El gran fotógrafo Christiano Junior en Mendoza

Abel Alexander



Un portugués en Mendoza.

A principios de marzo de 1880 arriba a la ciudad de Mendoza el legendario fotógrafo José Christiano de Freitas Henríques Junior (1832-1902). Viene precedido por una gran expectativa popular, motivada por una intensa campaña de avisos insertados en la prensa local.

La presencia de este artista en tierras mendocinas no es un hecho casual; en realidad es la concreción de un proyecto personal largamente acariciado; ya en el prólogo de su primer álbum fotográfico, editado en Buenos Aires en 1876 afirmaba: "…He pensado que nada convendría mejor a mi objeto que reunir en una serie de ilustraciones, todo aquello que de notable encierra este hermoso país, tanto en monumentos, como en panoramas de su exhuberante y pintoresca naturaleza. Mi plan es vasto y cuando él esté completo, la República Argentina no tendrá una piedra ni un árbol histórico desde el Atlántico a los Andes, que no se haya sometido al foco vivificador de la cámara oscura".

Finalmente había llegado al pie de aquella imponente cordillera; por su importancia política y económica, Mendoza fue elegida como la sede ideal para cubrir desde allí las tres provincias de Cuyo, incluídas en esta etapa de su "Gira Artística".

Su primera decisiòn fue instalarse en la vivienda de Don José María Videla, ubicada en la calle San Nicolás, por aquellos años la vía comercial por excelencia, luego que la ciudad cambió de eje, debido al terrible terremoto del 20 de marzo de 1861.

El día 15 de marzo publicó un destacado anuncio en cuyo encabezamiento declara: "…Hemos tenido varios motivos para llevar a cabo este viaje; el primero y más importante, hacer una colección de vistas y costumbres para concluir nuestra obra "Vistas y costumbres de la República Argentina", de la que hemos publicado ya dos tomos; el segundo, ejercer nuestro arte de retratista como negocio y finalmente, como tercer motivo, el deseo de conocer las Provincias del Interior y procurar en sus climas variados y benéficos el restablecimiento de nuestra salud".

La presencia de Christiano Junior en Mendoza, cayó como una bomba entre el reducido grupo de fotógrafos locales; es que, de hecho, ninguno de ellos podía competir con la fama de este profesional de Buenos Aires.

Nacido en Portugal, ya en 1862 se encontraba en tierras americanas, instalado en Maceió (Alagoas). Posteriormente, y siempre en Brasil, se trasladó a Río de Janeiro, por aquellos años sede de la Corte Imperial de Dom Pedro II. Allí ganó justa fama por la calidad de sus retratos y por ciertos trabajos vinculados a la fotografía médica y antropológica; simultáneamente regenteaba un establecimiento de retratos en la ciudad uruguaya de Mercedes.

Hacia 1867 abrió un estratégico estudio en la elegante calle Florida de Buenos Aires y poco tiempo después se convirtió en el retratista predilecto de la alta sociedad porteña y sus dirigentes. Su fama creció aún más merced a los premios obtenidos en exposiciones nacionales e internacionales.

En 1878 vendió su casa de fotografía a los señores Alejandro S. Witcomb y Roberto Mackern y desligado de sus compromisos porteños, decidió finalmente emprender la aventurera empresa de recorrer cámara en mano, la apasionante geografía argentina; su primera etapa fue la pujante ciudad de Rosario, luego de cierto tiempo se trasladó a Córdoba, desde donde planificó su campaña a la región de Cuyo.

Christiano Junior arribó Mendoza exactamente 19 años después del impresionante terremoto de 1861, que destruyó por completo la antigua ciudad y dejó un luctuoso saldo de más de 6.000 muertos y numerosos heridos sobre un total de 10.000 habitantes.

A pesar de esa tragedia, dos décadas después se podían advertir signos de creciente progreso en la capital; sobre una superficie de 344 hectáreas, divididas entre los sectores nuevo y viejo por la calle San Nicolás, el empedrado alcanzaba un total de 125 cuadras y 15.000 árboles atenuaban los calores del verano a la vera de los canales y plazas.

El casco urbano cuenta con agua corriente desde 1876, transportada en caños de barro desde El Challao; la iluminacón se cumple con 221 faroles de querosene y también con velas de sebo.

