Vargas
ha publicado desde 1959 un libro de cuentos, una
novela corta o cuento largo, once novelas,
catorce libros de ensayos (entre ellos uno de
memorias), cinco obras de teatro y no menos de
cinco libros de crítica ensayística en
colaboración. A esa producción hay que agregar
numerosos artículos publicados en diarios y
revistas del Perú y del extranjero, guiones para
documentales y películas, entrevistas y
reportajes, algunos editados en libros, así como
prólogos para libros. En su esfuerzo por darle
expresión a la realidad de su país y de
Latinoamérica, el escritor refleja en su obra y
en sus acciones una personalidad contradictoria y
polémica. Apasionado por la literatura y la
libertad, ha estado en el centro de discusiones a
causa de su ideología.
De un
incipiente coqueteo con la izquierda, Vargas
Llosa se convirtió en defensor de las ideas
liberales y de paso se enemistó con algunos de
sus amigos, como el propio Nobel, Gabriel García
Márquez. Luego su interés por la política lo
llevó a postularse para la Presidencia de su
país, intento en el que fracasó.
De
hecho, su visita a Cali el pasado miércoles para
recibir la Medalla al Mérito Proartes, en el
marco del Festival Internacional de Artes, ha
causado encontradas opiniones, al considerarse en
algunos sectores que es una distinción merecida
desde el punto de vista literario y personal,
pero cuestionable al ser demasiado costosa para
una ciudad donde la cultura también acusa los
efectos de la recesión.
Figura
literaria
Según
el escritor William Ospina, en Vargas Llosa hay
dos seres: "Un escritor americano orgulloso
de su mundo que se esfuerza por interrogarlo con
el lenguaje del arte, y un intelectual lleno de
admiración por la cultura europea que quisiera
trasladar mecánicamente esa cultura a nuestra
realidad. Esa es la tensión que hay en su obra y
tal vez el gran drama intelectual de su
vida", puntualiza Ospina.
El
estilo literario de Vargas Llosa está signado
por su necesidad de abordar la realidad que lo
circunda: "El sostiene que su producción
literaria debe pasar por el tamiz de la
experiencia y debe tener un asidero real. De ahí
que muchas de sus obras tienen un trasfondo
social, sobre el cual habla de la guerra, así
como de los tejidos y construcciones
socioconómicos", afirma Amparo Urdinola,
catedrática de la Escuela de Literatura de la
Universidad del Valle.
Lector
consumado de la obra del intelectual peruano, el
escritor Rafael H. Moreno Durán, considera que
este autor asume dos frentes en su producción
literaria: la creación y la reflexión. "En
el campo de la creación siempre me fascinó su
instinto renovador, pues no hay que olvidar que
Vargas Llosa es uno de los grandes
experimentadores formales de la novela
contemporánea; esto lo prueban 'La ciudad y los
perros', la 'Casa verde' y 'Conversacion en la
catedral', sin ignorar esa joya extraordinaria
que es 'Los cachorros'. Ahora bien, desde el
punto de vista de la reflexión, Vargas Llosa
tiene trabajos excelentes como 'Carta de batalla
por Tirant lo Blanc', 'García Márquez: historia
de un deicidio' y 'La orgía perpetua: Flaubert y
'Madame Bovary", dice.
Por su
parte, Darío Henao, decano de la Escuela de
Literatura de la Universidad del Valle, resalta
las condiciones del autor: "Es un novelista
dotado de profundidad filosófica, histórica,
antropológica; tiene un gran conocimiento de los
asuntos que trata, lo cual demuestra su capacidad
investigativa. En ese sentido, es tal vez uno de
los más rigurosos".
Para
quienes han leído buena parte de sus obras es
difícil escoger cuál es la mejor de sus
novelas: "Considero que 'La guerra del fin
del mundo' es su gran obra, porque reúne la
totalidad de las técnicas y miradas que él
sembró en trabajos como 'La ciudad y los perros'
y 'La casa verde", opina el poeta y
ensayista Hernando Urriago.
