VERSIONES 13


Año del buey - Abril/Mayo de 1997


Diego Martínez Lora:
Foder y caralho dos palabras portuguesas huérfanas de diccionario

Para los hispano-parlantes la lengua portuguesa es muy traicionera, a veces creemos que entendemos todo y realmente no entendemos nada. Nos es muy fácil caer en malentendidos, que a su vez pueden generar otros problemas más serios.
Si nos dicen que cada vez se ven menos esquilos en Portugal, yo estoy completamente de acuerdo y es más, afirmo de manera categórica, nunca hubo un Esquilo, y sí un destacado Gil Vicente, pero nunca a la altura de un Esquilo. Esquilo, burro, es una ardilla, me dicen. Y no te metas con nuestro Gil Vicente, que era lo máximo. Otro amigo interviene y mete la cuchara, sí pero Gil Vicente era considerado español. Aquí es que comienza la pelea y aparece la palabra mágica como respuesta:
- Foder!
Podemos sospechar el significado de esta palabra, pero queremos asegurarnos bien, antes de responder. Recurrimos a nuestro par de diccionarios de la Porto Editora, de lo mejorcito que hay: Diccionário de Portugués - Espanhol y al Diccionário da língua portuguesa, 7a. Edição. Ambos diccionarios se pasan directamente de la palabra focómetro a la palabra fofa. De foder, nada.
Regresamos desilusionados a la discusión y respondemos con el argumento que a nosotros nos enseñaron a Gil Vicente como a un autor español. Y nuestros interlocutores nos disparan a viva voz: qué caralho! Con los diccionarios en la mano descubrimos que de la palabra caralete se pasan a la palabra caramanchão. Se saltan olímpicamente el caralho dicho. Ni foder, ni caralho, respondemos a nuestros contrincantes, existen en el diccionario. Entonces qué idioma están hablando ustedes? Por esa jota que les falta no van a hacer a Gil Vicente portugués. Salimos inmediatamente del café para no continuar con la encendida discusión. Nuestra amiga portuguesa nos explica en portuñol, la lengua nos trai. Qué nos trae?, le respondemos. Nos trai, vuelve a decirnos ella. Sí, pero qué cosa nos trae?, insistimos. Ella desesperada se sube a su carro y se marcha sin decirnos adiós. Nosotros vamos al diccionario y nos encontramos con que trair, significa traicionar. Y traer es trazer. Pero qué confusión de lenguas. Estornudamos a la vez de súbito. é gripe, nos dice un señor que pasa por nuestro lado. Isso é uma praga. Nosotros pensamos, praga debe de corresponder a plaga. Ah, qué fácil. Prata debe de ser plata. Correcto, nos señala una vendedora.
Caminamos un poco más y un amigo nuestro con mucho hambre entra a una tienda de frutas y pregunta por si tiene prátanos. Não, aqui não temos plátanos. Ah, piensa el amigo, plátano es plátano, igual, y no prátano. El amigo le replica al vendedor con una sonrisa, pero cómo que no tiene plátanos y qué son esas frutas de allí. Aaaah, o que o senhor quer é bananas, porque plátanos são árvores. Que engraçado, o senhor. El amigo ya con la banana en la boca apenas que llega a decir mientras paga, engrasado será su abuelo, porque yo me acabo de bañar y de lavar la cara, grasa tienen los gordos como usted. Pero qué poca paciencia, le digo yo. Lo que el señor te quiso decir es que le habías caído en gracia, que estuviste divertido. Y eso sí está en el diccionario. Pero mi amigo hispano-parlante no entró en razón y se fue repitiendo sabiendo muy bien lo que decía: Foder, caralho...
Y eso no estaba en el diccionario.V


(*)Diego Martínez Lora, escritor y pintor peruano. Vive en Vila Nova de Gaia, Portugal



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