El comercio minorista se reparte entre 238 pulperías, 145 carnicerías, 5 boticas, 6 cigarrerías, 3 cervecerías, 1 restaurant, 3 hoteles y 12 fondas. Los miércoles y sábados se permite el libre acceso a los mendigos, que con sus bastones van solicitando de puerta en puerta la necesaria limosna.

Termina su mandato el progresista gobierno de Elías Villanueva y le sucede el 15 de febrero de 1881 el gobernador José Miguel Segura; pero Mendoza todavía es una provincia de riesgos; en el sur, el gobierno aún se encuentra en lucha con algunas parcialidades indias y las caravanas deben ser escoltadas por piquetes de soldados.

Este es el ámbito económico, político y social donde deberá desempeñar su tarea profesional Christiano Junior en el lapso de un año y medio; obviamente el origen del viaje radicaba en la posibilidad de registrar esta rica provincia en vistas, costumbres y tipos populares, pero el soporte económico de esta iniciativa radicaba en los fondos que se obtuvieran de su tarea retratística.

Durante el mes de marzo, la redacción del diario El Constitucional incluye entre sus "noticias locales" un elogioso artículo sobre los "…honrosos antecedentes del artista" y alienta a los lectores para aprovechar sus servicios profesionales.

El 8 de junio publica en el diario El Pueblo dos avisos: en uno ofrece una buena recompensa a quien le restituya una chapa metálica con su nombre que fue robada de la puerta del negocio, y en el otro informa que "…por varios motivos, siendo uno de ellos los muchos trabajos que me han encargado últimamente, tendrá que desaparecer de esta ciudad hasta mediados del corriente".

Su relevamiento fotográfico va dando resultados, a partir del 13 de julio avisa que ya tiene en venta "Vistas y Costumbres de Mendoza", las personas que se interesen en comprar una colección perfecta de costumbres del país y vistas de las ruinas, Plaza, Alameda y otros puntos, como El Challao, Lagunita, etc, pueden recurrir a la Fotografía de Christiano Junior".

A fines del mes de julio puntualiza que ha recibido algunos retratos grandes tomados en fotografía y retocados a lápiz; estos trabajos habían sido encargados por destacados vecinos y se encontraban en exhibición.

En octubre se encuentra viajando por el interior, pero sus intereses son representados por Don Emilio Leal, propietario de la conocida Librería Europea, que se encarga de tomar trabajos entre la clientela mendocina.

El 15 de diciembre de 1880 El Constitucional publica un nuevo anuncio: "Sólo por 15 días –Gran Rebaja de Precios- El fotógrafo Christiano Junior, actualmente en la Provincia de San Juan, tiene el gusto de comunicar a este público, donde ha sido también recibido, que en el próximo mes de Enero estará de vuelta en esta ciudad y permanecerá 15 días ocupándose de su arte"; como una manera de incentivar a los posibles compradores, deja aclarado que realizará un notable descuento de un 20% en la mayoría de sus trabajos.

Reviste particular interés otro aviso fechado en Mendoza el 23 de marzo de 1881, no sólo porque declara que se encamina rumbo a las altas cumbres de la cordillera de los Andes, sino por el hecho que a su regreso será "…breve, por motivo de que piensa estar en Tucumán en principios de Junio, que es la estación más favorable para visitar aquella Provincia".

Luego de su excursión andina avisa que atenderá nuevamente al público, pero esta vez en un nuevo atelier, ubicado sobre la misma calle San Nicolás, pero al lado de la tienda de un tal Fernando o Francisco Raffo e Hijos. Esto sucedía el 4 de mayo.

El último aviso que hemos detectado es sumamente interesante para la historia ferroviaria. En el diario El Ferrocarril del 19 de agosto de 1881 leemos "Ferrocarril a Mendoza –Los mendocinos y todos los arjentinos (sic) y extranjeros aquí residentes que simpaticen con el progreso de este país, y que quieran conservar un recuerdo de los estudios del Ferrocarril Andino, que pronto llegará a esta ciudad, pueden recurrir a la Fotografía de Christiano Junior, donde encontrarán vistas del acampamiento (sic) de los Injenieros (sic) que practican dichos estudios, con todo el movimiento del trabajo. Es un verdadero cuadro histórico para esta provincia, que ninguna persona amante del progreso dejará de comprar por la insignificante suma de dos pesos billetes".

