Se
trataba de divertir a la audiencia con la parodia de un
muy formal concierto formado por solistas, pequeño coro
y un conjunto orquestal integrado por instrumentos no
convencionales construidos por los mismos intérpretes
con materiales caseros.
La
obra central de aquel programa era la Cantata Laxatón y
había sido compuesta por uno de los integrantes del
grupo, el arquitecto Gerardo Masana, quien también fue
el inventor de la mayoría de los instrumentos utilizados
en aquella oportunidad.
La
música parodiaba una cantata barroca y el texto había
sido extraído del prospecto de un conocido laxante.
La
originalidad de la propuesta, la universalidad de su
humor y el rigor evidenciado en la preparación del breve
show (que superaba en mucho el nivel usual de aquellos
actos) fueron tal vez la causa de un eco inesperado: una
revista porteña narró poco después el suceso
postergando en su comentario casi toda mención al
festival coral que supuestamente había sido el evento
principal de aquellas jornadas.
Poco
después y ante la sorpresa de los inexpertos jóvenes,
el grupo fue contratado para repetir el inaudito
espectáculo en una sala de la capital argentina. Se
trataba de un pequeño teatro con tendencia a la
programación de vanguardia en donde el conjunto se
presentó (en esta ocasión con el nombre de I
Musicisti) para ofrecer unas pocas
representaciones. Ante la sorpresa de todos, el éxito
fue grande y las actuaciones debieron prolongarse por
espacio de tres meses.
Este
triunfo fue decisivo para que, poco después, el grupo
fuera aceptado en la programación del Instituto Di
Tella, por ese entonces templo de las vanguardias
artísticas de Buenos Aires y centro de estudios
teatrales, musicales y plásticos, reconocido
mundialmente.
El
espectáculo presentado, I.M Y L.H.O. (I Musicisti y las
Operas Históricas), constituyó el éxito más grande
éxito de público que conociera la sala del Instituto de
Tella.
En 1967 debido a diferencias en la
manera de repartir el dinero que ganaban, Gerardo Masana
dejó el grupo y le siguieron Marcos Mundstock, Daniel
Ravinovich y Jorge Maronna, fundando a continuación LES
LUTHIERS. Carlos Núñez que había quedado en la otra
parte, fue invitado a integrar el grupo. En 1969 Carlos
López Puccio (amigo de Mundstock) fue contratado como
violinista. En 1971 Mundstock se tomó un año sabático
y fue sustituido por Ernesto Acher que se quedó en el
grupo hasta 1986 en que lo dejó por incompatibilidad de
caracteres. En 1973 murió Gerardo Masana.
Coincidiendo
con el comienzo de un largo periodo de perfeccionamiento
de su estilo e identidad artística. La involuntaria
entrada de Les Luthiers en el profesionalismo y el
inesperado crecimiento de público y estima, enfrentaron
al conjunto con nuevos tipos de audiencia, demandas y
tentaciones. Tal vez haya sido la suerte de gozar de la
frescura de quienes siempre intentaron hacer reír para
en realidad divertirse a sí mismos, lo que les preservó
del camino directo, del producto improvisado, de la risa
fácil, del humor chabacano.
Cuando
Les Luthiers comenzó a realizar giras internacionales,
(debieron pasar nueve años de búsqueda y crecimiento),
la crítica y los públicos de muchos países del mundo
fueron corroborando las sospechas de estos argentinos que
constituyen hoy un auténtico motivo de orgullo nacional.
Se
puede reír con la música y no de la música. Se puede
hacer reír con inteligencia, con elegancia, con
sutileza, sin por ello ser necesariamente artistas para
unos pocos.
La
trayectoria recorrida sigue sorprendiendo incluso a sus
propios integrantes quienes nunca trabajaron buscando el
éxito y ni siquiera creyeron posible que su
música-humor pudiera ser tan bien recibida por públicos
tan diversos.
Desde
1977, Les Luthiers producen un nuevo espectáculo cada
dos años. Cada uno de éstos, constituye el plato fuerte
de dos temporadas consecutivas en la cartelera teatral de
Buenos Aires. Llenando a diario el tradicional Teatro
Coliseo, con capacidad para 1.750 espectadores.
Esta
actividad teatral se complementa con giras nacionales e
internacionales (Brasil, Colombia, Cuba, Chile, Ecuador,
España, Estados Unidos, Israel, México, Perú,
Paraguay, Uruguay y Venezuela).
Desde
sus inicios hasta la actualidad los integrantes de Les
Luthiers son autores del texto y de la música de sus
espectáculos, correspondiéndoles también la dirección
y puesta en escena de los mismos.
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