REINO FRANCO

 

 

Los bárbaros en la Galia (c. 407-8)

Situación de la Galia hacia el año 420

Tácito, La Germania (c. 98) (fragms.)

Basina, madre de Clodoveo, a Childerico

Fragmentos de la "Historia Francorum" de Gregorio de Tours

La conversión de Clodoveo según la leyenda

La wergeld entre los francos

Pipino, rey de los francos

Pipino, rey de los francos (750)

Pipino, rey de los francos (754)

Donación de Pipino (756)

La rota de Roncesvalles según los Anales Reales

Carta de Carlomagno a Fulrado (s. VIII)

Carlomagno en Sajonia (784)

La Donación de Constantino

Alcuino, Epist. 41

Carlomagno y Jerusalén

Carta de Carlomagno a León III (796)

Carta de Alcuino sobre los Poderes del mundo

Carlomagno en Roma antes de la coronación

Coronación de Carlomagno:

Annales Reales

Liber Pontificalis

Annales de Lorsh o de Eginhardo

Vita Karoli

Teophanes

Anales Maximiani

Laudes Galo Francos

Fragmentos de la Vita Karoli de Eginhardo

Suetonio, modelo de Eginhardo

De la persona y fortaleza de Carlomagno (s. XII)

Actas del Concilio de Paris (829)

Los juramentos de Estrasburgo

Carta del espiscopado franco a Luis el Germánico(858)

Coronacion regia de Carlos el Calvo

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

BASINA, MADRE DE CLODOVEO, A CHILDERICO

Guardemos continencia: levántate y cuenta a tu sierva lo que veas en el patio de Palacio. Con efecto, habiéndose levantado, vio leones, unicornios, leopardos, juguetear saltando, y volvió a decírselo a su compañera. Vé y mira de nuevo, repuso ella, y luego instruye a tu sierva de lo que haya herido tu vista. Por segunda vez salió de su aposento y vio osos y lobos. Su tercera visión le ofreció el espectáculo de pequeños perros y una multitud de bichos abyectos. Entonces Basina le habló de esta manera: Todo cuanto acaban de ver tus ojos es la pura verdad. De nosotros nacerá un león seguramente; sus valerosos hijos están figurados en la visión que tuviste por los leopardos y por los unicornios. Con el tiempo ellos engendrarán a su vez lobos y osos valientes y voraces. Después, los últimos serán perros; y la turba de bestias mucho más pequeñas en que se acaban de fijar ahora tus ojos, indica bien a las claras a aquellos que han de maltratar al pueblo pérfidamente, y a quienes sus reyes no prestarán jamás ningún amparo ni patrocinio.

 

Gregorio de Tours, Ep., Script. Fr., II, 397, en: Cantú, C., Historia Universal, Trad. de A. Ferrer, Mellado Ed., Nueva Ed., 1848, vol. XIII, p. 28.

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LA CONVERSIÓN DE CLODOVEO SEGÚN LA LEYENDA

XVI. ...La historia de su vida [de Remigio de Reims] fue escrita por Hincmaro, arzobispo de Reims [s.IX].

...Por aquel tiempo el rey de Francia, Clodoveo, era todavía pagano a pesar de los esfuerzos que su cristianísima esposa venía haciendo para que abrazase la fe de Cristo. Un día, al enterarse de que los poderosos ejércitos de los alemanes venían a invadir sus tierras, oró al Dios de su mujer y prometió que se convertiría si lograba obtener la victoria sobre sus invasores. Como consiguió lo pedido, dispuesto a cumplir su promesa se presentó a Remigio y le propuso que lo bautizara. Al llegar al baptisterio el santo arzobispo comprobó que no había en él crisma para la unción; mas de pronto apareció en el recinto una paloma llevando en su pico una crismera de la que el prelado tomó el óleo necesario para ungir al catecúmeno. Esa crismera se conserva actualmente en la catedral de Reims y con su crisma se unge a los reyes de Francia.

 

Santiago de la Vorágine, La Leyenda Dorada, XVI, Trad. de J.M. Macías, Alianza, 1982, Madrid, Vol. 1, pp. 99-100

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LA WERGELD ENTRE LOS FRANCOS

1.- DE LA LEX SALICA

Arrancar una mano, un pie, un ojo o la nariz, 100 sueldos; pero solamente 63 si la mano queda colgando. Arrancar el dedo pulgar, 50 sueldos; pero sólo 30 si queda colgando. Arrancar el índice (el dedo que sirve para tirar con el arco), 35 sueldos. Otro dedo, 30 sueldos; dos dedos a la vez, 35 sueldos; tres dedos al mismo tiempo, 50 sueldos.

 

En: Le Goff, J., La Civilización del Occidente Medieval, Trad. de J. de C. Serra, Ed. Juventud, 1969 (Paris, 1965), Barcelona, p. 66.