Vemos, en esta apretada síntesis, la variedad de actividades fotográficas que desplegó este profesional en Mendoza, desde marzo de 1880 a septiembre de 1881; para poder realizar una evaluación correcta de esta singular "Gira Artística" hemos decidido profundizar algunos de sus aspectos.

La cámara viajera.

La tarea más trascendente de Christiano Junior en Mendoza fue, sin lugar a dudas, el relevamiento en vistas urbanas y rurales de esta hermosa provincia; para entender en profundidad las razones de este proyecto, lo mejor es remitirnos a sus propias declaraciones, contenidas en el folleto "Vistas y Costumbres de la República Argentina – Acompañadas de Descripciones históricas, geográficas, filosóficas y críticas de cada Provincia, por diversos escritores".

"Muy Señor Mío – En los años 1876 y 1877 he publicado en esta ciudad dos Albums (sic) con vistas y costumbres de la Provincia de Buenos Aires, acompañada de descripciones en cuatro idiomas como principio de mi obra: Vistas y Costumbres de la República Argentina. Había pensado confiar a una tercera persona el encargo de coleccionar clisés de vistas y costumbres de las Provincias, pero he venido a convencerme que por mejor que fuera la elección de esa persona, sería imposible que ella pudiera comprender mis ideas artísticas representándome debidamente en la elección.

Convencido de esta imposibilidad, decidí hacer un viaje artístico por toda la República para estudiar las costumbres y elejir (sic) los puntos de vista más ventajosos y, después de un serio examen, utilizar las más características en aquélla, y lo más ventajoso en las últimas.

Como lo he declarado en la Introducción de mi primer Album publicado (1876), mis ideas son formar una serie de Albums (sic) entre los que se encuentre fotografiado y descripto al mismo tiempo lo más importante de cada Provincia y por tanto de toda la República. Las fotografías sacadas del natural, darán en cualquier parte del mundo, una idea más verídica de la República, que todos los libros descriptivos que se han publicado, y se puedan publicar en adelante".

La lectura de este valioso documento nos aporta varias claves: una de ellas es que hacia 1882 –fecha de la publicación – este artista ya visualizaba en toda su dimensión, la importancia de la imagen sobre la palabra escrita, y en segundo lugar, constatamos la obsesión de documentar por sí mismo estos grandiosos parajes.

Gracias a los diarios de la época, hemos podido reconstruir en gran parte los desplazamientos de C. Junior por la ciudad y la campaña; el 13 de julio de 1880 avisa que tiene en venta "Vistas de las ruinas, Plaza, Alameda y otros puntos como el Challao, Lagunita, etc". el diario El Constitucional apoya estas ofertas con una nota titulada "Vistas" del 15 de julio, en la que informa que "el acreditado fotógrafo Sr. Junior ha sacado vistas de los más pintorescos sitios de esta ciudad, como el Paseo Independencia".

El 7 de octubre se encuentra fuera de Mendoza, pero su representante Emilio Leal, propietario de la "Librería Europea" avisa que "en la misma casa se reciben suscripciones a la colección de vistas de Mendoza, y se venden al menudeo".

El 15 de diciembre y para promocionar su atelier, ofrece a la clientela rifar "Vistas, costumbres y cuadros históricos"; el anuncio del 5 de abril de 1881 es muy rico en detalles, pues informa que "Christiano Junior pone en conocimiento del público que acaba de partir para la Cordillera por el camino de Uspallata, donde se demorará hasta el día 20 del entrante, a fin de sacar vistas del Puente del Inca, y de todos los puntos más interesantes que se encuentren por ese camino, hasta la línea divisoria".

El 3 de mayo de ese año, indica: "Christiano Junior, fotógrafo, pone en conocimiento del público que acaba de llegar de escursión (sic) a la Cordillera, y que dará comienzo a sus trabajos desde el 4 del corriente. Las personas que deseen suscribirse a colecciones de vistas de las Cordilleras, y de las de Mendoza…"

El último anuncio que detectamos sobre esta especialidad está referido a un "cuadro histórico", como titulaba a los registros que tomó sobre las obras de ingeniería y los diversos campamentos de trabajo del importante Ferrocarril Andino publicado en el diario El Ferrocarril del 31 de agosto de 1881.

