Robert H. Vance, Pionero del
Daguerrotipo en Chile
Abel Alexander
Una faceta desconocida
Existe una faceta casi desconocida sobre la historia del
daguerrotipo en los Estados Unidos, nos referimos a la
actividad que desarrollaron gran cantidad de
profesionales norteamericanos más allá de sus fronteras
nacionales, muchos de los cuales volcaron sus afanes
comerciales o documentales, viajando cámara en mano
hacia las antiguas colonias españolas de América del
Sur.
Estos pioneros, cuyas vidas y accidentadas travesías son
dignas de figurar en verdaderos films de aventura, fueron
de hecho, los heroicos introductores - y eficaces
divulgadores - del novísimo arte de Niépce y Daguerre
en esta parte del mundo.
La mayoría de aquellos daguerrotipistas fueron
itinerantes, su sistema operativo consistía en instalar
precarios atelieres en las principales ciudades, y luego
de agotada la novedad y ante la falta de ventas, se
trasladaban al siguiente pueblo en largas y agotadoras
giras, que a veces duraban años. Otros - una minoría -
terminó afincándose en alguna capital, generalmente por
razones familiares y sus establecimientos gozaron de
enorme prestigio entre la población local.
En líneas generales, podemos dividir a estos
daguerrotipistas en dos grandes grupos o
"corrientes", la llamada del Atlántico y la
del Pacífico: en la primera son insoslayables los
nombres de Charles De Forest Fredricks, John Bennet, A.
Halsey y otros, mientras que la segunda ostenta figuras
de la talla de Charles V. Ward, Jacob Ward, H. D. W.
Moulton, J. W. Newland y Robert H. Vance. En este caso
nos ocuparemos de la figura de Robert H. Vance y su
relación con la temprana etapa del daguerrotipo en Chile
y la costa del Pacífico. (1)
Los inicios del daguerrotipo en Chile.
Para ubicar en su exacto contexto la actuación durante
más de tres años de Robert H. Vance en Chile, nos
parece oportuno reseñar la historia del daguerrotipo en
este país desde su advenimiento hasta 1850.
A pesar de los deficientes comunicaciones de la época,
las noticias producidas en París sobre el asombroso
invento del daguerrotipo, se conocieron casi
inmediatamente en las grandes capitales latinoamericanas;
ya en 1839 y 1840 los lectores - la capa más ilustrada
de la sociedad - de los principales diarios de México,
Montevideo, La Habana, Buenos Aires o Río de Janeiro, se
informaban sobre las comunicaciones de la Academia de
Ciencias de París, los discursos de François Arago,
detalles sobre Niépce y Daguerre y hasta pormenores
sobre el sistema del inglés Fox Talbot.
Luego de un largo periplo, arribó al puerto de
Valparaíso la fragata francesa "L'Orientale",
el hecho producido el 1º de junio de 1840 marca los
inicios del daguerrotipo en Chile. Esta expedición
pedagógica-científica puede considerársela como la
introductora del daguerrotipo en América del Sur; el
navío que había hecho escalas en Salvador de Bahía,
Río de Janeiro, Santos y Montevideo, llevaba a bordo una
cámara "Giroux" operada por el sacerdote Louis
Compte, quien había recibido instrucciones del mismo
Daguerre antes de la partida del puerto de Nantes en
octubre de 1839.
El día 6 de junio de 1840, el diario "El
Mercurio" de Valparaíso se hace eco de esta
importante visita y publica un extenso comentario sobre
las características técnicas del daguerrotipo y sus
aplicaciones prácticas para el arte y las ciencias. De
esta manera el culto público de esta ciudad mercantil
tuvo acceso a una detallada información sobre este
sistema. El abate Compte que desembarcó en Montevideo
por razones de salud, se libró de presenciar el triste
naufragio de la fragata, que encalló sobre unas rocas
submarinas y se hundió en la rada de Valparaíso el 23
de junio de 1840 cuando partía rumbo al Perú.
A principios de 1841 llegaba a Santiago una completa
cámara de daguerrotipo, la misma fue enviada desde
París por el Ministro chileno en Francia, Don Francisco
Javier Rosales con destino al famoso Instituto Nacional,
el generoso donante aclaraba que el aparato sería
"... muy importante para los que se dedican a la
pintura y particularmente a la arquitectura."
Lamentablemente el equipo arribó con serias roturas, por
las condiciones del viaje y nunca pudo ser utilizado.
Como en tantas ciudades latinoamericanas, el
aprovechamiento comercial del daguerrotipo estuvo en
manos francesas, sus actuaciones en tal sentido fueron
pioneras, Chile entonces no podía ser una excepción; el
21 de octubre de 1843 el artista itinerante Philogone
Daviette anuncia en Santiago que "... sus retratos
sacados por el daguerreotypo (sic) en algunos segundos y
obrando a la sombra no pueden admitir comparación."
Un año después, pero en el puerto de Valparaíso,
Monsieur Hulliel se establece sobre la Plazuela de San
Francisco, declara por anuncios en la prensa que ha
tomado lecciones de Mr. Lerebours en París y de Mr.
Claudet en Londres, recomienda a sus clientes vestidos de
tono oscuro para la toma de retratos; disponía de una
cámara de un cuarto de placa y ofrecía este sistema a
10 pesos chilenos, pero aclaraba que "... se
aumentará un peso por cabeza cuando se copie un
grupo."
Luego vendrían otros profesionales extranjeros a
explotar este nuevo arte del retrato mecánico, en su
mayoría franceses, ingleses, alemanes y norteamericanos,
estos pioneros actuaron en su mayoría instalados en las
grandes ciudades del país, como Santiago, Valparaíso,
Concepción, Copiapó o Coquimbo.
Robert H. Vance, daguerrotipista y viajero.
Podemos considerar ahora a Vance, como uno de los
tempranos daguerrotipistas itinerantes de origen
norteamericano que, con una mezcla de amor por las
aventuras y afán de lucro, divulgaron este flamante
sistema por los países de habla hispana. Su nacimiento
se produjo durante el año 1825 en el poblado de Baring,
del estado de Maine (2) Hacia 1845, Vance ya se
encontraba establecido en Boston, capital de
Massachusetts; su vinculación con el daguerrotipo se
produce ese mismo año, cuando en sociedad con John A.
Lerow fundan la firma Vance & Lerow regenteando un
estudio o galería sobre la Allen Street 58, tiempo
después la sociedad se mudó a un local sobre Washington
Street Nº 91, una arteria comercial donde también
ejercían otros daguerrotipistas (3)
Palmquist (1991) supone que Vance, pudo aportar una
fuerte suma de dinero - producto de una herencia familiar
- como una forma de ingresar al negocio del daguerrotipo,
es probable también, que Lerow - quien doblaba en edad
al joven de Maine - fuera el maestro de Vance en el arte
de Mr. Daguerre.
