LA
LOCURA DE FANNIE
Parte 1 de la historia inconclusa
de Fannie Bolton y Marian Davis
Alice Elizabeth Gregg
Adventist Currents, octubre
de 1983
Tomado de The
Ellen G. White Research Project
Si Ellen White hubiese conocido
el futuro, jamás hubiese empleado ni a Fannie Bolton ni a Marian
Davis como sus editoras. Ni les hubiese escrito a Fannie Bolton y a Marian
Davis las cartas que aparecieron en The Fannie Bolton Story: A Collection
of Source Documents ["La Historia de Fannie Bolton: Una Colección
de Documentos Fuente"] publicado por el Ellen G. White Estate en 1982.
Pero ella no conocía el fin desde el principio; y como resultado,
la lucha por el oscuro secreto que las dos mujeres compartían habría
de pertenecer irrevocablemente a los anales de la Iglesia Adventista del
Séptimo Día.
Como puede leerse en esa colección,
la andanada de palabras lanzada de una máquina de escribir a otra
apenas da una idea de que gran parte del drama tuvo lugar en el áspero
y hermoso continente de Australia - tierra del outback [región
rural aislada], los billabongs [remanso que forma una laguna de
agua estancada], los árboles coolabah, y los koalas. Los
nombres de Cooranbong, Melbourne, y Adelaide, que ocurrían en las
cartas de vez en cuando, son sólo incidentales al conflicto entre
los antagonistas de la historia.
La Historia, una casi biografía
de Frances Eugenia Bolton, cita su nacimiento como agosto 1, 1859. Su certificado
de defunción indica que nació en Chicago, Illinois. (1) Su
padre era ministro Metodista, y tuvo por lo menos dos hermanos. Su imagen
en la página del título de The Story muestra una atractiva
morena con los rasgos pequeños y cincelados que podrían agradar
a un cosmetólogo.
En junio 18, 1883, Fannie se graduó
de la Escuela Preparatoria (high school) de la Universidad Northwestern
de Evanston, Illinois; presentó uno de los discursos de graduación
titulado "The Flight of the Gods" [El Vuelo de los Dioses]. (2) The
Story indica que ella asistió al "Lady´s Seminary" y/o
"Evanston College." No se ha demostrado que avanzara más allá
de la escuela preparatoria. Lo que se sabe es que, después de su
instrucción escolar, encontró empleo como corresponsal para
el Daily Inter-Ocean, de Chicago, uno de los predecesores del Chicago Tribune.
Fue convertida al Adventismo del
Séptimo Día en 1885 por George B. Starr, uno de los ministros
de la Misión de Chicago. Fannie conoció a Ellen Gould White,
mensajera del Adventismo del Séptimo Día, en las reuniones
al aire libre (carpas) de Springfield, Illinois, en 1887, mientras informaba
para el periódico. Tenía entonces veintiocho años.
A causa de su educación, era natural que se le pidiera que redactara
los sermones de Ellen. De acuerdo con lo que Fannie le contó a una
amiga, a Ellen le agradó la manera en que ella preparaba los sermones
para la prensa, y deseó contratarla. (3)
Ellen había regresado recientemente
de Europa llena de ideas para escribir libros y artículos. The
Great Controversy fue terminado. The Desire of Ages era un sueño,
y las publicaciones periódicas Adventistas estaban constantemente
pedían artículos a gritos. Marian Davis había estado
trabajando para Ellen desde 1879 y redactando para ella desde la muerte
de James White, el esposo de Ellen, en 1881. Pero debido al gran número
de solicitudes pidiendo artículos, tratados, libros, y cartas, Marian
se tambaleaba bajo la carga. Ellen necesitaba más ayuda, y
Fannie era una probable candidata.
William C. White, el hijo de Ellen,
y Dores E. Robinson, el esposo de su nieta, recordaron, muchos años
más tarde, que Fannie "le fue recomendada a Ellen como una joven
de raro talento, buena educación, y una sincera cristiana." White
y Robinson escribieron que el acuerdo para el empleo beneficiaba tanto
a Ellen como a Fannie, y que Fannie "demostró ser brillante y entretenida
y, aunque un poco errática a veces, era amada por los demás
miembros de la familia". (4)
Cuando Ellen dejó el circuito
de las reuniones en carpas para regresar a su hogar en California, hizo
arreglos para que Fannie se encontrara con ella y su grupo en la estación
de Chicago para que pudieran viajar juntos. Ellen "no estaba con el grupo,
así que el anciano Starr buscó por los alrededores hasta
que la encontró detrás de un biombo en el restaurante, muy
satisfecha, comiendo grandes ostras blancas crudas con vinagre, pimienta,
y sal", escribió Fannie; y en el mismo viaje Willie White trajo
al vagón del tren "un grueso trozo de sanguinolento bisté"
para que Sara McEnterfer, una de las apreciadas empleadas de Ellen, lo
cociera sobre una pequeña estufa de petróleo. Estos incidentes
resultaron escandalizadores para Fannie, que "había cumplido con
los testimonios con toda fidelidad, descartando la carne, la mantequilla,
el pescado, las aves, y la cena, creyendo que, como los 'Testimonios' dicen,
'ningún comedor de carne será trasladado'". (5)
Cuando el grupo llegó a California,
se le dieron a Fannie instrucciones específicas en relación
con sus tareas. De salida, se le dijo que trabajaría bajo la dirección
de Marian preparando cartas, o "testimonios", como generalmente se les
llamaba, y redactando artículos para ser publicados. De acuerdo
con White y Robinson, también se le dijo que "los asuntos revelados
a la Sra. White en visión no eran una narración palabra por
palabra de los sucesos con sus lecciones, sino que eran generalmente pantallazos
o vistas panorámicas de varias escenas de las experiencias de hombres,
algunas veces en el pasado, y algunas veces en el futuro, juntos con las
lecciones relacionadas con estas experiencias".
