Adolfo Alexander (1822-1881)
Retratos
de Adolfo Alexander, Buenos Aires, 1860
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Adolfo
Alexander nació en Hamburgo, Alemania en 1822.
Descendiente de una acaudalada familia dedicada al
comercio en el norte de Europa, Adolfo estudió las
carreras de Geología e Ingeniería de Minas. Sin
embargo, su inclinación hacia las bellas artes lo atrajo
muy pronto hacia el invento que estaba revolucionando a
Europa y al mundo entero: el daguerrotipo. Adolfo
aprendió este nuevo arte de la mano de dos destacados
maestros, Carl Ferdinand Stelzner (1805-1894) y Hermann
Biow (1810-1850). Se desempeñó como daguerrotipista en
Hamburgo y en 1849 se convirtió en el pionero del nuevo
arte en Hameln. De su etapa en Hamburgo se conserva en la
familia un notable daguerrotipo miniatura que mide 1,5x1
cm y viene engarzado en un anillo de plata protegido por
un cristal de aumento, retrato tomado a su madre doña
Mariana de Alexander (1799-1848) durante el año 1845.
Pero su juventud y sus ansias de nuevos horizontes y un
desafortunado duelo a espada -en el que murió su
contrincante, un miembro de la realeza- lo empujaron
hacia lejanos destinos, y es así como en 1850, cuando
contaba con 28 años de edad, decidió embarcarse en un
velero desde su puerto natal hacia la lejana Sudamérica.
No viajaba solo pues lo acompañaban en su larga
travesía atlántica sus preciosas cámaras de
daguerrotipo.
Caricatura de
Adolfo Alexander por Lukas, Valparaiso,1989
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Sello publicitario de mano
"DAGUERREOTYP. VON Ad. S. ALEXANDER"
Hamburgo, ca. 1845
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Llegó a Valparaíso en abril de 1851 y rápidamente su
sensibilidad artística, unida a la experiencia adquirida
en Europa, lo convirtieron en un daguerrotipista de moda
entre la alta sociedad de esta ciudad, su primera escala
americana.
En sociedad con su compatriota Boehme, se estableció en
el local de la calle San Juan de Dios N° 37 bajo la
razón social Boehme y Alexander. A través de avisos en
la prensa local, ofrecían al público sus retratos al
daguerrotipo y también los nuevos retratos sobre papel,
los calotipos o talbotipos, primera versión del sistema
positivo-negativo. Esto haría de Boehme y Alexander los
introductores en Chile de esta novedad que, con
posibilidad copias múltiples y bajos costos,
destronaría finalmente al costoso sistema del
daguerrotipo. Por cierto, este procedimiento no le era
ajeno a Alexander, pues ya desde 1846 venía empleándose
en Hamburgo. En Valparaíso ejecutó valiosos
daguerrotipos panorámicos -hasta 1940 en poder de la
familia, actualmente perdidos- que luego serían volcados
en planchas litográficas para su difusión en Europa.
Posteriormente Alexander recorrió la costa del Pacífico
chileno hasta el puerto de Caldera, arribando luego a
Copiapó donde su labor de retratista se conjugó con la
de ingeniero en minas y geólogo. Allí adquirió varios
yacimientos de mineral de plata en Chañarcito y Tres
Puntas, en pleno desierto de Atacama, uno de los rincones
más inhóspitos del mundo.
La primera referencia a Alexander en Mendoza proviene de
un aviso comercial publicado por el diario El
Constitucional de esa ciudad el día 22 de setiembre de
1855:
RETRATOS AL DAGUERROTIPO
DEL MAS NUEVO SISTEMA NORTEAMERICANO
CON COLORES
El retratista al daguerrotipo tiene el agrado de
anunciar al público de Mendoza, que acaba de
arreglar su establecimiento para la producción de
retratos en la calle Chacabuco, case del Sr. D. Ignacio
García, dos cuadras del Teatro al Poniente.
A más de los retratos sacados de la vida, copias de
retrato al óleo o al daguerrotipo en prendedores y
guardapelos en el estilo más perfecto del arte.
Los retratos sacados en este método son garantizados que
nunca se borran, los que tienen borrados o mal sacados
renovará en un precio muy moderado.
La horas de trabajo son: desde las 10 de la mañana hasta
las 4 de la tarde, sea el día nublado que sea; en esta
provincia permanecerá hasta su salida a Córdoba y
Tucumán.
