Sin Fronteras (Hallandale, Florida), mayo del 2002
La primera guerra biológica sucedió en el Perú hace medio siglo

Max Silva Tuesta

En el coloquio denominado LAS GUERRAS DE ESTE MUNDO se analizaron las novelas de Mario Vargas Llosa en las que campea la belicosidad en todas sus formas y en diversos grados. Con más pompa que sustancia, con más publicidad que cala, este evento organizado por la Universidad Católica no contribuyó con nada esencial al mejor conocimiento de nuestro novelista. Todo lo que se dijo allí fue un mazacote de lugares comunes a pesar de que los vargallosistas invitados venían precedidos por una fama descomunal.

Ocupémonos sólo de Plinio Apuleyo Mendoza (tocayo de Plinio el Joven y Plinio el Viejo), al que en adelante llamaremos Plinio el Feo porque el escritor colombiano es feo con ganas y feo con pedigrí. Mientras exponía su ponencia, este hombrecito marcianoide produjo esa impresión molesta muy parecida a la que se produce cuando alguien nos cuenta de pe a pa una película que uno ya ha visto. El momento más desafortunado de su intervención fue cuando hizo reír a la concurrencia del coloquio a costa del Colegio Militar Leoncio Prado. Según Plinio el Feo, la vez que visitó nuestro colegio en compañía de Mario, vio cuarteleros e imaginarias y otras cosas por el estilo. ¿Sabrá Plinio el Feo que imaginarias sólo hay de noche?, y, después de dar unas vueltas por los ambientes del colegio, Plinio el Feo concluyó que el colegio real era mucho más feo que el colegio novelado. Un feo —ojo, Plinio — debe cuidarse mucho al momento de hablar de fealdad, más aún si se trata de hablar de un imponente colegio como el Colegio Militar Leoncio Prado. ¡Imponente, si señor, así como lo oye!.

Otra cosa hubiera sido si Plinio el Feo hubiera hecho, por ejemplo, una observación como la siguiente. En el coloquio de marras se habló repetidamente de cómo el fanático y fundamentalista Osama Bin Laden tenía en jaque al “Mundo Occidental” con la amenaza de desatar una guerra química y biológica (remember, el ántrax); otra cosa hubiera sido, repito si Plinio el Feo hubiera dicho que medio siglo antes de las bravatas de Osama Bin Laden, en “La ciudad y los perros” ya se había producido la primera guerra biológica. Fue cuando los cadetes de tercer año entraron en guerra con los de cuarto. Al respecto, el narrador dice: “el golpe más audaz, una incursión a la cocina para vaciar bolsas de caca en las ollas de sopa del cuarto año, envió a muchos a la enfermería con cólicos” (página 67, Alfaguara, 1997). En otras palabras, cincuenta años antes que Osama Bin Laden hablara de contaminar el mundo con bacterias, Osamita Vargas Llosa ya lo había fantaseado.

Para otra oportunidad atrévase a decir por lo menos eso, don Plinio Apuleyo Mendoza, y no las mentecatadas
con las que hizo reír un poco y que, estamos seguros, serán olvidadas un mucho.

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© Augusto Wong Campos, 2002. Yahoo! Geocities Inc.