VERSIONES 22

Año del Tigre - Octubre/Noviembre de 1998


Director, editor y operador: Diego Martínez Lora.
Versiones se elabora desde la ciudad de Vila Nova de Gaia, Portugal


Ernst Kernmayer(*):
EL DÍA MÁS BONITO



Quedé paralizado cuando me enteré de la idea más reciente de nuestro estimado editor de VERSIONES. "Escriban en forma de diario!", dice. Me recuerda de los capítulos más temidos de mi carrera escolar. Cada otoño que volvíamos a clase después de las vacaciones, la maestra nos ponía la misma tarea. Se colocaba delante de nosotros, estrechando exhaustivamente su cuerpo de un metro y noventa, sus hombros de Hércules y su pecho impresionante e imposible de medir y nos decía: "Bueno niños. Vamos a empezar con el trabajo del año que tenemos por delante. Vamos a escribir un ensayo. El tema es...", y lo escribía en el tablero, subrayando todavía más su voz que hacía temblar los muros del salón, "...EL DÍA MÁS BONITO DE MIS VACACIONES."

Un suspiro colectivo invadía el salón. Todos nosotros tomábamos una posición inversamente proporcional a ella, encogiendo los cuellos y encorbándonos. Sabíamos desde antes lo que iba a pasar el primer día de clases con ella, pero nadie hablaba nunca de eso, como si estuviéramos temiendo que así la desfortuna, ya inevitable, pudiera volverse todavía más fatal. Y si no hablábamos del "Día más bonito" antes, mucho menos nos atrevíamos a protestar teniendo a ELLA no sólo mentalmente, sinó también físicamente frente a nosotros.

Entonces escribíamos cómo habíamos construído con el papá un castillo en la arena durante las vacaciones en el mar; cómo habíamos cazado cangrejos; y cómo nos había asustado el vecino durante la noche, que los padres nos habían permitido de dormir en una tienda de campaña afuera en el jardín de la casa. "...Fue un susto grande. Sin embargo fue un DÍA MUY BONITO."

Corrigiendo los ensayos, la maestra ponía sus comentarios en un espacio reservado en las páginas de los cuadernos. Nunca se sabía si eran admirando lo escrito y confirmativos o simplemente cínicos. "Qué suerte para ti tener un padre tan preocupado por sus hijos, haciendo castillos de arena", escribía o "mándame a tu vecino para decirle que asustar niños es pedagógicamente inaceptable".

Ella prefería el buen ejemplo. Después de esos trabajos siempre nos leía ensayos de una libreta en forro firme y de bordes adornados con ribetes dorados, que llamaba su "tesoro" y que cuidaba mucho. Siempre lo tenía consigo en su bolso, que aún al baño lo llevaba. Eran "ensayos de años anteriores que eran muy, muy buenos", como decía. Nunca dijo quiénes eran los autores y cuando fueron editados. Sólo se notaba que nosotros no eramos los primeros con los que hacía sus experimentos sobre su tema preferido, EL DÍA MÁS BONITO en forma de diario.

Un día, en una pausa, yo regresé al salón porque se me había olvidado un libro que quería llevar al patio de la escuela. Regresé al sal¢n vacío. Cogí mi libro y ya quería salir otra vez, cuando vi que en la mesa de ELLA estaba colocado sin protección alguna su "tesoro". Pensé momentos largos si debía atreverme. Yo sabía, imaginándome a ella venir al salón, que no sentiría solamente el susto que metía el vecino por la noche en el jardín, sino un ataque inmediato al corazón.

Por fin me atreví. Abrí la libreta que olía como si la hubieran bañado en perfume que fue inconfundiblemente el que usaba ELLA. Pasé rápidamente las páginas sin leer. La cabeza de cada quinta página estaba adornado con los sellos de besos de labios enormes y obviamente empapados en un labial rubino. En la mitad de la libreta me quedé y leí: "UM DIA EM LIMA", decía en letras góticas inmensas. Seguí leyendo:

Chegando a Lima, a capital peruana, depois de uma longa e cansativa viagem intercontinental, por muito bons filmes que exibam durante o voo temos que esperar com paciància pelas nossas malas e pelo controlo aduaneiro. Ao sair do aeropuerto espera-nos um grosso cordão de pessoas que nos oferecem desesperadamente os seus serviços de taxi e outras que nos pedem esmola, criando-nos um ligeiro clima de terror. Já livres de incómoda situaáção inicial, respiramos tranquilamente dentro do taxi que nos leva ao nosso hotel, para descansar.

