HUMORISTA

Yosmar Lorena Pineda Monroy

LO QUE LE FALTABA A ADAN

En cuanto tuvimos noticia de que había aparecido el caso de la Pachini al revés, o lo que es lo mismo, que se presentaba a la consideración pública un caballero vestido de mujer, ordenamos la inmediato movilización de nuestro equipo femenino. Pero nuestro equipo femenino se negó terminantemente a ocuparse del asunto por razones propias de su sexo. En tal virtud, nuestro reportero Morrocoloco procedió a verificar el reportaje.

Nos trajo nuestro reportero los materiales necesarios para la elaboración de estas cuartillas. Lo que no pudo traernos fue la respuesta a una de las preguntas, como se verá al final de la crónica.

Llegado nuestro reportero a la presencia del hombre-mujer o de la mujer-hombre, su primera pregunta fue la siguiente:

-¿Qué atractivos tiene para usted la condición o estado civil de la mujer?
-Ante todo, caballero, me atrae el voto femenino. Es tal el entusiasmo producido en mi ánimo por esa tesis, que he decidido, para ser más partidario del voto femenino, meterme a mujer.
-Y cuando usted era hombre, ¿ejerció alguna vez el voto masculino?
-Ahora que me acuerdo, joven, no me acordé de inscribirme en el Censo Electoral.
-Y si usted es tan amante del voto, ¿por qué no votaba?
-Porque no soy amante del voto masculino. Soy amante del voto femenino y amante de la belleza.

(Estrai uán).

-Otra pregunta, caballero o señorita, como usted guste...
-Señorita, si no es molestia...
-Por mí ninguna, señorita; ¿ y quién le sugirió la idea de vestirse de mujer?
-Otto de Sola.
-¿Cómo?
-Como usted lo oye. Fue Otto el que me indujo a la transformación, a la adorable transformación!
-Pero eso conduce a Otto a la categoría de cómplice en un hecho delictuoso.
-De ninguna manera. Otto no sabe que ha sido mi cómplice. De manera involuntaria me ha servido de inspirador; fue un poema de Otto lo que me dio la idea. Figúrese usted un poema en que Otto dice:

"Las esponjas de tus senos
borran el llanto de los pájaros de medio luto"...

-Inmediatemanete adquirí el busto que usted ve...
Y la señorita-hombre se metió la mano por el descote y se sacó la esponja izquierda.

-Señorita, por Dios, que hay hombres...
-Ay, joven periodista, con usted no me importa. Usted me inspira confianza...

(Estrai tú)

-Si no es demasiada curiosidad, señorita, ¿podría usted decirme qué ventajas encuentra usted en el cambio de condición?
-¿Las ventajas? Prescindiendo de las ventajas espirituales y de aquellas que el pudor femenino obliga a silenciar, puedo asegurarle a usted que existen verdaderas ventajas de carácter económico. Ante todo, no me negará usted que a una mujer le es mucho más fácil encontrar un puesto que a un hombre. Usted manda a un hombre que tenga doce hijos a pedirle un puesto a un Ministro; y al mismo tiempo manda a una mujer que tenga eso bien formado.... (Se mete otra vez la mano por el descote y se saca la esponja derecha) - ... y el resultado no se hará esperar. El padre de los doce niños se va sin puesto y la señorita adquiere inmediatamente una posición desahogada.
-¿Y usted cree en realidad que esa posición será desahogada?
-Bueno, tanto como desahogada no, pero indudablemente que la posición no será demasiado incómoda...
-Otra cosa, señorita, ¿qué opinión tiene usted acerca de María Pachini?.
-No comprendo cómo es posible que una mujer que ya es mujer y que tiene todos los elementos requeridos para serlo, se meta a hombre. Entre los hombres y yo existe una incompatibilidad...
-Entonces, usted le da su voto a Jóvito! La incompatibilidad se impone!
-Yo le doy mi voto a usted adorable cronista!

(Estrai trí)

-Mire, señorita, vamos a hablar en serio. ¿Cómo ve usted el movimiento femenino?
-Eso no se ve, joven, eso no se ve.
-¿Y qué opina usted del matrimonio?
-No es posible anticipar opiniones acerca de una cosa tan delicada. Si a mí se me presenta un hombre serio, fundamentoso y de posición desahogada, que venga con buenas intenciones, lo pensaré.
-Y la última pregunta, señorita, ¿qué opinión tiene usted de "Lo que le faltaba a Eva?"
-No me hable usted de eso, caballero. A mí me basta con saber lo que le faltaba a Adán.

Morrocoloco
29 de abril de 1944

Andrés Eloy Blanco. "Humorismo". Ediciones Centauro 76. Caracas, Venezuela, 1976.

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