 

2.- DE LA LEX RIPUARIA

Tabla de los Widrigild

Solidi

1ª clase

Entre los francos salios y ripuarios,

Por el asesinato de un obispo

900

De un antrustión

600

Por asesinato o complicidad de un asesinato en una selva

1800

Por el asesinato de un sacerdote, de un grafion

600

De un diácono

500

De un subdiácono

400

De un romano, convidado del rey

300

 

2ª clase

Por el asesinato de un franco libre

200

Si el asesinato se comete en una selva, o si es quemada la víctima

600

Por el asesinato de un romano libre

100

Por complicidad

300

Por el asesinato de un extranjero borgoñón, frisón, tudesco, bávaro

160

De una mujer en cinta

700

 

3ª clase

Por el asesinato de un romano colono

36

 

Heridas:

Mano o pies cortados

100

Mano o pies estropeados

50

Ojo saltado

100

Ojo herido

50

Oreja cortada o herida

100

 

Injurias:

Por un franco maltratado por un romano

36

Un romano por un franco.

15

Por llamar a alguno cobarde

15

Por llamar a alguno zorra

6

Por llamar a alguno liebre

3

 

La Ley de los Ripuarios nos da a conocer el valor del sueldo, enseñándonos que el precio:

De un buey en buen estado y con sus cuernos

2

De una vaca

1

De un caballo entero

6

De una yegua

3

De una espada con su vaina

7

De una espada sin vaina

3

De una buena coraza

12

De un casco con cimera

6

De una armadura para las piernas

6

De un escudo con su lanza

2

De un halcón no domesticado

3

De un halcón enseñado a coger grullas

6

De un halcón en muda

12

 

Delitos:

 

Hombre Libre

Aldión

Esclavo

Asesinato

900

60

50, 25, 20, 16

Un golpe en la cabeza

6

2

"

Dos golpes

12

4

"

Ojo vaciado

450

30

25, 12 1/2, 10, 8

Nariz cortada

450

8

4

Labio cortado de modo que se vean los dientes

20

6

4

Diente roto

16

8

2

Diente que se ve al reír

"

2

1

Dedo pulgar cortado

150

8

4

 

En: Cantú, C., Historia Universal, Trad. de A. Ferrer, Mellado Ed., Nueva Ed., 1848, Madrid, vol. XII, pp. 40-42.

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SAN GREGORIO Y EL PODER TEMPORAL

Epístola a Thierry y Thiberio:

El soberano bien para los reyes es cultivar la justicia, conservar a cada uno sus derechos y no abusar del poder en respeto a sus súbditos, sino de conducirse con ellos según la equidad.

Epístola a Childerico:

Ser rey no tiene nada en sí de maravilloso, puesto que otros lo son, lo que importa es ser un rey católico.

 

Gregorii Papae I Registrum Epistolarum, IX, 226, Ed. Ewald-Hartmann, 2 vols., 1881-1889, Berlín, en: Pacaut, M., La Théocratie. L'Eglise et le Pouvoir au Moyen Age, Aubier, Ed. Montaigne, Collection Historique, 1957, Paris, p. 230, cit. en: Antoine, C., Martínez, H., Stambuk, M., Yáñez, R., Relaciones entre la Iglesia y el Estado desde el Nuevo Testamento hasta el tratado De La Monarquía de Dante, Memoria Inédita, Academia Superior de Ciencias Pedagógicas, 1985, Santiago, p. 312.

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PIPINO, REY DE LOS FRANCOS

[747] Después de estos hechos, siguiendo el curso de los años, inflamado Carlomán por una devoción que lo devoraba, dejando el reino con su hijo Drogon en manos de su hermano Pipino, llegó a la tumba de los apóstoles Pedro y Pablo, decidido a entrar al orden monástico. Por esta sucesión Pipino fue confirmado en el reino.

[750-751] En este tiempo una embajada fue enviada a la sede apostólica con el consejo y asentimiento de todos los francos, y en virtud de la autoridad recibida, el excelso Pipino fue elevado sobre el trono con la reina Bertrade por elección de todos los francos en el gobierno del reino, con la consagración de los obispos y la sumisión de los grandes, como el antiguo orden exige.

[747] His itaque gestis, sequente curriculo annorum, Carlomannus devotionis causa inextinctu succensus, regnum una cum filio suo Drohone manibus germano suo Pippino commitens, ad limina beatorum apostolorum Petri et pauli Romam ob monachyrio ordine perseveraturus advenit. Qua successione Pippinus roboratur in regno.

[750-751] Quo tempore una cum consilio et consensu omnium Francorum missa relationes ad sede apostolica, auctoritate praecepta, praecelsus Pippinus electione totius Francorum in sedem regni cum consecratione episcoporum et subiectione principum una cum regina Bertradane, ut antiquitis ordo deposcit, sublimatur in regno.

 

Pseudo Fredegario, Continuatio Secunda, 30 y 33, Ed. Krusch, Monumenta Germaniae Historica, Scriptores Rerum Merovingicarum, II, pp. 181-182, cit. en: Calmette, J., Textes et Documents d'Histoire, II, Moyen Age, P.U.F., 1953 (1937), Paris, p. 30. Trad. del francés por José Marín R.

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PIPINO, REY DE LOS FRANCOS (750)

[749] Burchard, obispo de Wurzbourg, y Fulrad, capellán, fueron enviados donde el Papa Zacarías, para interrogarlo acerca de los reyes de Francia que en ese tiempo no tenían potestad regia. Y Zacarías mandó a Pipino que es mejor llamar rey a aquel que tiene el poder, que al que carece de poder real; para que el orden no fuese turbado, ordenó por la autoridad apostólica hacer rey a Pipino.

