- Mi caballo no se compra con dinero, sino con el pecho de una mujer.
La gente llegaba y le preguntaba al dueño:
- ¿Cuánto cuesta tu caballo?.
- El precio de mi caballo es el pecho de una señora.
La gente le decía:
- ¡Oh, tu caballo es demasiado caro! Así, ¿quién te lo comprará?
Un muchachito llegó y le preguntó al dueño:
- ¿Cuánto es lo que cuesta?
El dueño le respondió:
- Sólo vendo mi caballo por el pecho de una mujer.
El muchacho le dijo:
- Bien.
Sabía que su madre estaba dispuesta a hacer todo por él con tal de verlo feliz. Le preguntó al dueño otra vez:
- ¿Cuánto es lo que costaba tu caballo?
El hombre le respondió:
- Si tú puedes ir donde tu madre y cortarle el pecho y me lo traes, recibirás el caballo.
El muchacho le dijo:
- Bien.
Se fue donde su madre para pedirle:
- Madre mía, cómprame ese caballo con tu pecho.
Ella le dijo:
- Bien.
Y le ordenó después:
- Anda tráeme un cuchillo.
El muchacho volvió con un cuchillo y le cortó el pecho a su madre. Se lo entregó al dueño del caballo y recibió el animal a cambio. De esa manera el muchacho adquirió el caballo.
Después de tres días le dijo a su madre:
- Quiero irme de viaje, pues quisiera ver en donde termina el mundo.
Su madre le dijo:
- Bien.
La bruja entendió las palabras del gallo. Tres veces cantó el gallo y amaneció. Ella despertó a los niños y les dijo:
- ¿Han dormido bien?
Luego les preguntó:
- ¿Anoche han visto algo malo que yo haya hecho?
La araña le respondió:
- Sí, yo te vi.
La bruja se avergonzó. Se fue para atrapar al gallo y matarlo. Así lo hizo y preparó con él la cena para la araña y el muchacho. Ellos comieron y se fueron a dormir. La araña le dijo al muchacho:
- Hoy por la noche ten mucho cuidado.
El niño le respondió:
- Bien.
La araña tomó su bastón de fierro y lo puso cerca de ella. Se sentó durante la noche detrás de la puerta. La mujer se preparó para matar al muchacho y a la araña y comérselos. Le sacó filo a su cuchillo y dijo:
- Devora carne, devora carne.
La araña estuvo atenta a todo y dijo:
- Mira, allí viene.
Tomó su bastón de fierro y se colocó junto a la puerta. La bruja se acercó silenciosamente. La araña levantó su bastón y ni bien la bruja metió su cabeza en la casa, la araña le asestó un golpe contundente. La bruja regresó a su casa y lamió su propia sangre. Esperó un poco y dijo:
- Ahora deben de estar durmiendo.
Afiló su cuchillo como antes y se acercó otra vez sin hacer ruido, pero la araña se dio cuenta. La bruja volvió a meter su cabeza y recibió otro fierrazo. Regresó a su casa lamiendo su propia sangre tal como lo había hecho anteriormente. Tres veces ocurrió lo mismo, la bruja fue y la araña la golpeó, hasta que se hizo de día. La araña le dijo a su amigo:
-Mira, esta mujer es una bruja. Toda la noche la he hecho sangrar con mis golpes. El muchacho le dijo:
- ¿Verdad?.
- Sí, verdad.
- Nos alistaremos entonces y por la mañana volveremos a nuestro pueblo. La bruja se acercó a ellos y les dijo:
-¿Han dormido bien?
La araña le respondió:
- Muy bien, pero hoy queremos volver a nuestra patria.
La bruja les dijo:
- Vayan en paz.
El muchacho tomó una navaja de afeitar y la ató a la cola de su caballo. Luego ensilló al animal, se alistó y subió en él. La araña se subió desde un arbusto a su propio caballo. De esa manera se alejaron. La mujer se convirtió en una bruja y por intentar atrapar al muchacho agarró la cola del caballo y se cortó las manos con la navaja. Se detuvo y lamió su sangre. Súbitamente voló como el viento y se les acercó diciéndoles:
- Tendrán que parar al borde del fuego, ahora sí que los atraparé y me los comeré.
El muchacho y la araña corrieron y llegaron a un mar caliente. El muchacho le dijo a su caballo:
- Por el pecho de mi madre con el que te he comprado, llévame sobre estas aguas calientes.
El caballo se levantó y atravesó saltando el lago. Al intentarlo junto con su caballo la araña se cayó a las aguas calientes. El muchacho regresó y salvó a la araña. La bruja se les acercó y agarró la cola del caballo cortándose nuevamente las manos con la navaja. Los dejó libres y se quedó parada lamiéndose su propia sangre. El muchacho y la araña apuraron el paso y llegaron a un fuego que era líquido como el agua. La bruja les dio el alcance:
- No podrán moverse de aquí, ya los tengo y me los comeré. El muchacho le dijo a su caballo:
- Por el pecho de mi madre con el que te compré, llévame por sobre el fuego.
Le dio un latigazo al caballo y éste saltó sobre el fuego. El muchacho había tomado consigo a la araña. Después de haber cruzado el fuego, la bruja se les apareció como el viento y al intentar atrapar al muchacho volvió a coger la cola del caballo y se cortó las manos con la navaja. Se detuvo y se lamió su sangre. El muchacho y la araña continuaron cabalgando y llegaron a un río de agua fría. El muchacho le dijo a su caballo:
- Llévame por sobre el agua.
Cargó a la araña, le dio con el látigo a su caballo y cruzaron el río. Allí la bruja se quedó y dijo:
- Es mejor que me vaya a casa. Ya no los alcanzaré.
La bruja regresó a su casa. El muchacho y la araña se alejaron y llegaron a su patria. El muchacho fue a la casa de su familia, donde sus padres y sus hermanos. Al verlo, se alegraron mucho porque su niño había vuelto a casa.
Así termina mi historia.V