Setiembre 22 de 1855
La segunda referencia sobre la tarea de
Alexander, proviene en cambio desde San Juan. Un anuncio
en el diario El Nueve de Julio, correspondiente al 18 de
diciembre de 1855, informaba que: "...el
Retratista al Daguerrotipo tiene el gusto de anunciar a
sus amigos y al público de San Juan, que ha vuelto de
Mendoza para recibir una factura de útiles, que ha
llegado de Chile, por eso va a permanecer un mes en esta
provincia, trabajando en su arte...". El
mensaje comercial terminaba con una curiosa aseveración
que revela la picardía de aquellos precursores: "...hace
presente a los que deseen ocuparlo, que ocurran con
tiempo, porque de esta fecha en un mes, se va del todo y
quién sabe cuándo vendrá otro de este arte".
Un detalle importante de este aviso es que Alexander se
ofrecía para tomar "vistas" de la ciudad
capital.
Aunque estos avisos y otros posteriores no llevan su
firma, su autoría está comprobada fehacientemente
debido al estilo y la repetición de frases enteras, que
acompañaría con su apellido años después.
Aviso
comercial del fotógrafo
Adolfo Alexander, Mendoza, 1857
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Aviso
comercial del fotógrafo
Adolfo Alexander, Mendoza, 1859
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Aviso
comercial del fotógrafo Adolfo Alexander, Buenos
Aires, 1861
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Puntualmente, un mes y ocho días después de su visita a
San Juan, Alexander publicó su segundo aviso en Mendoza
bajo el título de "Retratos al Daguerrotipo y
Electrotypo con Colores"; declaraba que acababa de
llegar de viaje y se ponía a disposición de sus futuros
clientes, haciendo hincapié en que todos los retratos
serían coloreados, un énfasis en lo cromático que
proviene de su formación pictórica. La lectura atenta
de éste y otros anuncios comerciales -en cinco años de
actuación mendocina ubicamos once avisos diferentes con
dos viñetas alegóricas distintas- nos ofrece una rica
información sobre esta temática. Gracias a las páginas
de El Constitucional sabemos ahora que su segundo atelier
estaba ubicado en la calle 25 de mayo 458, en la vivienda
de la conocida vecina Juana Zuloaga.
Este último establecimiento de retratos debía contar
con generosas dimensiones, pues se ofrece para retratar
de quince a veinte personas en una sola placa
daguerreana; paralelamente su equipamiento debía ser
considerable, pues amén de las mejoradas cámaras de
daguerrotipos, contaba con objetivos del tipo gran
angular para la toma de grupos y aún con equipos
especiales para ejecutar los codiciados retratos en
miniatura, que las damas de la época lucían con orgullo
en guardapelos, prendedores, pulseras y anillos.
En 1856 los retratos comunes se cobraban a razón de "...4
pesos para arriba según el tamaño...". Se
ofrecía también para tomar vistas y aún copias de
retratos al óleo por el sistema de Daguerre. Con
respecto a la calidad de sus trabajos artísticos,
declaraba con convicción que: "...los retratos
en este método son garantidos, que nunca se
borran..."
Otro anuncio del 1° de abril de 1856 aporta novedades de
interés. Es que como profesional de la llamada
"corriente del Pacífico", todos los
suministros daguerreanos que Alexander recibía
provenían de la costa oeste dominada por la dinámica
industria norteamericana; por ello no es de extrañar su
referencia a un nuevo cargamento de estuches, marcos y
joyas, junto a planchas de plata y otros elementos
provenientes del puerto chileno de Valparaíso.
Poseía cámaras muy adelantadas para la época, con las
que obtenía registros de sólo un segundo de
exposición, tanto en los días soleados como nublados y
esta ventaja le permitía afirmar que: "...con el
método que tiene, se halla capaz de sacar grupos de
niñas, niñitos de la más tierna edad..."
BENDIXEN, Benny
Retrato de Adolfo Alexander
Oleo sobre tela
Hamburgo, 1873
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Dorso de una carte de
visite del
estudio Alexander en la
calle Artes 37
Buenos Aires
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Su profesión itinerante sufrió un cambio radical cuando
el 16 de octubre de 1856 contrajo enlace con doña
Rosario Lencinas Conil. Gracias a este matrimonio
accedió a la mejor sociedad cuyana, dado que las
principales familias estaban todas emparentadas entre
sí. Esta circunstancia lo afincó en Mendoza durante un
lustro y allí nacerían sus primeros tres hijos: Adolfo
Gerónimo, Alfredo y Alberto.
