¿No podíamos haber tenido mas que ocho (Chiqui) y nueve (yo), dieciseis (Chantó) y catorce (Güito) cuando los cuatro compartimos la zarza de nuestras vidas y los dos mayores "la de mozo"como se suele decir, distincción por la cual tendría yo que esperar un par de años más. Sucede que nuestros dos hermanos mayores se creían bien machitos y mientras papí estaba presente eran obedientes, humildes y muy acogedores. Pero Chanto especialmente era taciturno en cuanto su relación fraterna y no quería, muchas veces, tener que salir con los más pequeños, especialmente conmigo, por temor de que eramos espías. Y los cocotazos que me daba me dejaban ¡viendo estrellas!
Güito sin embargo sabía que no eramos insectos o como decíamos en aquellos días, chotas, vendi'os; de todos modos hasta para el cine nos hacían salir con ellos, lo cual enfurecía a Chantó y hacía que yo pasara las de Caín con los cocotazos que recibía cuando a él le picaba la cosa. De hecho, hasta hoy día yo aún odio el cine, la oscuridad que en el se puede palpar y la imposibilidad de ver a la gente, será porque recibí mis merecidas y mis no merecidas en abundancia y un poco más. Esta memoria es para mi especialmente significante pues mi hermano Chantó murió el 27 de noviembre del 1991 en su hogar en Lawton, Oklahoma.
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©1998-2000 por la Dra. Ana Cristina y el Padre José Antonio Oquendo Pabón (para esta página. Todos los Derechos Reservados.)
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