De la misma manera, se le habló
a Fannie acerca de la tendencia de Ellen a cometer errores mecánicos
(ortografía, mayúsculas, puntuación) y de sintaxis;
a repetirse, y a no organizar bien su material - todo lo cual debían
las editoras corregir, modificar, o rearreglar para obtener claridad y
efectividad. (6)
De acuerdo con White y Robinson,
Fannie disfrutaba de trabajar en artículos para su publicación,
pero "encontraba el copiado de cartas de reproche desagradable y repulsivo
para ella. Se le oyó decir que ojalá no existiese la palabra
'no' en el idioma inglés. (7)
El primer año de trabajo
con Fannie le pareció a Ellen una feliz experiencia. Escribió
el 13 de febrero de 1888: "Fannie Bolton es un tesoro para mí. Todos
estamos en armonía, todos trabajamos unidos y en amor". (8)
Fannie, sin embargo, encontraba
descorazonadores ciertos aspectos de su trabajo. Al principio de su empleo,
le mostró a Marian un material en el cual estaba trabajando, y para
su sorpresa, Marian le preguntó si había comparado la cronología
con Eidersheim u otro escritor religioso de la actualidad. Cuando Fannie
le dijo que el Señor era un historiador correcto, Marian contestó
que Ellen no lo era. Al relatar el incidente para su periódico,
The Gathering Call, Edward S. Ballenger escribió más tarde
que Fannie, al hacer la comparación, "quedó estupefacta y
asombrada al encontrarse con un párrafo exactamente igual al que
había en los artículos que ella estaba copiando, aunque no
había ninguna indicación en los artículos diciendo
que eran una copia. Además, al volver la página, encontró
una página entera que en los artículos había sido
cambiada sólo lo suficiente para que no fuera una copia exacta."
Ballenger continuó explicando que Marian trató de tranquilizar
a Fannie diciendo que "del Señor es la tierra y su plenitud", pero
Fannie no quedó satisfecha. (9)
En los días que siguieron,
Fannie encontró que se estaban usando las obras de muchos autores
sin darles crédito. Tampoco se les daba crédito a Fannie
o a Marian por su trabajo original incorporado en artículos que
salían a nombre de Ellen y que, además, se presentaban como
inspirados por Dios. Fannie, pues, se encontró envuelta en algo
que ella consideraba deshonesto. Llena de remordimientos y desilusionada,
le presentó el asunto a Ellen, convencida de que debería
defender "el principio de de la justicia ordinaria y la honestidad literaria
[y ser] una mártir por amor a la verdad". (10) Había reglas
de oro para escribir, reglas que no se estaban obedeciendo, le dijo a Ellen.
Lo que Ellen le dijo en ese momento ni se sabe ni fue incluído en
The Story, pero evidentemente se mostró obstinada, pues Fannie regresó
a su máquina de escribir y a la tarea que le había sido asignada.
Después de la Conferencia
General de 1888 en Minneapolis, Ellen se fue a vivir a Battle Creek. En
Diciembre, Fannie y Marian fueron llemadas desde California. White y Robinson
recordaban que "durante el viaje a Battle Creek, la Srta. Bolton pasó
una semana en Chicago. Allí se encontró con muchos de sus
antiguos conocidos, y con muchas cosas que le recordaron sus antiguas experiencias
y ambiciones. Poco después de esto, hizo saber a sus compañeros
de trabajo que no estaba satisfecha con pasarse la vida manejando los pensamientos
y los escritos de otra persona. Tenía sus propios pensamientos y
sus propias ideas, y anhelaba darles expresión". (11)
Aunque Fannie continuó trabajando
para Ellen, la situación continuó deteriorándose.
Por fin, menos de dos años de haber comenzado a trabajar, White
le escribió a Charles H. Jones del Pacific Health Journal el 23
de junio de 1889 sugiriendo que sería conveniente que él
empleara a Fannie. "Creo que la Hermana Bolton está mucho mejor
preparada para trabajar en un diario como el Pacific Health Journal", escribió,
"porque allí tendría mejor ocasión para efectuar un
trabajo original, y la posición no le exigiría la exactitud
que nuestro trabajo sobre el Signs debe tener". (12)
Puesto que obviamente Jones, por
la razón que fuere, no la empleó, Fannie continuó
trabajando para Ellen, tratando de "armonizar lo que le parecía
una inconsistencia en el trabajo con una máxima literaria en el
mundo que requiere que un autor reconozca a sus editores y dé crédito
a otros por todas las obras que cita," y al mismo tiempo sostener "la posición
en su mente de que la hermana White debería reconocer a sus editores
y cada una de las fuentes de las cuales obtenía alguna sugerencia
o expresión". (13)
Durante esos meses, Fannie debe
haber mantenido fresco delante de Ellen el asunto de dar crédito
a los autores citados y a los editores, pues fue despedida en el otoño
de 1890. Habiendo encontrado en la Universidad de Michigan en Ann Arbor
algunos cursos que deseaba tomar, Fannie dejó su empleo, pero se
llevó algunos manuscritos de Ellen para editarlos. En relación
con esto, Ellen escribió que Fannie "pidió algunos artículos
míos para llevárselos a Ann arbor, diciendo que le encantaba
el trabajo. Pero ahora creo que deseaba usar el pretexto de que estaba
empleada por mí para ganarse la confianza de otros, pues yo confiaba
en ella como mi agente en la preparación de copias para mis libros.
