A medida que
pasa el tiempo y que la computadora se hace un mejor espacio en las casas,
desplazando muchas veces al equipo de música y el televisor, aumenta
la gente que habla de ella, de sus gracias y naturalmente de la conexión
a Internet. En una oportunidad para definir lo que era o servía
una computadora dije que, era como una máquina de escribir con un
archivador al lado donde uno ponía, en vez de papeles, textos en
diferentes lugares con claves. Tal vez la definición y la
explicación que trataba de dar de ella no tenía nada de científico
y sí algún cibernético me hubiese escuchado me habría
tratado de ignorante, pero como resultado práctico no me lo van
a creer, quién preguntaba por ella entendió claramente
para qué servía esta mezcla de televisor, máquina
de escribir, archivador y equipo de música. Con la primera que trabajé
todavía anda por algún rincón de mi casa y ni me acuerdo
cómo era que funcionaba, pero ya entonces se hablaba del ambiente
window, lo que para mi sonaba a japonés. Cuando logré
tener una con disco duro, se hablaba ya de los módem, que me sonaban
a algo muy misterioso, pero aún así, ponía cara de
inteligente para tratar de descubrír para qué servían.
Hoy en día uno no alcanza a comprar un equipo de computación
cuando sale otro al mercado con más cosas, memoria y mayor velocidad
y entonces los usuarios de él mencionan constantemente el
término Internet, el que hay que investigar. Cuando uno lo
hace descubre que no es otra cosa que una forma de comunicarse vía
teléfono y satelitalmente con todo el mundo, aprende lo que es navegar.
Dicen que
la curiosidad mató al gato, pero para ser honesta esa historia de
la navegación interpaises me tenía con idea fija, hasta que
hace unos días logré hacerlo y anduve trajinando los archivos
cibernéticos del Vaticano esperando que me develaran algunos misterios,
luego me di una vuelta por España y por una de sus comarcas, hasta
quedar mariada con la cantidad de pueblos que habían en su mapa.
Quién me estaba enseñando a navegar me repetía constantemente
que no me preocupara del tiempo que tomaba en bajar la señal, porque
sólo se utiliza el sistema local medido del teléfono, más
lo que se paga mensualmente al que provee del sistema de Internet y ahí
fue donde ya no me gustó tanto descubrir el mundo de los archivos
lejanos, llevábamos más de dos horas navegando, perdón...hablando
por teléfono y siento que tendré pesadillas con la cuenta
telefónica del próximo mes.
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