Gracias al folleto publicado en 1882, sabemos que la tarea de describir esta provincia en sus aspectos físicos y estadísticos, acompañando las imágenes, recayó en el entonces Teniente Coronel Olascoaga (1835-1911), un geógrafo de valía; seguramente el gobierno provincial debió apoyar esta iniciativa, pues ese año C. Junior declara que la Gobernación se ha suscripto a la obra, sin mencionar qué cantidad de tomos.

También por este folleto nos enteramos que "el tamaño de las vistas es de 21 x 28 centímetros pegados en cartones de 34 x 44, habiendo también algunas costumbres de 14 x 10 de las que irán dos en cada página. El informe se complementa con el valor de estas imágenes paisajísticas; por una sola vista se pagaba $ 1,20; cuando se trataba de colecciones de 12 vistas, la suma bajaba a $ 1,10 y por 24 ó 30 láminas se abonaba sólo $ 1.-, siempre hablando de cada unidad; las costumbres se podían adquirir a $ 0,50 cada una.

El proyecto contemplaba la posibilidad de que el público y organismos oficiales pudieran suscribirse anticipadamente a este álbum de Mendoza, pero los interesados también podían adquirir vistas sueltas a los precios mencionados.

Durante nuestras investigaciones, detectamos parte de este material en el Museo Histórico "General San Martín" –cuyo patrimonio fotográfico se está deteriorando en forma lamentable-. En este repositorio sólo tuvimos acceso a ocho imágenes, que figuran como de autor anónimo y se encuentran enmarcadas.

Fueron donadas por el señor Próspero Moyano y seguramente formaban parte de un álbum original de época, pero al desarmarlo para colocarlas en marcos, perdieron datos esenciales, como el nombre del autor –Christiano Junior- y la fecha de edición.

Las fotografías allí expuestas miden exactamente 20,5 y 26 cm y se encuentran pegadas a un delicado cartón color beige de 31 x 25 cm, que a su vez está encolado a un grueso passe-partout de 37 x 46 cm. todas las imágenes están referenciadas en forma muy precisa en letra impresa mayúscula con tinta negra y en la parte inferior del conjunto.

A través de estas ocho fotos pudimos determinar que Christiano Junior dividía sus registros en tres categorías que pasamos a detallar:

Ruinas de la Antigua Ciudad de Mendoza – Destruída por el terremoto del 20 de marzo de 1861.

Vista del Convento de San Agustín, tomado del norte.

Vista General de la Plaza Convento de Santo Domingo y San Francisco.

Vista del Convento de Santo Domingo tomada del Poniente.

Vista del Convento de San Francisco tomada del Naciente.

Mendoza Moderna.

Vista de la Alameda de Alamos Carolina, continuación de la de San Martín plantada, después del terremoto de 1861.

Vista de la Alameda plantada por el General San Martín antes de su expedición a Chile.

Provincia de Mendoza.

Vista General de los Baños Termales de la Boca del Río.

Gargante del Río Mendoza en el local conocido por los Baños de la Boca del Río.

Amén de registrar la ciudad capital, la precordillera y la cordillera de los Andes, C. Junior seguramente visitó otros departamentos de esta extensa provincia argentina, pero no tenemos información de que haya cruzado con sus equipos a Chile, cuyos investigadores no lo mencionan.

Sus expediciones andinas debieron ser muy penosas, en primer lugar por su estado de salud y en segundo por el acarreo de las cámaras y los delicados negativos de vidrios por escarpados senderos de montaña.

No hemos encontrado evidencias de que C. Junior haya trabajado en esta provincia con equipos estereoscópicos para el registro de vistas y tampoco lo menciona en sus numerosos anuncios.

En realidad, los antecedentes más antiguos que conocemos sobre vistas urbanas y rurales en fotografía de esta provincia, arrancan del año 1858 cuando el alemán Adolfo Alexander (1822-1881) inicia un extenso relevamiento a pedido del gobierno local; a esta iniciativa le seguirán otras, como las del sanjuanino Desiderio Aguiar (1830-1904), pero es justo señalar que los registros del genial portugués son de los más perfectos obtenidos de esta región durante el siglo XIX.