Ahora veo cuán tonta fui". (14)
Escribiéndole a Ellen para
disculparse, Fannie dijo: "No puedo evitar escribirle, pues Dios me ha
ayudado mucho desde que la vi a Ud. por última vez. Me sentí
muy triste por haber sido separada de mi empleo con Ud. cuando acababa
de resignarme y estaba tan ansiosa de hacerlo; pero pongo mi perplejidad
delante de Dios". (15)
Un año más tarde,
en el otoño de 1891, la Conferencia General le pidió a Ellen
White que fuera a Australia. Cuando, desafortunadamente, Sara McEnterfer
se enfermó de malaria, Ellen, para sorpresa de otros en el círculo
íntimo, invitó a Fannie a ir con ella como reemplazo de Sara.
Más tarde, Ellen reconocería que "Fannie rogó mucho
y con lágrimas en los ojos ir conmigo [a Australia] para ocuparse
conmigo en la obra de preparar artículos para los periódicos.
Ella dijo que había experimentado un gran cambio, y que no era en
absoluto la persona que había sido cuando me dijo que deseaba escribir
por su cuenta, que no podía consentir que su talento quedara enterrado
en la obra de preparar mis artículos para los periódicos
y los libros, que se sentía muy capaz y tenía talento que
debía dedicar a escribir, lo que no podía hacer estando asociada
conmigo". (16)
Una vez en Austalia, Fannie se puso
a trabajar con su acostumbrada rapidez y eficiencia. En una carta fechada
en octubre 7, 1892, dijo que había copiado cuarenta y dos páginas
del correo, había despachado siete artículos para la Review
y seis para el Signs, y había preparado cuatro artículos
más desde que el correo se había ido. (17) El 4 de mayo de
1893, escribió que había ido rápidamente al centro
de la ciudad el día anterior y le había despachado por correo
a Ellen once artículos - siete u ocho para el Youth´s Instructor,
uno
para el Signs, y uno para la Review. (18)
Cuando llegó la hora de las
reuniones al aire libre en 1894 (enero 5-28), Fannie estaba lista para
unas vacaciones. Las reuniones al aire libre eran tiempos para alentarse
los unos a los otros e intercambiar experiencias y puntos de vista; y Fannie,
adicta al trabajo por naturaleza, los esperaba. Mientras estuvo allí,
es probable que sus amigos le dijeran a Fannie cuán maravilloso
debería ser trabajar para una escritora tan inspirada y brillante
como Ellen; y que Fannie hubiera pensado que era importante poner las cosas
en claro. "Hablaba mucho a amigos y conocidos en Melbourne acerca de las
dificultades de su trabajo, y la manera errónea en que algunos manuscritos
eran escritos," recordaban White y Robinson, refiriéndose a la ocasión.
"Se espaciaba en las grandes mejoras efectuadas por las editoras, y empequeñecía
la obra de la Sra. White. Nuevamente, expresó su decidida convicción
de que los talentos de las copistas y su trabajo deberían recibir
reconocimiento público". (19)
Al mismo tiempo, le decía
al Dr. Merritt G. Kellogg, medio hermano de John Harvey Kellogg y William
K. Kellogg,
que ella "escribía para
la Sra. White todo el tiempo". Además, decía que la mayor
parte de lo que ella escribía se "publicaba en la Review and
Herald ... como si lo hubiese escrito la Hermana White bajo inspiración
de Dios. Me siento muy apenada por este asunto, porque me parece que estoy
engañando. La gente está siendo engañada acerca de
la inspiración de lo que yo escribo. Siento que es un gran error
que cualquier cosa que yo escriba salga bajo el nombre de la Hermana White
como un artículo especialmente inspirado por Dios. Lo que yo escribo
debería salir con mi propia firma al pie [; ] entonces, debería
darse crédito a quien lo merece". (20)
La parte medular de sus quejas,
como le diría Fannie a Ellen más tarde en retrospectiva,
era: "Pensé, como siempre lo había pensado antes, que
Ud. no vio mi perplejidad, ni comprendió mi preocupación,
de que FUE EL HECHO DE QUE UD. RETUVIERA LA VERDAD ACERCA DE SUS ESCRITOS
al no reconocer el trabajo de las redactoras lo que estaba en el fondo
de toda la perplejidad, y que su obra no era como Ud. decía que
debía ser la obra de Dios, 'TAN ABIERTA COMO LA LUZ DEL SOL'".
[énfasis nuestro] (21).