Durante la primavera y el verano de 1846 Vance trabajó
en la ciudad de Doves, estado de New Hampshire; en 1847
la sociedad Vance & Lerow se disuelve y a partir de
ese año continúa operando, pero ahora bajo el nombre de
Lerow & Company.
La trayectoria daguerreana de Vance en Boston ha dejado
pocas huellas, existen algunas referencias en el
"Boston Directory" y se conserva una excelente
cámara de daguerrotipo, que en la montura de bronce del
objetivo se grabó la siguiente leyenda "Vance &
Lerow, 91 Washington St., Boston.", hoy esta pieza
integra la colección de Allen & Hilary Weiner.
Fue durante ese año y a raíz de su desvinculación
comercial con Lerow, cuando Vance decidió emprender su
gigantesco viaje por América del Sur; nos preguntamos
que impulso lo llevó a abandonar su lucrativo negocio en
una de las ciudades más elegantes de la Unión para
aventurarse por regiones desconocidas, Palmquist (1991)
señala algunas hipótesis, entre las que se cuentan la
influencia de algunos relatos periodísticos sobre
grandes viajeros, las proyecciones luminosas de
gigantescos panoramas con vistas de exóticas ciudades y
hasta el afán de imitar a otros daguerrotipistas
itinerantes, como John Mix Stanley quien con su cámara a
cuesta documentó tribus americanas, participó en
expediciones militares y viajó incluso a las remotas
Islas Hawai en el Pacífico.
A estas probables hipótesis nosotros le agregaríamos
que, luego de dos años confinado en un estrecho estudio
daguerreano, ubicado a pocas cuadras de uno de los
mayores puertos de ultramar del mundo y el deseo de
viajar por aquellos mares, debe haber actuado en su
corazón impetuoso como un gatillo sobre el percutor; a
esto hay que sumarle la extrema juventud del protagonista
y la certeza de contar con una profesión sumamente
rentable y que de hecho representaba una tecnología de
avanzada en aquellas remotas regiones del sur.
También el momento era oportuno, dos años trabajando
codo a codo junto al veterano John A. Lerow le habían
proporcionado una amplia experiencia y los secretos de
este nuevo oficio; y si a esto le agregamos la
disponibilidad de un importante capital debido a la
disolución de la sociedad, veremos entonces que los
fondos para instrumentar un largo viaje de negocios
estaban a su disposición y la idea de embarcarse rumbo
al extranjero no era en absoluto una decisión
descabellada.
Lógicamente nos quedan muchas preguntas sin respuesta
sobre este casi desconocido viaje atlántico. ¿Por qué
Vance desechó la posibilidad de explotar comercialmente
el novedoso daguerrotipo - como tantos de sus colegas -
en las grandes ciudades latinoamericanas y viajó
directamente hasta el extremo sur del continente,
teniendo como destino final el puerto de Valparaíso,
Chile? ¿Qué negocio tan especial lo esperaba en aquella
nación, que desechó plazas tan atractivas para su
profesión, como lo eran por esos años, La Habana,
México, la Corte Imperial de Río de Janeiro, Montevideo
o la cosmopolita Buenos Aires? ¿0 su propósito original
era dirigirse a Chile como una simple escala hacia las
islas de la Polinesia y desde allí saltar hacia los
misteriosos países asiáticos? ¿En definitiva, qué
poderosa razón tuvo este joven y ambicioso empresario,
para permanecer tres años y cinco meses en aquella
pequeña nación andina, mientras recibía constantemente
noticias tan excitantes para su profesión, como la
guerra norteamericana-mexicana, o lo que es peor aún, la
locura colectiva que se apoderaba todas las semanas del
puerto de Valparaíso cuando veleros y vapores
descargaban oro recién extraído de los fabulosos
yacimientos de California? Sabemos que durante tres años
y medio no salió de Chile.
¿Su larga permanencia aquí se debió a motivos
amorosos? Realmente son muchos los interrogantes que nos
apasionan sobre esta parte de su vida y para los cuales
quizás nunca encontraremos respuesta a estas preguntas.
Vance arriba a Chile.
Partiendo de Boston y luego de un largo viaje de
circunnavegación por las costas americanas, Robert H.
Vance arribó a fines de febrero de 1847 al puerto de
Valparaíso; lo que sus ojos pudieron apreciar de esta
nueva realidad está perfectamente descrito por un
contemporáneo suyo, el ingeniero de minas Paul Treutler
(1958) en su obra "Andanzas de un alemán en Chile,
1851-1863" que dice al respecto: "... el
puerto, donde se encontraban al ancla centenares de
buques más grandes o más pequeños, pertenecientes a
los más diferentes países y cuyas aguas eran cruzadas
por innumerables botes, ofrecía un espectáculo muy
interesante. Se movían en él grandes vapores, apurando
con sus estridentes pitazos a los pasajeros retrasados;
algunos veleros levaban anclas, y los alegres cantos de
los marineros se escuchaban desde nuestro sitio, la banda
de un buque de guerra británico tocaba God save the
Queen; y la de un buque de guerra francés, alguna marcha
de asalto, y volaban alrededor de nuestro buque grandes
cantidades de gaviotas y alcatraces, peleándose con gran
gritería los despojos de cocina tirados por la
borda."
Pocos días después, exactamente el 8 de marzo de l847,
el daguerrotipista Robert H. Vance en sociedad con otro
profesional de apellido Hoytt - seguramente
norteamericano - se da a conocer como retratista a los
vecinos de la ciudad-puerto, ofrecía en esta oportunidad
distintas variantes de retratos. Este primer contacto con
el público chileno, lo realiza a través de las páginas
del principal diario del país, "El Mercurio"
prestigiosa publicación fundada en 1827 por el
norteamericano Thomas G. Wells. El joven Robert - sólo
contaba con 22 años de edad - con una clara visión
empresarial, utilizó las páginas de este periódico
para publicitar sus distintos establecimientos de
retratos. Estos anuncios llenos de valiosa información
sobre su actividad profesional y los distintos viajes de
negocios, constituyen, según nuestro criterio, parte
importante de la literatura fotográfica de Chile durante
el siglo XIX.
Es importante resaltar el pionerismo fotográfico de
Vance en Chile. Su actividad a partir del verano de 1847
lo convierte cronológicamente entre uno de los primeros
10 daguerrotipistas que actuaron en esa nación
sudamericana. En este escaso grupo de pioneros, sólo un
equipo norteamericano lo procedió en este negocio,
fueron los legendarios hermanos Charles y Jacob Ward,
quienes ya se encontraban establecidos aquí a partir de
1844 y cuya relación con Vance veremos más adelante.
Si debemos guiarnos por las estadísticas, diremos que,
la etapa del daguerrotipo en Chile se extendió entre
1843 hasta los primeros años de la década del '60. En
estos 20 años de vigencia trabajaron en el país
alrededor de 50 profesionales que podemos discriminarlos
de la siguiente manera; 10 actuaron antes que Vance, 15
fueron contemporáneos a su permanencia en Chile y los
restantes 25 operaron posteriormente a su alejamiento en
agosto de 1850. Como dato complementario de esta
evaluación, es preciso apuntar que el 90% de estos
daguerrotipistas y ambrotipistas fueron extranjeros y
sólo un 10% eran de nacionalidad chilena.
