Revista Cosas (Perú), mayo del 2000
Mario Vargas Llosa: "Desde que perdí las elecciones, sólo me han pasado cosas buenas"

Por César Céspedes Castro

Ya es casi una norma que cada vez que Mario Vargas Llosa regresa al Perú, el ambiente limeño se enfrasca en apasionados, muchas veces furibundos, debates y polémicas respecto a su obra y sus opiniones políticas. En esta ocasión, la visita del laureado escritor hispano-peruano a su tierra natal se debió a la gira promocional de su ultima novela "La Fiesta del Chivo", como parte de un tour literario por nueve países del continente, desde Santo Domingo hasta Argentina. Sin embargo, el momento político peruano, el arribo del novelista a pocos días de la realización de la segunda vuelta y el paralelo entre la ficción de su ultima novela, que recrea los últimos tiempos de la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo en República Dominicana, con el régimen de Alberto Fujimori, hacen que la casualidad pueda llegar a ser un arte y que, una vez más, la realidad supere, de lejos, a la fantasía

La fiesta política

La idea de "La Fiesta...", según su creador, "una de las aventuras literarias más estimulantes que he vivido", surgió en 1975, mientras filmaba "Pantaleón y las visitadoras" en República Dominicana. Cosa curiosa, "Pantaleón" fue mal vista por los militares peruanos que en ese entonces gobernaban el país y prohibieron que ésta sea rodada en Iquitos, por lo que los productores no tuvieron más remedio que buscar otra locación y enrumbaron a la república caribeña.

La dictadura peruana lo puso en contacto con Trujillo, pues escuchar historias y anécdotas sobre los 30 años del "Benefactor"en el poder, llamó poderosamente su atención y despertó su imaginación literaria. Pero tendrían que pasar cerca de dos décadas para que Vargas Llosa se sentara y empezara a dar vida al dictador dominicano, su corte, su época y a sus verdugos. En 1990, el líder del Fredemo perdió las elecciones ante el entonces casi desconocido candidato Fujimori y regresó a los libros. Pero en 1992, a raíz de la disolución del Congreso, Vargas Llosa se convirtió en su más severo crítico. Diversos analistas políticos consideran que retomar la novela política en "La Fiesta..." tiene que ver con la coyuntura peruana; pero el escritor afirma que las cosas van por otro camino, pues "no elijo, sino soy elegido por los temas de las novelas. Ninguna de ellas ha obedecido a un movimiento puramente racional de la conciencia. En ningún caso he pensado escribir, pasando por Trujillo, sobre la dictadura de Fujimori".

Es en este contexto que el autor de "La guerra del fin del mundo" vuelve al país, firmemente agarrado de la mano de la literatura y la política. En conferencia de prensa previa a la presen-tación de su novela, el escritor manifestó su apoyo total al candidato de Perú Posible, Alejandro Toledo, pues "ha hecho algo que consideraba imposible, aglutinar a una oposición que estaba dispersa e incluso muy dividida, y atraer a un gran sector de peruanos, hartos de la dictadura, pero que estaban casi resignados a seguir padeciéndola. Ese es el gran reto de Toledo y por eso lo apoyo". Para muchos observadores, Vargas Llosa vuelve con inusitada fuerza a su papel de francotirador en su propia tierra y desde que pisó suelo peruano no dejó de criticar el régimen del presidente Alberto Fujimori, y especialmente al asesor Vladimiro Montesinos, a quien le dedicó adjetivos de grueso calibre. Y es que para el novelista, el escritor tiene la obligación de involucrarse en el debate nacional, de "comprometerse", como decía Jean Paul Sartre, uno de sus íconos de juventud, pues "son seres privilegiados, sobre todo en una sociedad democrática, porque tienen acceso a una tribuna que les permite llegar a ámbitos a veces muy amplios de ciudadanos y que les dan cierto poder, el cual debería ser utilizado, por ejemplo, en la defensa de la libertad, los derechos humanos y una legalidad mínima que justifica la convivencia".

Antes de la aparición del fenómeno Toledo, el autor de "La ciudad y los perros" consideraba los comicios del 9 de abril una farsa a la que no debían prestarse los miembros de la oposición. Pero las cosas cambiaron y el escritor se retractó en su postura, pues cree que la sorpresiva aparición de Toledo en el escenario electoral ha brindado una válvula de escape por donde el pueblo peruano ha expresado su apoyo a la democracia. A esto se suma la presión de la opinión pública internacional, que ha cuestionado diferentes aspectos de la primera vuelta. En opinión del novelista, esto se debe a que "el caso del Perú es anómalo en América Latina y no responde a lo que es hoy día la normalidad democrática en los países latinoamericanos". Personas cercanas al escritor cuentan que éste había sentido tanta emoción con los resultados de las elecciones de abril que incluso, en la primera semana posterior a la primera vuelta, planeó un viaje relámpago a Lima para apoyar a Toledo; pero esta decisión fue postergada por los posibles anticuerpos que hubiera podido generar hacia el candidato de Perú Posible.

