-Hermanas, juguemos a balancearnos con la enredadera.
Una muchacha se colgó de un extremo y las otras la balanceaban una y otra vez. La enredadera se rompió, cayó al piso, se enrolló en la tierra y se convirtió en una serpiente. Las muchachas huyeron y dejaron sus canastas abandonadas en el suelo. La serpiente se puso a cantar:
-Unsaru, Unsaru, niña del grupo,
la de redonda fruta,
la de redonda fruta,
la de redonda fruta.
Y mientras la serpiente cantaba, se fue arrastrando persiguiendo a las muchachas. Ellas huyeron hacia su pueblo y también hasta allí llegó el animal. Las muchachas corrieron a su casa y la serpiente de nuevo las alcanzó. Ella volvió a cantar:
- Unsaru, Unsaru, niña del grupo,
la de redonda fruta,
la de redonda fruta,
la de redonda fruta.
Las muchachas salieron corriendo de la casa, pero cuando Unsaru lo intentó, la casa se levantó con ella dentro. Se puso en cuclillas. La serpiente se quitó la piel y se transformó en un hombre. Unsaru exclamó:
- Oh, qué hermoso es mi hombre.
Él la vistió con un bellísimo vestido y Unsaru fue donde las otras muchachas para decirles:
- Mi esposo es muy bueno, créanme.
El hombre salió y las otras le dijeron:
-Nosotras pensábamos que se trataba de una serpiente, pero no, realmente el esposo de Unsaru es un hombre. La serpiente les dijo:
-De ahora en adelante seré yo el jefe. Y así se convirtió en el jefe. V