La oruga y los animales salvajes
Había una vez una oruga que entró en la casa de una liebre cuando ésta no se encontraba. A su regreso la liebre se dio cuenta de unas huellas en el suelo y gritó:
-¿Quién está dentro de mi casa?
La oruga respondió en voz alta:
-Soy el guerrero, hijo de la largura, cuyas ajorcas fueron desatadas para luchar en Orugalandia. Yo aplasto al rinoceronte contra la tierra y lo hago caca de vaca al elefante. ¡Soy invencible!
La liebre se fue diciendo:
-¿Qué puede hacer un pequeño animal como yo contra una persona que aplasta un elefante y lo hace caca de vaca?
En el camino encontró al chacal y le pidió que fuera a hablar con el hombre grande que se había apropiado de su casa. El chacal estuvo de acuerdo y cuando llegaron a la casa de la liebre, el chacal ladró fuertemente:
-¿Quién está metido en la casa de mi amiga la liebre?
La oruga respondió:
-Soy el guerrero, hijo del largo, cuyas ajorcas fueron desatadas para la lucha en Orugalandia. Yo aplasto al rinoceronte contra la tierra y lo hago caca de vaca al elefante. ¡Soy invencible!
Escuchando aquello el chacal dijo:
-Yo no podría hacer nada contra tal hombre.
Y se fue.
Luego la liebre fue en busca del leopardo, a quien le rogó para que fuese a hablar con la persona que estaba en su casa. El leopardo llegando gruñó:
-¿Quién está metido en la casa de mi amiga la liebre?
La oruga respondió lo mismo que le había dicho al chacal, y el leopardo dijo:
-Si él aplasta al elefante y al rinoceronte, hará lo mismo conmigo.
El leopardo se alejó. La liebre fue por el rinoceronte y éste ni bien llegó a la casa de la liebre preguntó:
-¿Quién está adentro de la casa de mi amiga liebre?
Pero cuando escuchó la respuesta de la oruga, dijo:
-¡Qué! Él puede aplastarme contra la tierra, entonces, mejor me voy.
La liebre después fue a llamar al elefante y le pidió ayuda, pero cuando el elefante la respuesta de la oruga, el elefante dijo que no deseaba ser pisoteado como caca de vaca y se largó.
A una rana, que estaba pasando por allí, la liebre le pidió que sacase al hombre que se había metido en su casa y que había hecho huir a los demás animales. La rana se acercó a la puerta y preguntó quién estaba adentro. Escuchó la misma respuesta que les había sido dada a los otros, pero en lugar de irse, la rana se acercó más y dijo:
-Yo que soy fuerte y saltador he venido. Mis ancas son como postes y Dios me ha hecho malo.
Cuando la oruga escuchó aquello, tembló y cuando vio a la rana acercarse más, le dijo:
-Soy sólo una oruga.
Los animales, que se se habían reunido en las proximidades la atraparon y la arrastraron hacia afuera. Todos ellos se rieron por lo que la oruga había sido capaz de hacerles.