Incendio

Reproducimos aquí algunos fragmentos del poema Incendio citados por Ana María Camargo (University of Florida) en su artículo "Vigencia Vanguardista, intertextualidades e identidad latinoamericana en la poesía de Rogelio Sinán" ( Revista Maga, 30-1997)


"Como ya se anotó, la intertextualidad de Incendio con la Divina Comedia se establece al analizar la estructura misma del poema, que Sinán divide en tres tiempos, introducidos por tres epígrafes respectivamente, del Inferno, el Purgatorio y el Paraíso:
En el primer tiempo "la voz del pánico", podría decirse que la llamarada poética del infierno de Dante se reproduce en la experiencia de llamas reales vivida por Sinán, que a su vez van a producir a través de la voz del poeta, una llamarada poeética. En este primer tiempo, el poeta hace una descripción del incendio, relacionado con el Infernio;


Enloquecidos quedaron los relojes,
y un aullido de sol mordió el espacio
precipitando sangre y arreboles.
¡Incandescentes garfios dolorosos
sacaron de su sueño almas a flote
ya en alas del infierno!


En el segundo tiempo. "La voz de la agonía", se escuchan los alaridos de las víctimas que corren desesperadamente, tratando de encontrar aire, pero sólo encuentran humo de muerte:

¡Una gotita de aire puro, Señor!
¡Una gotita!...
¡Mi palabra se vuelve tos quemada!


Ya en el tercer tiempo, "La voz de la plegaria", cuando al fin llega el agua, se forma un remolino que merece, como ningún otro adjetivo, el calificativo de dantesco. Las almas protestan por el ultraje que a través del agua se hace a sus cuerpos yertos:

--¡Ya para qué tanta agua? ¡Señor, detén el agua!
¡Qué respeten por lo menos la muerte!
--Pero nadie nos oye. ¡Nuestros cuerpos
siguen girando mudos en el gran torbellino!--
¡Se entrechocan, se cruzan y vuelven a girar!
--¿Ninguana mano podrá cerrar las fuentes de este aguaje?--
¿Giraremos acaso eternamente?
--¡Nuestro grito seguirá suspendido y desgarrado
sobre todos los niños y las madres
sobre todas las almas! ¡Miserere!
¡Miserere, Señor!


Rogelio Sinán


La relación contextual que hace el poeta del incendio visto por sus propios ojos, es casi tan impresionante como el propio poema:

"Vi que empezaban a bajar los bomberos que conducían en sábanas, los diversos cadáveres.
Totalmente carbonizados, tenían los brazos extendidos como en triste gesto de plegaria. Los dedos
de la mano dejaban ver la desesperación de la muerte. Yo, que vestía de blanco, me hice a un lado
mientras pasaba el fúnebre cortejo. Las manos chamuscadas de las víctimas me rozaban la cara y el vestido. Sus caricias quemadas dejaron una huella dolorosa en mi espíritu." (Revista Lotería 110)

Para concluir puede decirse que en Rogelio Sinán se da el caso de un poeta que después de tomar la herencia universal latina, a través de la lectura de Dante, busca esencialmente su identidad latinoamericana, a través tanto de los conceptos filosóficos y metafísicos, que enriqueciecen su lenguaje metafórico, como de los creacionistas que lo enlazan con las preocupaciones de otros poetas de su generación en América y de la influencia en su escritura del paisaje tropical del mar, de los ritmos y raíces negroides, que habrá de influir paralelamente a otros poetas latinoamericanos como Nicolás Guillén. Esta condesación de elementos da a su poesía una modernidad que sigue colocándolo a la vanguardia de la poesía panameña."

(Maga n°30-1997)
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