Recordando a Christiano
Abel Alexander y Luis Priamo
En memoria de Grete Stern y Anatole
Saderman, maestros de la fotografía moderna en la
Argentina.
Mi plan es vasto y, cuando esté completo, la República
Argentina no tendrá piedra ni árbol histórico, desde
el Atlántico a los Andes, que no se haya sometido al
foco vivificador de la cámara oscura.(1)
José Christiano de Freitas Henriques Junior, conocido
como Christiano Junior, es el único de los fotógrafos
que se destacaron en las décadas inaugurales de la
fotografía argentina que dejó testimonios escritos
acerca de su vida. Tal vez por eso es aquel cuya
personalidad despierta mayor interés. Sus iniciativas
fotográficas, ambiciosas y a veces desmesuradas,
produjeron una obra documental admirable, de la que se
tenía conocimiento parcial y distorsionado. Este libro
procura ampliar y rectificar ese conocimiento, y
presentar una antología representativa de dicha obra, en
especial de sus fotos de ambientes, tipos y costumbres
tomadas en Buenos Aires, Mendoza, San Juan, San Luis,
Catamarca, Tucumán, Salta y Jujuy entre los comienzos de
la década de 1870 y los de la de 1880. Su actividad
fotográfica en la Argentina, hasta donde se conoce, se
extendió entre 1867 y 1883; antes había trabajado en el
Brasil ¾ labor de la que se tiene noticia por algunas
publicaciones originadas en ese país¾ y en el
Uruguay.(2)
Había nacido en 1832, en las islas Azores. Se sabe que
emigró al Brasil en 1855 y que de allí lo hizo a Buenos
Aires en 1867. Se ignora dónde aprendió el oficio
fotográfico y si vivió en algún otro lugar antes de
pasar a América. En el censo nacional de 1869 figura
con el nombre simplificado de Christiano
Junior como fotógrafo, portugués, de treinta y
siete años, con domicilio en Florida 159, Buenos Aires.
Fueron también censados sus hijos José Virginio, de
dieciocho años, y Federico Augusto, de dieciséis, ambos
portugueses y fotógrafos, pero no su esposa, María
Jacinta Fraga, lo que hace suponer que para esa fecha
estaba separado o había enviudado.
Hacia 1862 se encontraba instalado como fotógrafo en el
Brasil, en Maceió, capital de Alagoas, una pequeña
ciudad atlántica fundada treinta años antes algo al sur
de Recife. En esos tiempos la actividad fotográfica
florecía en ese país, impulsada tanto por una economía
en expansión como por el interés de Pedro II,
fotógrafo aficionado y gran coleccionista. En 1863
Christiano ejercía su oficio en Río de Janeiro; al año
siguiente se asoció con el fotógrafo Fernando Antonio
de Miranda, pero este vínculo apenas duró un año.(3).
En ese período realizó una serie de retratos de
esclavos, tomados en estudio y exteriores, que editó en
formato carte de visite, lo que seguía haciendo en 1866,
como único propietario de la Galería fotográfica e de
pintura, ubicada en la rua de la Quitanda 45. En su
publicidad, ofrecía una amplia variedad de trabajos y
productos, entre otros, retratos sobre tela, porcelana o
marfil, cianotipos, miniaturas impresas como timbres
postales, grandes ampliaciones de tamaño natural,
fotopintura al pastel o la acuarela, vistas
estereoscópicas, diapositivas de gran tamaño impresas
sobre vidrios, fotos de indios y negros, retratos de
hombres célebres americanos y europeos, y reproducciones
de grabados de Morgado de Matheus publicados en una rara
edición de Os Lusiadas. Presentó estas últimas y una
serie de retratos en la segunda Exposición Nacional,
realizada en Río de Janeiro en 1866, y obtuvo una
medalla de bronce.
Ese año Christiano Junior realizó una pequeña cantidad
de fotografías de enfermos de elefantiasis, casi
seguramente por encargo, las que reunió en un álbum.(4)
Esa serie y la de esclavos la mayor colección
conocida anterior a 1870 de fotografías de negros del
Brasil constituyen lo más recordado de su paso por
ese país. Para él, como para otros fotógrafos, los
retratos de negros esclavos pertenecían al género de
tipos populares y eran de interés, sobre todo, por su
carácter exótico para la mirada europea. En un aviso
comercial ofreció una variada colleção de costumes e
tipos de pretos, cousa muito própria para quem se retira
para a Europa.(5) Las poses adoptadas por los negros en
el estudio carioca de Christiano eran similares a las del
pescador, el naranjero y los vendedores de diarios que
retrató pocos años después en su estudio porteño. En
diciembre de 1866 constituyó en Río una sociedad con
Bernardo José Pacheco, la cual operó en el citado
domicilio de rua de la Quitanda con el nombre de
Christiano Junior & Pacheco y permaneció en
actividad hasta 1875, varios años después de su partida
para el Plata. Como su alejamiento del Brasil tuvo lugar
enseguida de formarse la firma, es posible que Christiano
lo hubiese hecho para vender un negocio en
funcionamiento, y que nunca haya trabajado con ese
socio.(6)
Bastante antes de instalarse en Buenos Aires, el
fotógrafo había abierto otro negocio en Mercedes, en el
Uruguay. Por leyendas impresas en el dorso de sus
cartones fotográficos, se deduce que lo hizo, incluso,
antes de asociarse con Pacheco, tal vez a mediados de
1866, y que lo explotó por varios años después de su
llegada a la Argentina, probablemente por medio de un
dependiente. Al principio, esas leyendas decían que la
oficina principal de la casa Fotografía y pintura de
Christiano Junior se encontraba en Río de Janeiro;
luego, que estaba en Buenos Aires. Subsiste una buena
cantidad de fotos de ese estudio de Mercedes, sito en la
calle de la Asamblea (primero en la casa de Tomás Viale
y después cuadra y media arriba de la plaza), lo que
lleva a pensar que tuvo una actividad importante. Algunos
datos permiten inferir que permaneció abierto hasta
1869.