Cuando Ellen se encontró
con que Fannie estaba revelando sus métodos de trabajo, tuvo una
visión, de acuerdo con lo que ella le dijo a George B. Starr: "Apareció
sobre mí un carruaje de oro y caballos de plata, y Jesús,
en su real majestad, estaba sentado en el carruaje... Entonces se oyeron
estas palabras retumbar por las nubes desde el carruaje, desde los labios
de Jesús: '¡Fannie Bolton es tu adversaria! ¡Fannie
Bolton es tu adversaria!', palabras que fueron repetidas tres veces". (22)
Ellen también le escribió a Marian que ella, Ellen, había
sido "advertida" de que Fannie era su adversaria. (23)
El 6 de febrero de 1894, Ellen le
escribió a Fannie: "Ahora, hermana mía, ya no quiero que
Ud. esté asociada conmigo más en mi trabajo. Quiero decir
ahora, por su bien, que Ud. no debería jamás tener otra oportunidad
de hacer lo que ha hecho en el pasado". (24)
La única referencia que Ellen
hizo en esa carta al asunto de "copiar" de otros autores fue ésta:
"SI YO INTENTARA VINDICAR MI TRAYECTORIA A LOS OJOS DE LOS QUE NO APRECIAN
EL CARÁCTER ESPIRITUAL DE LA OBRA QUE TENGO POR DELANTE, SÓLO
ME EXPONDRÍA, A MÍ MISMA Y A LA OBRA, A CONCEPTOS ERRÓNEOS
Y A LA FALSIFICACIÓN. Sería inútil presentar el asunto
delante de otras mentes, pues hay sólo unos pocos asociados con
Dios que ven debajo de la apariencia superficial lo bastante para entenderlo.
Esta obra es tal, que no la puedo explicar". (25)
Puesto que ella no podía
explicar el copiado - puesto que hacerlo lo revelaría - Ellen escribió
prejuiciadamente acerca del carácter de Fannie, sobre el cual no
podía decir mucho: "Ud. no es una trabajadora segura y capaz. Su
mente está sujeta a cambios; primero se siente exaltada, y luego
deprimida. La impresión que causan estos frcuentes cambios es alarmante.
No hay auto-control en su vida. Ud. ha escogido una vida de cambios, llena
de diferentes intereses y ocupaciones. Por lo tanto, no puede poner su
vida en este trabajo, como Ud. supone que lo ha hecho; al pensar que Ud.
lo ha hecho, Ud. está asombrosamente engañada... Todo aquéllo
en lo que Ud. se ocupa tiene tan fuerte sabor a ruina que no es aceptable
a Dios". (26)
El mismo día, Ellen le escribió
a su hijo Willie, refiriéndose a Fannie: "Su amor por la ambición,
su amor por la alabanza, y su idea de su propia capacidad y talento fue
la puerta abierta por la que Satanás antró, no sólo
para arruinar su alma, sino para poner en peligro que Dios me había
encomendado... Me siento muy perpleja, y cuando veo cómo Satanás
trabaja para controlar a las mismas personas que deberían ser inteligentes
y despiertas para comprender su posición delante de Dios y sus privilegios
y el honor de tener una parte en este trabajo; cuando veo que se vuelven
desleales, dadas a la conjetura, murmuran cosas malas, y ponen lo mismo
en otras mentes, es tiempo de que se tomen medidas decisivas para corregir
el desafecto antes de que se extienda más". (27)
Durante este período, Ellen
no escatimó ningún recurso retórico en sus invectivas.
Le escribió a O. A. Olsen, presidente de la Conferencia General,
también refiriéndose a Fannie: "Su amor ardiente por la alabanza,
y su ambición, era muy similar a la que se me presentó en
relación con las actividades de Satanás en la corte celestial
para producir disatisfacción entre los ángeles". (28)
A Marian, le escribió, de
nuevo en relación con: "A veces está tan verdaderamente poseída
por demonios como lo estuvieron los seres humanos en los días de
Cristo. Y cuando estos paroxismos le sobrevienen, muchos piensan que que
está inspirada por Dios. Habla con fluidez, las palabras le salen
con rapidez y en abundancia, y queda bajo el control de los demonios".
(29
"Si estuviese convertida," le escribió
a George A. Irwin, que pronto sería presidente de la Conferencia
General, "comprendería claramente la influencia de sus pasadas falsificaciones
del trabajo que ha hecho para mí, y confesaría algunas de
sus erróneas afirmaciones en relación con él, afirmaciones
que han sido usadas por el enemigo para para trastornar y socavar la fe
de muchos en los testimonios del Espíritu de Dios". (30)
Escribiéndole a Willie, Ellen
comparó a Fannie con Aarón y María: "Aarón
había sido vocero de Moisés, y María era maestra de
las mujeres. Pero ahora vinieron murmullos entre el hermano y la hermana
en forma de murmuraciones y celos contra Moisés, y fueron culpables
de deslealtad, no sólo hacia su dirigente, que había sido
designado por Dios, sino hacia Dios mismo... Los que, en sus desperados
esfuerzos y deseos vehementes de obtener reconocimiento de los talentos
que se lisonjean de poseer, dan lugar a las sugerencias de Satanás,
estarán tan cegados por el enemigo que no distinguirán las
cosas sagradas de las comunes." En la misma carta a Willie, Ellen dijo
que Fannie era como Eva: "Nuevamente vino la advertencia: 'Fannie es tu
adversaria, y está extraviando las mentes de otros recibiendo las
sugerencias de Satanás, como lo hizo Eva en Edén'". (31)
Escribiéndole a Fannie el
mismo día, en tercera persona singular, acerca de la semejanza entre
Fannie y Saúl, Ellen dijo: "Es mi oración que Dios convierta
a la pobre niña [Fannie], para que pueda entender la dirección
de su Santo Espíritu. El carácter de Saúl está
bien marcado. En él había fortaleza y debilidad combinadas.