Con justicia debemos destacar la importancia fundamental
que tuvieron los daguerrotipistas extranjeros en América
Latina; el invento fue originario de Francia y la primera
oleada provino de esa nación, pronto se sumaron
ingleses. alemanes, italianos o suizos. A los europeos se
agregaron con celeridad los norteamericanos, quienes
contaban a su favor con la cercanía geográfica a estas
plazas y una pujante industria de apoyo; unos y otros
fueron los verdaderos padres de la fotografía en estas
naciones y así están reconocidos por la historia. Ellos
instalaron sus primitivos atelieres en las principales
ciudades, recorrieron esta dilatada y difícil
geografía, realizaron vistas urbanas y rurales,
documentaron sitios arqueológicos y tomas
antropológicas, realizaron exposiciones de sus obras,
publicaron noticias, retrataron a buena parte de la
sociedad de la época y fundamentalmente se destacaron
como docentes en la formación de discípulos.
En su expansión continental los daguerrotipistas
europeos y norteamericanos se enfrentaron comercialmente,
esta lucha no sólo abarcó la captación de clientes en
el campo de la retratística, también la puja se
extendió a la faceta industrial, pues unos y otros
representaban de hecho a los fabricantes de material
daguerreano con sede en el viejo y nuevo mundo. Firmas
proveedoras de Francia, Inglaterra o Alemania competían
con sus similares americanas para ubicar sus
manufacturas, por otra parte la constante evolución
técnica de la fotografía fue el causante de ríspidas
discusiones entre profesionales de distintas banderas,
estas diferencias aún hoy se pueden constatar
consultando en archivos los diarios de la época.
Cámaras de daguerrotipo, lentes diversos, estuches de
tafilete o unión case, joyas para retratos miniatura,
manuales de instrucción, planchas daguerreanas, todo
provenía de estos países líderes. Podemos afirmar que
muchos de estos daguerrotipistas viajeros, fueron en
realidad encubiertos vendedores de equipos, su
"modus operandi" consistía en instalarse en
una ciudad de importancia, ganar dinero con la venta de
retratos y al poco tiempo ponían todo el negocio en
venta, lucrando con la transferencia de equipos de toma y
revelado y hasta cobraban por la enseñanza de este nuevo
oficio. Muchos establecimientos de retratos funcionaron
paralelamente como proveedores mayoristas de material
daguerreano. En este proceso de luchas y rivalidades
América Latina estuvo absolutamente ausente. Es que en
ninguna de estas nuevas naciones surgió una fábrica de
elementos daguerreanos, en contraposición a lo que
sucedió en los Estados Unidos, donde una ciudad -
Daguerreville - se fundó alrededor de una empresa de
estos suministros (4)
Robert H. Vance no fue ajeno a estas luchas, observando
con atención sus anuncios de prensa, vemos que enfatiza
su carácter de daguerrotipista norteamericano,
mencionando incluso las medallas ganadas en Nueva York y
Filadelfia, estos mensajes públicos contenían un doble
discurso, por un lado proclamaba su pertenencia a uno de
los grupos y por el otro lado trataba de captar clientela
entre la rica colectividad americana de Chile.
Lógicamente, las distintas cámaras que poseía Vance
para el ejercicio de su profesión y el stock de material
daguerreano para atender la clientela, provenían de las
fábricas americanas y lo acompañaron en su viaje
marítimo desde Boston.
Vance y Hoytt actuaron intensamente durante todo el mes
de marzo de 1847 en Valparaíso, por supuesto el rubro
más explotado fue la retratística. El final del verano
se presentaba con la fuerte luminosidad propia de estas
latitudes, tan necesaria para la toma de retratos en el
interior de los estudios vidriados.
Este fue el primer contacto profesional y humano de Vance
en Chile, aquí pudo apreciar las costumbres de este
país latinoamericano, con su mezcla racial, la herencia
española, la influencia de los criollos, las comidas
típicas, la religiosidad del pueblo dirigida por la
poderosa Iglesia Católica y la práctica diaria del
idioma castellano que tendrá que ejercitar durante tres
años y medio.
Un mes después de esta inauguración, o sea a principios
de abril de 1847, la firma comercial de Vance y Hoytt
decide mudarse a Santiago. Esta decisión empresarial
coincide con muchos daguerrotipistas y fotógrafos, cuyas
actividades fueron un péndulo comercial entre
Valparaíso y Santiago.
Vance y Hoytt retratistas en Santiago.
A principios de abril de 1847 arribó a Santiago el
equipo norteamericano de Vance & Hoytt, venían
éstos a conquistar comercialmente la capital de Chile.
La plaza era muy competitiva, en ella trabajaban otros
daguerrotipistas y hasta había que disputarle clientes a
los pintores retratistas al óleo y a los diestros
miniaturistas, tan de moda por aquellos años.
La primera medida de Vance, fue una inteligente jugada,
pues decidió alquilar el mismo estudio comercial que
habían ocupado hasta ese momento los renombrados
daguerrotipistas Charles V. y Jacob Ward; este local
estaba ubicado en la céntrica calle Monjitas, a sólo
tres cuadras de la Plaza de Armas. De esta manera el
joven Robert heredaba indirectamente el prestigio
acumulado por estos veteranos artistas, quienes
establecidos en Chile desde 1844, manifestaban por la
prensa, haber realizado más de 500 retratos de la alta
sociedad y cuya calidad reputaban como "...
irrecusables".
Probablemente existió una relación entre Vance y los
hermanos Ward y que de esta relación nacieron muchos de
sus proyectos futuros. La vida aventurera de estos
artistas es interesantísima; hijos de Caleb, ambos
nacieron en Bloomfield, New Jersey. Trasladados a
América ambos realizaron innumerables pinturas,
bosquejos y sobre todo, daguerrotipos paisajísticos de
Chile, Bolivia, Perú, Panamá, Cuba y Jamaica (5)
Esta descomunal actividad artística de los Ward,
orientada hacia la documentación visual de la geografía
y la realidad humana y social de América Latina, debió
influir poderosamente en el joven y ambicioso Robert H.
Vance. De aquellas conversaciones en Santiago de Chile
con estos aventureros de la cámara - un Ward ya tomaba
daguerrotipos en La Habana durante 1841 -debió nacer el
deseo de un proyecto similar que, años después pondría
en la práctica apuntando su cámara de placa entera
sobre los yacimientos, poblados y mineros que
protagonizaron la famosa "fiebre del oro" de
California.
En poco tiempo y gracias a una inteligente campaña
periodística, desfilaba por los salones de Vance y Hoytt
la mejor sociedad de Santiago, funcionarios de gobierno,
sacerdotes, abogados, militares, comerciantes,
terratenientes y por supuesto, respetables damas con sus
niños, la fama del atelier se extendió más allá de la
capital y sus ecos llegaron hasta las ciudades de
provincia.
