Dilema

    De pronto enfrento unos dilemas curiosos, que me dejan pensativa.  Por alguna razón desconocida cada vez que se corta la luz en mi sector, sea esto por falla general del sistema intercomunicado o porque algún despistado se pasó a llevar un poste de noche o de madrugada, se me produce la necesidad imperiosa de utilizar la energía eléctrica y lo primero que encuentro fatal es que la blusa que me voy a poner está arrugada, entonces enchufo la plancha y ahí me quedo esperando a que funcione, para cuando me doy cuenta y asumo que no tiene pilas y que sigue fría como un témpano,  ya ha pasado un buen rato.

  Tal vez no sea dilema, aunque creo que realmente lo es y más bien sea un despiste de mi parte, generalmente en esas circunstancias me lavo el pelo  y por supuesto que el secador tampoco funciona y no tira una gota de aire caliente, entonces salgo peinada a la gomina para que no se me noten los rulos. Como estos cortes de energía son como cíclicos, de pronto hay semanas en que se suceden varios durante el día, entonces se descompagina el reloj de la tele y se le borran los canales, mientras que el refrigerador - que ya tiene sus buenos años- tranquilamente se hace pipí en el piso de la cocina y lo que es peor, ningún artefacto electrodoméstico funciona y a la hora del desayuno la tostadora mantiene el pan eternamente sin tostarlo y la un-dos-tres no hace nada y menos aún pica algo para el almuerzo. 

  La cuestión es esa, basta que se produzca un corte de energía entonces recuerdo que hay un programa estupendo en la televisión, que por supuesto nunca veo, pero que ahora, justamente ahora, decido darle una mirada y ahí está la tele, muda y ciega que es un contento y recurro a la radio,  porque hay una estación que toca música orquestada todo el día y el silencio me está matando, pero el equipo tampoco funciona y no me queda otra cosa que hacer que buscar esa radio chica, a pilas, que nunca se dónde la he dejado y que además no es estéreo, para de ese modo quebrar el silencio de todos los adminículos eléctricos que a la fuerza están de vacaciones. Con la ausencia de la energía eléctrica pareciera que se descompone mi reloj interior, porque prontamente se me ocurre algo para escribir y me voy al computador con las musas sentadas sobre mi hombro y con el ánimo de escribir el mejor de los artículos, ese que nunca he escrito... pero hasta ahí llega todo, el computador tampoco funciona y entonces recuerdo cortes imprevistos de agua, posiblemente programados por la compañía abastecedora para reparar algo, pero que nunca le avisan a uno, entonces mi dilema se torna engorroso y me da sed y unos antojos de agua fresca o con hielo que es un espanto.  Por supuesto que a reglón seguido discurro que hay ropa que poner en la lavadora, que las plantas necesitan agua y  que una ducha para salvar el calor del verano me vendría bien...

  En realidad no hay salud para resistir tanto dilema de energía o más bien dicho, para soportar mis propios despistes.        

Maranda
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