Se le concedieron dones en foma de talento, y si hubiese consagrado estos
dones por completo a Dios, no se habría deshonrado a sí mismo
por medio de su propia transgresión". (32)
De esta manera, ensartando a Fannie
en su puntiaguda pluma, Ellen pudo desviar la atención del problema
del copiado hacia el carácter de Fannie. En ninguna parte de la
carta le dice Ellen a Fannie: "Démosle crédito a quien se
lo merece. Hagamos lo correcto". Una distracción mediante un asalto
a la personalidad de Fannie era la táctica perfecta.
Fannie sentía remordimientos,
por decir lo menos, habiendo acabado de perder su empleo, y le escribió
a Ellen: "Puedo ver que Satanás ha venido y siempre ha encontrado
en mí algo con lo cual poder trabajar para acosar y angustiar a
aquéllos con los cuales yo estaba relacionada. El yo nunca ha muerto
por completo, y por lo tanto, quedó una puerta para la entrada del
enemigo. La causa de todo mi problema ha sido el yo, y eso es satánico...
Al hacer el trabajo, he mirado lo que causaba perplejidad, y manejándolo
día tras día, he perdido el verdadero sentido de su santidad,
y comencé a mirarlo sólo desde un punto de vista literario.
No sé tampoco si es justo ponerlo de esta manera, porque he comprendido
lo que significaba para mí, y para todos, por encima de lo que sería
un mero asunto literario... Mi fe en los testimonios es hoy más
fuerte que nunca, y siento que quiero poner toda mi influencia para ayudar
a establecer la fe del pueblo de Dios en esta grande y sagrada obra". (33)
Ellen le escribió de vuelta
a Fannie al día siguiente, el 10 de febrero de 1894: "He recibido
y leído su carta, y le aseguro que mi corazón se siente profundamente
conmovido por su contenido. Acepto su confesión. Por lo que concierne
a Ud. misma y a su relación personal conmigo, la he perdonado y
la perdono libremente". (34) Fannie volvió a ser contratada en el
acto.
No se sabe si esto alarmó
o no al personal de Ellen. Ellos sabían que Fannie era una buena
colaboradora, y Ellen necesitaba su ayuda. La carta de Willie a Edson,
su hermano, fechada el 25 de octubre de 1895, confirmó que:
"Ella [Fannie] posee un notable talento y maneja los asuntos de mamá
muy inteligente y rápidamente, produciendo más del doble
del trabajo en un tiempo dado que ningún otro redactor que mamá
haya contratado jamás". (35)
Pero no todo estaba bien con Fannie.
Estaba en proceso de establecer una relación casi adúltera
con un hombre casado. En 1893, Ellen había contratado a un hombre
bastante joven, llamado W. F. Caldwell, para que le ayudara a Fannie con
la mecanografía. Él había estado separado de su esposa
y sus dos hijos por tres años. Caldwell, que se había acostumbrado
a vivir solo, mostraba "una inclinación a la compañía
de mujeres jóvenes, estaba lleno de alegría, y se conducía
como un muchacho", como Ellen más tarde le escribió peyorativamente
a I. N. Williams, presidente de la conferencia a la que pertenecía
Caldwell. (36) Aunque la esposa de Caldwell se divorció de él
más tarde, esto no había ocurrido antes de que Fannie y él
hubieran formado "el enlace y el amor, y hubiesen empeñado su palabra,
Fannie a Caldwell, y Caldwell a Fannie", le informó Ellen a John
Harvey Kellogg. (37)
Como creyente en la doctrina del
mejoramiento, Ellen le señaló a Fannie el carácter
menos que heroico de Caldwell: "El Señor tiene una controversia
con el Hermano Caldwell. Su amor de sí mismo, su amor por la autocomplacencia,
y su decisión de salirse con la suya, lo han vuelto irrazonable,
altanero, dictatorial. Su hábito de comer en exceso ha sometido
a esfuerzo sus órganos digestivos, distendido su estómago,
y obligado a su naturaleza a soportar una carga que ha reaccionado
sobre el cerebro, y su memoria se ha debilitado". (38)
Al principio, Fannie negó
que hubiese ningún afecto entre ellos. "Permaneció de pie
delante de mí en mi tienda", le escribió Ellen a sus amigos
los Tenney, "y declaró que no había nada de cierto en los
informes. Por un año después de esto, no me fue útil
para nada, sólo una carga muerta, pesada". Finalmente, Fannie admitió
que amaba a Caldwell con todo su corazón y añadió:
"Tres veces se me ha ofrecido esta copa de felicidad [compromiso], y luego
me ha sido arrebatada". (39)
Aunque Ellen pudo cortar el romance
en flor, continuó por dos años escribiendo a varias personas
acerca de la incorrecta relación: "No es la obra relacionada conmigo
lo que ha postrado el sistema nervioso de ella", le escribió Ellen
a Willard A. Colcord. "Es el poner en práctica una conducta de secreto
y engaño y mal hacer. No son los requisitos impuestos sobre ella,
sino el encender fuego y andar en medio de las chispas que ella misma enncendió
en relación con su asombroso deseo por el esposo de otra mujer;
sentimentalismo enfermo de amor". (40)
Rebuscando en el pasado, Ellen sacó
a luz el segundo romance de Fannie, que ya estaba muerto, para juntarlo
con este tercer incidente. En Ann Arbor, Fannie había conocido a
un californiano llamado Blakely (no se ha dado el primer nombre) y se había
enamorado de él. (41) Cuando Fannie se fue a Australia - le dijo
Ellen a Colcord - "ella esperaba que Blakely le escribiría, renovando
sus atenciones hacia ella, pero no recibió ninguna carta, y casi
blasfemó contra Dios a causa de Su providencia". (42) Ellen le escribió
