La luna aúlla sola los lobos se quedaron en los libros la gorda blanca y pálida simula un hocico lupino delira desnuda se agarra su curva interminable y señala unos quince millones de transeúntes noctámbulos todos la miran suspirando y todavía falta tanto para llegar a casa. Los que ya regresaron, desde sus ventanas no es lo mismo la luna mágica no atiende a domicilio En mis zapatos lustrosos reflejándose doble como veleros de calle se lleva sin prisa mis imágenes.
Para poder amarte mejor me quité la ropa si hay algo que me molesta es estar con los ojos abiertos por eso los cierro. Ni te toco. Ni te huelo. Sólo me escuchas. Tú no hablas, ni haces ningún ruido. Mis oídos no funcionan. Estoy sordo desde que te comencé a amar. Me pongo la ropa.. Estás allí como si nunca te hubiera amado.
Es imprescindible que tanto tú como yo nos amemos locamente en el infinito para cuando tengamos que morir construyan un manicomio de espíritus.
Nos besamos. El alcohol nos ayudó tanto. Hicimos el amor y nadie nos ayudó a separarnos. Nos quedamos pegados como perro y perra. Qué verguenza! Sólo sé que la gente se reía de nosotros. Nos comenzaron a tirar piedras. Corrimos juntos por muchas calles, como fugitivos. Cuando pensamos que ya nos iríamos a separar naturalmente otra vez comenzábamos a amarnos, en la oscuridad de un escondite y al sentirnos casi morir de debilidad sin comer tantos días nos dormimos lentamente varios días uno de los dos se fue sin decir nada sólo que de tanto sexo que tuvimos yo me quedé con el tuyo y tú con el mío ya no sé amar sin ti.
Nunca te digo lo que pienso porque pienso siempre en voz alta nunca me escuchas lo que pienso porque escuchas en silencio quisiera comunicarme contigo sin decirte nada pero no tengo nada para decirte