VERSIONES 14/15

Año del Buey - Junio/Julio - Agosto/Setiembre de 1997


Director, editor y operador: Diego Martínez Lora.
Versiones se elabora desde la ciudad de Vila Nova de Gaia, Portugal


Editorial 15


Si yo te beso no es porque tengas cara de helado. Tu cara no se acaba con un beso ni tu boca se queda sin labios. No soy caníbal. Te beso porque soy adicto a tu aliento. Tu lengua es un dinosaurio.

Cuando te beso se me cae la máscara. La palabra humedecida recién salida de la lengua entra como un sabor tremendamente placentero.

Quién te habló del beso que te quita el habla, del beso que se queda preso en la carne, del beso que te envuelve como una piel que deseas que dure como tus huesos, como tus más profundos sentimientos, como una boca loca que no cesa de arrullarte al oído las más apasionadas propuestas, apenas un silencio, un susurro, una sonrisa casi imperceptible, el mínimo gesto de complicidad...

Me subo como un oso hormiguero sediento de tus microbios dermatológicos. Soy una ameba gigante que toca todo tu epitelio. Tu cerebro se disuelve en cada milímetro de tu cuerpo. Sale tu cara en cada una de tus células. Eres redonda y citoplasmática. Te beso de partícula en partícula, en los intersticios. Qué besomoto más irresistible que sale de ti, y yo rendido sin posibilidad ninguna de salvarme ni de escapar me quedo como víctima estimulante para que entres en acción como una besocurista con el único instrumento de todas las lenguas y bocas que te salen del deseo incontrolable.

Este beso te lo doy por partes iguales. La primera no es preciso que nos demos cuenta. La segunda ya es muy tarde para pensar que nos estamos besando. La tercera nos desespera que en cualquier momento se termine La cuarta y última acaba en que nunca nos besamos.

Te beso en la mejilla como un amigo, te beso dos veces una a cada lado, te beso y te reconstruyo, te vuelvo a dar dos vesos, bezos, vezos. Hay algo que no entiendo. Ése no es el beso que quiero dar. El beso que te quiero dar se me seca en la boca.

Me besaste como una teta, me dices. Disculpa como dos, te respondo.

Todos los besos que te di en aquella noche como una ametralladora descontrolada, con balas de diferente duración. Todos los besos que tú me diste como matándome con la misma arma. Por qué no quieres ver que me quedé como una persona llena de huecos casi sin límites entre uno y otro, tanto que si vienes a abrazarme ya no siento nada, como tú cuando intento atraparte entre mis brazos pasas a través de mí como un fantasma.

El beso de mi tía, que no besa, no lo quiero.

Me gusta el beso que se queda fijo como una ventosa por un par de segundos. Ese saludo entra en el corazón como un abrigo en invierno, o una piscina en verano.

El lenguaje del beso tiene varias palabras saliva, lengua, lábios, succión, aire, aliento, y todo lo que esté en ti y se te ocurra, incluído lo abstracto.V