No
obstante, Urriago opina que la producción
literaria de Vargas Llosa ha tenido altibajos,
sobre todo en la década del 80, con obras como
'¿Quién mató a Palomino Molero?' o 'El
hablador': "Son trabajos de evidente
ligereza narrativa, de pobreza técnica
literaria, donde hay un deseo por registrar
sucesos históricos protagonizados por la
guerrilla o la pobreza en Lima, que se quedaron
en el afán revelador y no en la sutileza de la
ficción, que sí había estado en su producción
de los 60 y 70". De la época oscura Urriago
sólo rescataría la novela erótica 'Elogio de
la madrastra'.
Aún en
la década de los 90 hay trabajos suyos que no
convencen del todo: "Los cuadernos de don
Rigoberto' no está a la altura de sus primeros
trabajos. Allí siento que hay una pérdida de la
intensidad del estilo, una suerte de
trivialización del tema", dice William
Ospina, quien resalta que hay producciones como
'El pez en el agua', "un buen autorretrato
humano y político, interesante, porque no se
puede entender la biografía de Vargas Llosa sin
leer ese libro", agrega.
Para
Darío Henao, algunas de sus incursiones en el
teatro, como 'La señorita de Tacna' y novelas
como 'Los cuadernos de don Rigoberto' y 'Elogio
de la madrastra' son "producciones menores
que no logran el carácter de obras 'primas', si
se compara con textos breves de autores como
Hemingway, Thomas Mann o el propio García
Márquez".
Aunque
ya no siente afinidad con la obra del escritor
peruano, el crítico literario Alberto Quiroga
admite haber sido seducido por sus primeras
novelas: "Era interesante poder leer de un
universo que uno conocía y acercarse a una nueva
voz de la narrativa latinoamericana. Pero
después se volvió un escritor difícil de
seguir. Ahora no me gusta su voz, no siento
química frente a lo que escribe", expresa.
Eso no
implica que se deje de admitir su gran perfil
literario: "Tiene una obra impresionante,
que resulta difícil de describir para cualquier
lector. Vargas Llosa corresponde al tipo de
escritor que abarca toda clase de temas, es un
hombre público y un fenómeno literario",
agrega Quiroga.
Para
Amparo Urdinola, se trata de una figura
internacional: "Además de escritor,
novelista y autor teatral, Vargas Llosa es uno de
los críticos más clarividentes que tiene la
literatura latinoamericana. Es un académico con
carisma, cuya obra es bien recibida en círculos
universitarios e intelectuales. Me parece que es
un hombre de letras, un humanista".
Sus
obras
Vargas
Llosa inició su producción literaria con un
libro de relatos llamado 'Los jefes' en 1959,
cuando tenía 26 años. Luego vinieron 'La ciudad
y los perros' (1963), novela la vida de
estudiante en una escuela militar de Lima; 'La
casa verde' (1966), ambientada en la atmósfera
sórdida de un burdel de Perú; 'Conversación en
la catedral' (1969) recrea la opresión de la
dictadura de Odría en los ambientes
estudiantiles; 'Pantaleón y las visitadoras'
(1973), cuya versión cinematográfica codirigió
con José María Gutiérrez; 'La tía Julia y el
escribidor' (1977), polémica ficción
autobiográfica sobre su primer matrimonio; 'Los
cuadernos de don Rigoberto' (1997) es un relato
en el cual el sexo en sus más perversas y
desenfrenadas expresiones se mezclan con el humor
constante y el sentido subjetivo.
Vargas
Llosa ha ejercido como crítico literario,
columnista de prensa y autor teatral. Algunos de
sus trabajos en este campo son los análisis
literarios 'Gabriel García Márquez: historia de
un deicidio' (1971); 'La orgía perpetua:
Flaubert y Madame Bovary' (1975), y 'Carta de
batalla por Tirant lo Blanc' (1991).
Las
colecciones de artículos 'Contra viento y marea'
y 'Desafíos a la libertad' (1994), su libro de
memorias 'El pez en el agua' (1993) y 'Cartas a
un joven novelista' (1998). Asimismo, Mario
Vargas Llosa ha escrito obras teatrales como 'La
señorita de Tacna' (1981), 'Kathie y el
hipopótamo' (1983) y 'La Chunga' (1986).
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