Por sus avisos en la prensa sabemos que, durante 1847 y
teniendo como base el establecimiento de la calle
Monjitas; efectuó giras de trabajo por el interior del
país,. Está comprobada su estadía en el puerto de
Coquimbo u en otras importantes ciudades como Concepción
al sur de Chile. Vance laboró activamente en Santiago
durante 10 meses, luego la sociedad decidió la vuelta al
puerto de Valparaíso, en diciembre de 1847 iniciaron el
camino de retorno hacia la ciudad de los muelles.
Un detalle nos demuestra la popularidad alcanzada por
Vance en tan corto tiempo; la obsesión por la excelencia
de sus trabajos artísticos y el nivel alcanzado por su
estudio de la calle Monjitas, fueron aprovechados por un
anónimo daguerrotipista sin escrúpulos, quien luego de
la partida de los americanos, ocupó las mismas
instalaciones y se promocionaba como "...sucesor de
la firma Vance & Hoytt". Éstos reclamaron de
inmediato por la prensa del Puerto aclarando que no
habían dejado sucesor alguno en la capital y no
responsabilizándose por las acciones de este impostor.
Se supone que este daguerrotipista podría haber sido
Francisco Deriberpré, un francés que se vio envuelto en
incidentes policiales en su profesión.
Es interesante señalar por último, que el edificio
utilizado como atelier por Vance & Hoytt, pertenecía
a una familia de apellido Lazo, las instalaciones de este
local sobre la calle Monjitas debía ser muy apropiada
para el ejercicio de esta profesión, pues fueron
utilizadas sucesivamente por los hermanos Ward, luego la
ocuparon Vance & Hoytt, a continuación un
daguerrotipista anónimo, luego Francisco Deriberpré y
hacía octubre de 1848 se encontraba trabajando un
daguerrotipista europeo de apellido Staber, anunciando
que lo hacía con una cámara perfeccionada de
daguerrotipos recién recibida de París. Los salones de
toma debían ser muy luminosos, pues la construcción
estaba ubicada en la calle Monjitas esquina Claras y
recibía luz natural desde dos arterias.
Copiapó, la California chilena
El viaje de trabajo que en el invierno de 1848 realizó
Vance a la región de Copiapó,tuvo una influencia
importante en la decisión de realizar años después,
las famosas 300 vistas al daguerrotipo sobre la fiebre
del oro en California. Desde su arribo a Chile en 1847,
Vance tenía conocimiento sobre las ricas minas de plata
que se explotaban en Atacama; decidido a conocer la
región y probar de paso fortuna con sus cámaras de
daguerrotipo, embarcó rumbo a Copiapó a principios de
agosto de 1848. De momento abandonó su galería de la
calle de la Aduana Nº 113 en el puerto y emprendió esta
nueva gira solo, sin acompañante alguno. Utilizó para
este fin uno de los frecuentes vapores que recorrían
hacia el norte la costa del Pacífico con destino a el
Callao, Perú; luego de dos días de navegación, con
escalas en Coquimbo y Huasco, arribó al pequeño puerto
de Caldera, desde allí y en diligencia cubrió los 80
kilómetros de distancia que lo separaban de Copiapó.
Por aquellos años se podía decir que, si Santiago era
la capital de la nación y Valparaíso el gran puerto de
ultramar, Copiapó se preciaba de ostentar el título de
reina de la minería chilena. Ya desde la época incaica
se extraía mineral de plata, pero fue en 1832 cuando un
indio - Juan Godoy - descubrió en forma casual los
riquísimos yacimientos de Chañarcillo. A partir de ese
año la plata se extrajo aquí por toneladas, volcando
millones de pesos sobre aquellos audaces mineros, que
arriesgaban sus vidas en una de las geografías más
inhóspitas del planeta.
En los improvisados campamentos de pico y pala todo era
actividad y bullicio, sobre las laderas de estas
montañas se afanaban por igual indios y criollos,
ingenieros alemanes junto a tahúres norteamericanos o
comerciantes argentinos, en los barracones y tiendas de
campaña se ofrecían cientos de mujeres dedicadas a la
prostitución.
Lógicamente, tal concentración de oportunidades,
peligros y riquezas, debieron ejercer un fuerte
magnetismo sobre este audaz empresario de sólo 23 años
la sorprendente similitud entre Copiapó y California en
la búsqueda enloquecida de la plata y el oro,
fructificaría años después en el proyecto daguerreano
de Vance, de reproducir en un gigantesco friso o panorama
visual, esta saga irrepetible de la eterna ambición
humana.
También en Copiapó, Vance se ubica entre los pioneros
en ejercer la nueva profesión de daguerrotipista,
ubicándose en el cuarto lugar, luego de la actuación de
un itinerante anónimo durante 1846, de los hermanos Ward
en 1847 y del Chileno Francisco Sainz en 1848. La
habilidad con que el hombre de Maine manejaba su propia
publicidad, esta perfectamente demostrada en este viaje a
Copiapó; usando el suspenso y la curiosidad, manda
insertar con anticipación, anuncios sobre su inminente
arribo a esta ciudad, creando una lógica expectativa
entre los 10.000 habitantes de esta capital atacameña.
La mañana del 25 de julio de 1848, los habituales
lectores del periódico "El Copiapino" -
fundado el 10 de abril de 1845 por el escritor José
Joaquín Vallejo - se sorprendieron al leer el siguiente
aviso destacado:
A LOS AMIGOS DEL
DAGUERROTIPO
R. H. Vance, el célebre retratista de
Daguerreotipo quien ha ganado las medallas de oro
y plata, las dos, primeros premios y los dos
honores más altivos al National en Nueva York y
Filadelfia Institutos en los Estados Unidos, por
los más hermosos retratos en colores por el
Daguerreotipo y quien ha estado operando con
tanto suceso por el año pasado en Santiago, y
Valparaíso, Coquimbo, etc., se espera que por el
diez del próximo mes estará en nuestra ciudad;
cuando se presenta una oportunidad para todos de
asegurar una semejanza perfecta de ellos mismos o
de sus amigos.
Copiapó, Julio 25 de 1848. |
Cuando afirma que sus retratos pueden
alcanzar "...una semejanza perfecta de ellos mismos
o de sus amigos" comprendemos que, a sólo siete
años de distancia de la introducción del daguerrotipo
en Chile, estas imágenes se presentaban todavía para
esta comunidad de provincia, como un método casi
milagroso de obtener retratos sin paletas ni pinceles;
todavía se vivía allí la etapa del misterio que giraba
alrededor del invento de Monsieur Daguerre.
|
Aviso
publicado en El Copiapó de Copiapó el
25 de julio de 1848 y las ediciones subsecuentes
anunciando el inminente arrivo del célebre
daguerrotipista R. H. Vance.
|
No disponemos de información sobre el
tiempo que permaneció en Copiapó, seguramente fueron
varias semanas de trabajo, empleadas en su mayor parte a
tomar retratos de vecinos destacados y mineros
enriquecidos; conjeturamos que aprovechó su estadía
para tomar vistas documentales de esta famosa región,
incluyendo la ciudad de Copiapó, el puerto de Caldera,
el poblado de Juan Godoy en Chañarcillo y diversos
registros sobre el laboreo de las minas de plata (6)
Un puerto sobre el Pacífico.
