Por César Céspedes Castro
Ya es casi una norma que cada vez que Mario Vargas
Llosa regresa al Perú, el ambiente limeño se enfrasca
en apasionados, muchas veces furibundos, debates y
polémicas respecto a su obra y sus opiniones políticas.
En esta ocasión, la visita del laureado escritor
hispano-peruano a su tierra natal se debió a la gira
promocional de su ultima novela "La Fiesta del
Chivo", como parte de un tour literario por nueve
países del continente, desde Santo Domingo hasta
Argentina. Sin embargo, el momento político peruano, el
arribo del novelista a pocos días de la realización de
la segunda vuelta y el paralelo entre la ficción de su
ultima novela, que recrea los últimos tiempos de la
dictadura de Rafael Leonidas Trujillo en República
Dominicana, con el régimen de Alberto Fujimori, hacen
que la casualidad pueda llegar a ser un arte y que, una
vez más, la realidad supere, de lejos, a la fantasía La fiesta política La idea de "La Fiesta...", según su creador, "una de las aventuras literarias más estimulantes que he vivido", surgió en 1975, mientras filmaba "Pantaleón y las visitadoras" en República Dominicana. Cosa curiosa, "Pantaleón" fue mal vista por los militares peruanos que en ese entonces gobernaban el país y prohibieron que ésta sea rodada en Iquitos, por lo que los productores no tuvieron más remedio que buscar otra locación y enrumbaron a la república caribeña. |
La dictadura peruana lo puso en contacto con
Trujillo, pues escuchar historias y anécdotas sobre los
30 años del "Benefactor"en el poder, llamó
poderosamente su atención y despertó su imaginación
literaria. Pero tendrían que pasar cerca de dos décadas
para que Vargas Llosa se sentara y empezara a dar vida al
dictador dominicano, su corte, su época y a sus
verdugos. En 1990, el líder del Fredemo perdió las
elecciones ante el entonces casi desconocido candidato
Fujimori y regresó a los libros. Pero en 1992, a raíz
de la disolución del Congreso, Vargas Llosa se
convirtió en su más severo crítico. Diversos analistas
políticos consideran que retomar la novela política en
"La Fiesta..." tiene que ver con la coyuntura
peruana; pero el escritor afirma que las cosas van por
otro camino, pues "no elijo, sino soy elegido por
los temas de las novelas. Ninguna de ellas ha obedecido a
un movimiento puramente racional de la conciencia. En
ningún caso he pensado escribir, pasando por Trujillo,
sobre la dictadura de Fujimori". Es en este
contexto que el autor de "La guerra del fin del
mundo" vuelve al país, firmemente agarrado de la
mano de la literatura y la política. En conferencia de
prensa previa a la presen-tación de su novela, el
escritor manifestó su apoyo total al candidato de Perú
Posible, Alejandro Toledo, pues "ha hecho algo que
consideraba imposible, aglutinar a una oposición que
estaba dispersa e incluso muy dividida, y atraer a un
gran sector de peruanos, hartos de la dictadura, pero que
estaban casi resignados a seguir padeciéndola. Ese es el
gran reto de Toledo y por eso lo apoyo". Para muchos
observadores, Vargas Llosa vuelve con inusitada fuerza a
su papel de francotirador en su propia tierra y desde que
pisó suelo peruano no dejó de criticar el régimen del
presidente Alberto Fujimori, y especialmente al asesor
Vladimiro Montesinos, a quien le dedicó adjetivos de
grueso calibre. Y es que para el novelista, el escritor
tiene la obligación de involucrarse en el debate
nacional, de "comprometerse", como decía Jean
Paul Sartre, uno de sus íconos de juventud, pues
"son seres privilegiados, sobre todo en una sociedad
democrática, porque tienen acceso a una tribuna que les
permite llegar a ámbitos a veces muy amplios de
ciudadanos y que les dan cierto poder, el cual debería
ser utilizado, por ejemplo, en la defensa de la libertad,
los derechos humanos y una legalidad mínima que
justifica la convivencia". |