[750] Pipino según la costumbre de los francos es elegido rey, ungido por la mano del arzobispo Bonifacio de santa memoria y elevado al reino de los francos en Soissons. En cuanto a Childerico, llamado falso rey, fue tonsurado y enviado a un monasterio.

[749] Burghardus Wirzeburgensis episcopus et Folradus capellanus missi fuerunt ad Zachariam papam, interrogando de regibus in Francia, qui illis temporibus non habentes regalem potestatem, si bene fuisset an non. Et Zacharias papa mandavit Pippino, ut melius esset illum regem vocari, qui potestatem haberet, quam illum, qui sine regali potestate manebat; ut non conturbaretur ordo, per auctoritatem apostolicam iussit Pippinum regem fieri.

[750] Pippinus secundum morem Francorum electus est ad regem et unctus per manum sanctae memoriae Bonifacii archiepiscopi et elevatus a Francis in regno in Suessionis civitate. Hildericus vero, qui falso rex vocabatur, tonsoratus est et in monasterium missus.

 

Annales Royales, ann. 749-750, Ed. Kurze, Monumenta Germaniae Historica, in usus scholarum, 1895, pp. 8-10, en: Calmette, J., Textes et Documents d'Histoire, II, Moyen Age, P.U.F., 1953 (1937), Paris, pp. 30 y s. Trad. del francés por José Marín R. Véase tb.: Halphen, L., Carlomagno y el Imperio Carolingio, Trad. de J. Almoina, UTEHA, 1956, México, p. 13; Folz, R., Le Couronnement Impérial de Charlemagne, Gallimard, 1964, Paris, p. 40.

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PIPINO, REY DE LOS FRANCOS (754)

El muy floreciente señor Pipino, rey piadoso por la autoridad y el imperio del Papa Zacarías, de santa memoria, y por la unción del santo crisma por mano de los santos sacerdotes de las Galias y por la elección de todos los francos, desde hace tres años que ha sido elevado al trono del reino. Después, por mano del pontífice Esteban, en un solo día, en la iglesia de los santos mártires Dionisio, Rústico y Eleuterio, donde es reconocido como arcipreste y como abad el venerable hombre Fulrado, como rey y patricio, junto a sus hijos Carlos y Carlomán, fue ungido y bendecido en nombre de la Santa Trinidad. Y, en la misma iglesia de los dichos santos mártires, en este único y mismo día, la nobilísima y devotísima y por los santos mártires devotamente cuidada, cónyuge del ya nombrado florentísimo rey, Berta, ha sido bendecida por el dicho venerable pontífice, revestida de ornamentos reales, por la gracia del Espíritu septiforme. Al mismo tiempo, ha confirmado por la bendición y la gracia del Espíritu Santo a los príncipes de los francos, conminándolos a todos, so pena de entredicho y excomunión, a nunca pretender elegir rey de otro linaje, sino únicamente de éste, que la divina piedad se ha dignado exaltar y, por la intercesión de los santos apóstoles y por la mano de su vicario, el santo pontífice, consagrar y confirmar.

Nam ipse praedictus domnus florentissimus rex pius per auctoritatem et imperium sanctae recordationis domni Zachariae Papae et unctionem sancti chrismatis per manus beatorum sacerdotum Galliarum et electionem omnium Franchorum tribus annis antea in regni solio sublimatus est. Postea per manus ejusdemque Stephani pontificis die uno in beatorum praedictorum martirum Dionisii, Rustici et Eleutherii aecclesia, ubi et venerabilis vir Folradus archi presbiter et abbas esse cognoscitur, in regem et patricium una cum predictis filiis Carolo et Carlomanno in nomine sanctae Trinitatis unctus et benedictus est. In ipsa namque beatorum martirum aecclesia uno eodemque die nobilissimam atque devotissimam et sanctis martiribus dovotissime adhaerentem Berteradam, jam dicti florentissimi regis conjugem, praedictus venerabilis pontifex regalibus indutam cicladibus gratia septiformis Spiritus benedixit, simulque Francorum principes benedictione sancti Spiritus gratia confirmavit et tali omnes interdictu et excomunicationis lege constrinxit, ut nunquam de alterius lumbis regem in aevo presumant eligere, sed ex ipsorum, quos et divina pietas exaltare dignata est et sanctorum apostolorum intercessionibus per manus vicarii ipsorum beatissimi pontificis confirmare et consecrare disposuit.

 

Clausula de Unctione Pippini, Monumenta Germaniae Historica, Scriptores Rerum Merovingicarum, pp. 465-466, en: Calmette, J., Textes et Documents d'Histoire, II, Moyen Age, P.U.F., 1953 (1937), Paris, p. 31. Trad. del francés por José Marín R. Véase tb. Barrios, M., Fuentes para la Historia de Carlomagno, Memoria Inédita, UCV, 1966, Valparaíso, p. 29. v. tb: Antoine, C., Martínez, H., Stambuk, M., Yáñez, R., Relaciones entre la Iglesia y el Estado desde el Nuevo Testamento hasta el tratado De La Monarquía de Dante, Memoria Inédita, Academia Superior de Ciencias Pedagógicas, 1985, Santiago, p. 317, cit. a: Imbert, J., Histoire des Institutions et des Faits Sociaux, P.U.F., 1957, Paris, pp. 364-365; Lo Grasso, I., Ecclesia et Status, Fontis Selecti, Historiae Iuris Publici Ecclesiatici Romae, Apud Aedes Pontif., 1952, Universitatis Gregorianae, pp. 71-73.