De regreso de esta extensa gira por las provincias cuyanas y apelando a su habitual sagacidad comercial, Christiano Junior elevó un petitorio en 1882 al Ministro del Interior, Bernardo de Irigoyen, para que el Gobierno nacional adquiriese cierta cantidad de álbumes fotográficos con el fin de que "…cada Ministro de la República en el extranjero, cada agente de inmigración, también cada cónsul o por lo menos los principales, tengan en sus oficinas respectivas un ejemplar de mi obra…"

Un genio de la publicidad.

La rigurosa investigación que realizamos sobre Christiano Junior en Mendoza nos permitó confirmar –entre otros aspectos- la singular habilidad desplegada por este portugués en el campo de la temprana publicidad fotográfica.

Obviamente su presencia en esta provincia obedecía a un proyecto de tipo comercial, y la publicidad siempre jugó un rol importante en el negocio fotográfico.

Como profesional de larga experiencia, sabía que en este territorio andino debía enfrentarse a tres grandes obstáculos; Mendoza era una plaza pequeña, compuesta por una sociedad tradicional, aquí ya trabajaban desde tiempo atrás otros reconocidos fotógrafos y, por último, su permanencia sería necesariamente corta.

Ante este difícil panorama, debió aguzar el ingenio y aplicar ciertos trucos publicitarios para alcanzar dos objetivos básicos: anular la competencia local y atraer a su transitorio estudio a buena parte de la sociedad mendocina.

Su arma favorita en tal sentido fue la prensa local; sus destacados avisos en El Pueblo, El Ferrocarril y especialmente en el diario El Constitucional, entre los años 1879 a 1881 son excelentes.

Periodísticamente, su jugada maestra fue insertar avisos misteriosos mucho antes de arribar a esta ciudad; ya a partir de agosto de 1879 ordenó publicar anuncios destacados con leyendas como "A la Galería" o "Pronto se abrirá", pero con la condición de que se ubicaran encima de la publicidad de sus competidores.

Tras nueve meses de curiosidad y conjeturas, la incógnita fue develada para los lectores gracias a un enorme anuncio de 12 x 19 cm que se publico simultáneamente el 1º de marzo de 1880 en los diarios El Constitucional y El Pueblo.

En el mismo, Christiano Junior avisaba "que estaba próximo a llegar a esta Ciudad" –aunque en ese momento estaba trabajando en Córdoba-; ya en este primer mensaje se destacan algunas estrategias para ganar clientes: por empezar encabeza el texto con la reproducción a gran tamaño –en anverso y reverso- de la medalla de oro obtenida en 1871 en la Exposición Nacional de Córdoba.

Amén de este lauro nacional, no deja de mencionar "los nueve premios que se nos han acordado en las cinco exposiciones a que hemos concurrido, siendo la última de París". Por supuesto esta capital europea fue la cuna universal de la fotografía.

Se presenta también como "Fotógrafo de Buenos Aires", especulando con el prestigio que ostentaban los grandes estudios capitalinos y remata el mensaje explicando que su presencia obedece a un "Viaje artístico" con lo que introduce el concepto de "arte" a toda su tarea.

Finalmente y siguiendo una vieja tradición entre los fotógrafos itinerantes, echa mano a la gastada mentira que "como nuestra permanencia en esta Ciudad será de 20 ó 30 días, invitamos a las personas que deseen retratarse, lo hagan inmediatamente a nuestra llegada y no aguarden a la última hora". Hoy sabemos que aquellos escasos 30 días se transformaron en una estadía de más de un año y medio.

Durante todo este tiempo mantuvo informado –a través de los distintos medios- a los potenciales clientes, sobre las novedades que se producían en su establecimiento fotográfico.

Nosotros hemos detectado 16 avisos diferentes; unos son directos y otros indirectos, presentados con toda picardía por la redacción de El Constitucional bajo títulos tan sugestivos como "El acreditado fotógrafo" o el "Hábil fotógrafo".

Hasta un robo callejero es pretexto de promoción; el 19 de junio de 1880 publica el siguiente aviso: "Veinte pesos de gratificación – Se darán a quien lleve a la Fotografía de Christiano Junior la placa de bronce con su nombre que estaba en la puerta del saguán (sic) y que ha desaparecido en la noche del 29 – Calle San Nicolás, casa del Sr. José Ma. Videla". Este anuncio se extendió por un mes.

