De  Dicen que una de las cosas más difíciles que hay es averiguar la edad de una mujer, pero más que ello aún, es lograr que una mujer confiese la que tiene realmente.  En la primera década del siglo XX se pusieron de moda en París las “ mujeres crepusculares” que se caracterizaban por aumentarse la edad, siendo entonces de muy  buen tono - entre las damas de la alta sociedad - parecer más viejas de lo que realmente eran.  De ahí que se dijera que la edad en las mujeres no dependía tanto del calendario, sino más bien del buen tono y de la moda imperante.

  Esto de las mujeres crepusculares era incluso válido para las jovencitas, que aumentándose la edad querían parecer mujeres hechas y derechas. Hoy en día a ninguna mujer se le ocurriría tamaña tontera, la edad en una es una cosa incierta y cuando se han pasado los treinta y tantos ninguna mujer que se precie de tal, confiesa la exactitud de su edad aunque la estén ahorcando.  La edad relativa caracteriza a la mujer de hoy en día, por ello es que muchas pertenecen a las de “ cierta edad “ y ahí se mantienen incólumes, aumentando o disminuyendo años según cómo están las cosas, situación que no es válida para los hombres que tienen que afrontar con la mejor gracia posible sus años, sean estos muchos o pocos y sin soñar de rebajarse ninguno porque al tiro los pillan.

  Aparentemente la edad en las mujeres tiene más  que ver con el espíritu que con la cara, mi tía Violeta es la típica señora de “ cierta edad “ que se las ha arreglado para nunca cumplir un año más, hasta el punto que casi no tiene diferencia de edad con su hija mayor.  Ella no tiene nada de las mujeres crepusculares de comienzos de siglo, por el contrario es la fresca más fresca para rebajarse veinte años como si nada y lo que es peor, cree firmemente que dos décadas menos son aún poco para su espíritu jovial y divertido. Su amiga Marta borró simplemente de su vida la fecha de su natalicio, sólo acepta ser saludada por sus amistades y parientes para su santo y con eso ha logrado quedarse en la misma edad desde hace mucho, tanto que , cuando se habla de los años que ella tiene, todo el mundo hace suposiciones y conjeturas, sin que por ello se logre saber la verdad absoluta.

  Una amiga de mi mamá tiene una máxima respecto de los años que señala el calendario y la fe de bautismo, ella dice que: se tienen los años que se sienten, sobre todo sí se tiene una buena peluquería donde ir cada semana. En general las mujeres de cierta edad reniegan con frecuencia por esa manía que tienen muchos de andar preguntando la edad para cualquier trámite, sea éste legal o de salud, por ello es recomendable nunca cometer esa indiscreción y conformarse con aceptar esas mentirillas blancas que tanto tienen que ver con las matemáticas manejadas a la conveniencia de las féminas de hoy en día en contraposición con la moda de comienzos del siglo XX.