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DONACIÓN DE PIPINO (756)

...Un mensajero imperial se apresuró a ir a la presencia del mencionado cristianísimo rey de los francos. Lo encontró más acá de la frontera lombarda, no lejos de la ciudad de Pavía, y le rogó urgentemente, con la promesa de muchos presentes imperiales, que entregara a las autoridades imperiales la ciudad de Ravenna y las otras ciudades y las fortalezas del Exarcado. Pero no pudo persuadir al fuerte corazón de ese cristianísimo y benévolo rey, que era fiel a Dios y amaba a San Pedro, es decir, Pipino, rey de los francos, a entregar esas ciudades y lugares a la autoridad imperial. Ese mismo amigo de Dios, muy bondadoso rey, se negó rotundamente a enajenar esas ciudades del poder de San Pedro y de la jurisdicción de la Iglesia Romana o pontífice de la Sede Apostólica. Afirmó bajo juramento que no había hecho la guerra tantas veces para obtener el favor de nadie, sino por el amor de San Pedro y por la remisión de sus pecados, y declaró que el acrecentamiento de su tesoro no le persuadiría a quitar lo que una vez había ofrecido a San Pedro...

Habiendo adquirido todas estas ciudades, redactó un documento de donación para la posesión perpetua de ellos por San Pedro y la Iglesia Romana y por todos los pontífices de la sede apostólica. Este documento todavía existe en los archivos de nuestra Santa Iglesia. El cristianísimo rey de los francos envió a su consejero Fulrad, venerable abad y sacerdote, a tomar posesión de las ciudades, y él mismo se puso en camino alegremente y sin tardanza con sus ejércitos para regresar a Francia. El dicho venerable abad y sacerdote, Fulrad, vino a la región de Ravenna, con embajadores del rey Astolfo, y entrando en todas las ciudades de la Pentápolis y Emilia, tomó posesión de ellas, y también rehenes de entre los hombres principales de cada ciudad, y recibió las llaves de las puertas. Entonces vino a Roma, y, poniendo sobre la tumba de San Pedro las llaves de Ravenna y las de las otras ciudades del Exarcado junto con la ya mencionada donación referente a ellas concedida por su rey, las entregó para que quedaran en propiedad y en dominio perpetuos del apóstol de Dios y de su santísimo vicario, el Papa, y de todos sus sucesores en el papado.

 

Vita Stephani, II, Ed. L. Duchesne, in Liber Pontificalis, Paris, 1886, pp. 452-454, en: Gallego Blanco, Relaciones entre la Iglesia y el Estado en la Edad Media, Ed. Revista de Occidente, 1970, Madrid, pp. 84 y s.

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LA ROTA DE RONCESVALLES SEGÚN LOS ANALES REALES

[Año 778] Este año, el rey, cediendo a los consejos del Sarraceno Ibn-al-Arabi, y llevado por el deseo fundado de hacerse con algunas ciudades de España, reunió sus tropas y se puso en marcha. Atravesó el país de los vascones por la cima de los Pirineos, atacó primero Pamplona en Navarra, y recibió la sumisión de esa ciudad. Enseguida cruzó el Ebro vadeándolo, se aproximo a Zaragoza, que es la principal ciudad de esta comarca, y después de haber recibido de Ibn-al-Arabi, de Abithener y de otros jefes sarracenos los rehenes que le ofrecieron, volvió a Pamplona. Para poner a esta ciudad en la imposibilidad de rebelarse, le rebajó las murallas, y, resuelto a volver a sus dominios, penetró en las gargantas de los Pirineos. Los vascones, que se habían colocado en emboscada sobre el punto más elevado de la montaña, atacaron la retaguardia y sembraron la mayor confusión en todo el ejército. Los francos, aun teniendo sobre los vascones la superioridad de las armas y del valor, fueron derrotados a causa de lo desventajoso del lugar y del género de combate que fueron obligados a sostener. La mayor parte de los oficiales de palacio, a quienes el rey había dado el comando de sus tropas, perecieron en esta acción; el equipaje fue objeto del pillaje, y el enemigo, favorecido por el conocimiento que tenía de los lugares, se dispersó rápidamente. Este cruel revés casi borró completamente en la corte del rey la alegría de los éxitos que había obtenido en España.

 

Annales Regni Francorum (a. 778), en: Tessier, G., Charlemagne, Albin Michel, 1967, Paris, pp. 136-137. Trad. del francés por José Marín Riveros

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CARTA DE CARLOMAGNO A LEÓN III (796)

...Así como contraje con vuestro predecesor un vínculo sagrado de paternidad, así deseo establecer con Vuestra Beatitud un vínculo inviolable de fe y caridad; a fin de que con la Gracia de Dios y por las oraciones de los santos, goce por doquier de los efectos de la bendición apostólica, y pueda siempre defender la Santa Sede de la Iglesia Romana. Puesto que es a mí, con la ayuda de la divina Piedad, a quien pertenece, fuera de las fronteras de la Iglesia de Jesucristo, defenderla contra los ataques de los paganos y las devastaciones de los infieles; en su interior, fortificarla, haciendo reconocer a todos la fe católica. Y a ti, muy santo padre, ayudar a los esfuerzos de nuestros ejércitos, elevando las manos hacia Dios, como Moisés; a fin de que por vuestra intercesión y por la gracia de Dios, el pueblo cristiano obtenga siempre la victoria sobre los enemigos de su santo nombre, y que el nombre de Nuestro Señor Jesucristo sea glorificado en todo el universo. Que vuestra prudencia se ajuste a seguir los cánones; que los ejemplos de santidad resplandezcan en vuestra conducta, que santas exhortaciones salgan de vuestra boca. Así vuestra luz brillará delante de los hombres de tal suerte que, viendo vuestras buenas obras, glorificarán al Padre que está en los cielos.