a John Harvey Kellogg también acerca del asunto Blakely, diciendo
que Fannie "a veces actuaba como si estuviese poseída por un espíritu
malo, y nos hizo sentir miserables a todos... [y] algunas veces era impúdica
y acusadora". (43)
Cuando el tiempo de las reuniones
en carpas al aire libre llegó en 1895 (octubre 17 a noviembre 11),
Fannie estuvo allí para encontrarse con su Waterloo. De nuevo contó
su secreto. Ellen escribió que Fannie permaneció de pie "balando
como una oveja alrededor del redil". (44) Los balidos y el enredo sentimental
fueron demasiados para Ellen. Kellogg le escribió a Ballenger acerca
del informe, propalado por Fannie, de que ella y Marian Davis tenían
que repasar el material copiado de los libros de otros autores "y transponer
oraciones y cambiar párrafos para de alguna manera tratar de ocultar
la piratería", y como resultado de las objeciones de Fannie, Ellen
no sólo la despidió sino que le dio una cachetada. (45)
Finalmente, el 12 de noviembre de
1895, Ellen le escribió a Marian: "No he puesto nada en las manos
de Fannie, y no espero jamás darle ninguna otra oportunidad de traicionarme
y convertirse en traidora. Ya he tenido suficiente de 'talento' y 'capacidad',
para que me dure toda una vida". Nuevamente el 29 de noviembre, Ellen le
escribió a Marian: "He terminado con Fannie Bolton". (46)
Éste debió haber sido
el fin del contrato de Fannie. Había trabajado para Ellen por siete
años y medio, teniendo en cuenta las interrupciones. Ahora, la una
vez "cristiana", "brillante", "entretenida", "talentosa", "educada", y
"productiva" Fannie había degenerado - de acuerdo con las recriminaciones
- en "un alma pobre y superficial", "un meeteoro centelleante", "una practicante
del engaño", "una sentimentalista enferma de amor", "una actriz
pretenciosa", "una personalidad pobre, engañada, y deforme, y una
"farsa". Ellen dijo que Fannie se había vuelto "difícil",
"provocadora", "parcializada", "impulsiva", "inconstante", "desequilibrada",
"deprimida", "vacilante", y "descontrolada". (47)
Por increíble que parezca,
Fannie fue invitada a trabajar para Ellen por cuarta vez. Como Fannie le
citó a Ellen sus propias palabras más tarde, Ellen dijo que
"el 20 de marzo de 1895, una presencia invisible" le había dicho
que Fannie debería ser contratada otra vez: "Si ella se separa de
tí ahora - dijo el espíritu - la red de Satanás está
preparada para sus pies. Ella no está en condiciones de ser dejada
a sus propios recursos, pues se consumiría sola. Ella lo lamenta
y siente remordimientos. Yo soy su Redentor, yo la restauraré si
no se exalta ni se honra a sí misma. Si ella se separa de tí
ahora, hay una cadena de circunstancias que le traerán dificultades
que serán su ruina". (48)
En 1900, Ellen le escribió
a Irwin dando la razón para haberle pedido a Fannie que regresara
por cuarta vez. "Ahora veo por qué recibí instrucciones de
darle a Fannie otra prueba. Hay algunos que me malentendieron a causa de
las falsificaciones de Fannie. Estas personas esperaban a ver qué
curso de acción tomaría yo en relación con ella. Habrían
dicho que yo había abusado de la pobre Fannie Bolton. Al seguir
las instrucciones de volverla a tomar, quité toda ocasión
para las críticas de aquéllos que estaban listos a condenarme".
(49)
Pero Fannie estaba quebrantada en
cuerpo y espíritu. Los años de trabajo excesivo y de tensión
habían minado su menos que robusta salud física y emocional,
dejándola incapaz de poder trabajar, y decidió regresar a
América. Su barco zarpó el 10 de mayo de 1896.
El conflicto podría haber
muerto allí, pero Fannie hablaba una y otra vez, oscilando entre
la lealtad a sus máximas literarias, por un lado, y a Ellen y su
trabajo, por el otro. En 1897, Ellen estaba todavía irritada por
los informes, cuando le escribió a Fannie en abril: "Cortaré
la influencia de su lengua de todas las formas que pueda". (50) Y a los
Tenney, les escribió en julio: "Su imaginación es muy fuerte,
y hace afirmaciones tan exageradas que sus palabras no son dignas de confianza".
(51)
Fannie había explicado la
razón para su conflicto en 1894. "Sentí que Ud. era la sierva
de Dios," le escribió a Ellen, "y que yo debería estar con
Ud., pues habría más esperanza para mi salvación que
si yo permaneciera en cualquier otra rama del trabajo. Pensé que,
si yo estuviese editando sus escritos, en el día del juicio yo sería
encontrada como habiendo dado fruto en su tiempo". (52)
Finalmente, en 1901, para gran alivio
de los partidarios de Ellen, Fannie escribió lo que consideraron
su verdadera confesión: "Doy gracias a Dios de que ha evitado que
la hermana White siguiera mi supuesta superior sabiduría y rectitud
, y la ha guardado de reconocer a los redactores o a los autores, pero
ha dado a la gente una expresión no adulterada de la mente de Dios.
Si ella hubiese actuado como yo deseaba que lo hiciese, el don se habría
degradado a una autoría común, su importancia se habría
perdido, su autoridad se habría socavado, y su bendición
se habría perdido para el mundo". (53)
De acuerdo con The Story, la última
carta que Ellen le escribió a Fannie, o que escribió acerca
de ella, fue la que le envió a Irwin en 1900. Ellen se acercaba
a los setenta y tres años, y Fannie tenía cuarenta y uno.