Christiano abrió su primer estudio en Buenos Aires el
1º de diciembre de 1867, en el citado domicilio de
Florida 159.(7). Desde varios meses antes exponía sus
trabajos en dos negocios importantes de la ciudad, los de
Fusoni y Francischelli. Aunque la plaza era competitiva,
el taller prosperó rápidamente: en el censo de 1869
figuraron siete personas trabajando allí, además del
titular.(8). Un examen de los álbumes de trabajo del
estudio, que se encuentran en el Archivo General de la
Nación, reveló que entre abril de 1873 y septiembre de
1875 la casa entregó más de cuatro mil fotos, es decir,
atendió a unos cinco clientes por día. En 1871
Christiano participó en la exposición nacional de
Córdoba, donde obtuvo una medalla de oro que aumentó el
prestigio del estudio. Poco antes lo había trasladado a
Florida 160 y allí estaba en 1878, cuando lo vendió a
la sociedad Witcomb & Mackern (pasó a ser Florida
208 cuando cambió la numeración de la ciudad en 1875),
antecesora de la célebre casa Witcomb. En 1872 o 1873
abrió una sucursal, que denominó Fotografía de la
infancia,(9) en Artes 118, entre Cuyo y Cangallo, donde
también instaló una casa de baños. El edificio se
incendió el 8 de marzo de 1875 y solo se salvó algún
aparato de fotografía.(10). El estudio fue reabierto
tiempo después con el mismo nombre en Victoria 296, pero
por su hijo mayor, que había sido su principal
colaborador.(11)
En abril de 1875, la Sociedad Rural Argentina realizó su
primera exposición ganadera, en un predio sito en
Florida y Paraguay. A lo largo de ese año y del
siguiente, en la revista de la institución, Anales,
aparecieron fototipias (12) de los animales premiados, de
excelente calidad. Estuvieron entre las primeras
publicadas en el país, probablemente realizadas, lo
mismo que las tomas, por Christiano Junior, que tenía un
taller de fotograbado en su estudio y se había hecho
socio de la Rural ese año.(13) Que la segunda
exposición rural, de 1876, fue fotografiada por él
consta en las litografías de los animales premiados
publicadas en los Anales, las que llevan la leyenda:
Fotografía Christiano Junior. Florida 208. En septiembre
de 1876 obsequió a la comisión directiva un retrato al
lápiz (posiblemente una fotocarbonilla) de su
presidente, José María Jurado, para que sea colocado en
el lugar que merece en la sala de sesiones.(14) Fue
fotógrafo de la entidad hasta 1878, cuando vendió su
estudio. Su nombre figura en la lista de socios de 1877,
pero no en las posteriores. Siempre puso interés por
relacionarse con personas influyentes, algunas de las
cuales, como Sarmiento, Mansilla, Luis Sáenz Peña y
Adolfo Alsina, posaron en su estudio.
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El
naranjero, Christiano Junior, 1877,
Negativo al colodión, 318 x 235 mm,
Archivo General de la Nación
Christiano Junior fue el primero en el país
en fotografiar tipos populares en estudio
y exteriores.
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En los primeros días de 1876 Christiano ofreció en
venta el primer número de un Álbum de vistas y
costumbres de la República Argentina, con doce tomas de
Buenos Aires y descripciones históricas en español,
francés, inglés y alemán, encuadernación de fantasía
y tapas con alegorías en bajo relieve.(15) Los textos
eran de Mariano Pelliza y Ángel Carranza, según
consigna la introducción. Las imágenes fueron: Buenos
Aires (vista panorámica), Administración de rentas
nacionales, Palermo, Estatua del general San Martín,
Gasómetro primitivo, Estación central (de los
ferrocarriles del Norte, Sud y Ensenada), La casa Rosada,
Palacio del Congreso, Plaza de Lorea, Casa de expósitos,
Puente Pueyrredón y Plaza de la Victoria. Era la primera
vez que se publicaba en el país tal tipo de álbum
fotográfico; y nadie volvió a hacerlo en el siglo XIX,
excepto el mismo Christiano. Los otros fotógrafos
editaban sus imágenes con títulos breves, que muchas
veces imprimían en el mismo negativo, lo cual permitía
que los clientes eligieran las fotos del álbum que
compraban. Como es difícil encontrar dos álbumes
antiguos con las mismas fotos, deducimos que ese era el
procedimiento más frecuente y que había deliberado
interés en hacer de cada volumen una pieza única. Los
de Christiano, en cambio, eran todos iguales, con
comentarios sobre cada tema, a la manera de un
fotorreportaje moderno. Las fotografías que los
componían habían sido tomadas y puestas en venta
durante los años anteriores: a principios de 1875, por
ejemplo, el fotógrafo había anunciado unas Vistas de
Buenos Aires y sus contornos, para cuadros, álbumes y
sus stereoscopos.(16) De este álbum de 1876, como del
que hizo después, en 1877, estuvieron ausentes los tipos
y costumbres rurales; es más, en todo el archivo de
Christiano de vistas de la ciudad y provincia de Buenos
Aires (hoy en el Archivo General de la Nación) hay solo
tres fotos de gauchos y criollas frente a sus ranchos,
que nunca publicó, y ninguna de tareas rurales. Es que
su mirada fotográfica respondía al pensamiento
ilustrado de la época, que quería dejar rápidamente
atrás la Argentina pastoril y colonial tan bien
documentada por los fotógrafos de la década precedente,
sobre todo Esteban Gonnet y Benito Panunzi.(17)
Christiano fue el único de esos pioneros de la
fotografía argentina que dejó traslucir esa concepción
en su trabajo. De todos modos, tal vez por razones
comerciales, la tapa de cuero repujado del álbum muestra
cuatro motivos rurales, en solo uno de los cuales se
divisa un tren a lo lejos.