La respuesta a los dardos y mandobles lanzados por Vargas Llosa no se hicieron esperar. Una de las críticas que durante años se ha lanzado en su contra sostiene que el novelista "respira por la herida" debido al resentimiento que sufrió luego de perder las elecciones de 1990, en las que se consideraba absoluto ganador. Con buen humor y algo de sorna, Vargas Llosa responde afirmando que "desde que perdí las elecciones, sólo me han pasado cosas buenas, he ganado premios, he publicado libros y a veces me levanto y me pregunto por qué me están pasando cosas buenas. Agradezco a los peruanos no haber votado por mí".

La loca de la casa

Pero la literatura también compartió el escenario junto a la política. Vargas Llosa respondió numerosas preguntas sobre el papel de la literatura en el mundo actual. El otrora "sartrecillo valiente" combate la idea generalizada de que los escritores deben escribir solamente obras de entretenimiento. Esta "es una concepción que no comparto. Sigo creyendo que la literatura, aunque no produce efectos inmediatos en los campos social y político, sí deja huella y ayuda a cambiar la realidad a través de las conciencias y la sensibilidad". La idea de la "novela total", de la cual él fue y es uno de sus más grandes impulsores, ha caído en desuso, pero no para el autor de "Conversación en La Catedral", pues afirma que las novelas de gran volumen nos dan una visión mucho más amplia y rica del mundo, de la sociedad de una época, al mismo tiempo que pone al descubierto las intimidades de los personajes, sus deseos, amores, odios y pasiones.

A sus 64 años, Mario Vargas Llosa se encuentra pergeñando los borradores de lo que será su próxima novela, que gira en torno a la figura de Flora Tristán. Fiel a su vocación realista, la labor documentaria que servirá para escribir esta obra viene formando bibliotecas. Si tenemos en cuenta que para escribir "La fiesta del chivo" el novelista peruano llegó incluso a revisar menúes de la época, leer discursos de Trujillo y colaboradores e investigar sobre detalles privados de los personajes reales (la relación entre Trujillo y sus colaboradores llega incluso a producir un repelús irreprimible), entonces podemos formarnos una idea de lo que será el volumen sobre esta luchadora social franco-peruana. Al preguntársele sobre este trabajo, Vargas Llosa reveló detalles que recientemente han salido a la luz, como, por ejemplo, que Flora Tristán viajó a Londres y, para conocer la realidad de los trabajadores de una fábrica, se vistió de hombre para ingresar a este recinto negado completamente a las mujeres, no solamente por razones que lindan y bailan alegremente en el machismo, sino porque se consideraba que la presencia femenina traía mala suerte.

En su corta visita a Lima, el novelista cumplió con una recargada agenda: se entrevistó con periodistas nacionales, brindó sendas conferencias a la prensa local y extranjera; y visitó a personalidades como el antropólogo Juan Ossio y a Jorge Grumberg, además, por supuesto, de presentar su libro en el auditorio de la Universidad de Lima, donde volvió sobre el tema de la dictadura. "Tengo una repugnancia por esos sistemas que degradan al hombre, por que no dejan decidir cosas esenciales e importantes. He vivido en el Perú más tiempo bajo dictaduras que con la democracia" señaló, mientras acotaba: "Estas antes empleaban métodos grotescos. Ahora usan la tecnología para ejercer presión y hacer desaparecer la libertad. Es inexplicable que en América Latina todavía caigamos en ellas".

Dentro del panorama literario peruano y mundial, Vargas Llosa ocupa un lugar indudablemente privilegiado. En el terreno político, su figura desata controversia y sus ideas siempre han recibido calificativos de todos los colores. Esta rápida visita muestra a un escritor maduro en su arte y firme y polémico en sus convicciones, y es que al parecer, Vargas Llosa tiene muy en claro que, como en su discurso al recibir el premio Rómulo Gallegos hace ya varias décadas, la literatura es fuego... y la política también.

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© Augusto Wong Campos, 2000. Yahoo! Geocities Inc.