LO QUE LE FALTABA A ADAN
Nos trajo nuestro reportero los materiales necesarios para la elaboración
de estas cuartillas. Lo que no pudo traernos fue la respuesta a una de las
preguntas, como se verá al final de la crónica.
Llegado nuestro reportero a la presencia del hombre-mujer o de la mujer-hombre,
su primera pregunta fue la siguiente:
-¿Qué atractivos tiene para usted la condición o estado civil de la mujer?
(Estrai uán).
-Otra pregunta, caballero o señorita, como usted guste...
"Las esponjas de tus senos
-Inmediatemanete adquirí el busto que usted ve...
-Señorita, por Dios, que hay hombres...
(Estrai tú)
-Si no es demasiada curiosidad, señorita, ¿podría usted decirme qué ventajas
encuentra usted en el cambio de condición?
(Estrai trí)
-Mire, señorita, vamos a hablar en serio. ¿Cómo ve usted el movimiento
femenino?
Morrocoloco
Andrés Eloy Blanco. "Humorismo". Ediciones Centauro 76. Caracas, Venezuela,
1976.
Un venezolano destruye un hogar inglés Salvemos el corral americano
En cuanto tuvimos noticia de que había aparecido el caso de la Pachini al
revés, o lo que es lo mismo, que se presentaba a la consideración pública
un caballero vestido de mujer, ordenamos la inmediato movilización de nuestro
equipo femenino. Pero nuestro equipo femenino se negó terminantemente a ocuparse
del asunto por razones propias de su sexo. En tal virtud, nuestro reportero
Morrocoloco procedió a verificar el reportaje.
-Ante todo, caballero, me atrae el voto femenino. Es tal el entusiasmo
producido en mi ánimo por esa tesis, que he decidido, para ser más
partidario del voto femenino, meterme a mujer.
-Y cuando usted era hombre, ¿ejerció alguna vez el voto masculino?
-Ahora que me acuerdo, joven, no me acordé de inscribirme en el Censo
Electoral.
-Y si usted es tan amante del voto, ¿por qué no votaba?
-Porque no soy amante del voto masculino. Soy amante del voto femenino y
amante de la belleza.
-Señorita, si no es molestia...
-Por mí ninguna, señorita; ¿ y quién le sugirió la idea de vestirse de
mujer?
-Otto de Sola.
-¿Cómo?
-Como usted lo oye. Fue Otto el que me indujo a la transformación, a la
adorable transformación!
-Pero eso conduce a Otto a la categoría de cómplice en un hecho delictuoso.
-De ninguna manera. Otto no sabe que ha sido mi cómplice. De manera involuntaria
me ha servido de inspirador; fue un poema de Otto lo que me dio la idea. Figúrese
usted un poema en que Otto dice:
borran el llanto de los pájaros de medio luto"...
Y la señorita-hombre se metió la mano por el descote y se sacó la esponja
izquierda.
-Ay, joven periodista, con usted no me importa. Usted me inspira confianza...
-¿Las ventajas? Prescindiendo de las ventajas espirituales y de aquellas
que el pudor femenino obliga a silenciar, puedo asegurarle a usted que
existen verdaderas ventajas de carácter económico. Ante todo, no me negará
usted que a una mujer le es mucho más fácil encontrar un puesto que a un
hombre. Usted manda a un hombre que tenga doce hijos a pedirle un puesto a
un Ministro; y al mismo tiempo manda a una mujer que tenga eso bien
formado.... (Se mete otra vez la mano por el descote y se saca la esponja
derecha) - ... y el resultado no se hará esperar. El padre de los doce
niños se va sin puesto y la señorita adquiere inmediatamente una posición
desahogada.
-¿Y usted cree en realidad que esa posición será desahogada?
-Bueno, tanto como desahogada no, pero indudablemente que la posición no
será demasiado incómoda...
-Otra cosa, señorita, ¿qué opinión tiene usted acerca de María Pachini?.
-No comprendo cómo es posible que una mujer que ya es mujer y que tiene
todos los elementos requeridos para serlo, se meta a hombre. Entre los
hombres y yo existe una incompatibilidad...
-Entonces, usted le da su voto a Jóvito! La incompatibilidad se impone!
-Yo le doy mi voto a usted adorable cronista!
-Eso no se ve, joven, eso no se ve.
-¿Y qué opina usted del matrimonio?
-No es posible anticipar opiniones acerca de una cosa tan delicada. Si a mí
se me presenta un hombre serio, fundamentoso y de posición desahogada, que
venga con buenas intenciones, lo pensaré.
-Y la última pregunta, señorita, ¿qué opinión tiene usted de "Lo que le
faltaba a Eva?"
-No me hable usted de eso, caballero. A mí me basta con saber lo que le
faltaba a Adán.
29 de abril de 1944