En 1847 Valparaíso era el gran puerto chileno hacia el
mundo, en especial su tráfico naval se volcaba sobre la
extensa cuenca del Pacífico, sobre sus muelles se
apiñaban centenares de navíos de todas las banderas y
el libre comercio convertía a esta ciudad en un activo
centro bursátil, repleto de depósitos con manufacturas
y materias primas en tránsito. Sabemos que a partir del
10 de diciembre de 1847, Vance y Hoytt ya se encontraban
operando con sus cámaras en esta ajetreada comunidad
portuaria.
Por motivos que desconocemos, hacia fines de enero de
1848 se disuelve la sociedad entro ambos americanos,
ignoramos la identidad precisa de este Hoytt, los
historiadores Floy and Marion Rinhart (1981) mencionan en
su obra "The American Daguerreotype" a Samuel
Hoytt operando una galería en Lowell, Massachusott
durante 1849, curiosamente de este estado provenía
Vance, por otra parte, investigadores cubanos y mexicanos
mencionan a un tal Randall W. Hoit trabajando desde 1841
a 1848 entre La Habana y Ciudad México. (Haya 1980) (7)
En febrero de 1848 se produce una importante novedad.
Vance decide instalarse sobre la céntrica calle de la
Aduana, en el número 113, al frente de esta galería
permanecerá en forma ininterrumpida, sólo o en
sociedad, durante los próximos dos años y medio, hasta
que en agosto de 1850 decide su retorno a California.
Desde el inicio, este atelier se convierte en el punto de
cita de la sociedad elegante de la época, la rica
colonia extranjera es el pivote sobre el que girará
buena parte de la estrategia comercial de Vance, ellos y
los chilenos acaudalados serán atendidos por este joven
artista, de excelentes modales y educación esmerada; sus
años con la sofisticada sociedad bostoniana serán aquí
de enorme provecho.
Es que este sector de la ciudad era muy importante, la
calle de la Aduana - después A. Prat - desembocaba en un
ángulo estrecho sobre la calle Cochrane, a 100 metros se
desplegaba la zona portuaria y a la vuelta manzana se
erguía el edificio de la Intendencia de Valparaíso, muy
cerca estaban el Consulado Inglés, el Correo y las
Comisarías del Ejército y la Marina.
Este atelier formaba parte de los negocios más
renombrados del centro de la ciudad, la circulación de
vehículos y peatones era intensa sobre la calle Aduana,
el negocio instalado en el número 113, formaba parte de
un edificio mayor construido sólidamente sobre dos
plantas; por la caprichosa geografía de la montaña, la
edificación era angosta y se prolongaba hasta la esquina
de la calle Cochrane, sus puertas y ventanas daban hacia
ambas arterias.
Vance disponía en la planta baja, de salones para la
correcta atención al público y para la exposición de
sus diversas obras, luego los clientes debían dirigirse
por una escalera hacia la planta alta, aquí funcionaba
una encristalada galería de tomas, provista de
cortinados corredizos para filtrar los rayos solares,
diversas cámaras de madera se complementaban con los
conocidos ganchos sujetadores, mesas, sillas y otros
accesorios para la obtención de retratos; las
condiciones lumínicas de esta galería se veían
favorecidas por la circunstancia de dar a dos calles a la
vez.
Valparaíso era una plaza comercial muy codiciada por los
daguerrotipistas de la época, lógicamente la
competencia era encarnizada, sin embargo la fama
alcanzada por Vance, está demostrada por el
reconocimiento de sus mismos colegas como lo fue el caso
de W. Helsby. En marzo de 1849, el daguerrotipista
inglés William G. Helsby, anuncia en las páginas de
"El Mercurio" que se ha mudado desde su local
en los "altos" de la relojería de Monsieur
Mouat a un nuevo atelier sobre la calle de la Aduana Nº
111, explicando a los lectores porteños, que este
negocio se encuentra justo "al lado de los
daguerrotipistas Vance y Mason".
La competencia más dura de Vance en Chile estuvo
representada por la firma Helsby, pared de por medio. La
lucha se prolongó hasta agosto de 1850, cuando Robert
decide volver a los Estados Unidos e instalarse en
California. Sabemos por el historiador Eugenio Pereira
Salas (1942), que Aduana 113 fue adquirida por Helsby,
incorporando este atelier a sus instalaciones, por otra
parte Hernán Rodríguez Villegas (1985) nos informa que
en abril de 1853, Tomás Columbus Helsby, hermano del
anterior, ocupa la sede de Vance en Aduana 113, cuando
ingresa a la empresa familiar chilena, luego de su
actuación en Buenos Aires, Argentina (8)
Valparaiso,
Chile. Esquina de las calles Aduana (izq) y
Cochrane (der)
conocida durante mucho tiempo como Helsby´s
corner. Helsby ocupaba
el edificio de la esquina. La galería de Vance
estaba ubicada junto
a la de Helsby,sobre la calle de la Aduana.
|
Daguerrotipos de vistas en Chile.
En el transcurso de nuestras investigaciones sobre la
trayectoria fotográfica de Vance en Chile, un hecho nos
llamó poderosamente la atención, la falta absoluta de
referencias en la prensa, por este hábil americano,
sobre la modalidad comercial de vistas al daguerrotipo de
ciudades o paisajes.
La historia de la fotografía nos señala que, este tipo
de registros urbanos o rurales, formaba una parte
importante del negocio de aquellos profesionales, pues
estas magníficas imágenes se vendían a precios
elevados. Sabemos que algunos colegas contemporáneos de
Robert H. Vance apelaron a estos recursos en sus ventas,
por ejemplo J. W. Newland, activo en Valparaíso hacia
julio de 1847, ofrecía al público hermosas vistas al
daguerrotipo de el Callao y Arequipa, por otra parte, el
gran competidor de Vance, William G. Helsby, anuncia en
mayo de 1850 que dispone para la venta vistas sobre
Valparaíso y el puerto de Caldera; estos ofrecimientos,
amén de incrementar las ganancias del negocio, formaban
parte de campañas publicitarias para otorgar mayor
renombre y prestigio al daguerrotipista.
La región de provincias, tampoco le era ajena a Vance,
no olvidemos que a su larga permanencia en Santiago y en
especial Valparaíso, hay que sumarle las tres extensas
giras de trabajo que realizó por el interior de Chile,
sabemos que en estos viajes lo acompañaba una cámara de
daguerrotipo del formato para placa entera, ideal para
tomas paisajísticas de puertos, ciudades, yacimientos
mineros y curiosidades geográficas.