El álbum siguiente, publicado un año más tarde,
también llevó doce fotografías de costumbres y tipos
populares urbanos mezcladas con construcciones modernas o
históricas: Iglesia metropolitana, Escenas de la playa
(lavanderas), Puente del ferrocarril a la Ensenada,
Escenas de la playa (red), La Boca del Riachuelo, Capilla
Santa Felicitas, Hospital italiano, El naranjero, Banco
de la Provincia, Cenotafio del Dr Valentín Alsina, El
dique de San Fernando y Quinta del general [sic] Brown.
La foto de la Boca, la primera que se conoce de ese
distrito, muestra a numerosos pescadores italianos y
señala el interés del fotógrafo por registrar los
aspectos populares del progreso: unida a la capital por
una línea de ferrocarril, [la Boca] forma uno de sus
arrabales y es susceptible de un gran porvenir, decía el
comentario, escrito, como en el álbum anterior, en
cuatro idiomas (en este caso el italiano suplantó al
alemán). En 1877, Christiano hizo una serie fotográfica
de la nueva penitenciaría nacional (hoy demolida),
inaugurada el 22 de mayo de dicho año sobre la actual
avenida Las Heras. Se vendía en la Casa de Christiano
Junior e hijo, calle Florida 208, en forma de fotos
sueltas o encuadernadas en álbumes, con su carátula y
descripción en tres idiomas.(18) Los autores nunca
vieron uno de esos álbumes, que quizá no se hayan
confeccionado, pero se conservan negativos y copias de
las fotos en el Archivo General de la Nación.
Además de la casa fotográfica, Christiano tuvo otros
negocios. Se sabe que fue propietario de dos locales de
baños, el mencionado de la calle Artes y otro, en
sociedad con Luis Martinier, en Florida 193, objeto de
una caricatura de Enrique Stein.(19) También hizo de
editor: con el mismo Stein, publicó Buenos Aires
ilustrado. Almanaque comercial y guía de los forasteros
para 1877,(20) y por su cuenta, ese mismo año, la serie
de folletos Galería biográfica argentina, dedicada a
hombres de actuación destacada en la vida nacional.(21)
Los textos eran de AJC y MAP [Ángel Justiniano Carranza
y Mariano Antonio Pelliza] y cada título llevaba un
retrato en litografía del personaje en cuestión. El
autor de los dibujos fue Ricardo Albertazzi y el de las
litografías probablemente Christiano, ya que se
presentó como ilustrador además de editor. Uno de los
puntos de suscripción de la obra era Calle Florida 208,
casa del editor.
Cuando vendió su estudio a Witcomb & Mackern, en
1878, Christiano Junior estaba en un momento exitoso de
su carrera. En poco tiempo había recibido dos premios
locales: de la Sociedad Científica Argentina en 1876 y
del Club Industrial en 1877; y dos extranjeros: de la
exposición del centenario de los Estados Unidos
realizada en Filadelfia en 1876 y de la Universal de
París de 1878. Tenía por entonces cuarenta y seis
años, mucho prestigio y un negocio establecido,
administrado por su hijo. Al parecer, la decisión de
venderlo y dejar Buenos Aires se debió a su propósito
de hacer las tomas que necesitaba para los siguientes
álbumes de su Vistas y costumbres de la República
Argentina, pues proyectaba dedicar un tomo a cada
provincia. Al principio había pensado contratar un
fotógrafo para que hiciera ese trabajo, pero he venido a
convencerme de que por mejor que fuera la elección de
esa persona, sería imposible que ella pudiera comprender
mis ideas artísticas.(22) Así, en 1879 emprendió su
viaje artístico, como lo llamó en avisos publicitarios.
Hasta donde sabemos, empezó por Rosario; luego fue a
Córdoba, Río Cuarto, Mendoza, San Juan, San Luis,
Catamarca, Tucumán, Salta y Jujuy, adonde llegó en
1883. En la mayoría de las ciudades montaba un estudio
de retratos, casi siempre asociado con un fotógrafo
local, mientras hacía las vistas para sus álbumes. Un
par de meses antes de arribar a cada lugar publicaba
avisos en los diarios.
Llegó a Rosario en abril o mayo de 1879 y en agosto se
marchó a Córdoba.(23). No se conocen las vistas que
pudo tomar en Rosario, si es que lo hizo; ni publicadas
en álbumes ni sueltas. Quedan, en cambio, retratos en
carte de visite montados sobre los cartones de sus
antiguos negocios porteños, a los que agregó un sello
húmedo ovalado con las inscripciones Viaje artístico en
la curva superior, Christiano Junior en la inferior y
Rosario en el centro, procedimiento que utilizó también
en las demás ciudades. A Córdoba llegó el 27 de agosto
y dejó esa ciudad el 31 de octubre de 1879 (24). Tampoco
se conocen vistas suyas de allí, pero sí algunos tipos
populares, publicados en fototipias contenidas en un
opúsculo sin fecha de la casa Witcomb con imágenes de
vendedores ambulantes y mendigos de Córdoba, Mendoza,
Santiago del Estero y Tucumán. Estas láminas no
consignan nombre de autor de las fotos, pero el fondo
utilizado, la alfombra y algunos objetos escenográficos
aparecen en retratos realizados por el fotógrafo en
Buenos Aires El naranjero, por ejemplo, pero
invertidos por la transferencia del negativo a la plancha
de impresión. Esto hace pensar que no cargaba con los
negativos que tomaba para su álbum, sino que los mandaba
a la casa Witcomb & Mackern, igual que los de
retratos comerciales. En algunos de los cartones de
cartes de visite tomadas en provincia se lee: Para
repeticiones concurrir a Witcomb & Mackern, Florida
208, Buenos Aires. Sin embargo, en el Archivo General de
la Nación no se han encontrado esas piezas, que hoy se
consideran desaparecidas.
