¿Globalización?

Jose R. Rivera

Estudiante de doctorado, Essex, Gran Bretaña

 

Siempre que escucho a los políticos puertorriqueños hablar de 'globalización' me deja una sensación amarga en el pensamiento.  En ocasiones pienso que hablan de la misma como un producto exótico el cual se anhela poseer porque esta de moda, pero no entienden la naturaleza del mismo.

 

Cuando el secretario designado del Departamento de Desarrollo Económico y Comercio, Milton Segarra, habla sobre la posibilidad de que Puerto Rico se quede aislado si ‘no se inserta en los procesos de globalización’ da la impresión de que generaliza estruendosamente y que no sabe de lo que esta hablando.  En el mejor de los casos, menosprecia innecesariamente la capacidad de entendimiento de los puertorriqueños.  Pero ¿qué es la globalización?  ¿Acaso no sería mejor explicar sus complejidades para beneficio de todos?

 

Es risible ver como funcionarios de nuestro gobierno dicen cualquier cosa con tal de sonar interesantes.  Justamente, Segarra se queja de que en Puerto Rico no hablamos de ‘nanotecnología’, ‘banca’, ‘finanzas’ o ‘entretenimiento’ y es que no todo el mundo puede visualizar cómo es la vida en París o Tegucigalpa cuando existen preocupaciones cotidianas que abruman a nuestros conciudadanos.

 

El funcionario advierte que de Puerto Rico no ‘insertarse en la globalización’ nos mantendremos como una sociedad económica tradicional. ¿A qué se refiere? si hace tiempo dejamos atrás el monocultivo.  ¿Nanotecnología?  Los planes de hacer un 'corredor tecnológico' en Puerto Rico quedaron en el aire.  ¿Banca?  ¿Finanzas?  ¿Se habrá dado el señor Segarra una vuelta por Hato Rey?

 

Pero el jefe de esta agencia sombrilla no es el único al que le eluden las soluciones.  Los políticos de la legislatura - todos - se enfrascan en debates estériles mientras el consorcio del Superpuerto se queda en el olvido.  Cada partido promociona mezquinamente su mono-propuesta: el PPD la 956, el PNP la 30A, el PIP la 901; ninguno procura proponer un acercamiento consensual enfocado en múltiples estrategias simultáneas para nuestro desarrollo económico.

 

Tomemos de entrada el turismo, una industria que podría insertar a Puerto Rico verdaderamente en la 'dinámica económica global'.  ¿Por qué la autoridad de Puertos permite que una sola línea aérea domine el mercado puertorriqueño?  ¿Que pasa si la aerolínea cae en crisis como ocurre en estos momentos?  ¿Por qué no se estimula la competencia entre aerolíneas para ganar el favor - y el bolsillo - de lo viajeros puertorriqueños y extranjeros? 

 

De otro lado, ¿por qué la Compañía de Turismo enfoca sus esfuerzos publicitarios sólo en los Estados Unidos?  Nuestros visitantes son casi exclusivamente estadounidenses mientras Cuba, República Dominicana, México y las Antillas Menores absorben el grueso del turismo europeo y mundial.  ¿Por qué el enfoque exclusivo en el lujo?  Me preocupa que no estimulemos otro tipo de visitante, por ejemplo: el turismo barato (budget), el turismo joven (estudiantes), el eco-turismo y el turismo interno.  La escasez de dinero puede disuadir una familia boricua a no darse el viaje a Disney pero tal vez se puedan dar una vuelta a la Guancha en Ponce.

 

Cuando se habla de desarrollo económico nadie se acuerda del pequeño comerciante.  No hay pensamiento creativo en el gobierno para estimular este sector.  Piensen los lectores en las posibilidades ilimitadas para el pequeño y mediano comercio si el gobierno y la legislatura boricua: 1) diversificara económica y geográficamente el turismo además de otras industrias (servicios); 2) estimulara a través de préstamos de bajo interés; educación continua y exención contributiva el crecimiento de este sector.

 

Y mientras Milton Segarra generaliza en nombre de la globalización el Senado de Puerto Rico desperdicia dinero viajando a dondequiera que se le invite para ‘internacionalizar’ a Puerto Rico.  Ninguno puede plantear concretamente qué propuesta o qué beneficio pueden derivar de ello para nuestro país.

 

Así no se hace globalización; más bien alucinan para no mirar hacia adentro de la realidad puertorriqueña, allí donde tenemos problemas seriamente cotidianos.

 

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