Ni siquiera sus ausencias de Mendoza –fruto de los viajes a otras provincias cuyanas- le impidieron promocionar sus trabajos: en un interesante anuncio del 4 de octubre de 1880 indica que hasta su retorno, el señor Emilio Leal, al frente de la Librería Europea, se encarga de vender las vistas sueltas, aceptar los encargos de reproducción y recibir "…suscripciones a la colección de vistas de Mendoza".

Durante todo 1880 se anuncia en forma destacada bajo el título de "Christiano Junior –fotógrafo- Establecido en Buenos Aires desde el año 1867" apelando así a su pertenencia a una elite fotográfica argentina, reforzada por su innegable antigüedad en este oficio-arte.

Amén de la estrategia periodística, C. Junior no descuidaba otros recursos publicitarios, como el de invitar a la población a visitar su elegante galería; en ella exhibía un novedoso material gráfico, compuesto por retratos de la mejor sociedad de Cuyo, figuras de trascendencia nacional como Bartolomé Mitre y Domingo F. Sarmiento, junto a vistas de Mendoza y Buenos Aires, cuadros históricos o tipos populares; podemos afirmar que su negocio, en este sentido, funcionaba casi como una agencia de noticias del siglo XIX.

El plan original de C. Junior al arribar a Mendoza consistía en cubrir con su cámara todo el territorio nacional, para conformar finalmente un grandioso –e inédito- álbum titulado "Vistas y Costumbres de la República Argentina". Pero su experiencia le indicaba que para cubrir la primera parte del costoso proyecto debía apelar a su trabajo de retratista, para proveerse de los fondos necesarios.

De ahí el énfasis en captar una buena clientela. En ese sentido es muy significativo el anuncio publicado el 15 de diciembre de 1880 donde explica que "…después de concluir sus trabajos, hará una rifa a favor de sus clientes, en la que entrarán a sorteo todos los números correspondientes a los recibos espedidos (sic), habiendo un premio para cada 12 números, los que serán vistas, costumbres, vales por media docena de tarjetas, retratos de personajes, cuadros históricos, lo que todo se anunciará a su tiempo, bien como el día del sorteo. Por causa del calor de la estación presente, se dará principio al trabajo a las siete de la mañana, y habrá cerveza y refrezcos (sic) para las personas que se retraten".

La publicidad pasaba también por la firma de sus obras, en especial los retratos; hemos consultado diversos archivos públicos y privados, donde constatamos que, al dorso de sus trabajos, -formatos carte-de-visite o portrait cabinet- estampaba un simple sello húmedo de forma oval: éste mide 3 x 4,7 centímetros y ostenta la leyenda en tinta azul "Viaje Artístico-Mendoza-Christiano Junior". El uso de este modesto sello indica claramente su condición de fotógrafo itinerante, dado que hacia la década de 1880 la industria fotográfica presentaba al dorso de aquellos cartones una elaborada publicidad basada en elegantes diseños que incluían figuras artísticas.

Hacia el final de su campaña mendocina, C. Junior echa mano a todos los recursos para aumentar sus ventas, apela al patriotismo, al altar del progreso, a los inmigrantes recientes y sus lazos con Europa, al Gobierno Nacional, a las administraciones provinciales, a los responsables del Ministerio de Relaciones Exteriores, a los hombres influyentes de Cuyo y en última instancia a los pobres, a los que ofrece generosamente "Retratos a cinco pesos la docena, por despedida".

Retratista de la sociedad mendocina.

El día 15 de marzo de 1880, Christiano Junior abrió las puertas de su primer atelier fotográfico en la ciudad de Mendoza. El mismo estaba ubicado en la vivienda del conocido vecino Don José María Videla, sobre la estratégica calle San Nicolás, esquina La Paz.

Era una práctica común en la época que los fotógrafos itinerantes desarrollaran sus tareas en casas de familia. Para ese fin se alquilaban los cuartos más luminosos y se improvisaban galerías de toma. Por supuesto se preferían las viviendas más céntricas y las familias más influyentes, lo que facilitaba el negocio fotográfico.

