Julieta y Joaquín jugando con su amigo Antón
El Dogo Argentino, un perro
versátil (1)
Aunque el Dogo Argentino fue
creado como fin primordial para la caza mayor, no hay que olvidar
que las razas que se utilizaron para conseguirlo también le
aportaron unas cualidades que no son muy conocidas.
En primer lugar, hay que
desechar la idea del Dogo Argentino como un ser fiero y terrible.
El único que es fiero y terrible es el dueño irresponsable que
ha hecho así a su perro.
El Dogo es un perro de
carácter extraordinariamente equilibrado, muy inteligente,
aunque también bastante tozudo. Es por eso que, si va a ser
adiestrado, lo ha de ser por manos expertas y no por aficionados.
A lo hora de convivir en casa
es un perfecto compañero para toda la familia y se va a
comportar como un "perro faldero" con los miembros de
la misma; buscará incansablemente las caricias y aguantará
estoicamente las travesuras de los miembros más jóvenes de la
casa, jamas gruñirá a nadie de la familia, lo que no quita que
a la hora de defender a los que considera suyos y a las
propiedades de éstos se convierta en un implacable perro de
guarda y defensa.
Es precisamente en estos dos
puntos, la guarda y la defensa, sobre los que me gustaría
incidir, pues son los más desconocidos, aunque, como ya he dicho
en un principio, el Dogo Argentino se creó primordialmente para
la caza mayor, en la es ciertamente insuperable por su fuerza,
arrojo y valor.
Si a estas tres
características (fuerza, arrojo y valor) le sumamos el carácter
equilibrado y la inteligencia, tendremos una raza que, aparte de
su instinto natural por la caza, también tiene un instinto
natural para la guarda y la defensa.
De hecho, la Policía Federal
Argentina y el Ejercito Argentino lo vienen utilizando desde hace
años como perro de guarda y defensa. También cabria destacar
que sólo las razas más equilibradas e inteligentes se utilizan
como guía de ciegos; pues bien, el 12 de Mayo de 1968 nació
"Dana", una Dogo Argentino que sirvió hasta su muerte
como guía de invidentes.
Las otras caras del Dogo
Argentino (2)
Cuando oigo hablar del la
utilidad del Dogo Argentino, como siempre que se trata de un
perro especializado en una labor concreta, parece como si
despreciaran sus otras posibilidades, como si fuera de lo que es
la caza y su entorno no hubiera lugar donde ubicarlo.
Para cumplir con eficacia su
cometido cazador, el Dogo Argentino posee una serie de
características físicas y psíquicas, potenciadas
selectivamente mediante gimnasia funcional generación tras
generación, que han dado lugar a un fenotipo concreto. Pero
dicho fenotipo no es tan exageradamente limitado por su
especialización como algunos pueden llegar a pensar. El Dogo
Argentino puede mostrarnos diversas caras.
Como perro familiar.
Habiendo criado durante años diversas razas de utilidad, no
puedo dejar de establecer ciertas comparaciones que faciliten mi
exposición. Y cuando hablo de criar lo hago desde el prisma del
"criador de sofá", es decir, los perros habitan
familiarmente mi casa y son educados en severas normas de
convivencia, pero también son "consentidos" en esa
íntima relación de abrazo y caricia que autentifica y relaja.
Pues bien, los Dogos Argentinos me recuerdan mucho a los Boxer
por su dulzura, su sensibilidad y su deseo de agradar. Son
comparativamente menos "revoleras", más controlados y
comedidos en sus acciones dentro del hogar, menos explosivos en
sus manifestaciones emocionales. Además resultan menos
infantiles, como si su neotenización fuera menos marcada, aunque
su umbral de paciencia con los niños es también muy alto. Es
decir, el Dogo Argentino es absolutamente recomendable, con la
seguridad de acertar.
Como perro de guarda. Si
la primera pregunta de quien se interesa por una raza canina
físicamente poderosa versa sobre cómo se porta en casa, la
segunda se refiere a su disposición como guardián. Entendiendo
la guarda como actitud nata en algunos perros y no como un
instinto, podemos afirmar que el Dogo Argentino bien canalizado
puede llegar a ser un eficaz guardián. Todos los ejemplares que
he tratado mostraban desde muy jóvenes una actitud de
desconfianza clara, pero no exagerada, ante la aproximación de
un posible intruso. Pero al faltarle ese punto de reacción
histérica propia de otras razas, resulta relativamente fácil
inhibirla si la reprimimos o la frustramos. Por el contrario, si
la motivamos metódicamente, esa actitud se traducirá en un
comportamiento adecuadamente fijado, lo que, unido a su valor y
tenacidad, dará como resultado una utilidad como guardián
absolutamente fiable.
