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Los albaneses saquean Kosovo

Las fuerzas de KFOR se muestran incapaces de controlar el pillaje contra las propiedades de los serbios

¡ Piensen en Serbia, recen por Serbia, ayuden a Serbia !,
clamaba la prensa británica en 1916.
Conmemoraba "el día de Kosovo", la fiesta nacional de la "heroica Serbia", el
28 de julio -la fecha más trágica de su historia- cuando comenzó su esclavitud de cinco Siglos bajo el Imperio Otomano.
Ese día se celebró solemnemente en 40 ciudades y en 12.000 escuelas británicas.
La prensa británica de hoy escribe otras cosas sobre Serbia.
Proclama que es "un país terrorista", de serbios que comen niños albaneses.

La prensa de algunos países europeos y del resto del mundo canta ese mismo canto y así no se logra deshacer esa imagen horrible de nuestro país, hasta el punto de que, para conseguir un visado y salir de viaje hacia cualquier país del mundo, debemos presentar tantos datos, detalles, solicitudes y papeles que nadie tiene ganas de hacerlo.
Sin mencionar que muchos serbios no tienen dinero para viajar.
Estamos en plena época de vacaciones y muchos se quedan un poco tristes y avergonzados porque los serbios son personas no deseadas fuera de sus fronteras.
Tampoco fueron deseados en Croacia, Eslovenia, Slavonia, Bosnia...,
y ni siquiera en su propia tierra: en Kosovo.

Por eso se fueron de allá y siguen saliendo los pocos que se quedaron tras 50 o más años de destierro tácito o explícito. Puede ser que este sea su último éxodo de Kosovo.
Según las informaciones provenientes de la Cruz Roja, la Iglesia Ortodoxa y el Movimiento de resistencia Serbia de Kosovo, entre 130.000 y 200.000 serbios abandonaron ya Kosovo. Otros 30.000 están "internamente" refugiados en las pocas aldeas en las que todavía hay alguna seguridad para ellos. En ausencia de otros medios, los sacerdotes tienen que recurrir con frecuencia a las campanas de sus templos para pedir desesperadamente ayuda a las tropas de KFOR. Pero, a veces, las campanas suenan en vano.
No pasa ni un solo día sin que alguien informe que otros cinco, seis, diez..., serbios murieron por efecto de las balas, las hachas o las navajas albanesas. Los que sobreviven ponen nombres albaneses en su puerta para engañar a los que quieren hecharlos de sus casas o apartamentos. Pero no logran prevenir los allanamientos. Si se atreven a defender sus hogares corren el riesgo de perder la vida. Luego, los albaneses pelean entre sí y se echan unos a otros de las casas que quitan a los serbios. No quieren en su vecindad a los que vinieron de Albania, sino a sus propios familiares.

Al ver las imágenes del caos que todavía impera en casi todas las ciudades de Kosmet, se impone la impresión de que allá no se aplica la Ley del Talión, sino que se trata de simple y cruel saqueo. Se ve en la televisión a los albaneses que salen de casas serbias con bolsas llenas de botellas de aceite, almohadas, tapices, platos..., cualquier cosa que puedan llevarse.
El general Jackson pide ayuda. No puede controlarlo todo. Y tampoco puede ayudar mucho.
Dice que "no hay capacidad suficiente para encerrar a tantos detenidos". Mientras tanto, las fronteras con Macedonia y Albania siguen completamente abiertas.

Para frenar la vorágine de muerte, miedo y fuga, los representantes de la Iglesia y del Movimiento de Resistencia Serbia ofrecieron a la parte albanesa reconciliación y tolerancia en forma de una declaración firmada por ambas partes y bajo el patrocinio de KFOR. Según las fuentes de la Iglesia, el obispo Artemije tenía que aguantar muchas provocaciones de la parte albanesa, pero también de los representantes de KFOR. Sin embargo, resistió y logró impedir una declaración que llevara implícita la condena colectiva del pueblo serbio.
Belgrado condenó esa declaración como acto traidor de una gente que no tiene potestad para representar  a los serbios en Kosovo y como documento que facilita  y ofrece amnistía de todos los crímenes cometidos por los albaneses y por la OTAN.

Por otra parte, los albaneses no respetan lo convenido y siguen recurriendo a la violencia o no pueden controlarla. Y los soldados de KFOR tampoco.
Por eso, los serbios que firmaron la declaración ahora dicen que van a suspenderla.
El desorden surgido tras la celebración del noveno aniversario de la autoproclamada república Albanesa de Kosovo demuestra que el ELK, aunque fraccionado en varios grupos políticos, está dispuesto s dejar de luchar por la realización de su viejo sueño.

Y por si fuera poco, el Congreso de EE.UU. les destinó 30 millones de dólares de ayuda.
A diferencia de los serbios que, además de ser calificados como un pueblo terrorista, tiene un Jefe de Estado acusado y reclamado por el Tribunal de La Haya.
¿Qué pasará con Kosovo, que actualmente figura como soberano solamente en la Resolución 1.224 de la ONU y en unos mapas que pronto pueden quedar obsoletos, si se toman en cuenta las palabras del señor Ahtisaari que dijo que no será parte integrante de una Serbia no democrática? ¿Es posible fraccionar un país si no es democrático?
¿Y fracionarlo más si es menos democrático?
¿Está previsto adoptar alguna Ley Internacional que lo reglamentaría? ¿O no?

Porque ya no es necesario después de haber demostrado lo que se puede hacer con la pura fuerza. Hay que esperar y ver.

Nada Zarabica/Belgrado
Artículo 20, número 35, 19 de julio de1999.

"Se reconocen y protegen los derechos a expresar y difundir libremente
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Artículo 20 de la Constitución española

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