Hay que señalar que Valparaíso, como en el caso de San
Francisco, era una ciudad apetecible para los
daguerrotipistas especializados en vistas, pues
presentaba condiciones excepcionales para la toma de
registros panorámicos - esto se conseguía por la
impresión de varias placas consecutivas - gran parte de
la ciudad y la zona portuaria se encontraban al nivel de
la bahía, rodeada por cerros de gran altura, allí se
ubicaban varios miradores privilegiados, como la cueva
del Chivato o el cerro de la Artillería, que se
convertían en puntos ideales para trabajos de esta
naturaleza.
En este sentido, se conocen trabajos y referencias de
daguerrotipos de vistas y panorámicos sobre el viejo
Valparaíso, quizás la obra más temprana fue tomada por
William G. Helsby y grabada sobre piedra litográfica por
la firma inglesa MacLure & MacDonald, se conoce el
registro de Boheme & Bleyfus, Litografía de Carl
Fuchs, Hamburgo, también un daguerrotipo panorámico
tomado por Adolfo Alexander en 1851 y que se perdió en
Buenos Aires durante la década de 1950, no podemos dejar
de mencionar la popular litografía de Ackermann &
Cía. de Londres basada en un daguerrotipo panorámico
tomado por el norteamericano Arthur Terry en 1854.
Estos antecedentes y posibilidades no podían ser
desconocidos para Vance cuya actividad profesional se
centró en Valparaíso, sin embargo nos llamó la
atención el hecho que, tanto sus avisos publicitarios en
esta ciudad, como en Santiago y Copiapó, jamás menciona
la posibilidad de tomar o vender vistas al daguerrotipo,
como lo hacían otros colegas.
Esta grave falencia en el futuro autor del mayor panorama
daguerreano de los Estados Unidos, no dejaba de causarnos
una enorme extrañeza ¿Cómo era posible que Vance,
luego de más de tres años de permanencia en Chile,
donde además viajó a varias ciudades del norte y sur
del país, no ofreciera en venta estas grandes
imágenes?.
La solución a estas preguntas sin respuestas, nos fueron
proporcionadas recientemente por el historiador Peter E.
Palmquist (1991), quién nos envió referencias sobre el
catálogo editado por Vance en 1851, donde figuran -
junto a otros registros de América del Sur y Central -
tres vistas chilenas referidas a Valparaíso.
Bajo los números 109, 130 y 131 se describen: una vista
mostrando un sector preciso de Valparaíso, la siguiente
toma es un registro sobre la casa o sede del Almirante
Inglés en Valparaíso - apuntamos que el Consulado
Británico estaba ubicado a la vuelta de su galería, en
la calle Cochrane - y la última describe una vista de
Valparaíso, tomada desde la casa del Cónsul de los
Estados Unidos donde se observan a lo lejos, el fuerte y
algunas barracas, creemos que se hace referencia aquí al
Fuerte de San Antonio y a los grandes depósitos de
mercadería, llamados Almacenes Fiscales.
Ahora deducimos que, la ausencia de referencias puntuales
sobre vistas al daguerrotipo chilenas en la prensa, fue
en definitiva una estrategia comercial de Robert H.
Vance, quien se estaba reservando estas obras
excepcionales de la nueva fotografía con un solo fin,
llevarlas a los Estados Unidos para incluirlas en un
futuro espectáculo visual, que mostraría a través de
cientos de imágenes fidedignas, la realidad geográfica,
urbanística y social del continente americano.
En definitiva, ahora sabemos que por lo menos tres vistas
chilenas tomadas por Vance entre 1847 a 1850, lo
acompañaron en su viaje de regreso a California, fueron
incluidas en su catálogo y formaron parte del
espectáculo itinerante ideado por este ambicioso joven
para ser mostrado al pueblo norteamericano.
En todo caso y tal como ya lo señalamos, la toma de
estos daguerrotipos chilenos - junto a los de Perú,
Panamá y México - es el comienzo ideológico de un
proyecto fotográfico, que un año después
cristalizaría en la famosa exposición de los 300
daguerrotipos de vistas sobre California. Seguramente el
hecho que lo proyectó a la fama y por lo cual su nombre
hoy figura en forma destacada en la historia de la
fotografía de los Estados Unidos, pero la idea original
había surgido en Chile y se afianzó con las numerosas
tomas en el Callao, Lima, Cuzco, Panamá y Acapulco.
Sabemos que el desarrollo del daguerrotipo en los Estados
Unidos y en América Latina tuvo características
dispares, mientras que en el gran país del norte se
tomaron millones de daguerrotipos gracias a la actividad
de miles de profesionales, al sur del continente este
sistema estuvo circunscripto a una pequeña clase social
de terratenientes, ricos comerciantes, sacerdotes y jefes
militares.
Esta diferencia cuantitativa, también se ve reflejada en
los daguerrotipos de vistas, si bien la pérdida o
destrucción de la colección Vance fue un duro golpe
para los Estados Unidos, las escasas obras sobre las
principales ciudades latinoamericanas sobre la cuenca del
Pacífico fue de hecho una pérdida aún mayor, pues
estos países en la actualidad casi no poseen este tipo
de obras.
Vance y Mason en Valparaíso.
Luego de su separación en febrero de 1848 con Hoytt,
detectamos en la prensa del puerto, algunos avisos bajo
la razón social de Vance y Cía., ignoramos la identidad
de sus asociados, pero esta firma operaba con atelier en
la calle de la Aduana Nº 113. Durante cierto tiempo,
Robert H. Vance se dedica al negocio del daguerrotipo en
forma solitaria, sin socios, este período abarcó desde
febrero de 1848 hasta diciembre del mismo año, pero la
sede seguía ubicada en Aduana Nº 113. En el invierno de
1848 Vance realiza una extensa gira de trabajo por las
principales ciudades de la costa, la misma abarca los
meses de Julio y agosto y se detiene especialmente en la
rica ciudad minera de Copiapó, en este viaje combina la
tarea retratística con la toma de vistas urbanas y
rurales sobre la geografía chilena.
No tenemos evidencia plena sobre la fecha, pero suponemos
que fue en diciembre de 1848, cuando Vance decide
nuevamente formar una sociedad para la explotación del
daguerrotipo en Valparaíso. Suponemos que Mister Mason -
tal era el apellido de su flamante socio - era de origen
norteamericano, en todo caso esta nueva razón social
también operaba en las instalaciones de Aduana Nº 113.
Durante esta etapa se incrementan los anuncios en la
prensa, donde dicha sociedad ofrece a la clientela
porteña, la posibilidad de los novedosos retratos del
tipo miniatura. Históricamente sabemos que por aquellos
años, el flamante daguerrotipo debía competir palmo a
palmo con la popular miniatura pictórica, es que la
sociedad de la época estaba muy acostumbrada a los
diminutos retratos al óleo. Pintores miniaturistas y
daguerrotipistas se enfrentaron duramente en el ejercicio
de sus profesiones, aunque al final, muchos de aquellos
artistas de paleta y pincel se pasaron de bando, algunos
iluminando por encargo las pequeñas planchas
daguerreanas y otros ejerciendo este nuevo oficio en
forma independiente.
