**JULIO GARMENDIA
-1898: Nace el 9 de enero en El Tocuyo, estado Lara, en la hacienda 'El Molino'.
Fueron sus padres el Dr. Rafael Garmendia Rodríguez y doña Celsa Murrieta.
-1900-1902: Se traslada con su familia a Barquisimeto. Queda huérfano de
madre, permaneciendo bajo la tutela de su abuela materna doña Celsa de
Murrietta.
-1903-1905: Estudios de primaria en el Colegio Ramón Wohnsiedler.
-1913: Continúa sus estudios secundarios en el Instituto que será más tarde
el Colegio La Salle de Barquisimeto. Poco después, es colaborador en el
diario vespertino El Eco Industrial donde publica un ensayo cuyo tema es la
patria y la madre, reproducido luego en El Impulso de Barquisimeto (1913)
y en El Universal (1915).
-1914: Muere su abuela el 24 de diciembre. En su memoria escribe 'El Jazmín',
poema por el cual sentía especial deferencia.
-1915: En el mes de marzo, se trasladca con su padre a Caracas donde realiza
cursos en un Instituto de Comercio. Empieza luego a desempeñarse como
redactor en El Universal.
-1918-1922: Escribe la mayor parte de sus 29 poemas conocidos. Publica
diversas crónicas, relatos y poemas en Actualidades, de Caracas.
-1922: Inicia sus colaboraciones en El Heraldo, de Caracas, y publica allí
sus Opiniones para después de la muerte y algunas crónicas. Inicia también
sus colaboraciones en la revista Billiken de Caracas. Establece una cordial
amistad con el critico Jesús Semprúm.
-1923: Primeras colaboraciones en Fantoches y en Variedades. Viaja a Europa,
donde permanecerá durante 17 años; se establece primero en Roma, donde su
amigo César Zumeta ejerce el cargo de ministro de Venezuela. Viaje a París a
los tres meses donde se radicará durante seis años. Es agregado Civil
Ad-Honorem en la Legación de Venezuela. Inicia su amistad con Alberto Zérega
Fombona.
-1927: Ventura García Calderón, director de la Editorial Excelsior, lleva a
cabo la primera edición de La Tienda de Muñecos.
-1929-1936: Es designado Cónsul General de Venezuela en Génova, donde
permanecerá durante siete años.
-1938: Viaja a Austria y Alemania, en plenos preparativos de guerra, y vive
allí durante algunos meses.
-1939: Viaja a Dinamarca y Noruega.
-1940: Regresa a Caracas, se aloja en el viejo hotel Cervantes, del centro
de la ciudad. Participa en las célebres tertulias en la fuente de soda del
Ritz, en la librería 'El Gusano de Luz' y la plaza Bolívar, entre otros
lugares. Continúa su larga amistad con varios de los escritores de la
Generación del 28 y otros más jóvenes.
-1951: Publica su segundo libro: La Luna de Oro'. Obtiene por éste, el
Premio Municipal de Prosa.
-1974: Se publica en Barquisimeto, Tres cuentos barquisimetanos. Recibe
el Premio Nacional de Literatura.
-1977: Muere el 9 de julio, sólo deja dos libros publicados y algunos
manuscritos inéditos.
-1979: Se publica, póstumamente La hoja que no había caído en su otoño,
bajo la iniciativa de César Sambrano Urdaneta, primera recopilación de sus
trabajos inéditos.
-1984: Se publica las Opiniones para después de la muerte con relatos,
crónicas y poemas inéditos y otros ya publicados en periódicos, también por
iniciativa de Sambrano Urdaneta.
-1986: Sale a la luz por vez primera. La ventana encantada (recopilación y
hemerografía de Ramón Querales y Néstor Tablante y Garrido, y La máquina de
hacer ¡pu!, ¡pu!, ¡puuu! y El médico de los muertos.
