El año de 1980 fue significativo para la Iglesia Adventista del
Séptimo Día porque los sucesos que ocurrieron en esa
ocasión dieron como resultado una consideración critica
de algunas de las enseñanzas doctrinales de la iglesia. La
desfraternización de Desmond Ford y el subsiguiente despido de
otros ministros por pretendidas discrepancias doctrinales ha dado lugar
a preguntas acerca de la base de las doctrinas de la Iglesia
Adventista.
En su declaración de las Creencias Fundamentales,
la Iglesia Adventista dice que las Sagradas Escrituras del Antiguo y el
Nuevo Testamentos fueron dadas por inspiración divina y son un
revelador autorizado de doctrina. En las mismas Creencias Fundamentales,
la iglesia afirma que los escritos de Ellen White son una
manifestación del Espíritu de Profecía y una
fuente autorizada de verdad.
Debido a que, en estas declaraciones, la Iglesia Adventista acepta dos
fuentes de revelación autorizada, surge la cuestión de
qué papel desempeña cada una de ellas en la
formulación de la doctrina y la práctica adventista. La
iglesia ha intentado responder esta pregunta asegurando que la Biblia
es el estándard por el cual deben ser probadas todas las
enseñanzas, incluyendo los escritos de Ellen White. Se dice que
estos escritos funcionan como una guía para la Escritura.
La posición adventista de que los escritos de Ellen White son
inspirados por el mismo Espíritu que inspiró a los
escritores bíblicos, pero que no funcionan como la Escritura es
difícil de sostener porque la Escritura es una revelación
escrita que una comunidad religiosa acepta como divina inspirada.
Cuando los adventistas aceptan la inspiración divina de Ellen
White, ¿no están dando a sus escritos categoría de
Escritura?
El despido de Desmond Ford del ministerio adventista resultó de
su estudio de la doctrina del santuario de la iglesia - de que Cristo
entró al Lugar Santísimo en el santuario celestial al
final del período de 2300 días de Daniel 8:14. El estudio
de Ford fue visto como un desafío a la doctrina adventista
tradicional y a la autoridad de Ellen White, que había escrito
que Cristo entró al lugar santísimo del santuario
celestial en 1844, al final de los 2300 días (Great Controversy, p. 422).
El grado hasta el cual los adventistas confían en el testimonio
de Ellen White como base para la doctrina del santuario quedó en
evidencia en un artículo de dos partes titulado "La Verdad del
Santuario", que apareció en Adventist Review
(Noviembre 6 y 13, 1980). El artículo contiene más de 250
líneas citadas de Ellen White y sólo un versículo
de la Biblia: Daniel 8:14. El presidente de la Conferencia General
respaldó esta dependencia en su declaración de Glacier
View de que "por supuesto, el fundamento es el papel de Ellen White en
cuestiones de doctrina" (Spectrum 11[2]5).
Que esta declaración de Glacier View habría de ser
política adventista quedó muy claro por las revisiones
hechas a las Creencias Fundamentales ese mismo año (1980). La redacción de la Creencia Fundamental
con respecto a las Sagradas Escrituras fue cambiada de "... una
revelación todo suficiente de su voluntad para los seres humanos
y son la única regla infalible de fe y práctica" a "...
son la infalible revelación de su voluntad y el revelador
auorizado de doctrina ...".
La redacción de la Creencia Fundamentalconcerniente
al Espíritu de Profecía fue cambiada de "...
este don se manifestó en la vida y el ministerio de Ellen White"
a "Este don se manifestó en el ministerio de Ellen White. Como
mensajera del Señor, sus escritos son una fuente continua y
autorizada de verdad...". Es evidente que estas revisiones de las
creencias fundamentales han elevadolos escritos de Ellen White a una
posición de autoridad comparable con la de la Biblia, que ya no
es la "única, todo suficiente e infalible" regla de fe y
práctica.
La penetrante influencia de Ellen White
Este énfasis sobre los escritos de Ellen White se extiende a
todas las actividades adventistas. En los sermones se cita a Ellen
White en el mismo contexto que la Biblia, y a menudo, a un grado mayor.
Los estudiantes en las escuelas adventistas son adoctrinados en sus
escritos desde los primeros grados hasta la universidad. Las fuentes de
las cuales los adventistas son instruidos e informados hacen un
énfasis en los escritos de Ellen White que tradicionalmente se
ha reservado para la Biblia. Cuando el presidente Reagan designó
a 1983 como el "año de la Biblia" en honor al logro de
Gutenberg, la Iglesia Adventista designó a 1983 el "Año
del Espíritu de Profecía", es decir, el "Año de
Ellen White".
El efecto de tal énfasis en estos escritos extrabíblicos quedó ilustrado por la publicación de la Clear Word Bible [Biblia de la Palabra Clara] (corregido más tarde con Clear Word
[Palabra Clara]). Este libro fue promocionado por las librerías
adventistas como una versión parafraseada de la Biblia. En su
lugar, Clear Word era una
alteración deliberada de la palabra de Dios, en la que el autor
borró algunos textos y cambió la redacción de
otros que no concordaban con la enseñanza adventista.
Además, hizo extensas adiciones para las cuales no había
absolutamente ninguna base manuscrita. No hubo ningún fuerte
clamor contra esta deliberada alteración de la palabra de Dios.
La verdad es que Clear Word
circuló ampliamente entre los adventistas, y hasta se usó
en algunos púlpitos adventistas. Evidentemente, un pueblo al
cual se le había enseñado que los escritos de White eran
divinamente inspirados y autorizados no vio ninguna razón para
que la redacción de la Biblia no pudiese ser alterada para que
concordase con esos escritos.
Aunque la Iglesia Adventista reconoce la Biblia como revelación
autorizada, en la práctica el mensaje bíblico se entiende
como según los comentarios de Ellen White. Desde esta
perspectiva, la Biblia no es la singular revelación de la
voluntad de Dios, ni es el único modelo para la vida cristiana,
sino que queda funcionalmente subordinada a los escritos de Ellen
White. Tal posición niega la primacía de la Biblia y la
dirección del Espíritu Santo en la interpretación
de la Biblia por los creyentes.
Los puntos centrales de discusión de la Reforma no eran
sólo puntos de doctrina sino también el papel de la
Escritura misma. El término sola scriptura
expresaba la posición de los reformistas de que la Biblia era la
autoridad final, en contraste con la posición de sus oponentes
de que la Biblia era autorizada por haber sido interpretada por una
inspiración que existía dentro de la iglesia. El mismo
punto de disputa del papel de la Escritura está presente en los
problemas doctrinales que existen en la Iglesia Adventista hoy
día. ¿Es la Biblia la "todo suficiente" y "la
única e infalible regla de fe y práctica" como se
afirmaba en las Creencias Fundamentales de la iglesia antes de 1980, o debe ser complementada por los escritos de otra autoridad?
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