En algún momento entre su partida de Córdoba y marzo de
1880, cuando abrió estudio en Mendoza, Christiano
trabajó en Río Cuarto. Se conoce un retrato en carte de
visite con su sello al dorso y el nombre de esa
ciudad.(25). Llegó a Mendoza el 15 de marzo de 1880 y
permaneció allí hasta el 31 de agosto de 1881. En julio
anunció: las personas que se interesen en comprar una
colección perfecta de costumbres del país y vistas de
las ruinas, plaza, alameda y otros puntos, como El
Challao, Lagunita, etc, pueden recurrir a la Fotografía
de Christiano Junior (26). El 3 de octubre de 1880, un
aviso publicado en La Unión de San Juan comunicó que
visitaría esa ciudad entre abril y mayo del año
siguiente, pero a mediados de diciembre la prensa de
Mendoza informó que el fotógrafo Christiano Junior,
actualmente en San Juan, tiene el gusto de comunicar a
este público, donde ha sido tan bien recibido, que en el
próximo mes de enero estará de vuelta en esta ciudad y
permanecerá 15 días ocupándose de su arte (27). Hizo
una excursión fotográfica a la cordillera, que narró
veinte años después, estando en Corrientes, con una
precisión que sugiere que llevó un diario de viaje
(28). Salió el 25 de marzo de 1881 por el camino a
Uspallata, con seis mulas cargadas con vajilla y
comestibles, mesa y bancos de catre, camas, ropas, dos
carpas y un aparato fotográfico para vistas. En el
puente del Inca permaneció diez días, tomando vistas,
bañándome y cocinando. Luego subió al paramillo de las
cuevas, donde una tormenta de nieve lo mantuvo bloqueado
por cuatro días. Estuvo de regreso en Mendoza el 28 de
abril y reinició su actividad en un nuevo local,
también en la calle San Nicolás, donde permaneció
hasta el fin de su estadía allí.
El 23 de octubre de 1881, un aviso publicado en San Luis
anunció: De paso para el Rosario, me demoraré en esta
ciudad quince días y otros tantos en Villa Mercedes
(29). El 15 de enero siguiente comunicó a las personas
que deseen retratarse que ha abierto su oficina en el
hotel Unión, en las últimas piezas del lado sur, con
entrada de la calle, y agregó que estaría en la ciudad
apenas un mes.(30). No hay constancias de que,
finalmente, se detuviera en Villa Mercedes. Es posible,
en cambio, que siguiera hacia Rosario y Buenos Aires,
pues participó en la exposición continental inaugurada
en esta ciudad en marzo de 1882 con las vistas que había
tomado en Cuyo (31). Retomó su gira en Catamarca, donde
no parece haber instalado un estudio de retratos, como lo
sugiere la ausencia, hasta donde los autores pudieron
averiguar, de avisos periodísticos que anunciaran tal
actividad comercial, pero tomó algunas vistas que
aparecieron en sus álbumes, posiblemente a principios
del otoño de 1882, pues a fines de julio de ese año
estaba en Tucumán. Aparentemente no hizo fotos en La
Rioja, camino a Catamarca, pero parece haber hecho
algunas en Santiago del Estero antes de llegar a
Tucumán. Una es un retrato de estudio de un niño,
titulada Vendedor de pescado, que figura con la
indicación Santiago del Estero en el citado opúsculo
litográfico de Witcomb. Otra sirvió de base para un
grabado aparecido (con otras diez de sus fotos) en el
diccionario de Latzina, con la leyenda: Santiago del
Estero. Río Dulce, cerca del dique (32) Trabajó en
Tucumán, incluido un viaje a Salta y Jujuy, durante
buena parte de 1882 y la primera mitad de 1883. En
febrero de este último año escribió en un aviso en
Salta: Christiano Junior e hijo establecieron su taller
en la calle Florida. Agregó que permanecerían allí por
dos meses y que recibirían suscripciones para nuestra
obra Vistas y costumbres de la República
Argentina (33). Publicó un último aviso el 20 de
marzo y pasó a Jujuy, donde trabajó en abril y mayo; a
mediados de junio estaba de regreso en Tucumán. En los
cartones de las fotos comerciales que tomó allí
apareció impreso, por primera vez, el nombre comercial
Christiano Junior e hijo. Al parecer, el hijo, muchas
veces llamado simplemente Freitas por los historiadores
de la fotografía, se sumó a la gira de su padre en la
capital tucumana o poco antes y lo acompañó hasta el
final del recorrido por el noroeste (34).
Algunos documentos ilustran sobre los esfuerzos de
Christiano por financiar su obra. En Mendoza se dirigió
al ministro de Gobierno para pedirle que se sirva
suscribir a la provincia a uno o más ejemplares de mi
obra titulada Vistas y costumbres de la República
Argentina. La importancia y extensión de la obra
me obligan a hacer gastos crecidos, que no me es posible
sufragar sin el concurso de los gobiernos. El precio
total, agregó, no excedería los quinientos pesos
fuertes.(35) Al gobierno le serían entregadas cada año
de ochenta a cien vistas, que le costarían de ochenta a
cien pesos fuertes, pagaderos al recibirlas. Informó que
la publicación de la obra le llevaría unos cuatro o
cinco años. El 28 de septiembre de 1881 el gobierno de
Mendoza acordó suscribirse por un ejemplar, al precio y
en las condiciones expresadas por el autor. Remitió
pedidos similares a los gobiernos de San Luis
(12/1/1882), Buenos Aires (9/5/1882), Córdoba
(11/7/1882) y Tucumán (19/7/1882). El 29 de julio de
1882 ofreció su álbum a la Corporación Municipal de
Tucumán, que le respondió afirmativamente, siempre que
el valor total de dicha obra no exceda de quinientos
pesos fuertes (36) Un año después entregó las
quinientas fotografías. Hasta donde se sabe, fue la
única entrega completa de la colección de Vistas y
costumbres, aunque sin las leyendas de cada imagen ni las
fotos de las provincias del litoral, que finalmente nunca
tomó (37)
El 12 de junio de 1883 Christiano compró en Tucumán una
propiedad de unas 130ha, llamada quinta de los Azurmendi,
en Arroyo Hondo, departamento de Monteros (38). Hay
evidencias de que se instaló en ella entre 1883 y 1884.