Cabe destacar que muy pocas razas
poseen el equilibrio que presenta el Dogo Argentino entre su
actitud de guarda y su comportamiento como perro familiar, dos
aspectos que, como muchos tristemente conocen, suelen ir uno en
detrimento del otro.
Como perro de defensa.
En el caso del Dogo Argentino, adquiere su máximo sentido la
frase "lo cortés no quita lo valiente". Quien
identifique perro de defensa con perro hiperagresivo o perro de
buen carácter con perro inútil se equivoca totalmente. Los que
saben de esto convendrán conmigo que un buen perro de defensa se
fundamenta en un sólido instinto de caza, capaz de ser
ritualizado y un buen equilibrio psíquico con respuesta adecuada
a los estímulos recibidos, todo ello arropado por un físico
poderoso y buenas dosis de coraje y tenacidad. Tal parece como si
estuviéramos describiendo las aptitudes de un Dogo Argentino
ideal.
Como perro de utilización
lúdica. En este campo el Dogo Argentino encuentra un paisaje
variadísimo donde brillar con luz propia. Es aquí donde muestra
su cara más atractiva para el gran público, ese que accede al
perro más por un impulso de capricho incluso estético que
guiado por la necesidad o el sentido práctico. Por supuesto que
la caza es una actividad lúdica, como asimismo lo es la
competición deportiva con perros de utilidad. Pero no son menos
importantes todas aquellas posibilidades que cada propietario
puede disfrutar con su perro como pretexto, como parte
indispensable o como simple acompañante.
Todos los que hayamos recorrido
kilómetros como entrenamiento o por puro placer sabemos del gran
papel motivador que representa un perro. La belleza poderosa de
un Dogo Argentino en movimiento es el catalizador ideal para
hacer generoso nuestro esfuerzo y alcanzar la comunión con el
entorno.
Educar o adiestrar un Dogo
Argentino no es un capricho o un lujo, ni ha de significar
necesariamente entrar en competencia con nadie. Adiestrar un
perro es la mejor manera de conocerlo y disfrutarlo plenamente. El proceso por el que se logra el aprendizaje y
dominio de los distintos ejercicios establece una relación muy
especial entre maestro y alumno y desarrolla aspectos
determinantes del comportamiento como la dependencia y la
sumisión jerárquica.
Un paseo a caballo, ya de por si
extraordinario, pasa a ser algo de difícil descripción cuando
lo enriquece la compañía de nuestro perro. No hay nada como la
conjunción vital y estética de estos dos magníficos animales
que remueven nuestros más ancestrales recuerdos como especie.
Los que tenemos la fortuna de haberlas disfrutado guardaremos
siempre esas vivencias como parte de nuestra intimidad más
feliz.
La bicicleta nos permite asimismo
placenteras sensaciones de ritmo y armonía con nuestro animal,
de tal forma que casi no concebiremos la una sin el complemento
del otro. El mantener nuestro perro en óptimas condiciones
resultará no sólo sencillo, sino incluso beneficioso para
nuestro propio estado físico.
Como veis, el Dogo Argentino es un perro
con muchas caras, a cual más atractiva o espectacular y algunas
de ellas por desvelar. Con mi más sincero respeto por todos
aquellos que aún siguen interpretando al Dogo Argentino como un
perro restringido a su original función cazadora he querido
aportar un granito de arena para, una vez más, derribar muros y
ampliar horizontes. Animo, de todo corazón, a quienes se
interesen por esta imponente raza para que se interioricen y
compartan la aventura de la vida de un Dogo Argentino en la
seguridad de que verán colmadas todas sus expectativas, sean
cuales fueran éstas.
Poseer un Dogo Argentino es realmente
coronar la cumbre.
Para enunciar
las características de esta raza, transcribimos dos notas
escritas para la Revista El Mundo del Perro
en Julio de 1996, por el Sr. Pedro A. Cuesta Tobajas (1) y el Sr.
Julio Beberide (2).