(Cronología reproducida de la edición de Monte Avila -1997- de La hoja que
no había caído en su otoño. Curiosamente el registro omite a Hilda Kehrig
quien desde 1947 fue la compañera -nunca contrajeron nupcias ni tuvieron
hijos- del escritor. En la actualidad, Hilda Kehrig vive en un asilo de
ancianos en Caracas).
**Cronología publicada en el diario
EL UNIVERSAL DE CARACAS
El gusano de luz
Julio Garmendia
El Universal
Caracas.- Escucha, hermano, un clarín de guerra y tambor...¡De lejos, de muy lejos trae el viento la voz de ese clarín! ¡Cerca, muy cerca, como enterrado en este mismo suelo, suena el redoble del tambor de guerra!_No digas nada, hermano, no digas nada. ¿No ves cómo se alinean los árboles del bosque? Parecen soldados...¿Y no ves cómo las aves, al volar, parecen tener ondulaciones de banderas?
_Dirige tu vista al horizonte y verás una gran luz purpúrea, larga como un camino.
_No pongas tu esperanza, hermano mío, en esa luz maldita. No es luz, no es la luz verdadera, es un gusano luminoso que está pasando por ahí. El mismo que ha dado la vuelta a la tierra. ¿No ves aquellos puntitos fosforecentes que brotan y se apagan por todas partes? Son las huellas del gusano, por ahí ha dejado él su rastro...
_¿No es pues esa la luz de una gran ciudad? ¿Y aquellos que se apagan, no son los faros que brillan en los puertos para los barcos que llegan?
_Las ciudades y los puertos no tienen ya luz ni han menester de ella. En las ciudades no hay hombres y a los puertos no llegan hoy los barcos: llegan al fondo del mar. Porque andan bajo el agua y se esconden en las cuevas y en las grutas donde antiguamente cantaron las sirenas con voces de mujer. Toda la luz de tierra ha ido recogiendo con sus patas ese gusano infernal, y la está enterrando en una gran zanja, larga, larga y profunda como una fosa.
_¿Y no saldrá más de ahí?
_El gusano tiene ya experiencia y sabe que la fosa deber ser muy honda y muy segura, porque ya una vez antes de ahora enterró él mismo a la verdad y vio con estupor cómo al tercer día, levantando la piedra del sepulcro, se le fue volando por el cielo. De esto hace, sin embargo, mucho tiempo y acaso el sepulturero haya olvidado la experiencia.
_¿Y los hombres dónde están?
_Los hombres tampoco tienen luz en los ojos: se la robó el gusano y están ciegos. Y todos llevan en la mano la lanza de Longino.
_¿Y quién le hace frente al gusano? ¿Quién sabe disparar la honda de David? ¿Quién, como San Francisco sin hundirse en el río, sobre ese fuego, sin quemarse, tiende su manto y pasa?
_¡Nadie!
_¿Y quién toca, tan claro y tan sonoro, ese clarín de guerra? Y en ese tambor tan ronco, ¿quién redobla?
_No sé quien a estas horas pueda ocuparse del clarín de guerra. Y por su voz me causa espanto: Parece venir de lejos, de muy lejos, pero también de alto, de muy alto, de lo infinitamente alto...
_¿Y el tambor?
_¡Ah! ¡El tambor! ¡Maldito sonido de este tambor de guerra!...Mira, escucha, pon atento el oído bajando la cabeza y dime dónde suena...
_¡Hermano!
_¡Sí! ¡Ahí! ¡Es él! ¡Nuesro mismo corazón! ¡Nos llama a la matanza y a la guerra!
_¡Hermano!
_...¡Soldado¡ ¡Obedezcamos! No más luz en los ojos! Toda la luz de la tierra deberá estar para nosotros en aquella gran zanja, larga y brillante como una estela! ¡Toma tu lanza y vamos!
_¿Pues no dijiste ha poco que no era luz, sino un gusano!
_¿Y quién no se equivoca? ¡Toma tu lanza y vamos!