 

Karolus Rex Francorum, Epistola ad Leonem III Papam, en: Tessier, G., Charlemagne, Albin Michel, 1967, Paris, p. 385. Trad. del francés por José Marín R.

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SUETONIO, MODELO DE EGINHARDO

SUETONIO (AUGUSTO)

EGINHARDO (CARLOMAGNO)

(20) "Y tan lejos estaba de ambicionar el acrecentamiento del Imperio o de su gloria militar que obligó a algunos reyes bárbaros a jurarle permanecer fieles a la paz que pedía..."

(16) "Aumentó, por otra parte, la gloria de su reino, conciliando la amistad de muchos reyes y pueblos..."

(21) "Determinó a indos y escitas... a solicitar por medio de embajadores su amistad y la del pueblo romano."

(16) "Carlos recibió frecuentes embajadas de los emperadores... que espontáneamente solicitaban su amistad y su alianza..."

(29, 30, 31) (Suetonio exalta su preocupación por las construcciones y reconstrucciones).

(17) (Eginhardo expone las obras de utilidad y embellecimiento público que realizó Carlomagno).

(51) "Ahora que lo he mostrado tal como era, en el mando y la magistratura, al frente de los ejércitos... describiré su vida ín tima y privada."

(18) "Tal fue su papel en la defensa... hablaré ahora de sus cualidades morales... de todo lo que se refiere a su vida privada e íntima..."

(64) "Educó a su hija y nietas con extraordinaria sencillez, tanto que les hizo aprender a trabajar la lana... El mismo enseñó a sus nietos a leer, escri bir y a contar, y cuidó especialmente que imitasen su letra."

(19) Quiso que sus hijos, tanto los niños como las niñas fuesen iniciados en las artes liberales... en cuanto a las niñas... las hizo ejercitarse en el trabajo de la lana..."

 

En: Barrios, M., Fuentes para la Historia de Carlomagno, Memoria Inédita, UCV, 1966, Valparaíso, p. 45.

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DE LA PERSONA Y FORTALEZA DE CARLOMAGNO (s. XII)

Y era el rey Carlomagno de pelo castaño, faz bermeja, cuerpo proporcionado y hermoso, pero de terrible mirada. Su estatura medía ocho pies, pero suyos, que eran muy largos. Era anchísimo de hombros, proporcionado de cintura y vientre, de brazos y piernas gruesos, de miembros muy fuertes todos ellos, soldado arrojadísimo y muy diestro en el combate. Su cara tenía palmo y medio de longitud, uno su barba y casi medio su nariz. Y su frente medía un pie y sus ojos, semejantes a los del león, brillaban como ascuas. Sus cejas medían medio palmo. Cualquier hombre a quien él en un rapto de ira mirase con sus abiertos ojos, quedaba instantáneamente aterrorizado. Nadie podía estar tranquilo ante su tribunal, si él le miraba con sus penetrantes ojos. El cinturón con que se ceñía tenía extendido ocho palmos, sin contar lo que colgaba. Tomaba poco pan en la comida, pero se comía la cuarta parte de un carnero o dos gallinas o un ganso, o bien un lomo de cerdo o un pavo o una grulla o una liebre entera. Bebía poco vino, sino, sobriamente, agua. Tenía tal fuerza que con su espada partía de un solo tajo a un caballero armado, enemigo suyo se entiende, montado a caballo, desde la cabeza hasta la silla juntamente con su cabalgadura. Enderezaba sin esfuerzo con sus manos cuatro herraduras al mismo tiempo. Levantaba rápidamente desde el suelo hasta su cabeza con una sola mano a un caballero armado y colocado de pie sobre la palma. Y era muy espléndido en sus mercedes, muy recto en sus juicios, elocuente en sus palabras.

 

Crónica de Turpín o Historia Karoli Magni et Rotholandi, en: Liber Sancti Jacobi. Codex Callistinus, IV, XX, Trad. de A. Moralejo, C. Torres y J. Feo, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Padre Sarmiento de Estudios Gallegos, 1951, Santiago de Compostela, pp. 459 y s.

