VERSIONES 14/15

Año del Buey - Junio/Julio - Agosto/Setiembre de 1997


Director, editor y operador: Diego Martínez Lora.
Versiones se elabora desde la ciudad de Vila Nova de Gaia, Portugal


Cuento africano(*):
La campanita de los espíritus

(Traducción de Diego Martínez Lora)


Un hombre había cavado una zanja para atrapar venados, pero en ella había caído una vaca. El dueño de la vaca le preguntó al autor de la trampa:
- ¿Quién ha construido esta trampa?
El responsable le respondió:
- Yo he cavado la zanja. El dueño de la vaca le reclamó:
- Mi vaca ha caído en tu trampa; ahora tendrás que pagarme por los daños.
El autor de la trampa le ofreció una vaca a cambio de la otra, pero el agraviado no la aceptó y le dijo:
- Resucita a mi vaca, no quiero otra.
El autor de la trampa le ofreció otras cuatro veces diez vacas, como pago, pero el dueño de la vaca no las aceptó y de nuevo le exigió:
- Quiero tener la misma vaca y no otra.
- ¿Pero qué puedo hacer?-, le preguntó el otro. Le ofreció su hija como pago, pero el hombre tampoco la aceptó y le volvió a pedir:
- Resucita a mi vaca.
El autor de la trampa insistió preguntándole al agraviado:
- Pero, ¿qué más puedo hacer, si tú no quieres aceptar nada?
El autor de la trampa visitó el mundo de abajo. el de los muertos. Estos le preguntaron:
- ¿De dónde vienes?
El hombre les respondió:
- Vengo de arriba.
Los espíritus le preguntaron de nuevo:
- ¿Qué estás buscando aquí?
Él les respondió:
- Busco la vaca de uno de mis vecinos. Yo había cavado una zanja para atrapar venados y en ella cayó su vaca. Mi vecino me dijo «Págame por lo que has hecho». Yo le ofrecí otra vaca, pero él no la aceptó. Le ofrecí diez diferentes otras vacas, pero no las aceptó. Finalmente le ofrecí mi hija y tampoco la aceptó. Sólo me ha pedido: «Quiero mi misma vaca y no otra». Y ahora yo voy por todos lados buscándola.
Los espíritus le dijeron al hombre:
- Aquí hay muchas vacas, ve si puedes reconocer a la que estás buscando.
Como no pudo encontrarla, los espíritus le trajeron otro rebaño y en ése sí pudo encontrar la vaca del agraviado. Los espíritus se la dieron y le dijeron:
- Ahora vete con la vaca y devuélvesela.
Además le dieron una campanita y le dijeron:
- Trágatela. Tomó la campanita y se la tragó.
Al tragársela, los espíritus entonaron una canción que decía:
- Traga, traga, dueño de la vaca.
Y la campanita apareció de nuevo. Los espíritus también se la tragaron y le pidieron al hombre:
- Ahora canta tú.
Él lo intentó y cantó:
- Traga, traga, dueño de la vaca.
La campanita apareció de nuevo, se la dieron y le dijeron:
- Regresa a tu pueblo con la vaca y con la campanita. Cada vez que te tragues la campanita cantarás la canción que te hemos enseñado y la campanita aparecerá de nuevo. Cuando tus amigos también se la traguen y luego tú cantes la misma canción, la campanita aparecerá otra vez. Pero cuando se la trague el que te ha metido en esta deuda, aunque cantes la canción, la campanita no podrá salir de él.
El hombre tomó la vaca y la campanita de los espíritus y regresó a su casa. Le devolvió al agraviado su vaca y éste se la aceptó. El autor de la trampa llamó a todos sus parientes y conocidos:
-Vengan amigos, vengan pronto y escuchen mi canción.
Cuando todos juntos se acercaron, él les dijo:
- Miren cómo me trago la campanita.
Se la tragó y poco después cantó:
- Traga, traga, dueño de la vaca.
Y de nuevo cantó:
- Escupe, escupe, dueño de la vaca. Y escupió la campanita. Luego se la dio a otro y cantó:
- Traga, traga, dueño de la vaca. Y el otro se la tragó y cuando cantó:
- Escupe, escupe, dueño de la vaca. El otro también escupió la campanita, así como ocurrió con muchos más que luego hicieron lo mismo. Más tarde el dueño de la vaca también quiso la campanita y dijo:
-Dámela, quisiera intentarlo una vez.
El dueño de la vaca la recibió y se la tragó. El autor de la trampa cantó:
- Traga, traga, dueño de la vaca.
Continuó con el canto:
- Escupe, escupe, dueño de la vaca.
Pero la campanita no salía de nuevo.
Otra vez cantó el dueño de la campanita:
- Traga, traga, dueño de la vaca.
Y continuó:
- Escupe, escupe, dueño de la vaca.
En vano, porque la campanita no salía. Entonces el dueño de la campanita dijo:
- Devuélveme mi campanita.
El dueño de la vaca le contestó:
- ¿Pero, amigo, dónde podría encontrarla?
El dueño de la vaca tomó seis veces diez de sus vacas y se las ofreció a cambio, pero el dueño de la campanita no las aceptó. El dueño de la vaca tomó dos de sus hijas y se las ofreció, pero el dueño de la campanita no las aceptó. El dueño de la vaca le dijo:
-Pero, entonces, ¿qué deberé de hacer? Me tendrás que matar.
El dueño de la campanita mató al dueño de la vaca, le cortó la garganta y le extrajo la campanita. El dueño de la campanita regresó al Reino de los espíritus y éstos le preguntaron:
- ¿Qué es lo que buscas?
Él les respondió:
- Yo soy aquel que estaba buscando una vaca.
Los espíritus le hicieron otra pregunta:
- Bien, ¿ya te has vengado de tu compañero?
Él les respondió:
- El dueño de la vaca se tragó mi campanita y como ella no quiso salir de nuevo, me quiso pagar con seis veces diez vacas, pero no se las acepté. Luego, me dijo: «Pero, entonces, ¿qué deberé de hacer? Me tendrás que matar». Yo lo maté y él murió. Le corté en medio de la garganta y le extraje mi campanita.
Los espíritus le respondieron:
- Muy bien, con eso el caso está terminado.V


(*)Este cuento proviene de los Nande, Zaire. Forma parte del libro inédito Como la lengua en mi boca. Selección y traducción de Diego Martínez Lora.