En todo caso no podemos dejar de señalar, como un hecho
curioso, la etapa de Vance en Chile como daguerrotipista
de miniaturas, dado que años después cimentaría su
fama, pero como el autor de centenares de daguerrotipos
de placa entera sobre la realidad californiana.
Durante el mes de junio de 1850 constatamos que realizó
otro extenso viaje por la costa chilena, mientras Mason
atendía la galería en Valparaíso, evidentemente la
época invernal era propicia para estas giras por el
interior del país donde el negocio consistía en
retratar a las familias prominentes en aquellas capitales
provinciales. Están documentadas las expediciones
daguerreanas, que Vance efectuó por el interior de Chile
durante los años 1847, 1848 y 1850, aunque no
descartamos la posibilidad que haya efectuado otros
viajes.
El servicio de cabotaje sobre la costa oeste del
continente era efectuado hasta la década de 1840 por
veleros, pero a partir de octubre de ese año, fueron
incorporados los navíos propulsados a vapor, como el
"Chile" y el 'Perú" de. la empresa
londinense "The Pacific Steam Navigation
Company" gracias a las gestiones del norteamericano
William Wheelwright pionero de las comunicaciones en
América del Sur.
Gracias a los ricos yacimientos argentíferos de
Chañarcillo y Tres Puntas en la región de Atacama,
Valparaíso transitaba hacia fines de la década de 1840,
por una de sus etapas más prosperas, esta circunstancia,
sumada al activo comercio chileno con California y el
constante flujo de pasajeros y mercaderías hacia
aquellas minas de oro, convertían a esta ciudad en la
perla del Pacífico. En este vertiginoso ritmo de grandes
negocios y ambiciosos empresarios se movían los
daguerrotipistas Vance y Mason, el dinero corría
fácilmente por las estrechas calles del puerto y esta
prosperidad se volcaba también sobre los salones del
elegante atelier de la calle Aduana Nº 113.
Siempre en sociedad con Mason, el joven Robert continuó
trabajando durante todo el año de 1849 y parte de 1850,
uno de sus últimos avisos de prensa fue publicado por
"El Mercurio" de Valparaíso el 20 de julio de
1850, por la riqueza de noticias que contiene, preferimos
incluirlo en forma textual:
MINIATURAS DE
DAGUERROTIPO
R. H. Vance tiene el honor de informar a los
respetables habitantes de Valparaíso y su
vecindad, que habiendo vuelto de su viaje a la
costa, tomará por sí mismo el manejo de las
piezas de daguerreotipo, teniendo mucho gusto en
ponerse a servir a todos los que necesiten una
semejanza perfecta de ellas mismas o de sus
amigos.
Mr. Mason tomará a su cargo el ramo de grabados
e impresiones y todas las órdenes con que se nos
favorezca serán en adelante fiel y puntualmente
atendidas.
Ahora es la ocasión
Vance y Mason, deseando marchar a California
ofrecen en venta su establecimiento con
condiciones muy favorables y ofrecen instruir al
comprador en el término de un mes en todos los
conocimientos del arte daguerreotípico con más
perfección que muchos de los que han trabajado
en este negocio durante los últimos cinco años.
Las ganancias líquidas del establecimiento han
sido de 300 a 400 pesos mensuales en los 18 meses
últimos. Las personas que deseen entrar en este
negocio deben acudir pronto.
43 - Julio 20.
Calle de la Aduana núm. 113. |
Un mes después de este anuncio o sea
en agosto de 1850, se disuelve la sociedad entre Vance y
Mason y se supone que ambos retornaron a los Estados
Unidos. Sobre el daguerrotipista Mason se conocen pocos
datos, suponemos, como en el caso de Hoytt, que se
trataba de un profesional norteamericano proveniente de
la costa este. Los historiadores Floyd y Marion Rinhart
señalan la existencia de seis daguerrotipistas con este
apellido; L., A. P., John, Thomas, James H. y William G.
Mason, nuestro personaje pudo ser alguno de ellos o
quizás ninguno. En todo caso podemos afirmar que no se
conocen actuaciones suyas en Chile anteriores o
posteriores a la sociedad con Vance, que duró en total
un año y medio, tampoco hemos hallado daguerrotipos
identificados con su firma.
Como ya lo habíamos mencionado, el establecimiento de la
calle Aduana Nº 113, fue inaugurado por Vance en febrero
de 1848 y estuvo bajo su permanente dirección artística
hasta el 1º de agosto de 1850, en el transcurso de estos
dos años y cuatro meses, su negocio alcanzó gran
renombre entre la sociedad local y se ganó también el
respeto de sus colegas.
A pesar de sus ofrecimientos en la prensa del puerto, el
famoso atelier no fue vendido a ningún principiante en
el arte de Daguerre, su nuevo propietario sería William
George Helsby, el vecino de pared de por medio y su más
fuerte competidor; éste utilizó las instalaciones de
Vance para ampliar su popular galería de retratos, la
cual ya era conocida por la población como el 'Helsby's
Corner" años después trabajarían aquí Thomas y
John Helsby, hermanos de William (9)
Con respecto a Robert H. Vance, debemos señalar que
antes de 1847 y después de 1850, no se conocen
actuaciones suyas en Chile. Su dedicación exclusiva al
arte del daguerrotipo en Chile está confirmado por
nuestras investigaciones, las que indican que nunca
ejerció otra profesión paralela, como la de dentista,
joyero o profesor de idiomas, un recurso muy común entre
otros daguerrotipistas durante la década de 1840. No
apeló siquiera a otras posibilidades dentro de su
negocio, como la de convertirse en proveedor de material
daguerreano o la de ejercer la enseñanza de esta nueva
profesión para discípulos chilenos.
Valparaíso,
Chile, Daguerrotipo de placa entera atribuído a
R. H Vance
Colección Mathew Isemburg
|
A través de los diarios chilenos sabemos que sus firmas
comerciales fueron las siguientes: "Vance &
Hoytt", "Robert H. Vance", "Vance y
Cía." y "Vance & Mason"; seguramente
cuando en el futuro aparezcan retratos y vistas de su
autoría, estas firmas serán confirmadas.
Finalizando este trabajo, no podemos dejar de mencionar
algunas conclusiones que nos parecen de importancia para
definir las pemanencia de Robert H. Vance en Chile.
Confirmamos la presencia efectiva de Vance en Chile,
desde marzo de 1847 hasta agosto de 1850; su
identificación está comprobada gracias a los avisos de
prensa, sabemos que no se trata de un pariente u
homónimo, pues los diarios lo presentan como Robert. H.
Vance. Podemos afirmar que durante este lapso de tiempo
no se ausentó del territorio chileno, usando también
como fuente documental los diarios de la época.
