeta cabal. Los versificadores abundan; sin embargo, los auténticos poetas, a mi parecer, son muy pocos: Píndaro, Shakespeare, Sor Juana Inés de la Cruz, Calderón, Milton, Darío, T.S. Eliot, Antonio Machado, García Lorca, Octavio Paz....en fin...
-- ¿En la actualidad, qué poeta o narrador se encuentra entre sus predilectos?
Siempre vuelvo sobre la poesía del nicaragüense Pablo Antonio Cuadra. Es de una riqueza mítica, de un lirismo, de una economía de la palabras que no cesan de cautivarme y sorprenderme, a la vez. En la prosa, releo a Carlos Fuentes, a Mario Vargas Llosa, a Julio Cortázar y a Borges con bastante frecuencia.
-- ¿Qué condiciones necesita para escribir?
Necesito soledad y absoluto silencio. Suelo ser muy disciplinada al respecto. Trabajo de lunes a viernes, de 8:30 a.m. a 1:00 p.m. y de 2:30 p.m. a 7:00 p.m.
-- ¿Cuáles son sus personajes de ficción favoritos?
Don Quijote es, sin duda, mi favorito. De ahí la gama es inmensa e incluye desde Henry Esmond, Madame Bovary y Mrs. Ramsay, hasta Reme la Bella, sin olvidar a Tina Modotti, la fotógrafa italiana, quien - en la pluma de Elena Poniatowska -, resulta un personaje muy acabado.
-- De los personajes que ha creado en sus obras, ¿con cuál se siente más íntimamente ligada?
Acaso me sienta más ligada a Esmeralda Reyes Manning, la co-protagonista de mi última novela: Libertad en llamas. Debo advertirle, sin embargo, que esta selección es totalmente cambiante. En momentos anteriores, me identifiqué con diferentes personajes de mis otras novelas. Todos, eso sí, llevan un pedazo de mí y creo que esto le sucede a quienes escriben ficción.
-- ¿Qué personaje femenino se acerca a su ideal de mujer?
No creo en ideales. Eso para mí, igual que para muchos, es tan debatible como los supuestos universales del pensamiento platónico. Prefiero hablar, más bien, de seres – de mujeres y hombres- variables, mortales, soñadores, perecederos y frágiles... por lo que somos: personas sujetas, desde el nacimiento, a la contingencia, al vaivén del diario vivir. Últimamente, he quedado encantada con el personaje de Soledad Ugarte, la protagonista del la novela Quién como Dios, de la mexicana Eladia González. Pero esto lo único que quiere decir es que es un personaje literario muy pulido, muy bien logrado, muy humano, en todo sentido.
-- ¿En este momento de su vida , qué espera de la vida, como escritora y cómo mujer?
Como escritora, anhelo poder seguir creando, teniendo siempre en cuenta, tal como dijo Coleridge que "...la imaginación no es sólo la condición de conocer sino que es la facultad que convierte las ideas en símbolos y los símbolos en presencia"
Como mujer, aspiro a vivir en el amor pleno, tal como lo define San Pablo en su Primera Epístola a los Corintios.
Gloria Guardia, Desde Santa Fe de Bogotá, 19 de octubre de 1999.
Para: Melvin Ortega (El Heraldo del Istmo electrónico)