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CARTA DE AGOBARDO, ARZOBISPO DE LYON, A LUIS EL PIADOSO (817)

Una misma fe ha sido enseñada por Dios, una igual esperanza esparcida por el Espíritu Santo en el corazón de los creyentes, una misma voluntad, un mismo deseo, una misma plegaria. Cualquiera que sean sus diversidades étnicas, cualquiera que sea la diversidad de sus condiciones, sus sexos, sus nacimientos nobles o siervos, es necesario que todos los hombres invoquen un único Padre (...) ¡Oh, celeste fraternidad! ¡Oh, concordia sempiterna! ¡Oh, unidad indisoluble, obra de un solo autor: por vosotros los cielos están felices, la tierra exulta, el mar se acalla, los campos se regocijan, y todo lo que está en ellos, todas las naciones aplauden! Y con razón, pues todos llegaron a ser hermanos, el siervo y el amo, el pobre y el rico, el ignorante y el sabio (...), el humilde artesano y el sublime señor invocan un solo Dios, el Padre.

Nadie desdeña más a su prójimo, no se desprecia o no se exalta a sí mismo; pues nosotros somos un solo Cuerpo de Cristo, mejor un solo Cristo de acuerdo al Apóstol (...), ya no hay más gentiles y judíos, circuncisos y paganos, bárbaros y escitas, ni siervos ni libres (...). Si Dios ha sufrido porque él junto con su sangre a los que estaban alejados, para que el muro de la separación fuese roto, para que toda enemistad desapareciese en él, para que todos se reconciliaran en el Cuerpo de Dios. Yo os pregunto: ¿es que a este trabajo divino de la unidad no se opone esta diversidad increíble de leyes que reinan, no sólo en cada región o en cada ciudad, sino en la misma morada y casi en la misma mesa? Quisiese Dios Todopoderoso que bajo un solo rey muy piadoso todos los hombres fuesen gobernados por una sola ley: eso aprovecharía grandemente a la concordia de la ciudad de Dios y a la equidad entre los pueblos.

 

Lettre d'Agobard a Louis le Pieux; Liber Adversus Legem Gundobaldi, en: Migne, Patrología Latina, t. CIV, c. 113 y s., en: Pacaut, M., La Théocratie. L'Eglise et le Pouvoir au Moyen Age, Aubier, Ed. Montaigne, Collection Historique, 1957, Paris, pp. 232 y s.; Halphen, L., Carlomagno y el Imperio Carolingio, UTEHA, 1955, Méjico, pp. 180 y s.; Imbert, J., Histoire des Institutions et des Faits Sociaux, P.U.F., 1957, Paris, pp. 366 y s. v. Antoine, C., Martínez, H., Stambuk, M., Yáñez, R., Relaciones entre la Iglesia y el Estado desde el Nuevo Testamento hasta el tratado De La Monarquía de Dante, Memoria Inédita, Academia Superior de Ciencias Pedagógicas, 1985, Santiago, p. 322.

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ACTAS DEL CONCILIO DE PARIS (829)

Si el rey gobierna con piedad, justicia y misericordia, merece su título de rey. Si estas cualidades le hacen falta, él no es rey sino tirano. En la antigüedad todos los reyes eran llamados tiranos, pero, a continuación, gobernando con piedad, justicia y misericordia, obtuvieron el título real... El rey debe pues velar por hacer triunfar las buenas acciones en él y en su casa a fin de que todos sus súbditos tomen de él buen ejemplo.

El ministerio real consiste especialmente en gobernar y regir al pueblo de Dios en equidad y justicia y velar por procurar la paz y la concordia. En efecto, él debe, en primer lugar, ser el defensor de las iglesias, de los servidores de Dios, de las viudas, de los huérfanos, y de todos los pobres e indigentes. El debe también mostrarse, en la medida de lo posible, terrible y lleno de fervor para que ninguna injusticia se produzca; y si se produce una, para no permitir a nadie conservar la esperanza de no ser descubierto o la audacia de hacer el mal, para que todos sepan que nada quedará impune.

El rey debe saber, en efecto, que la causa que ha recibido en su ministerio no es la de los hombres, es la de Dios; que él deberá darle cuentas a Dios de su ministerio el día del terrible juicio.

Es cierto que el poder real debe aportar el orden según la equidad a todos los súbditos. En consecuencia, todos los súbditos se someten fielmente y con obediencia a este poder, porque el que resiste a este poder resiste el orden deseado por Dios...

 

Actes du Concile de Paris (829), Monumenta Germaniae Historia, Concilia Aevi Karolini, I, 2; II, 3 et 7, pp. 610, 651, 652, 65g, en: Pacaut, M., La Théocratie. L'Eglise et le Pouvoir au Moyen Age, Aubier, Ed. Montaigne, Collection Historique, 1957, Paris, pp. 233 y s.; Lo Grasso, I., Ecclesia et Status, Fontis Selecti, Historiae Iuris Publici Ecclesiatici Romae, Apud Aedes Pontif., 1952, Universitatis Gregorianae, pp. 89-91. v. Antoine, C., Martínez, H., Stambuk, M., Yáñez, R., Relaciones entre la Iglesia y el Estado desde el Nuevo Testamento hasta el tratado De La Monarquía de Dante, Memoria Inédita, Academia Superior de Ciencias Pedagógicas, 1985, Santiago, p. 324.