Su pionerismo en la historia de la fotografía en Chile,
está demostrada, toda su actuación en esta nación se
enmarca dentro de la temprana etapa del daguerrotipo, el
calotipo inglés todavía no había arribado a estas
costas - fue introducido por Adolfo Alexander en 1851 - y
ambrotipos y ferrotipos fueron sistemas posteriores;
inclusive debió utilizar estuches de tafilete o cuero
marroquí para enmarcar sus retratos, dado que las
populares cajas de termoplástico o "union
case" fueron patentadas años después.
A su pionerismo en Chile, hay que agregar el de Perú,
Panamá y México, aunque en estos países su paso fue
fugaz, pues sólo lo movía el interés de documentar
restos arqueológicos, grandes ciudades, bellezas
naturales y monumentos. Otro de sus méritos consiste en
ser uno de los primeros daguerrotipistas que mostró en
los Estados Unidos, la realidad de estas naciones
latinoamericanas y lo hizo públicamente a través de las
imágenes insobornables del llamado "espejo con
memoria".
La estadía de Vance en Chile, marcó a fuego todo su
futuro, vino como un hombre del este y volvió como un
aventurero del oeste; conoció a fondo el apasionante
mundo de la minería, desde las vetas de plata de
Chañarcillo y Tres Puntas, hasta las grandes operaciones
bursátiles en Valparaíso; pudo palpar semana a semana
la apasionante geografía de la cuenca del Pacífico; fue
testigo de fuertes negocios; las grandes compañías de
navegación lo contaron entre su pasaje; vivió
finalmente, a metros de su galería, toda la increíble
locura de la fiebre del oro.
A mediados de 1850, Vance decide volver a su patria, el
hecho que haya escogido el nuevo estado de California no
nos causa ninguna extrañeza, pero es la fecha de retorno
la que se convierte en nuestro último interrogante ¿Por
qué esperó más de dos años para tomar esta
decisión?.
Sabemos que desde los primeros meses de 1848, veleros y
vapores traían todas las semanas noticias increíbles
sobre los fabulosos yacimientos de oro de California. Los
diarios como "El Mercurio" ocupaba extensas
columnas comentando estos sucesos, miles de chilenos se
embarcaron hacia el norte y lo mismo hicieron los
extranjeros, especialmente norteamericanos e ingleses,
desde el Cabo de Hornos arribaban buques de todas las
nacionalidades y los buscadores de oro se volcaban en las
tiendas de Valparaíso comprando todas las vituallas
necesarias de minería. ¿Y Vance ignoraba todo esto?
¿Cuál fue el motivo que lo retuvo tanto tiempo en
Chile?
Finalmente la decisión fue tomada, el 1º de Agosto de
1850 la prensa del puerto anuncia la disolución de la
firma "Vance & Mason", poco después
traspasa su querido atelier de la calle Aduana Nº 113 y
se despide de su clientela porteña, acondiciona las
cámaras y los elementos de laboratorio para el largo
viaje, lo mismo hace con los delicados daguerrotipos de
vistas chilenas, mudos testigos de su actuación en esta
nación.
Tiene en ese momento sólo 25 años de edad, de los
cuales cinco los ha empleado en forma intensiva en la
práctica del daguerrotipo, ya es un veterano en esta
flamante profesión y esta experiencia la va a volcar en
un ambicioso proyecto que estuvo madurando poco a poco en
América del Sur, California será testigo de uno de los
reportajes visuales más rigurosos sobre esta etapa de la
fiebre del oro y todo los Estados Unidos se asombrarán
frente a estas imágenes obtenidas gracias a un joven de
Maine llamado Robert H. Vance.
_____________________
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_____________________
Notas
(1) El más riguroso biógrafo de Vance,
el historiador Peter E. Palmquist, nos ha alentado en la
concreción de este ensayo histórico.
(2) Los datos biográficos de Robert H. Vance y sus
primeros pasos en esta profesión, fueron perfectamente
investigados por el historiador norteamericano Peter E.
Palmquist
(3) Una nítida imagen sobre esta calle se puede apreciar
hoy, gracias a un excelente daguerrotipo que muestra la
fachada del atelier regenteado por John A. Whipple,
actualmente en la colección de Chris Steele.
(4) Tampoco esta parte del continente contó con
abundantes daguerrotipistas locales, la proporción de
estos fue ínfima y todos ellos debieron aprender los
rudimentos del oficio en estas tierras, pero como
discípulos de aquellos "gringos"; por supuesto
hubo excepciones, como la del argentino Desiderio Aguiar
de San Juan, quién afirmaba haber viajado a Nueva York
donde recibió lecciones del mismo Mathew B. Brady.
(5) Muchas de estas obras fueron expuestas posteriormente
en la Academia Nacional de Londres en 1852.
(6) Durante 1987 realizamos una prolija investigación de
campo sobre la etapa del daguerrotipo en Copiapó, amén
de consultar los archivos documentales, tratamos de
ubicar en la misma ciudad daguerrotipos de la época, el
único museo local no poseía ninguna de estas obras y en
colecciones particulares, como la del extinto historiador
Carlos María Sayago de Caldera, no detectamos ningún
retrato con la firma de Robert H. Vance.
(7) Lo que si podemos afirmar, es que en Chile no se
conocen actuaciones anteriores o posteriores de Hoytt a
las ya mencionadas, tampoco hasta ahora, se han ubicado
obras que lleven su firma, estamos convencidos que Hoytt
fue un socio menor en la firma y así lo indicaría su
ubicación en la razón social, que en total duró
solamente 10 meses.
(8) Los hermanos William, Thomas y John Helsby, oriundos
de Liverpool, Inglaterra fueron los más renombrados
daguerrotipistas de Chile, en forma escalonada actuaron
desde el año 1846 hasta 1865, el principal
establecimiento de este clan estaba ubicado sobre la
esquina en ochava de la calle de la Aduana con Cochrane,
este sitio fue conocido por muchos años como el
"Helsby's corner" entre la colonia anglosajona.
Al frente y arriba el negocio ostentaba un gran cartel
con la leyenda "Helsby - Fundador 1842", fue
regenteado por una sucesión de profesionales como Carlos
Rowsell, Aquiles y Eugenio Courret, Pedro Garreaud,
Félix Leblanc, Jorge Valck y otros, hacia 1930 todavía
funcionaba como estudio fotográfico, entre cuyas viejas
paredes trabajó en la década de 1840 el legendario
Robert H. Vance.
(9) En febrero de 1986 visitamos - en una gira de
investigación fotográfica - el Museo Histórico
Nacional de Chile, este imponente edificio ubicado frente
a la Plaza de Armas de Santiago, atesora la colección de
daguerrotipos, ambrotipos y ferrotipos más importante
del país, entre sus 70 u 80 piezas, no pudimos detectar
ninguna obra con la firma de Vance, tanto en la modalidad
de retratos como en vistas, lo mismo sucedió cuando
consultamos colecciones públicas y privadas en Copiapó
y Caldera.
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