Al lado de cada parrafo se encontraban comentarios en un espacio reservado. "Situación de cualquier aeropuerto", decía. "Qué suerte para usted, que por fin pudo huir de esa muchedumbre, pero ¿qué nos quiere contar?"

El cuento seguía con los relatos del taxista. O taxista disse-nos, ainda, que tinha estudado direito, mas que tinha que se desenrascar como podia pelos filhos, e ser taxista era fácil. O carro era de um vizinho que lho alugava por meio dia e assim ajudava a manter a sua família. Com quatro filhos é impossível vivir só com um emprego. Pagámos-lhe um pouco mais do que pediu e, com um sorriso, tirou-nos as nossas pesadas malas do carro.

"Qué bueno que todavía hay gente a las que se puede dar alegría aúnque sea con cosas pequeñitas", decía el comentario al lado. "Se merece también nuestras gracias el muy estimado señor Fujimori, quien nos da esa oportunidad a través de su politica de hacer a los pobres más pobres."

Chegamos à praca principal de Lima. Surpreende-nos a limpeza das ruas e constatamos que os vendedores ambulantes que antigamente não deixavam apreciar as fachadas da cidade, desapareceram como que por encanto. "Y de qué viven ahora. ¿Son todos taxistas porque eso es tan fácil?"

El autor de este ensayo de uno de los años anteriores que obviamente era "muy, muy bueno" seguía contando que por la tarde de ese DÍA MUY BONITO visitaba el parque arqueológico Pachacamac al sur de Lima, un conjunto de pirámides, templos y palacios de origen Inca y pre-Inca. Salió de Pachacamac consciente de que muita coisa aconteceu no Peru antes dos incas e que há, ainda hoje, muita coisa por descobrir da história peruana, mal contada pelos espanhois.... Já de regresso ao hotel, em cada semáforo vermelho aproximavam-se vendedores de todo o tipo de produtos e crianças que subiam ao pneus do carro para tentar limpar o pára-brisas - uma senhora mostrava-nos as suas bebidas, gasosas com dois litros, es desafiava o nosso calor intenso.

"Ah, los vendedores ambulantes del centro! Pero, ¿cómo se atreve esa vieja a desafiarlos?"

À noite, depois de um duche refrescante, jantámos num restaurante de San Isidro, uma zona residencial da classe alta de Lima. "Gracias a Dios, otra vez en seguridad."

Nos serviram um tamal (espécie de pastel de milho com um pedaço de carne de porco dentro, tudo cozido dentro de folhas de milho), anticuchos (espetadas de coração de vaca), arroz de pato (à base de coentros) e, como sobremesa, uma mazamorra limeña (espécie de pudim feito à base de chicha morada tornado mais espesso pela junção de farinha de batata doce e de muitas frutas secas, e polvilhado com canela moída). "Muy interesantes las recetas. Con su permiso, las voy a pasar a mi mujer para que las realice. Pero no somos un editorial de libros de cocina, estimada señora. Quédese un tiempito más maestra en su escuela, pero no se deje desanimar en sus futuros esfuerzos literarios. Muy atentamente E. K., jefe del editorial Pacheco, siempre a sus ordenes." V


(Nota de autor)Los párrafos en letra cursiva son tomados de: VERSIONES 20. Diego Martínez Lora: Um dia em Lima. Crónica.


(*)Ernst Kernmayer Periodista e viajero austríaco. Vive en Viena.




[Editorial de Versiones 22 - Amor a gorduras] [Paulo Vicente Salvador: Para alêm das telenovelas] [Diego Martínez Lora: La luna aúlla sola] [Renato de Caldevilla: Poemas] [Ernst Kernmayer: El día más bonito] [María Canela Ruíz: Boquita de Aserrín] [Ludwig Tieck: La montaña de las runas] [Cuento africano: La liebre] [Home page de Versiones]


This page hosted by Get your own Free Home Page