Conversaciones con Viviane Nathan |
Hace algunos días tuve la oportunidad de contactar a Viviane Nathan y redescubrir a la mujer que no tenía miedo de "violar las leyes, los órdenes, los ritos y los sistemas y de ver el trasero de este mundo embalsamado en donde todo lo que brilla apesta". Un ser que a través de su poesía nos demuestra que los hombres las mujeres somos uno y los sentimientos también son uno... ya que ambos "soñamos siempre / soñamos con el alma infantil y los ojos abiertos/ sentimos cómo se nos va / dulcemente/ torpemente / lentamente / frágil y constante la vida recién vivida.
Quisimos ahondar un poco en su pasado y le preguntamos acerca de aquellos libros, autores o afectos que habían promovido su inclinación a expresarse a través de la poesía.
Así descubrimos que Viviane
Empieza escribir a los 15 o 16 años.
"En realidad, en aquel tiempo no pensaba expresarme a través de la "literatura" . Lo único que deseaba era darle rienda a mis sentimientos de adolescente y la poesía brotó sola, sin pedir permiso. Mis primeros poemas fueron bien cursis, empalagosos, versitos de amor, que nadie conoce. Y al poco tiempo, los versos cursis se transformaron debido sobre todo a las lecturas que llenaban gran parte de mis horas libres"
Comienza a leer:
"a Simone de Beauvoir, a Jean Paul Sartre, Ernesto Sábato, Albert Camus, a Herman Hesse, a Mario Benedetti, Kafka, Silvina Bullrich y a muchos otros. No fue exactamente la lectura del género poético la que me inicio, sino las novelas. De allí surgieron en mí muchas preguntas existenciales, sobre la vida, sobre el ser humano y ese fue el abono que hizo brotar la semilla, junto a lo mas fundamental, mi desarraigo, mi soledad, mi tristeza.
Recuerda especialmente
"El Lobo Estepario de Hesse (me golpeó muchísimo), la biografía de Simone de Beauvoir y la obra de Ernesto Sábato.
El Dolor la empuja a la poesía
Sólo aquel que ha vivido aquello de andar de país en país, de perder lazos afectivos en cada despedida, siente una carencia singular, que es muy difícil de explicar. Eso fue realmente lo que me empujó hacia la poesía, las lecturas ayudaron, pero solo el dolor hizo posible la creación.
A la Sombra de mí
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"Para escribir , hasta cuando pude hacerlo, necesitaba estar angustiada, enojada, y con mucho dolor. Nunca pude escribir cuando me sentía feliz. Hay escritores que dicen que lo más importante para seguir en el oficio es la disciplina, una cuartilla al día, diez cuartillas al día, todos los días. Cada cual tiene su manual. Yo nunca pude hacerlo".
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La poesia , una conversación con la vida
No quería ser poeta de oficio. para mí era algo mucho más intimo, era un diálogo entre la vida y yo, no entre el oficio y yo.
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Ya no escribe, Ya no tiene preguntas
Quizás ya no escribo porque hallé respuesta a todas mis preguntas. Ya no tengo preguntas existenciales. No las tengo. Sé hasta donde puedo vivir con esperanzas, sé que la verdad tiene mil caras y mil voces distintas, sé que el dolor es uno solo para todos los seres y sé que el hombre es un ser maravilloso y al mismo tiempo una criatura muy cruel, capaz de las peores infamias y de los actos más heroicos y solidarios.
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Viviane, con una enorme sencillez, con gran desenfado y con la humildad que caracteriza a las grandes personas, nos reveló que se encuentra en estos momentos alejada de la escritura e incluso de la lectura ya que "ahora anda por un ancho sendero", donde no llegan los aullidos de las almas trituradas" y que consigo lleva "un aire tibio de nuevos inviernos"
"Escribí 4 libros de poesia, el primero recibió Mención Honorífica, el tercero, un Premio Nacional, el cuarto fue editado en España, pero hace ya hace años que no produzco nada. Dejé de escribir en 1993 . Sencillamente no pude. La poesia pasó a mi lado, me dejó su perfume siguió sin mí. Y me duele porque íntimamente sigo sintiéndola muy adentro y ya no sé como darle forma, como expresarla.""Estoy viviendo en Israel desde febrero de 1998. Y este nuevo puerto en mi vida ha traído muchísimos cambios, Tuve que estudiar otra profesión para poder desenvolverme aquí, tuve y tengo que estudiar el hebreo para poder integrarme en esta sociedad [..]. Estoy viviendo algo muy hermoso, muy intenso, a mis 46 años estoy comenzando de cero: amigos, trabajo, idioma, un nuevo patio, y esto es tan, pero tan distinto a lo lo latino que el torbellino me envuelve y lo único que hago es fluir con la vida ..."