Casi simultáneamente abrió una casa fotográfica en
Laprida 100 de la capital provincial, en sociedad con
Eduardo A. Lecoq, un fotógrafo que por entonces estaba
en Buenos Aires pero que ya era conocido en Tucumán,
según el aviso de inauguración del negocio (39). Si
Christiano había pensado dejar la fotografía y explotar
personalmente una finca a cien kilómetros de la ciudad,
es posible que buscara un socio para sacar alguna renta
de sus equipos. El 22 de agosto de 1884, de por sí y en
representación de su hijo José Freitas Henriques,
obtuvo un préstamo de dos mil pesos del banco Nacional,
garantizado en hipoteca por su finca de Arroyo Hondo y
con Eduardo A Lecoq como deudor solidario (40). Con su
hijo había obtenido otro de cinco mil pesos del mismo
banco, sucursal Santiago del Estero. Un año más tarde,
un aviso periodístico firmado por Eduardo Lecoq informó
que su sociedad con Christiano Junior quedaba disuelta,
(41) lo que, a nuestro entender, marca el efectivo fin de
la carrera fotográfica de este, si bien en algún
momento posterior de penuria económica, en Corrientes y
el Paraguay, actuó como agente del estudio porteño de
su hijo y se ofreció como iluminador de fotografías.
Abandonó en Tucumán, pues, su gran proyecto de Vistas y
costumbres de la República Argentina y todo hace suponer
que resolvió cambiar el rumbo de su vida, algo que no
parece haber acontecido de modo casual, dadas la
propiedad que adquirió y las deudas que contrajo.
No está claro qué se propuso producir en su finca, pero
hay ciertos indicios. En 1884 un diario de Tucumán
publicó una nota periodística titulada La vinicultura
en la República, según la cual una persona competente
se preocupa en estos momentos, en Buenos Aires, de
recoger todos los datos relativos a la vinicultura en la
República Argentina, con el objeto de darlos a conocer
en una obra que publicará en breve (42). Se debió de
haber tratado de Christiano, quien quince años después
dio a la imprenta un extenso volumen que tituló Tratado
práctico de vinicultura, destilería y licorería (43).
De su lectura se deduce el antiguo interés del autor por
tales cuestiones, que databa de cuando era un muchacho en
las Azores. Aun en Buenos Aires, ocupado con sus negocios
fotográficos, encontró algún momento para reflexionar
sobre agricultura, (44) a la que dedicó todos sus
esfuerzos, suponemos, luego de instalarse en Arroyo
Hondo.
Por otro lado, a partir de mediados de la década de 1880
comenzó a escribir con regularidad sobre variadas
cuestiones, en particular la salud pública, la higiene y
la medicina hogareña. Siempre procuraba relacionar los
asuntos que trataba con el interés general, sobre todo
con la clase trabajadora. Por ejemplo, consideraba que la
calidad de vinos y licores no solo era importante para el
mejoramiento industrial y la creación de riqueza, sino,
también, para la salud de los proletarios, que
cotidianamente se envenenaban con brebajes de ínfima
categoría. Esta concepción, que mezclaba una visión
humanista, el ideario republicano y el interés
empresarial e industrioso, era frecuente en
círculos liberales progresistas decimonónicos.
Sus preocupaciones cívicas y su intención de
arraigarse en el lugar quedan en evidencia por el
hecho de que el 11 de octubre de 1886 donó al gobierno
de la provincia un terreno de 40 varas por 98 varas de
largo, en Arroyo Hondo, para la erección de una capilla
y de un edificio para escuela (45). Lo mismo indicaría
un artículo bastante extenso que publicó semanas
después con el seudónimo de Veritas, en el que
polemizó sobre la fecha de fundación de Villa de
Medinas, pueblo cercano a Arroyo Hondo (46). Pero el 21
de enero de 1889 Christiano y su hijo pagaron la deuda de
dos mil pesos que tenían con el banco Nacional, (47) y
siete días más tarde transfirieron a la sucursal
Tucumán de ese banco, desde la de Santiago del Estero,
la hipoteca por el crédito de cinco mil pesos que
habían obtenido en 1884 (48). Se desconoce qué los
motivó a dar esos pasos, si bien se sabe que la aventura
agrícola no duró mucho más. De hecho, esas son las
últimas huellas conocidas de Christiano Junior en
Tucumán. Hasta que aparece en Corrientes en 1899, poco
se sabe de su vida, excepto que se ocupó de vinos y
licores, y que parece haber residido en algún momento en
el Brasil.(49) Hacia fines de la década figuraba en los
boletines de la Sociedad Fotográfica Argentina de
Aficionados como corresponsal en ese país
.
Estación
Chascomús del Ferrocarril de Sud, atribuida a
Christiano Junior, ca.1875,
negativo al colodión, 25 x 29 cm, Archivo
General de la Nación
|
En la portada del Tratado práctico el autor informa que
es una versión ampliada y corregida de un trabajo salido
en los Anales de Agricultura, Comercio e Industria, una
publicación del gobierno nacional. El volumen tiene casi
trescientas páginas, está ilustrado con varios grabados
y tuvo el propósito de servir de guía segura a aquellos
que, disponiendo de materia prima abundante en sus
quintas, chacras o estancias, la pierden porque ignoran
aquellas reglas, y como estos establecimientos, en su
mayor parte, quedan a grandes distancias de los poblados
donde se encuentran los médicos, las medicinas y muchas
de las cosas que hacen falta en el campo, he decidido
agregar a mi libro, con el título de miscelánea, una
serie de consejos, preceptos y recetas sobre varias
materias que creo serán de gran utilidad a los
propietarios rurales (p.11). El libro parece haber
concentrado los últimos años de esfuerzos de
Christiano. Eduardo Holmberg señaló en el prólogo: es
un libro serio, escrito con conocimiento de la materia y
amor al prójimo (p.VI).
