Diario "El País" de Cali. Suplemento Gaceta: Domingo 19 de Septiembre de 1999

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Vargas Llosa, entre el bien y el mal

El escritor peruano es la figura más importante del Festival Internacional de Arte. Las virtudes y los defectos de su obra son analizados por un grupo de intelectuales.

Por Ricardo Moncada Esquivel, redactor de GACETA

Quien haya intentado asomarse al universo de la literatura latinoamericana ha tenido que tropezarse con la figura y la obra de Mario Vargas Llosa, escritor peruano, que hizo parte del denominado 'boom latinoamericano'.

Novelista, ensayista, profesor universitario, articulista, académico y político, Vargas Llosa es hoy uno de los principales generadores de la novela moderna, tanto en la creación como en la reflexión sobre temas de actualidad en la sociedad latinoamericana.

Jorge Mario Pedro Vargas Llosa, nacido en Arequipa, Perú, en 1936, ha sido uno de los autores más prolíficos de la segunda mitad del Siglo XX, en nuestro continente. Iniciado en el arte de la escritura como un precoz reportero en diversos periódicos de su país, estudió Letras y Derecho en la Universidad de San Marcos, en 1953. Su nombre saltó al escenario literario cuando recibió en 1963 el Premio Biblioteca Breve y el de la Crítica, en España.

Vargas ha publicado desde 1959 un libro de cuentos, una novela corta o cuento largo, once novelas, catorce libros de ensayos (entre ellos uno de memorias), cinco obras de teatro y no menos de cinco libros de crítica ensayística en colaboración. A esa producción hay que agregar numerosos artículos publicados en diarios y revistas del Perú y del extranjero, guiones para documentales y películas, entrevistas y reportajes, algunos editados en libros, así como prólogos para libros.

En su esfuerzo por darle expresión a la realidad de su país y de Latinoamérica, el escritor refleja en su obra y en sus acciones una personalidad contradictoria y polémica. Apasionado por la literatura y la libertad, ha estado en el centro de discusiones a causa de su ideología.

De un incipiente coqueteo con la izquierda, Vargas Llosa se convirtió en defensor de las ideas liberales y de paso se enemistó con algunos de sus amigos, como el propio Nobel, Gabriel García Márquez. Luego su interés por la política lo llevó a postularse para la Presidencia de su país, intento en el que fracasó.

De hecho, su visita a Cali el pasado miércoles para recibir la Medalla al Mérito Proartes, en el marco del Festival Internacional de Artes, ha causado encontradas opiniones, al considerarse en algunos sectores que es una distinción merecida desde el punto de vista literario y personal, pero cuestionable al ser demasiado costosa para una ciudad donde la cultura también acusa los efectos de la recesión.

Figura literaria

Según el escritor William Ospina, en Vargas Llosa hay dos seres: "Un escritor americano orgulloso de su mundo que se esfuerza por interrogarlo con el lenguaje del arte, y un intelectual lleno de admiración por la cultura europea que quisiera trasladar mecánicamente esa cultura a nuestra realidad. Esa es la tensión que hay en su obra y tal vez el gran drama intelectual de su vida", puntualiza Ospina.

El estilo literario de Vargas Llosa está signado por su necesidad de abordar la realidad que lo circunda: "El sostiene que su producción literaria debe pasar por el tamiz de la experiencia y debe tener un asidero real. De ahí que muchas de sus obras tienen un trasfondo social, sobre el cual habla de la guerra, así como de los tejidos y construcciones socioconómicos", afirma Amparo Urdinola, catedrática de la Escuela de Literatura de la Universidad del Valle.

Lector consumado de la obra del intelectual peruano, el escritor Rafael H. Moreno Durán, considera que este autor asume dos frentes en su producción literaria: la creación y la reflexión. "En el campo de la creación siempre me fascinó su instinto renovador, pues no hay que olvidar que Vargas Llosa es uno de los grandes experimentadores formales de la novela contemporánea; esto lo prueban 'La ciudad y los perros', la 'Casa verde' y 'Conversacion en la catedral', sin ignorar esa joya extraordinaria que es 'Los cachorros'. Ahora bien, desde el punto de vista de la reflexión, Vargas Llosa tiene trabajos excelentes como 'Carta de batalla por Tirant lo Blanc', 'García Márquez: historia de un deicidio' y 'La orgía perpetua: Flaubert y 'Madame Bovary", dice.