Durante el año 1857 se produjeron importantes novedades
en la vida de este artista de la cámara. El 10 de marzo
arribó a la ciudad de Mendoza el prestigioso sabio
alemán German Burmeister (1807-1892). Su estadía de
trece meses en la región estaba vinculada a la
investigación científica de la flora, la fauna y la
geología por encargo de las autoridades de su país; lo
acompañaba un diestro dibujante de apellido Göering.
Con ambos compatriotas colaboraría nuestro
daguerreotipista y creemos que muchos de los dibujos
publicados por esta misión se deben a vistas
fotográficas ejecutadas por Alexander y que sirvieron de
modelo.
El 26 de enero de 1858 el gobernador de la provincia Juan
Cornelio Moyano, por intermedio de su ministro Federico
Maza, solicitó al ciudadano Adolfo Alexander que se
abocara a un relevamiento fotográfico integral de
Mendoza. Esta tarea, que le insumió dos largos años de
trabajo, la realizó con la colaboración del pintor
Gregorio Torres (1814-1879) y del daguerrotipista
Batolomé Bossi (1817-1890). Estas vistas fueron
posteriormente comercializadas por Alexander en Buenos
Aires, luego de conocerse las terribles noticias sobre el
terremoto que destruyó totalmente la antigua capital
cuyana.
En noviembre de 1859 Alexander mudó su negocio a la
importante calle del Comercio, frente a la tienda del
señor Federico Palacio. En este nuevo local -el tercero
que regenteó en esta ciudad- ofrecía retratos en varios
sistemas: además del conocido daguerrotipo, interesaba
al público en el más económico ambrotipo, en las
imágenes transferidas sobre hule y en la nueva y
revolucionaria "fotografía" por el sistema
positivo-negativo, a la que potenciaba con el argumento
de que las mismas eran confeccionadas "...en papel
para mandarlas en carta a cualquier distancia..."
Advertido por el mismo Burmeister de que la ciudad de
Mendoza sería arrasada en breve plazo por un sismo,
Alexander transfirió en julio de 1860 su atelier
fotográfico y emigró con toda su familia hacia Buenos
Aires, a la conquista de la mayor plaza comercial en el
campo de la fotografía. Nueve meses después, su
discípulo y sucesor, el italiano Blas Velati, perecía
entre los escombros del estudio fotográfico, junto a
miles de vecinos en el horrible cataclismo.
Ya en Buenos Aires, instaló su primer estudio en la
calle de la Victoria 116, frente al patio del Cabildo.
Allí desarrolló una intensa actividad en el campo del
retrato y de la miniatura. Más tarde se instaló en
Artes s/n y con posterioridad en Artes 37. A partir de
1862 Alexander pasó a regentear tres atelieres en forma
simultánea: el mencionado de Artes 37, otro en la Calle
del Parque 263 y un tercero en la Calle Defensa 225. Por
esta época nació su cuarto hijo, Arturo, quien sería
un pionero de la cinematografía hacia fines del siglo
XIX. Alexander también se dedicó a la enseñanza
artística; los diarios de la época señalan que habría
enseñado el oficio a más de cuarenta discípulos en
Buenos Aires y la campaña.
Frente del estudio de Adolfo Alexander en Artes
79 (antes 37), Buenos Aires
Carte de visite, 1879
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En 1868 Alexander y su familia hacieron nuevamente su
equipaje para dirigirse esta vez a Alemania. Volvía a su
tierra para cobrar una herencia, aunque permanecería
allí durante diez años. En ese lapso el inquieto
fotógrafo no se quedó de brazos cruzados, sino que
retomó allí su actividad en dos estudios:
Photographisches Alexander Atelier, St. Pauli. Lange
Reihe 35, In Garten primero, y Alexander Atelier,
Jungfernstieg N° 14, ambos en Hamburgo. En esta ciudad
nació también su quinto y último hijo, Amadeo.
En 1878 Alexander y familia regresaron a Buenos Aires,
retomando su actividad en su estudio de la Calle de las
Artes 37. Tres años más tarde Alexander murió a los 59
años de edad, no sin antes legar a sus hijos su pasión
por la fotografía. Todos ellos abrazarían la profesión
paterna.
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