Si bien a Gonzalo de Ayora se le puede considerar como el organizador de las primeras unidades tipo compañía que permanecieron de forma regular, no es menos constatable que se puede atribuir Gonzalo Fernández de Córdoba, El Gran Capitán, la gran revolución en el sistema militar que se produce a principios del siglo XVI.
Gonzalo Fernández de Córdoba fue un perfecto estudioso de la organización y formas de combatir del pueblo romano y más concretamente de sus famosas Legiones, motivo por el que llegó a comprender perfectamente las causas de sus impresionantes victorias.
Como dice el Conde de Clonard
"..... en la organización de sus ejércitos, en el orden inmutable que
observaban, en las virtudes militares de las tropas y en los fecundos talentos
de sus caudillos, Gonzalo Fernández de Córdoba, eligiendo de los principios
los más ciertos, de lo hechos los más lógicos y acomodándolos a las condiciones
de las nuevas armas, les dio mayor consistencia y realce, uniéndolos con el
vínculo de un sistema y dejó muy atrás al reformador Gonzalo de Ayora y a todos
los ejércitos de Europa ".
Estas series de reformas que se comienzan al final del siglo XV, con los Reyes Católicos, se continúan con Gonzalo de Ayora y finalizan en el Gran Capitán, serán responsables del esplendor que hizo famosos a los ejércitos españoles por toda Europa.
Gonzalo Fernández de Córdoba supo sacar partido de las virtudes del pueblo español utilizando las nuevas organizaciones ocurridas entre 1493 y 1503 y explotando los pocos recursos que disponía con tal maestría que derrotó a ejércitos muy superiores en número y teóricamente mas armados y de forma más pesada.
Sacó partido de las enseñanzas de las campañas de Italia y realizando una especie de mezcla de las formas de combatir de las antiguas legiones romanas y de la Infantería Suiza de la época (considerada como la más potente de aquellos tiempos), realizó una combinación perfecta entre las armas ofensivas y defensivas, que le llevaron a contundentes victorias. De este modo utilizaba la espada corta para los combates cuerpo a cuerpo y las picas para mantener a los enemigos a distancia, siendo el gran precursor de la introducción del arcabuz como arma de combate a larga distancia.
El ejército de Gonzalo Fernández de Córdoba, en lo referente a la Infantería, tenia la siguiente composición:
El Gran Capitán compone su ejército en grupos de 6.000 hombres " Escuadrones
", de a pie y divididos a su vez en 12 " Compañías o Batallas ".
Cada compañía debería tener 500 hombres de forma que 200 serían >b>" Piqueros
ordinarios ", 100 " Arcabuceros " y 200 " Rodeleros ".
De esta forma se armaban 10 de las 12 compañías siendo las dos restantes de
" Piqueros extraordinarios ".
Cada Compañía estaba al mando de un " Capitán "y disponía de 5 "
Cabos de Batalla " con mando sobre 100 hombres y de los necesarios
" cabos de escuadra o Cabos de a diez " con mando sobre 10 hombres, aparte
del " Alférez ", dos " Tambores " y un " Pífano " .
A continuación se muestra un cuadro resumen de la organización de la Coronelía o Escuadrón y que fue el precursor de los futuros Tercios.
LA CORONELIA
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Coronelía de 12 Batallas
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Batalla o Capitanía
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Coronel
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1
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Capitanes
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12 ( 2 de piqueros extraordinarios)
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1
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Cabos de batallas
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60
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5
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Cabos de a 10
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600
|
50
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Alféreces
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12
|
1
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Tambores
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12 ( 2 de piqueros extraordinarios )
|
1
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Piqueros ordinarios
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2.000 (incluyendo los cabos de a 10 )
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200
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Piqueros extraordinarios
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1.000 (incluyendo los cabos de a 10 )
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500 (*)
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Rodeleros
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2.000 (incluyendo los cabos de a 10 )
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200
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Arcabuceros
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1.000 (incluyendo los cabos de a 10 )
|
100
|
Total
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6.000 (incluyendo los cabos
de a 10 )
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500
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Reserva
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30 ó 40
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(*) Pertenecen sólo a
las batallas de piqueros extraordinarios
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El Ejército en lo que respecta a la Infantería se componía
de dos Coronelías y su mando lo ostentaba un Capitán General a lo que había
que sumar su guión, sus dos trompetas y 150 hombres. Además hay que sumar
un escuadrón de 300 jinetes ligeros y 300 hombres de armas (jinetes pesados)
por cada una de las Coronelías.
De esta forma el total del Ejército sumaban unos 12.000 infantes y 1.200 jinetes.
A pesar de la rigidez de los números, la realidad a la hora de combatir ere
muy distinta, de forma que se trata de una organización dispuesta para la
batalla en distintas circunstancias y posiciones, según se encuentren las
distintas Compañías situadas en el orden de marcha, según combatieran de forma
aislada o según de integraran entre sí para el combate. Además los " cabos
de batalla " ocupan distintas posiciones y mandan diferente número de hombres
según unos casos u otros. También cabe destacar que las escuadras no eran
unidades orgánicas, sino que se definían a la hora del combate, lo mismo que
las centurias.
Otra cosa digna de mención es la preferencia a la hora de la recluta de los
hombres, de forma que El Gran Capitán era partidario de utilizar hombres con
oficios definidos y con preferencia provenientes del campo, ya que tenía comprobado
que aportaban más rendimiento físico y mejores cualidades morales. Las edades
requeridas estaban situadas entre los 17 y 40 años. .