Por su parte, Darío Henao, decano de la Escuela de Literatura de la Universidad del Valle, resalta las condiciones del autor: "Es un novelista dotado de profundidad filosófica, histórica, antropológica; tiene un gran conocimiento de los asuntos que trata, lo cual demuestra su capacidad investigativa. En ese sentido, es tal vez uno de los más rigurosos".

Para quienes han leído buena parte de sus obras es difícil escoger cuál es la mejor de sus novelas: "Considero que 'La guerra del fin del mundo' es su gran obra, porque reúne la totalidad de las técnicas y miradas que él sembró en trabajos como 'La ciudad y los perros' y 'La casa verde", opina el poeta y ensayista Hernando Urriago.

No obstante, Urriago opina que la producción literaria de Vargas Llosa ha tenido altibajos, sobre todo en la década del 80, con obras como '¿Quién mató a Palomino Molero?' o 'El hablador': "Son trabajos de evidente ligereza narrativa, de pobreza técnica literaria, donde hay un deseo por registrar sucesos históricos protagonizados por la guerrilla o la pobreza en Lima, que se quedaron en el afán revelador y no en la sutileza de la ficción, que sí había estado en su producción de los 60 y 70". De la época oscura Urriago sólo rescataría la novela erótica 'Elogio de la madrastra'.

Aún en la década de los 90 hay trabajos suyos que no convencen del todo: "Los cuadernos de don Rigoberto' no está a la altura de sus primeros trabajos. Allí siento que hay una pérdida de la intensidad del estilo, una suerte de trivialización del tema", dice William Ospina, quien resalta que hay producciones como 'El pez en el agua', "un buen autorretrato humano y político, interesante, porque no se puede entender la biografía de Vargas Llosa sin leer ese libro", agrega.

Para Darío Henao, algunas de sus incursiones en el teatro, como 'La señorita de Tacna' y novelas como 'Los cuadernos de don Rigoberto' y 'Elogio de la madrastra' son "producciones menores que no logran el carácter de obras 'primas', si se compara con textos breves de autores como Hemingway, Thomas Mann o el propio García Márquez".

Aunque ya no siente afinidad con la obra del escritor peruano, el crítico literario Alberto Quiroga admite haber sido seducido por sus primeras novelas: "Era interesante poder leer de un universo que uno conocía y acercarse a una nueva voz de la narrativa latinoamericana. Pero después se volvió un escritor difícil de seguir. Ahora no me gusta su voz, no siento química frente a lo que escribe", expresa.

Eso no implica que se deje de admitir su gran perfil literario: "Tiene una obra impresionante, que resulta difícil de describir para cualquier lector. Vargas Llosa corresponde al tipo de escritor que abarca toda clase de temas, es un hombre público y un fenómeno literario", agrega Quiroga.

Para Amparo Urdinola, se trata de una figura internacional: "Además de escritor, novelista y autor teatral, Vargas Llosa es uno de los críticos más clarividentes que tiene la literatura latinoamericana. Es un académico con carisma, cuya obra es bien recibida en círculos universitarios e intelectuales. Me parece que es un hombre de letras, un humanista".

Sus obras

Vargas Llosa inició su producción literaria con un libro de relatos llamado 'Los jefes' en 1959, cuando tenía 26 años. Luego vinieron 'La ciudad y los perros' (1963), novela la vida de estudiante en una escuela militar de Lima; 'La casa verde' (1966), ambientada en la atmósfera sórdida de un burdel de Perú; 'Conversación en la catedral' (1969) recrea la opresión de la dictadura de Odría en los ambientes estudiantiles; 'Pantaleón y las visitadoras' (1973), cuya versión cinematográfica codirigió con José María Gutiérrez; 'La tía Julia y el escribidor' (1977), polémica ficción autobiográfica sobre su primer matrimonio; 'Los cuadernos de don Rigoberto' (1997) es un relato en el cual el sexo en sus más perversas y desenfrenadas expresiones se mezclan con el humor constante y el sentido subjetivo.

Vargas Llosa ha ejercido como crítico literario, columnista de prensa y autor teatral. Algunos de sus trabajos en este campo son los análisis literarios 'Gabriel García Márquez: historia de un deicidio' (1971); 'La orgía perpetua: Flaubert y Madame Bovary' (1975), y 'Carta de batalla por Tirant lo Blanc' (1991).

Las colecciones de artículos 'Contra viento y marea' y 'Desafíos a la libertad' (1994), su libro de memorias 'El pez en el agua' (1993) y 'Cartas a un joven novelista' (1998). Asimismo, Mario Vargas Llosa ha escrito obras teatrales como 'La señorita de Tacna' (1981), 'Kathie y el hipopótamo' (1983) y 'La Chunga' (1986).

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