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LOS JURAMENTOS DE ESTRASBURGO

Pues, el 16 de las calendas de Marzo (14 de Febrero de 842) Luis y Carlos se reunieron en la ciudad entonces llamada Argentaria, pero que ahora se denomina comúnmente Estrasburgo, y prestaron los juramentos que a continuación son referidos haciéndolo Luis en lengua románica para ser comprendido por las tropas de su hermano y Carlos en lengua tedesca. Pero antes de su juramento, ellos arengaron al pueblo reunido en torno a ellos, Luis que era el mayor, tomó primero la palabra en estos términos: "Vosotros sabéis cuantas veces Lotario ha intentado aniquilarnos, persiguiéndonos a mí y a mi hermano, hasta el exterminio. Dado que ni la fraternidad, ni el espíritu cristiano, ni otro medio alguno han podido contribuir a lograr entre nosotros la paz en la justicia, nosotros hemos sido obligados a someter el asunto al jucio de Dios Todopoderoso decididos a inclinarnos ante su voluntad respecto de lo que corresponde a cada uno de nosotros. El resultado vos lo sabéis, que por la misericordia de Dios nosotros hemos resultado vencedores... Pero él, después de aquello, no se ha conformado con el juicio de Dios, y no cesa de perseguir nuevamente a mano armada tanto a mi hermano como a mí y desgasta a nuestro pueblo, incendiando, rapiñando y masacrando".

"Por este motivo hoy día, compelidos por la necesidad, nos hemos reunido y temiendo que vosotros dudéis de la constancia de nuestra fidelidad y de la firmeza de nuestra fraternidad, hemos decidido prestarnos mutuamente juramento en vuestra presencia".

"No actuamos bajo el impulso de una ambición inicua, sino para asegurarnos un provecho común, si Dios tiene a bien darnos la tranquilidad con vuestra ayuda. Si con todo -y no lo quiera Dios- yo tuviese la audacia de violar el juramento que voy a prestar a mi hermano, yo desligo a cada uno de vosotros de toda sujeción hacia mí, como también del juramento que me habéis prestado".

Una vez que Carlos hubo pronunciado las mismas palabras en lengua románica, Luis, que era el mayor, fue el primero en jurar cumplir sus promesas:

"Por el amor de Dios y por el pueblo cristiano y nuestra salvación común, a partir de hoy, en la medida que Dios me otorgue sabiduría y poder, socorreré a mi hermano Carlos con mi ayuda y en todas las cosas, así como se debe socorrer a un hermano, según el derecho, a condición de que él haga lo mismo por mí, y no tendré jamás con Lotario ninguna asamblea que, de mi voluntad, pueda ser perjudicial a mi hermano Carlos aquí presente."

Cuando Luis hubo terminado, Carlos repitió la misma fórmula en lengua tedesca:

"Por el amor de Dios y por la salvación del pueblo cristiano y nuestra salud, a partir de este día en adelante, en la medida que Dios me dé ciencia y poder, socorreré a mi hermano como se debe según el derecho socorrer al hermano y a condición de que él haga lo mismo por mí, y no entraré con Lotario en ningún arreglo que, de mi voluntad, pueda serle perjudicial".

Y el juramento que pronunció cada nación en su propia lengua es así conocido.

En lengua romana:

"Si Luis observa el juramento que ha prestado a su hermano Carlos y si Carlos, mi señor, de su parte, no lo observa, si yo no lo puedo disuadir, ni yo ni ninguno de aquellos que yo pueda convencer, le otorgaremos ninguna ayuda contra Luis".

Y en lengua tedesca:

Si Carlos observa el juramento que ha prestado a su hermano Luis y si Luis, mi señor, rompe aquello que ha jurado, si yo no puedo disuadirlo, ni yo ni ninguno de los que yo podría convencer, le otorgaremos ayuda alguna contra Carlos."

Tales juramentos tomados, Luis se dirigió a Worms, a lo largo del Rhin, por Spira, y Carlos bordeó los Vosgos, pasando por Wissenbourg.

Lodhuvicus, quoniam major natu erat, prior haec deinde se servaturum testatus est:

"Pro Deo amur et pro christian poblo et nostro commun salvament, d'ist di in avant, in quant Deus savir et podir me dunat, si salvarai eo cist meon fradre Karlo et in aiudha et in cadhuna cosa, si cum om per dreit son fradra salvar dift, in o quid il mi altresi fazet et ab Ludher nul plaid nunquam prindrai, qui meon vol, cist meon fradre Karle in damno sit."

Quod cum Ludhovicus explesset, Karolus teudisca lingua sic hec eadem verba testatus est:

"In Godes minna ind in thes christianes folches ind user bedhero gehaltnissi, fon thesemo dage frammordes, so fram so mir Got geuuizci indi mahd furgibit, so haldih thesan minan broudher, soso man mit rehtu sinan bruher scal, in thiu thaz er mig so sama duo, indi mit Ludheren in nohheiniu thing ne gegango, the, minan uuillon, imo ce scadhen uuerdhen."

Sacramentum autem quod utrorumque populos, quique propria lingua, testatus est, romana lingua sic se habet:

"Si Lodhuuigs sagrament que son fradre Karlo jurat conservat et Karlus, meos sendra, de suo part non l'ostanit, si io returnar non l'int pois, ne io ne neuls cui eo returnar int pois, in nulla aiudha contra Lodhuuuig nun li iu er".

Teudisca autem lingua:

"Oba Karl then eid then er sinemo bruodher Ludhuuuige gesuor geleistit, indi Ludhuuuig, min herro, then er imo gesuor forbrinchit, ob ih inan es iruuenden ne mag, noh ih noh thero nohhein, then ih es iruuenden mag, uuidhar Karle imo ce follusti ne uuirdhit."