El día de la inauguración inserta un inmenso aviso en la prensa, en la que declara sin ambages que uno de sus objetivos en esta provincia era el de "…ejercer nuestro arte de retratista como negocio".

Lo cierto del caso es que antecedentes en este campo no le faltaban: durante sus once años de actuación sobre la elegante calle Florida de Buenos Aires, había conquistado un enorme renombre, convirtiéndose en el retratista predilecto de la alta sociedad porteña.

Ahora, a los 48 años de edad, se lanzaba a un nuevo desafío, conquistar una plaza pequeña y conservadora, donde el oficio de fotógrafo estaba representado por figuras de gran renombre, como Desiderio Aguiar, Amador Bustos o el francés Emilio Bertín.

Es interesante señalar que C. Junior arriba a esta capital en compañía de un competente empleado, Benito P. Cerruti, pero éste poco después se independiza del portugués y se asocia con Bertín, convirtiéndose en competidor de su antiguo patrón; el 20 de diciembre de 1880 inserta un aviso en el que declara: "Fotografía – El que suscribe, fotógrafo que ha trabajado durante siete años en los establecimientos de Don Christiano Junior, en Buenos Aires, y que desde esa ciudad lo ha acompañado hasta ésta en su viaje artístico…"

Sabemos que en esta "gira artística" viene provisto de todas las cámaras y accesorios necesarios para explotar a fondo el negocio del retrato; ya en septiembre de 1879 declaraba en el diario cordobés El Eco de Córdoba que disponía de "Tarjetas de 10 clases distintas, algunas desconocidas aquí…"

Por aquellos años los formatos preferidos por la clientela, eran la pequeña tarjeta de visita (carte-de-visite) y el Portrait Cabinet, sin embargo para ampliar la oferta declara el 1º de marzo de 1880 que "hacemos cualquier retrato desde el tamaño más chico como para guardapelo,hasta el tamaño natural en cuadros para adorno de salas, no sólo sacados del natural como también copiados de otro cualquier retrato por viejo y borrado que se encuentre".

Al mes siguiente explica que debe retrasar su partida, pues "…está comprometido con varias familias para retratarlas.." lo que indica que el desempeño en este campo le era muy favorable.

Aún durante sus ausencias por motivos de negocios, sigue manteniendo un punto de contacto con su clientela: el 4 de octubre informa que el librero Leal se encarga de "…entenderse con el público dándole todas las explicaciones sobre precios y condiciones…"

Gracias a un anuncio publicado el 3 de mayo de 1881, comprobamos que se había mudado a un nuevo local. Este también se ubicaba sobre la comercial calle San Nicolás, pero en este caso "…al lado de la tienda de D. Francisco Raffo e hijos".

Hacia el final de su estadía, comienza a bajar los precios en un intento de captar para su negocio las capas más humildes de la sociedad; en julio de 1881 ofrece "…un nuevo tipo de retratos que costarán apenas cinco pesos billetes la docena".

Es indudable que durante su estadía de un año y medio en esta provincia, tomó retratos a lo más granado de la sociedad local, sin embargo y por distintos motivos, los pobres no escaparon al objetivo de su cámara; es que en su afán de documentar en fotografías "…las costumbres…" debe haber retratado a mucha gente humilde en el ejercicio de distintas profesiones populares, tal como lo había hecho en Río de Janeiro y Buenos aires. Sabemos que estos registros eran del tipo Portrait Cabinet – 10 x 14 cm- y los vendía al precio de $ 0,50 cada uno.

Otro dato interesante radica en el hecho de que C. Junior no contaba con una cámara solar, un aparato destinado a obtener grandes ampliaciones a partir de un negativo, por lo que se veía obligado a realizar este trabajo en Buenos aires; en este sentido es muy interesante el anuncio del 29 de julio de 1880 donde informa: "¡¡Ya llegaron!! Las personas que deseen ver algunos retratos grandes, en fotografía, retocados a lápiz, pueden pasar por la Fotografía de Christiano Junior, que acaba de recibir algunos de los primeros que aquí habían encargado".

Hacia la década de 1880 y a diferencia de los primeros fotógrafos provinciales, todo los suministros fotográficos provenían de Buenos Aires a través del Litoral; el comercio cordillerano con Chile había cesado casi por completo.

