Mi Hijo El Más Pequeño

(Homilia Para Nuestra Señora de Guadalupe - 12 de diciembre)

Quisiera felicitar en primer lugar a todos los mexicanos e hijos de mexicanos hoy en esta festividad de Nuestra Señora de Guadalupe. Pero no solamente a los mexicanos porque María de Guadalupe es la santa patrona de las americas, que incluye los EE. UU. y Canada—y las islas filipinas. Hoy es el 465 aniversario de la aparación de la Virgen de Guadalupe. Ella se le apareció a Juan Diego en estos dias en el año 1531 y dejó su imagen en su manto o tilma.

Hace diez años, Juan Diego fue reconocido como beato, el último paso antes de la canonización. Algún día hablaremos de San Juan Diego, pero ahora su titulo es beato Juan Diego. El beato Juan Diego nació más o menos en el año 1473 y en 1531 tenía unos 58 años de edad. Era un catecumeno, estudiando la doctrina católica. Un día cuando fue a sus clases de catecismo escuchó una voz hermosa. Juanito, Juan Diegito, el más pequeño de mis hijos. Y vió un señora joven y bella. Ella le dijo que quería que fuera al obispo para decirle contruir un tiempo en este que se llamaba Tepayac. Al templo vendrían todos sus hijos con sus penas, tristezas y angustias.

El obispo Zumáraga escuchó con cortesía pero le dijo que necesitaba una señal. Realmente la Virgen dio tres señales: las rosas de Castilla floreciendo en el cerro de Tepayac, la segunda, la sanación milagrosa de su tio de Juan Diego. Estas dos señales no tenemos hoy, porque rosas se secaron y el tio, como todo hombre, algun dia murió. Pero hermanos la tercera señal se puede ver hasta hoy día. Cuando el beato Juan Diego dejó caer las rosas de su tilma, la imagen de la Virgen María fue impresa milagrosamente en ella.

Después de 465 años todavía se puede ver esta imagen milagrosa en la basilica de Nuestra Señora de Guadalupe en México. Me acuerdo cuando la visité en 1980 con mis papás. Al acercarnos a la imagen tuvimos la impresión que no solamente mirabamos a la imagen sino que ella nos miraba a nosotros. Los estudiosos hace unas decadas descrubrieron una explicación para este fenomeno tan extraño. Al sacar una foto del ojo y magnificarla unas viente o trienta veces se ve el reflejo de un hombre. Obviamente es el beato Juan Diego. Pero hermano, tambien eres tu y soy yo.

Y nos dice, eres mi hijo, el más pequeño. Para la gente indigena estas fueron palabras muy cariñosas. Y nosotros podemos entenderlas facilmente, y responder, como en el evangelio, "Quien soy yo que la madre de mi Señor me venga a mí." Creo que mientras avanzamos en edad apreciamos la importancia de nuestra madre. Hace poco tiempo conversé con una señora anciana que hablaba de su propia muerte. Me preguntó, "padre, ¿cuando muero veré a mi mamá?" Su mamá había fallecido hace 40 años y todavía estaba pensando en ella.

Nosotros podemos dar gracias a Jesús que, cuando estaba muriendo por nosotros en la cruz, la última cosa que hizo por nosotros fue darnos a su madre como nuestra madre. "Hijo, ahi es tu madre." Vemos este lindo regalo especialmente hoy día en la fiesta de nuestra Señora de Guadalupe. Es nuestra santa madre.

Siempre me acuerdo las palabras del arzobispo Flores de San Antonio, Texas, cuando nos visitó en 1981 para el 450 aniversario de la aparición. Nos preguntó, "¿Qué quiere la Virgen Madre de nosotros sus hijos?" Y la respuesta es sencilla, lo que toda madre quiere de sus hijos, que amen a Dios, practiquen su fe, guardando los mandamientos. Y que dejen de pelear, que perdonen las ofensas y sigan adelante como hermanos.

Hermanos, en este tiempo de adviento la iglesia nos hace recordar que la vida es muy breve. Y cuando rezamos el Ave María, quizas la parte más significativa es ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Necesitamos la intercesión maternal de la Virgen María en todo momento pero especialmente en el momento más importante, el de nuestra muerte. Hay algunas personas aquí que llevan el escapulario de la Virgen María, con la promesa que los que lo llevan no conocerán las llamas del infierno. Es la Virgen que intercederá para sus hijos fieles en el momento de la muerte.

Esta noche, hermanos, los invitó renovar su devoción a la Virgen María, madre de Dios y nuestra madre. Estamos a un momento historico en la comunidad de Kent. El próximo domingo transferirimos nuestra misa de 10 a la capilla de St. Anthony. Esta acepatación por la parroquia nos llena de alegría pero también un sentido de responsibilidad. Estoy convencido que el mexicano está en este pais no solamente a causa de la situación económica, sino con una misión. Como la Virgen María encargó a Juan Diego con un mensaje hace lo mismo con sus hijos hoy en día.

El arzobispo Murphy que ahora se encuentra tan enfermos siempre decía que el latino tiene un don de fe, de oración, de espiritualidad para compartir con la iglesia aquí. Lo hacemos en varias formas. La imagen de nuestra Señora de Guadalupe que todo mexicano tiene en su casa es simbolo de esta fe. Y todo latino tendría alguna imagen de ella, de Jesus o un santo.

Los jóvenes de este pais están cansados, aburridos de las otras imagenes—de violencia, de droga de pornografia. Nosotros podemos ofrecerles una imagen sana. Y no hay mejor que la que fue dada a Juan Diego hace 465 años—la Virgen madre de Jesús y nuestra madre también, Santa María de Guadalupe.

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12 de diciembre de 1996, St. Anthony, Kent

De los Archivos (Homilias Para Nuestra Señora de Guadalupe):

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¿No Estás En Mi Regazo?
Guadalupe y el Gran Jubileo 2000
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