Hacia fines de 1900, una nota aparecida en Corrientes
anticipó que Christiano se establecería allí.(50)
Durante marzo y abril de 1901 puso avisos en los que
anunciaba su arribo inminente y organizó desde Buenos
Aires una muestra de retratos coloreados. Otra nota
decía que el fotógrafo, después de varios años de
descanso, parece haber tomado nuevos bríos y resuelto
hacer una gira artística por los principales centros de
la provincia de Corrientes, comenzando en la capital.(51)
La gira no se realizó, pero se instaló en Corrientes en
mayo de 1901, no como fotógrafo, sino como iluminador de
retratos y agente de la casa Freitas y Castillo de Buenos
Aires, uno de cuyos dueños era su hijo José Virginio.
También ofrecía dar lecciones de iluminación
fotográfica. Ni bien llegó, comenzó a gestionar ante
el gobierno facilidades impositivas para la fabricación
de vinos, aguardientes y dulces, gestión que no tuvieron
respuesta y condujeron a un cruce de opiniones entre La
Provincia, opositor al gobierno y defensor el proyecto, y
La Libertad, oficialista y crítico de la iniciativa.
Durante su permanencia de alrededor de un año en
Corrientes, Christiano publicó en La Provincia una serie
de ocho artículos, algunos en la primera página.(52)
Esas notas, casi todas evocativas, constituyen los
testimonios mencionados al comienzo y son una excelente
fuente de información sobre su autor. La más extensa, y
quizá la más interesante, es Tempora mutantur (Buenos
Aires de 1866 y 1900), que rememora la ciudad de casi
cuarenta años antes y la compara con la moderna capital
europeizada de fin de siglo. Alrededor de mediados de
1902, viajó a Asunción. El 27 de octubre escribió
desde allí a su nieto Augusto Freitas, con letra firme y
sin mencionar problemas de salud. Saudosos recuerdos para
todos, se despidió. A fines de noviembre o principios de
diciembre murió en esa ciudad. Más tarde sus familiares
trajeron sus restos a Buenos Aires y los sepultaron en el
cementerio de Olivos. El señor Junior era todo un hombre
de trabajo, honorable y culto, se puede leer en un
obituario publicado en Corrientes. En empresas
industriales de diversa índole había insumido toda su
fortuna. Estos percances no lo abatieron: tentó
recuperar el bienestar perdido con labor persistente y
encomiable. Soñaba para esta tierra días de ventura y
jamás desesperó de su radiante porvenir.(53)
Las fotografías de este libro conforman dos grupos: las
de la ciudad y provincia de Buenos Aires, fechadas antes
de 1878, y las del oeste y noroeste del país, tomadas
entre 1879 y 1883, durante el viaje artístico. Las fotos
de Buenos Aires y la provincia fueron seleccionadas de
los negativos de la colección Witcomb pertenecientes al
Archivo General de la Nación, en la que quedó incluido
el archivo de Christiano Junior como consecuencia de la
venta de su estudio a Witcomb & Mackern en 1878. En
ese repositorio, además de las fotos que hizo para sus
álbumes de Vistas y costumbres, muchas de las cuales no
publicó, están las que tomó por encargo: casas de
comercio, fábricas, casas suburbanas, grupos de familia
retratados en su domicilio, puentes e instalaciones de
los ferrocarriles del Sud y de Buenos Aires a la
Ensenada, entre otras. Es un material bien conocido por
los usuarios del Archivo, pero como no tiene
identificación de fotógrafo, por lo general se lo
atribuye injustamente a la casa Witcomb. El error se
basa, también, en que a principios del siglo XX esta
imprimió fotografías propias, junto con otras que
había comprado a diversos autores, entre ellos
Christiano, en trece álbumes históricos de Buenos
Aires, que tampoco contienen indicación de autor de las
tomas. Por tal falta de registros de autores, las
imágenes son atribuidas genéricamente a Witcomb. Desde
1960, cuando el Archivo compró los fondos fotográficos
de Witcomb, todas esas fotos se pueden consultar en esa
institución. Las únicas fotografías de la ciudad y
provincia de Buenos Aires habitualmente identificadas
como de Christiano Junior fueron las veinticuatro que
había publicado en sus álbumes de 1876 y 1877.
Las fotos que Christiano Juniorincluyó en sus álbumes
llevan (en tipografía redonda) los títulos que este les
puso; a las que no publicó en ellos, se les dieron
títulos descriptivos (en itálica). Salvo las primeras,
cuya atribución se toma por cierta, las demás llevan el
hipotético atribuida, incluso en los casos en que dicha
atribución es altamente probable. La datación se hizo
de igual manera: las fotos publicadas en álbumes llevan
los años de estos; las inéditas, una fecha aproximada,
siempre acompañada por el también hipotético circa.
Para el encuadre final de las piezas inéditas se usó la
proporción que el fotógrafo utilizaba en sus álbumes.
_____________________
Referencias
(1) Christiano Junior, Dos palabras
al público, introducción al álbum Vistas de la
provincia de Buenos Aires, edición del autor, 1876.
(2) Entre otras, B Kossoy, Origens e expansão da
fotografía no Brasil. Século XIX, Rio de Janeiro,
Funarte, 1980; también P C de Azevedo y M Lissovsky, O
fotógrafo Christiano Jr, São Paulo, Ex Libris Ltda,
1988. Consúltese igualmente J M Ferreira de Andrade,
La colección del emperador. Fotografía brasileña
y extranjera del siglo XIX, catálogo de la
exposición de ese nombre realizada en el museo nacional
de Bellas Artes, Buenos Aires, 1997.
(3) Su primer estudio estaba en la rua da Ajuda 57B, con
Miranda se instaló como Fotografía do comercio, rua
São Pedro 69.
(4) Lo presentó en 1877 en la primera exposición del
Club Industrial de Buenos Aires. En el catálogo
escribió que según el parecer de los médicos
nacionales y extranjeros, ningún fotógrafo hasta
aquella fecha [1866] había sacado del natural un trabajo
semejante.
