explica su movilidad, su
permeabilidad a las influencias, la composición
casi simultánea de escritos de contenido tan
diverso. Para decirlo en otros términos, su
vocación literaria tiene un carácter
eminentemente formal. Darío
no comienza a escribir impulsado por el deseo de
comunicar algo; su caso no es el del escritor que
tiene muchas cosas que decir y cuyo drama está
en buscar una vía de expresión para esa
imperiosa urgencia interior, sino de quien se
descubre una aptitud, una habilidad a la que
trata de dar un contenido, una consistencia.
Hasta ahora , ha tratado de llenar esa estructura
vacía, esa disposición, de cualquier manera,
siguiendo el primer impulso, seleccionando los
motivos y los temas de sus escritos de acuerdo a
sus lecturas, sin tomarlos casi en cuenta, viendo
en ellos un simple pretexto, un relleno. Para él
la literatura es simplemente la fabricación de
la belleza, aunque no sabe con precisión dónde
se encuentra ésta exactamente. En "La
muerte de la Emperatriz de China" escribirá
más tarde: "Recaredo amaba su arte. Tenía
la pasión de la forma". Es su propio caso:
ama la belleza como una forma pura. El
formalismo, la conciencia de su propia aptitud,
la obsesión de la belleza, van a precipitar en
él una definición . Porque esa ansiedad
exclusivamente estética, es una verdadera
divinización, una idealización de la belleza. Y
la belleza, concebida como una entidad ideal, a
la que se ha levantado un altar, se aviene mal
con algunos temas, es inconciliable con ciertas
historias, como, por ejemplo, aquellas que
revelan las condiciones de vida de los
hambrientos lancheros de Valparaíso. Temas como
éste parecen destinados no sólo a deleitar a un
público, sino a inyectarle una emoción que
está más allá de la estética. Darío no
sintió esa emoción, con el relato del tío
Lucas. Ocurre, entonces, que la historia de
"El Fardo", desconcierta: a través del
delicado lenguaje en que se nos narra , el drama
del tío Lucas se diluye, no convence; dentro de
ese estilo tan relamido y musical, parece fuera
de lugar, da la impresión de un buitre
encarcelado en la primorosa jaula de un
canario...."
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