Amén de los retratos tomados en su estudio, C. Junior no perdía oportunidad de vender otras imágenes ajenas a la vida mendocina, por ejemplo vistas de Buenos Aires, retratos de grandes políticos como Domingo F. Sarmiento o Bartolomé Mitre; en el Museo del Pasado Cuyano y gracias a la gentileza del profesor Laría, hemos tenido oportunidad de consultar la fototeca de este repositorio: allí se atesoran muchos álbumes de familia con abundantes retratos tomados por Christiano Junior. Todos llevan al reverso el clásico sello húmedo con la leyenda "Viaje Artístico Christiano Junior – Mendoza" en formato oval.

También y en este mismo museo, hemos encontrado algunas carte-de-visite que al dorso ostentan la siguiente leyenda impresa: "Celebridades de las Repúblicas del Plata – Publicada por Christiano Junior – 160 Florida, Buenos Aires. – Casa en Río de Janeiro. Rua de Quitanda 45".

Esto indica claramente que en su establecimiento fotográfico, amén de los retratos y vistas locales, se vendían otras interesantes imágenes argentinas y extranjeras, seguramente en un intento de acrecentar las necesarias ganancias para solventar los gastos de su extensa gira por las provincias de Mendoza, San Juan y San Luis.

En el Museo Histórico "General San Martín" se encuentran fotografías realizadas por este autor, pero se nos impidió la consulta de este material; en la colección Cunietti-Ferrando pudimos observar un hermoso retrato tipo Portrait Cabinet –o Portrait Album como se denominaba en esa época-; corresponde a F. Villanueva y al dorso, como era costumbre, una dedicatoria: "A mi distinguido amigo Dr. Narciso Tejerina y Familia. Recuerdos de su Amigo, F. Villanueva. Mendoza. Octubre 3/1881".

A su probada capacidad como fotógrafo retratista, C. Junior contaba con la ventaja de ser pintor y dibujante; todas las obras que hemos estudiado reflejan su condición de artista: son retratos de excelente factura y donde ese nota un buen manejo de la luz. Como todos los colegas de la épóca, utilizaba fondos pintados con suaves paisajes,amén de las clásicas balaustradas, sillones y columnas que daban un marco solemne y elegante al acto de perpetuarse en una foto.

No tenemos antecedentes de que haya realizado otro tipo de actividades comerciales fuera del campo fotográfico; tampoco hemos comprobado que haya enseñado el oficio de fotógrafo en esta provincia, un recurso bastante habitual en estos profesionales.

Fue Don Christiano Junior un hombre de gran cultura y que en su época se ganó la amistad de importantes personajes. Era buen escritor y en 1899 editó una interesante obra titulada "Tratado práctico de vitivinicultura, destilería y licorería", seguramente basado en sus observaciones de los viñedos de Mendoza y San Juan entre 1880 y 1882.

De ideas avanzadas, seguramente militó en la masonería: tenía una verdadera obsesión por el progreso y el avance de la ciencia; en tal sentido la Sociedad Científica Argentina lo premió en 1876 por la importancia de sus trabajos fotográficos con una medalla de oro; idéntico galardón le fue otorgado en la Exposición Nacional de 1871 durante la presidencia de Domingo F. Sarmiento.

Nuestras investigaciones sobre la fotografía mendocina en el siglo XIX señalan claramente a tres figuras de relevancia: Adolfo Alexander, Desiderio Aguiar y Christiano Junior; cada uno de ellos y en distintos aspectos, marcaron hitos en esta apasionante profesión-arte, gracias a cuyas imágenes hoy tenemos un completo panorama histórico de esta bella provincia andina.

En el año 1902, la popular revista Caras y Caretas publicó una triste noticia: "En la Asunción del Paraguay, donde vivía retirado desde hace años, iluminando fotografías, ha fallecido en la semana anterior el viejo fotógrafo don Christiano Junior, cuyo arte para retratar a la antigua sociedad porteña era famoso en su tiempo. Junior fue antecesor de Witcomb y en el campo de su objetivo han desfilado las más conocidas damas y caballeros de aquella época. Ha muerto pobre, privado casi por completo de la vista, y deja un recuerdo plácido en todos cuantos lo conocieron".

 

Bibliografía

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