Quibus peractis Lodhuwicus Renotenus per Spiram et Karolus juxta Wasagum per Wizzunburg Warmatiam iter direxit.

 

Nithard, Hist. des fils de Louis le Pieux, Ed. Lauer, C.H.F., VII, 1926, pp. 104-109, en: Calmette, J., Textes et Documents d'Histoire, II, Moyen Age, P.U.F., 1953 (1937), Paris, pp. 40 y s. Trad. del francés por Héctor Herrera C. y José Marín R.

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CARTA DEL ESPISCOPADO FRANCO A LUIS EL GERMÁNICO(858)

Los perores males que conoce la cristiandad son los que, al desprecio de todas las leyes divinas y humanas, los cristianos infligen a los cristianos, de parientes a parientes, un hermano a su hermano... Guardáos que vuestro palacio, que debe ser un palacio sagrado, no sea un palacio sacrílego y que bajo el pretexto de corregir el mal que ha sido hecho, no hagas peor aún... La caridad os empuja a ir a combatir a los paganos (...), y a liberar así a la Iglesia y al reino.

El rey, si él es un rey cristiano y desea reinar según Dios, debe escuchar los consejos de los obispos... Si Dios decide confiar en vuestras manos de la causa y la gracia de la Iglesia y del reino, nos emplearemos a hacer bajo su gobierno lo que nos parecería lo más conveniente a las disposiciones divinas. Pues Dios puede de un mal principio sacar felices términos, lo que es posible para El, pero parece imposible a los hombres.

Que (Luis) vea bajo cuál aspecto, aunque el Señor lo hubiera aprobado o rechazado, Saúl fue hasta el final defendido por Samuel (...), del cual (los obispos) aunque indignos conservan el lugar en la Iglesia... Sabéis muy bien además cómo David ordenó obrar por lo que atañe a él, para conseguirse buenas gracias, se había jactado de haber alzado la mano sobre el ungido del Señor... Por el caso de que alguien lo ignorara, recordemos que él ordenó condenarlo a muerte. Pues quien pone la mano sobre el ungido del Señor, se acrimina con Cristo mismo, Señor de todos los ungidos o crismados (Christos), y perece bajo los golpes del poder espiritual...

 

Mon. Ger. His., Capitularia Regum Francorum, II, pp. 427 y ss., en: Pacaut, M., La Théocratie. L'Eglise et le Pouvoir au Moyen Age, Aubier, Ed. Montaigne, Collection Historique, 1957, Paris, pp. 234. v. Antoine, C., Martínez, H., Stambuk, M., Yáñez, R., Relaciones entre la Iglesia y el Estado desde el Nuevo Testamento hasta el tratado De La Monarquía de Dante, Memoria Inédita, Academia Superior de Ciencias Pedagógicas, 1985, Santiago, p. 326.

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CORONACION REGIA DE CARLOS EL CALVO

Que el señor te corone por la corona de la gloria en su misericordia y en su compasión, que El te revista en tu gobierno real del óleo y de la gracia de su Espíritu Santo, con el que El ha revestido a los sacerdotes, reyes, profetas y a los mártires que han vencido los reinos por la fe, que han obrado por la justicia y que han recibido las promesas divinas; y que tú seas hecho digno, por la gracia de Dios, de estas mismas promesas, hasta merecer gozar de su compañía en el reino celeste. Amén.

Que El te vuelva victorioso y triunfador de los enemigos visibles e invisibles; que El te infunda sin cesar en tu corazón el temor no menos que el amor a su Santo Nombre; que El te vuelva perseverante en la recta fe y en las obras útiles y, por la paz que ha sido concedida a tus días, que El te conduzca con la palma de la victoria hasta el reino eterno. Amén.

El clero y el pueblo que han deseado someterse a tu poder por su elección, que El te haga gobernarlos felizmente durante mucho tiempo, por su gracia y por tu administración que obedezcan a los preceptos divinos (...), se sometan con amor fiel a tu ministerio; ellos gozan, en el presente siglo, de la tranquilidad de la paz y merecen participar contigo en la comunidad de la ciudad eterna. Amén.

Que el Señor te corone con la corona de la gloria y de la justicia para que, por la correcta fe y el fruto multiplicado de las obras útiles, tú consigas la corona del reino perpetuo, por la gracia de Dios, a quien pertenece el reino y el imperio en los siglos de los siglos (...). Que el Señor te dé desear y poder lo que El ha ordenado, a fin de que, progresando según su voluntad en el gobierno del reino, tú consigas con la palma de la victoria perseverante, la palma de la gloria eterna. Por la gracia de Nuestro señor Jesucristo que vive (y reina por los siglos de los siglos. Amén).

 

Hincmar, Coronatione Regiae..., I (fragm.), en: Migne, Patrologia Latina, t. CXXV, c. 807 y s., cit. en: Antoine, C., Martínez, H., Stambuk, M., Yáñez, R., Relaciones entre la Iglesia y el Estado desde el Nuevo Testamento hasta el tratado De La Monarquía de Dante, Memoria Inédita, Academia Superior de Ciencias Pedagógicas, 1985, Santiago, p. 327.

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