CAMBIASSO
AL SOL
"Intento ser un pibe normal"
Con 19 años el Cuchu ya jugó en Europa, triunfó en la Selección, la gasta en
el Rojo y es un sex symbol para las chicas. El sólo dice: "Acepto mi
profesión como viene".
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"Sé que vamos a clasificar para Sydney". |
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ENVIADOS
ESPECIALES. Mientras que la despedida del milenio casi hizo olvidar la despedida
del 99, Esteban Cambiasso trató de agilizar la memoria y al mismo tiempo en que
levantaba la copa y brindaba con su familia, pensaba en la despedida de su
primer lustro como futbolista. Estos cinco años que pasaron cambiaron
radicalmente su vida y lo colocaron en el rubro "figura pública". Y
desde ahí, su vida ya no es igual. Hubo un click, el click de la fama. El que
lo pone en exposición constante ante conocidos y desconocidos. Ahora es en
todos lados Cambiasso, Cuchu, el jugador de fútbol. Que, encima, se transformó
en un sex-symbol mediático. Vestido de civil y paseando con su novia o sus
amigos, en la puerta de cualquier hotel donde esté concentrado con
Independiente o la Selección, y por supuesto, con la 5 en la espalda y la
pelota al pie en la cancha. Podrá cambiar la escenografía, pero el grito de
las adolescentes no varía: "íCambiaaassoo!", "íCuuuchuuu!".
"Me gritan porque soy conocido, porque salgo en la tele o en las revistas.
Si no, no habría un motivo lógico para hacerlo, sería verdaderamente
incomprensible", se ataja. Algo de razón tiene. Apenas asoma su figura por
uno de los ventanales del Sheraton de Mar del Plata, la veintena de chicas que
hacen guardia en la puerta -íen vez de ir a la playa y disfrutar del día!-
comienza con una cantidad de alaridos cargados de idolatría y devoción. Es
raro, pero es la realidad que le toca vivir. Y la acepta como algo normal,
aunque lleve este peso desde los 14 años.
"La ventaja es que a mí no se me dio todo de golpe, como el caso de Javi
(Saviola) que en un año le cambió todo. Lo mío fue paulatino. Primero fui al
Sub 17, después a España, el Sub 20 y desde hace un año y medio estoy en
Independiente. Mi carrera se da en los mismos tiempos que cualquiera, aunque a
edad más precoz. Lo que a muchos les pasa a los 20 a mí me pasó a los 14,
pero es algo natural".
-Bueno, a casi ningún chico de 14 años le pasó lo que a vos. -Seguro, pero
cuando yo tenía 14 tampoco vivía lo que vivo ahora.
¿Cómo es ahora? Además del griterío que suele acompañar su paso, el Cuchu
soporta que el cariño se convierta a veces en asedio permanente, con besos de
arrebato de chicas enamoradas, tironeos de remera o, directamente, de su brazo.
-Y hoy, con 19 años, que tampoco son tantos, ¿cómo incorporás el afecto de
la gente? -Con tranquilidad y manteniendo los pies sobre la tierra.
-Pero no faltará quien diga que estás agrandado. -Me río de eso. Si voy al
mismo club de siempre (NdeR: Club Parque), tengo los amigos de siempre. Cambié
en las cosas lógicas de la edad. Por ejemplo, desde que aprendí a manejar, me
compré un auto. Pero no una nave impresionante: uno común y corriente.
-¿Nunca te resultan cansadores los autógrafos y las fotos? -Si dijera que no,
mentiría. Me molestan cuando estoy comiendo o en algún momento privado con mi
familia. Si es a la salida del entrenamiento o en la calle, me lo banco. Son las
reglas del juego.
-¿Te gustaría cambiarlas? -Acepto mi profesión como viene. No pierdo de vista
que para la gente puede ser importante mi reacción ante un pedido de autógrafo
o algo de eso. Y trato de tener buena predisposición. También hay que
reconocer que es gratificante el cariño de la gente. Y más cuando me lo
expresa gente grande, porque que se me acerquen chicos de mi edad es común,
pero cuando abuelos o abuelas me saludan, el impacto es diferente. Toma otra
trascendencia.
Para Cambiasso, verano no es sinónimo de vacaciones. Su paso por Mar del Plata
tuvo que ver con la Selección Sub 23. A la playa, sólo de reojo. Aquellas épocas
de descanso en familia en la Costa quedaron colgadas en la percha de la
pubertad. Cuando comenzaron las obligaciones de futbolista y su carrera fue
ocupando de lleno su vida, ciertos gustos de pibe común fueron reemplazados por
otros de pibe VIP. "Por suerte me pude adaptar sin problemas a los cambios.
Mi vida, mi adolescencia está llena de compromisos, ya sea por concentraciones
o viajes, pero forma parte de lo cotidiano. Además, trato de hacerme tiempo
para todo. Seguro que no hago las mismas cosas que la mayoría de los chicos de
mi edad, pero bueno, cuando tengo un hueco intento ser y vivir como un pibe
normal. Soy jugador de fútbol, lo tengo claro, y estoy orgulloso. Sería tonto
quejarme por eso".
Quizá si hubiese sido basquetbolista también habría tenido compromisos y
obligaciones, aunque menos fama y una adolescencia más normal. Pero eligió el
fútbol, contra el pensamiento de quienes a los 10 años lo veían jugar al básquet
contra chicos mayores que él en el club Gimnasia y Esgrima de Villa del Parque,
y hasta el día de hoy aseguran que era mejor basquetbolista que futbolista.
Pero su decisión lo puso en el fútbol y el destino lo acompañó por el buen
camino. Tanto que cuando tenía 15 años, ya vivía en Madrid como jugador del
Real.
"España fue una gran experiencia, pese a que en lo futbolístico me quedé
con ganas de debutar en Primera. Allá no suelen confiar en los juveniles. Pero
vivir dos años en Europa me dejó enseñanzas de vida importantes". Habrá
aprendido cosas de la vida, pero le quedaron pendientes otras más banales, como
las calles madrileñas. "Tampoco es que no conocía ninguna, desde el
centro sabía cómo volver al departamento. Lo que pasaba era que como yo no
manejaba, lo dejaba a mi hermano Nicolás que, con un guía, se encargara de
todo".
Ese tiempo lejos de la Argentina lo hizo no sólo gastar mucho en teléfono,
sino también reflexionar sobre su futuro. No le dieron cabida en el Real, tomó
otra decisión. De la misma forma en que quiso irse, quiso volver. Y llegó el
llamado de Independiente. El Independiente de Menotti. En Argentina estaba la
oportunidad de despegar. "Sentía que podía jugar en Primera. Si había
chicos con los que había compartido la Selección que ya jugaban y en buen
nivel, por qué yo no", se preguntó. Y esa pregunta tuvo su respuesta
cuando en pocos partidos y mostrando un gran nivel, se puso a la hinchada del
Rojo en el bolsillo.
Si Europa es el destino de los grandes jugadores, Cambiasso sabe que él ya
estuvo y que tendrá revancha. En seis meses o un poco más, pero volverá. Y lo
hará sin la ilusión del pibe de 15 que se fue en el 96, pero con la seguridad
del que con casi 20 juega en Primera y está más curtido. "Ahora en España
se me valora mucho más que cuando me fui, aunque para volver dependerá de las
posibilidades que tenga de jugar. Pero quizás los que no me tuvieron confianza
en su momento, ahora habrán entendido que venir a Independiente no fue un
capricho, sino la oportunidad de crecer".
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