Dicen que para mentir y comer pescado hay que tener mucho cuidado y pensándolo bien no es como para dejar de lado el refrán, porque con eso de decir una cosa por otra hace caer de frentón en una mentira de cualquier color , que en ningún caso es conveniente o correcto, aunque tremendamente recurrente en el primer día de la semana.

 Posiblemente el descanso dominical desestiva la rutina diaria y los lunes, además de registrar las mayores ausencias, debe ser el día de la semana en que más excusas se escuchan en las oficinas y lugares de trabajo. Pareciera que en ese día todo el mundo amanece tremendamente ocurrente e ingenioso, abundando los cuentos rocanroleros y las excusas más insólitas en las primeras horas del día, cargando las culpas del o los atrasos una gran variedad de personas.  Los niños, el colegio y el furgón que no los pasó a buscar, es una buena justificación, aunque sea una mentira del porte de una casa, juran que tuvieron que hablar con el inspector general, amen de esperarlo un largo rato, porque a otros papás les había pasado lo mismo.

 Pero sí uno cree que sólo los niños sirven para excusa, la movilización colectiva se lleva las palmas, normalmente los días lunes no pasan micros ni buses por el paradero, escasean los colectivos y si se tiene vehículo propio éste no funciona porque se le descarga la batería o se le desinflan los neumáticos.
 La empleada, la mujer y la suegra también sirven de excusa y como la madre de la mujer está lejos y no puede escuchar lo que se dice de ella, entonces bendita señora que se le ocurrió tener un síncope de madrugada, que los obligó a todos a amanecer en el hospital.

 Los centros de urgencias también son una buena excusa, como así mismo esas dolencias imprevistas y poco claras, que al final de todo nunca se reflejan en una enfermedad real.

 Lo curioso de todas estas y otras excusas inventadas es que, quien las cuenta, las esgrime o inventa, al poco rato de decirlas o al día siguiente no tiene ni idea de lo que dijo y entonces cuando el jefe le pregunta a media mañana si logró solucionar su terrible problema, llámese éste niños, vehículos, movilización o suegra, el afectado no tiene ni idea de lo que le están preguntando, entonces de ahí que el refrán diga lo que diga, porque para mentir y comer pescado hay que tener cuidado, además de una buena memoria para recordar lo dicho y tener claramente registrado lo que se dijo en la oficina para justificar la llegada fuera de la hora.