VERSIONES 19

Año del Tigre - Abril/Mayo de 1998


Director, editor y operador: Diego Martínez Lora.
Versiones se elabora desde la ciudad de Vila Nova de Gaia, Portugal


Editorial Versiones 19:
Con el chicle en su lugar


Pegar el chicle debajo de la mesa del comedor, o del escritorio o de la carpeta del aula de clases. Tirar el chicle al suelo. Dejarlo simplemente en cualquier lugar para que a cualquier persona se le pegue en la ropa o en el zapato. Miles de toneladas de chicles pegostreados en las veredas y caminos de todo el mundo. Millones de horas de trabajo para limpiar la superficie de la Tierra cubierta con chicle. Antes de dar un beso hay que mascar un chicle de mentol para disimular el sabor de las caries o el olor que proviene del estómago o del hígado y que sale por la boca para ahuyentar a cualquier posible besuqueador o besuqueadora. Se intercambian chicles. Dentro de la historia de la estupidez humana se olvidaron de registrar al chicle.
Quien compra chicles debería devolver al productor los ya mascados para ser reciclados y así no poluír más el ambiente. A lo mejor se podría meter el mismo chicle a una máquina que le dé un nuevo sabor y que lo reconstituya para poder ser mascado nuevamente infinitas veces. Juan Gracián heredó de su abuelo un chicle de 300 años. Era el chicle de la familia. Su abuelo jugaba con el antiguo chicle utilizando los tres dientes que le quedaban.
Prendieron a Julio Rilly por dejar su chicle abandonado en una butaca de cinema. La junta detectora de chicles castigará a los infractores de la ley del chicle con 24 horas de trabajo dedicadas a la limpieza de la ciudad. Los reincidentes serán prohibidos de mascar chicle de por vida y trabajarán una semana entera al servicio de la comunidad duplicando su condena tantas reincidencias cometan. Inventan el chicle que se pueda tragar y que en pocos minutos pueda ser asimilado por el sistema digestivo. Podrán comprar chicles que duren mil, dos mil, tres mil y cinco mil mascadas. Oscar Mayer se mató masticando 4000 chicles a la vez. Patricia Franklin se elevó por los cielos llevada por su chicle globo cayendo aparatosamente cuando se le ocurrió estornudar.
Cada miembro de la Sociedad Mundial Consumidora de Chicles masticará un chicle el próximo lunes y sacándoselo de la boca lo estirará con las dos manos para juntarlo a una cadena de chicles estirados que otros entusiastas consumidores alegremente mascarán y estirarán. Así esta cadena chiclosa podrá dar varias veces la vuelta al mundo. Y a lo mejor pasará por sus manos un chicle masticado por un chino o un australiano. Si Ud está mascando un chicle en estos momentos por favor cuando ya se canse no lo tire al suelo. Por lo menos póngalo en la caja de basura. Contribuya con su comunidad. Si no lo hace, entonces no se queje cuando le peguen un chicle en la cabeza, es lo mismo que tirarlo al suelo.V





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