(5) PC de Azevedo y M Lissovsky, op cit, p.27.
(6) En un libro que publicó en 1899, escribió: En 1863,
encontrándome en Río de Janeiro, debido a la supresión
de un herpe que tenía en una pierna me sobrevino una
inflamación al estómago y a la lengua, que después de
algunos días se modificó, dejándome una dispepsia que
hasta hoy me acompaña. [...] Así continué sufriendo
hasta el año 66, en que por consejo de mi médico he
venido a Buenos Aires, donde continué enfermo pero con
menos intensidad. Christiano Junior, Tratado práctico de
vinicultura, destilería y licorería, Buenos Aires,
edición del autor, Imprenta de G Kraft, p.224.
7La Tribuna del 20/10/1867 informó que un gran
fotógrafo que acaba de llegar de Río de Janeiro y
abierto un gran taller en la calle Florida 159 invitaba
al público a ver su exposición. El 1/12/1867 el mismo
diario dio la noticia de la inauguración del estudio.
(8) Eran sus dos hijos; José Antonio Silva, fotógrafo
portugués de veintiún años, quien después puso su
propio negocio en Paraná; César Mafsot, pintor francés
de 35 años; Aluizio Acciaioly, dependiente portugués de
42 años, y los sirvientes Martín Sarrasqueta, español
de 45 años, y Donato Pizarro, cordobés de 11. La
presencia de un pintor indica que los trabajos de
fotopintura eran frecuentes.
(9) En el establecimiento de la calle Artes tenemos
máquinas instantáneas que permiten sacar retratos de
criaturas inquietas y traviesas, decía un anuncio en La
Prensa el 4/2/1875.
(10) La Prensa, 9/3/1875.
(11) Habiendo vendido mi padre [...] su casa de
fotografía, Florida 208, cuya dirección he tenido en
los últimos seis años [...] me he puesto al frente de
la que está situada en Victoria 296, de mi exclusiva
pertenencia y en la que acabo de hacer grandes reformas.
Aviso firmado por José V Freitas aparecido en La Prensa,
15/5/1878.
(12) La fototipia, también llamada colotipia, es un
procedimiento de impresión, patentado en Francia en 1865
y en Alemania en 1868, basado en una placa de metal o
vidrio con una gelatina sensibilizada con sales de cromo.
Se expone y revela como una fotografía, luego se seca,
se entinta y se emplea para imprimir, con un resultado
parecido a una litografía, de gran fidelidad, pero el
procedimiento es lento y limitado, ya que solo permite
tirar unos mil ejemplares. La técnica conoció gran auge
entre 1880 y 1914 y después cayó en desuso, aunque tuvo
algún renacer reciente.
(13) Figura como socio 517, con domicilio en Victoria
291, en los Anales de agosto de 1875. En el número de
agosto de 1876 publicó una nota sobre el tubérculo
Caladium esculentun, cuyo cultivo propuso estimular en
las islas del Paraná, por sus cualidades alimenticias
para personas y animales. En las Islas Azores
escribió esta planta es conocida con el
nombre de inhame, principalmente en la de Flores, donde
es muy estimada y casi de absoluta necesidad entre la
clase pobre, que se sirve de ella como de pan.
(14) Anales, 30/9/1876. Cf. A Alexander, Christiano
Junior, fotógrafo pionero de la sociedad Rural
Argentina, Historias de la ciudad, III, 11,
septiembre de 2001.
(15) La Prensa, 8/1/1876.
(16) La Prensa, 4/2/1875.
(17) Cf. Buenos Aires ciudad y campaña 1860-1870.
Fotografías de Esteban Gonnet, Benito Panunzi y otros,
Buenos Aires, Ediciones Fundación Antorchas, 2000. Sin
nombrarlos explícitamente, Christiano criticó en la
introducción de su primer álbum a estos fotógrafos por
presentar únicamente escenas del campo donde solo se
trasparenta la vida rústica [y prescindir] de aquellos
signos inequívocos del progreso que elevan sus cúpulas
arrogantes en el centro de las ciudades.
(18) La Prensa, 15/4/1878.
(19) El Mosquito, 12/1/1879.
(20) Imprenta y litografía de Le Courrier de la Plata,
64 páginas, Buenos Aires, 1876.
(21) De algunos ejemplares en manos de coleccionistas se
deduce que estuvieron dedicados a Juan Felipe Ibarra,
Mariano Moreno, Rudecindo Alvarado, Martín Rodríguez,
Vicente López y Planes, Juan Martín de Pueyrredón y
José Mármol. Se imprimieron en la imprenta de M Biedma,
Belgrano 135, Buenos Aires.
(22) Formulario de suscripción del álbum Vistas y
costumbres de la República Argentina, 1882.
(23) Atendía en Libertad 134, en un estudio que había
sido o aún era de Alejandro Witcomb. El Independiente,
4/6/1879. Las fechas de llegada o salida de cada ciudad
se dedujeron de sus avisos periodísticos.
(24) El Eco de Córdoba, 27/8/1879 y 31/10/1879. Trabajó
en la Fotografía cordobesa, de Jonás Castro, calle 9 de
Julio 43.
(25) C Mayol Laferrère, Precursores de la fotografía en
Río Cuarto 1862-1932, Río Cuarto, Ediciones Fundación
Mayol Laferrère, 2001, p.6. El autor supone que, en
Córdoba, planeó su viaje a Cuyo aprovechando el
incipiente servicio ferroviario. El ferrocarril Central
Argentino lo condujo hasta Villa María. Aquí
transbordó al ferrocarril Andino, que tenía la punta de
rieles en la ciudad de San Luis. De allí habría seguido
hasta Mendoza en carruaje.