Quizás Willie se hizo cargo de la controversia en ese tiempo. Le
escribió a Stephen N. Haskell: "Sin duda es un alivio para Ud. escribir
unas pocas líneas en cada carta [a Ellen] acerca de la hermana Bolton,
pero a menos que algo obviamente bueno haya de ser alcanzado, que algo
definitivo haya de hacerse en respuesta a lo que Ud. escribe, sería
mucho más placentero para mamá y adelantaría mucho
su obra si esas cosas desagradables no se mencionaran. La pérdida
de dos o tres noches de sueño a causa de este asunto podría
privar a mamá de la fortaleza que podría ser usada para producir
algún material muy importante para la instrucción en las
iglesias". (54)
En 1911, cuando Fannie tenía
cincuenta y dos años de edad, su salud emocional se quebrantó,
y fue internada en el Hospital Estatal de Kalamazoo. Fue dada de alta después
de trece meses (febrero 20, 1911 a marzo 18, 1912). Menos de dos años
antes de morir, fue internada nuevamente por tres meses (octubre 9, 1924
a enero 21, 1925). Para los detractores de Fannie, ésta era una
indicación de que la retribución divina le estaba siendo
administrada aquí y ahora, y una prueba positiva de que ella había
estado desequilibrada desde el comienzo.
En los años después
de haber dejado de trabajar para Ellen, se supo de Fannie intermitentemente.
Todavía en 1914, Fannie escribió: "Por siete años
y medio, estuve con la Sra. White como alma sobre una roca, a causa de
toda clase de inconsistencias, injusticias, y embustes". (55)
Tres canciones cuya música
ella había compuesto, una con palabras, fueron publicadas en Christ
in Song. (56). De acuerdo con Hattie L. Porter, en poder de Fannie cuando
murió "había muchos poemas, algunos terminados, otros sin
terminar. Ella había pensado publicarlos en forma de libro, pero
estaba demasiado cerca del fin de su vida para terminar el trabajo. Algunos
de estos poemas merecían un lugar en nuestros periódicos,
y algunos mostraban que su fuerza física había disminuído
y que su mente no funcionaba. Ella sabía que éstos estaban
incompletos, y los llamaba 'Basura'". (57)
Había un hombre Adventista
- escribió Hattie - que queríe;a casarse con Fannie; "pero
ella no podía ver la luz en este proceder a causa de su salud deteriorada.
De todas maneras, él la visitaba a menudo, le pagaba su alojamiento,
alimentación, cuidados, y le enviaba un cheque de sostenimiento,
y finalmente pagó los gastos del funeral". (58) (No se sabe si el
hombre era Blakely, Caldwell, o algún otro.)
De acuerdo con la Review, Fannie
murió el 28 de junio de 1926 en Battle Creek. Todavía no
tenía sesenta y siete años de edad. Su amiga Hattie escribió
el obituario para la Review: "La tranquila expresión de su rostro
nos dijo que estaba lista para encontrarse con su Hacedor". Se cantó
una de las propias composiciones de Fannie - "No yo, sino él". Fue
sepultada en Eureka, Michigan. (59)
Irónicamente, su certificado
de defunción da su ocupación como "escritora de cartas",
la parte de su trabajo para Ellen que más le desagradaba.
NOTAS DE PIE DE
PÁGINA
1. El certificado de defunción (213-3126)
emitido por el Condado de Calhoun, Michigan, y entrado el 1 de julio de
1926 a nombre de Frances E. Bolton, dirección en el número
36 de la Calle Manchester en Battle Creek, hace notar que la persona que
informó los "detalles personales e históricos" fue Josephine
Huffman, cuya dirección es el número 68 de la calle Oaklawn.
2. Los años de asistencia, la fecha
de graduación, y el título del discurso de graduación
fueron proporcionados el 12 de mayo de 1983 por Patrick M. Quinn, archivista
de la Biblioteca de la Universidad Northwestern, quien observó de
pasada que junio de 1983 marcó el centésimo aniversario de
su graduación. La oficina del registrador de la Universidad de Michigan
certificó, en una carta fechada el 26 de mayo de 1983, que Fannie
fue estudiante de tiempo completo en la escuela de artes liberales allí
en Ann Arbor para el semestre que comenzó en Septiembre de 1890
y terminó en junio de 1891, ocho años después de salir
de Northwestern.
3. Ellen G. White Estate, compárese,
The
Fannie Bolton Story: A Collection of Source Documents (Washington,
D. C.: Conferencia General de los Adventistas del Séptimo Día,
1982), Fannie Bolton a la Sra. E. C. Slawson, 30 de diciembre de 1914;
p. 108. (De aquí en adelante, nos referiremos a esta compilación
como The Story. A la Sra. White nos referimos como EGW. A menos que se
mencione otra fuente, las citas en este artículo de la Parte 1 han
sido tomadas de The Story. Los números que representan cartas escritas
por EGW se refieren a los números de archivo del White Estate. Los
números de página son los que aparecen en la colección
The Story.
4. William C. White y Dores E. Robinson,
The
Work of Mrs. E. G. White´s Editors (St. Helena, CA: Elmshaven
Office, 30 de agosto de 1933, p. 3. (De aquí en adelante, se le
llamará The Work; al Sr. White se le llamará White o Willie.)
