Confieso

(a mis amigos)
Siento no tener el equipaje
que exigen todas las absurdas circunstancias.
Me excuso por las cien torpezas diarias,
por los errores grandes y chiquitos,
por la bella tontería,
por la cuerda voluntad de mi verguenza.
Soy aldea pequeña, de diminutos espacios,
selvas y llanuras adornadas
con flores que tiemblan silenciosas.
Soy la dulce respuesta de la pregunta que no nace...

   

Voy a apagar la luz

Voy a apagar la luz
Para quedarme a oscuras con tu rostro,
Para inventar de nuevo aquel instante:
Intimidad etérea y fulminante,
Piel en la voz,
Voz en el canto,
En la mirada...
Voy a apagar la luz
Porque la oscuridad me obliga a dibujarte,
Me da la dulce libertad de juntar las ternuras,
De calcar las ansias y borrar las soledades...
Voy a apagar la luz
Para pensar en ti.

Se me antoja

Se me antoja que la vida es hermosa,
Sintiéndola entera, profunda
--ilimitada bajo la piel –
Se me antoja inventar una manera nueva de decirte mil cosas y
Siempre termino
Sonriéndote en silencio,
Sonriéndome,
En fin
Una sonrisa –yo– toda vertical.
 
 
Hay que tener paciencia
Hasta que la sonrisa brote
Y llegue a limpiar las telarañas del rostro,
Los caracoles del alma...
Hasta que llegue a enderezar las columnas
De los cuerpos trasnochados.


 
 

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