Versiones 25
Abril/Mayo 1999
Año de la liebre

La aventura de compartir la vida, las lecturas, la expresión...

Director: Diego Martínez Lora

Versiones se hace desde Portugal para todo el Mundo
Cuento africano:

La oruga y los animales salvajes 


Había una vez una oruga que entró en la casa de una liebre cuando ésta no se encontraba. A su regreso la liebre se dio cuenta de unas huellas en el suelo y gritó:

-¿Quién está dentro de mi casa?

La oruga respondió en voz alta:

-Soy el guerrero, hijo de la largura, cuyas ajorcas fueron desatadas para luchar en Orugalandia. Yo aplasto al rinoceronte contra la tierra y lo hago caca de vaca al elefante. ¡Soy invencible!

La liebre se fue diciendo:

-¿Qué puede hacer un pequeño animal como yo contra una persona que aplasta un elefante y lo hace caca de vaca?

En el camino encontró al chacal y le pidió que fuera a hablar con el hombre grande que se había apropiado de su casa. El chacal estuvo de acuerdo y cuando llegaron a la casa de la liebre, el chacal ladró fuertemente:

-¿Quién está metido en la casa de mi amiga la liebre?

La oruga respondió:

-Soy el guerrero, hijo del largo, cuyas ajorcas fueron desatadas para la lucha en Orugalandia. Yo aplasto al rinoceronte contra la tierra y lo hago caca de vaca al elefante. ¡Soy invencible!

Escuchando aquello el chacal dijo:

-Yo no podría hacer nada contra tal hombre.

Y se fue.

Luego la liebre fue en busca del leopardo, a quien le rogó para que fuese a hablar con la persona que estaba en su casa. El leopardo llegando gruñó:

-¿Quién está metido en la casa de mi amiga la liebre?

La oruga respondió lo mismo que le había dicho al chacal, y el leopardo dijo:

-Si él aplasta al elefante y al rinoceronte, hará lo mismo conmigo.

El leopardo se alejó. La liebre fue por el rinoceronte y éste ni bien llegó a la casa de la liebre preguntó:

-¿Quién está adentro de la casa de mi amiga liebre?

Pero cuando escuchó la respuesta de la oruga, dijo:

-¡Qué! Él puede aplastarme contra la tierra, entonces, mejor me voy.

La liebre después fue a llamar al elefante y le pidió ayuda, pero cuando el elefante la respuesta de la oruga, el elefante dijo que no deseaba ser pisoteado como caca de vaca y se largó.

A una rana, que estaba pasando por allí, la liebre le pidió que sacase al hombre que se había metido en su casa y que había hecho huir a los demás animales. La rana se acercó a la puerta y preguntó quién estaba adentro. Escuchó la misma respuesta que les había sido dada a los otros, pero en lugar de irse, la rana se acercó más y dijo:

-Yo que soy fuerte y saltador he venido. Mis ancas son como postes y Dios me ha hecho malo.

Cuando la oruga escuchó aquello, tembló y cuando vio a la rana acercarse más, le dijo:

-Soy sólo una oruga.

Los animales, que se se habían reunido en las proximidades la atraparon y la arrastraron hacia afuera. Todos ellos se rieron por lo que la oruga había sido capaz de hacerles.



(*)Este cuento proviene de los Masai. Forma parte del libro inédito La gorda que se derretía y otros cuentos del África Negra, Selección y Traducción de Diego Martínez Lora. 

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