5. Bolton a Slawson, 30 de diciembre de
1914; pp. 108-109.
6. White y Robinson, The Work, p. 3.
7. Íd., p. 4.
8. EGW a Stephen N. Haskell y el Sr. y la
Sra. William Ings, 13 de febrero de 1888 (Carta 25; p. 1.)
9. Edward S. Ballenger, ed., The Gathering
Call, febrero de 1932, pp. 16-22. Citado en The Story, pp. 113-116.
10. Fannie Bolton, "A Confession Concerning
the Testimony of Jesus," ca. abril de 1901; p. 102.
11. White y Robinson, The Work, p.
5.
12. White a Charles H. Jones, 23 de junio
de 1889; p. 2.
13. Bolton, "A Confession," ca. abril de
1901; p. 102.
14. EGW a Marian Davis, 29 de octubre de
1895 (Carta 102; p. 44).
15. Bolton a EGW, 30 de abril de 1891; pp.2-3.
16. EGW a White, 6 de febrero de 1894 (Carta
88); pp. 28-29.
17. Bolton a EGW, May Lacey, y Emily Campbell,
7 de octubre de 1892; p. 8.
18. Bolton a EGW, 4 de mayo de 1893; p.
12.
19. White y Robinson, The Work, p. 12.
20. Declaración por Merritt G. Kellogg
(Marzo de 1908); The Story, p. 107.
21. Bolton a EGW, 5 de julio de 1897; p.
81.
22. George B. Starr, "The Watchcare of Jesus
over the Writings Connected with the Testimony of Jesus", 2 de junio de
1915, The Story, p. 110.
23. EGW a Marian Davis, 29 de octubre de
1895 (Carta 102); p. 42.
24. EGW a Bolton, 6 de febrero de 1894 (Carta
7; pp. 20-21).
25. Íd., p. 27.
26. Íd., p. 21.
27. EGW a White, 6 de febrero de 1894 (Carta
88); pp. 29, 32.
28. EGW a Ole A. Olsen, 5 de febrero de
1894 (Carta 59); pp. 19, 20.
29. EGW a Davis, 29 de octubre de 1895 (Carta
102); p. 44.
30. EGW a George A. Irwin, 23 de abril de
1900 (Carta 61; revisión de 61-a; pp. 92-94); p. 95.
31. EGW a White, 6 de febrero de 1894 (Carta
88); pp. 31, 29.
32. EGW a Bolton, 6 de febrero de 1894 (Carta
7); pp. 20, 27-28.
33. Bolton a EGW, 9 de febrero de 1894;
pp. 32-33.
34. EGW a Bolton, 10 de febrero de 1894
(Carta 6); p. 34.
35. William C. White a J. Edson White, 25
de octubre de 1895; p. 41.
36. EGW a I. N. Williams, 12 de abril de
1896 (Carta 104); p. 70.
37. EGW a John Harvey Kellogg, 20 de diciembre
de 1895 (Carta 106); p. 60.
38. EGW a Bolton, 26 de noviembre de 1895
(Carta 115); pp. 52-53.
39. EGW al Sr. George C. Tenney y Sra.,
1 de julio de 1897 (Carta 114); pp. 79-80.
40. EGW a Willard A. Colcord, 7 de enero
de 1896 (Carta 21); p. 62.
41. EGW a Kellogg, 20 de diciembre de 1895
(Carta 106); p. 60.
42. EGW a Colcord, 7 de enero de 1896 (Carta
21); p. 62.
43. EGW a Kellogg, 20 de diciembre de 1895
(Carta 106); p. 60.
44. Manuscrito de EGW 12-d de 19[20?], marzo
de 1896; p. 64.
45. John Harvey Kellogg a Edward S. Ballenger,
9 de enero de 1936. Citada en The Story, p. 120.
46. EGW a Davis, 12 de noviembre de 1895
(Carta 103); 29 de noviembre de 1895 (Carta 22-a); p. 49 y pp. 53-54.
47. The Story, de aquí y allá.
48. Bolton a EGW, 5 de julio de 1897, citando
del Manuscrito 12-c de EGW (1 de abril de 1896); fecha límite del
20 de marzo [véase p. 65]); p. 85.
49. EGW a Irwin, 23 de abril de 1900 (Carta 61;
revisión de 61-a, pp. 92-94); pp. 95, 96.
50. EGW a Bolton, 11 de abril de 1897 (Carta
25); p. 74.
51. EGW a Tenney, 5 de julio de 1897 (Carta
115); p. 80.
52. Bolton a EGW, 9 de febrero de 1894;
pp. 32-33.
53. Bolton, "A Confession", ca. abril de
1901; p. 106.
54. White a Stephen N. Haskell, 13 de julio
de 1900; p. 101.
55. Bolton a Slawson, 30 de diciembre de
1914; pp. 108-109.
56. El himnario Christ in Song (publicado por
primera vez por la Review and Herald en 1908) contenía tres himnos
registrados por Fannie como propiedad literaria: el No. 197, "Come Out
in the Sunshine", letra y música; el No. 209, "The Dove of Peace,"
música solamente (letra de S. H. Bolton, ¿quizás el
padre?); y el No. 230, "Not I, but Christ" (palabras adaptadas de Gálatas
2:20).
57. Hattie L. Porter a William A. Spicer,
25 de julio de 1933; p. 117.
58. Íd., p. 118.
59. Advent Review and Sabbath Herald
103:41 (5 de Agosto de 1926), p. 22.