(26) El Constitucional, 13/7/1880 y 20/12/1880. Su
estudio estaba en la casa de José María Videla, calle
San Nicolás. El asistente que lo había acompañado
desde Buenos Aires, Benito P Cerruti, lo abandonó a poco
de llegar para asociarse con un fotógrafo local. Cf. A
Alexander, El gran fotógrafo Christiano Junior en
Mendoza, Memoria del segundo congreso de historia
de la fotografía, Buenos Aires, 1994, pp.41-48.
(27) La Unión, 3/10/1880 y El Constitucional,
15/12/1880.
(28)En los Andes, La Provincia, Corrientes,
1/3/1902.
(29) El Oasis, 23/10/1881.
(30) El Oasis, 15/1/1882.
(31) AJ Cunietti Ferrando, Los fotógrafos en la
exposición continental de 1882, Memoria del cuarto
congreso de historia de la fotografía en la Argentina,
Buenos Aires, 1995, p.104.
(32) F Latzina, Diccionario geográfico argentino,
segunda edición, Buenos Aires, Ramón Espasa & Cía,
1891. Esta información fue proporcionada por Alfredo
Franco, a quien se agradece.
(33) La Reforma, 28/2/1883.
(34) José Virginio Freitas Henriques no era extraño al
noroeste. En 1879 se había casado en Catamarca con
Emilia María Xavier. Hacia 1885 trabajó
profesionalmente en esa ciudad y Santiago del Estero,
bajo diversas razones sociales: Christiano Junior hijo;
Christiano Junior hijo & Cía, Fotografía Junior -
Freitas Henriques y José V. Freitas.
(35) El peso fuerte fue una moneda de cuenta que se
utilizó hasta 1881, cuando fue substituido por el peso
moneda nacional oro. Su valor era igual al del antiguo
peso español (1/17 de onza de oro). En 1880, el
presupuesto nacional era del orden de los 20 millones de
$f. Para más información, véase R Cortés Conde,
Deuda, dinero y crisis. Evolución fiscal y monetaria en
la Argentina 1862-1890, Buenos Aires,
Sudamericana-Instituto Torcuato Di Tella, 1989.
(36) Los documentos pueden consultarse en el Archivo
Histórico de Tucumán (fs.101/107, 1882), en el que se
guardan copias de los pedidos hechos a las otras
provincias. Esta información, así como datos
adicionales sobre la actividad de Christiano en Tucumán,
fue proporcionada por Alfredo Franco, a quien se
agradece.
(37) La Municipalidad recibió 500 vistas panorámicas
sacadas en diferentes provincias de la República por el
fotógrafo Christiano Junior, a cuya colección se había
suscripto la Municipalidad de otros tiempos a razón de
un peso fuerte por cada vista. Las 500 cuestan, pues,
QUINIENTOS PESOS FUERTES. ¡Qué plata han tenido que
gastar! Comentario publicado en El Orden, 26/12/1883.
(38) La escritura está en el Archivo Histórico de
Tucumán, libro de protocolos nº13, serie C, fs.260v,
letra J, 1883. Costó cinco mil pesos bolivianos y tenía
tres cuadras y media de frente por tres cuartos de legua
de fondo.
(39) Nuestro socio el señor Lecoq, habiendo dejado el
comercio que durante un año ejerció en esta plaza, hoy
va a continuar la profesión que ejercía bajo tan buenos
auspicios en Buenos Aires, en El Orden, Tucumán,
2/4/1884.
(40) Archivo Histórico de Tucumán, libro de protocolos
nº16, tomo II, serie C, fs.535v, 1884.
(41) El Orden, 4/8/1885.
(42) El Orden, 24/12/1884.
(43) Op. cit., nota 6.
(44) Op. cit., nota 13.
(45) Archivo Histórico de Tucumán, libro de protocolos,
serie B, v.10, fs.110v, 1886.
(46) El Orden, 29/11/1886.
(47) Archivo Histórico de Tucumán, libro de protocolos,
serie C, letras H a M, fs.535v, 1886 a 1889.
(48) Archivo Histórico de Tucumán, libro de protocolos,
serie C, letras H a M, fs.173, 1886 a 1889.
(49) En su libro se lee: En el año 93 hallándome en el
Brasil, estado de Río, expuse al sol por varios meses
dos barriles de vino de naranja... (p.76). En el mes de
enero de 1897, encontrándome en Mendoza, compré un
barril de vino blanco de dos años... (p.76). A pesar de
que solo tengo como experiencia propia los buenos
resultados que he conseguido en el Brasil con el vino de
naranja y con el blanco de uva en Mendoza... (p.78).
Entre los peones que ocupaba [en el Brasil] en una
fábrica de vinos, aguardientes y licores... (p.264).
(50) La Provincia, 16/10/1900, citado por MD Fernández,
Christiano Junior, uno de los grandes precursores
de la fotografía argentina, residió sus últimos años
en Corrientes, Anales de la Junta de Historia de la
provincia de Corrientes, 3, 2001.
(51) La Provincia, 1/3/1901.
(52) Sueños raros, el 14/12/1901; Recuerdos de mi
tierra, dedicado a su nieto Augusto, el 1/1/1902; Tempora
mutantur (Buenos Aires de 1866 y 1900), dedicado a su
nieta Telma, 15, 18, 21, 25/1/1902; Un carnaval en mi
tierra, dedicado a Pedro Benjamín Serrano, el 8/2/1902;
En los Andes, dedicado a Félix M Gómez, el 1/3/1902;
Informalidad y mentira, dedicado a Manuel V. Figuerero,
el 26/3/1902; Brasil de 1855 a 1870, dedicado a Guillermo
Rojas, el 5/4/1902, y De Corrientes, el 17/5/1902. Estos
textos constituyen la más importante fuente de
información sobre la actividad de Christiano en
Corrientes. Se agradece haberlos facilitado a Marcelo
Daniel Fernández y Luis Gurdiel.
(53) La Provincia, 3/12/1902.
(Texto publicado en el libro Un país en transición
(1867-1883) Christiano Junior de ALEXANDER, Abel,
Beatriz BRAGONI y Luis PRIAMO)
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