ESTUDIOS BÍBLICOS "BEREANOS" (Hech. 17: 11)

No. 23

Pedro de Felipe del Rey

EL EXCLUSIVISMO DE LA
IGLESIA ADVENTISTA


1.  La Sra. White, visionaria, fundadora y líder de la Iglesia Adventista, afirma (en El Conflicto de los Siglos, 6a. edición, 1968, págs. 433 y 434) que las iglesias protestantes son "sectas", hijas de Babilonia, las cuales están caídas como su madre:

Se dice que Babilonia es "madre de las rameras." Sus hijas deben simbolizar las iglesias que se atienen a sus doctrinas y tradiciones, y siguen su ejemplo sacrificando la verdad y la aprobación de Dios para formar alianza ilícita con el mundo. El mensaje de Apocalipsis 14, que anuncia la caída de Babilonia, debe aplicarse a comuniddes religiosas que un tiempo fueron puras y luego se han corrompido. En vista de que este mensaje sigue al aviso del juicio, debe ser proclamado en los últimos días, y no puede por consiguiente referirse sólo a la iglesia romana, pues dicha iglesia está en condición caída desde hace muchos siglos. Además, en el capítulo 18 del Apocalipsis se exhorta al pueblo de Dios a que salga de Babilonia. Según este pasaje de la Escritura, muchos del pueblo de Dios deben estar aún en Babilonia. ¿Y en qué comunidades religiosas se encuentra actualmente la mayoría de los discípulos de Cristo? Sin duda alguna, en las varias iglesias que profesan la fe protestante.

Muchas de las iglesias protestantes están siguiendo el ejemplo de Roma, y se unen inicuamente con "los reyes de la tierra." Así obran las iglesias del estado en sus relaciones con los gobiernos seculares, y otras denominaciones en su afán de captarse el favor del mundo. Y la expresión "Babilonia" - confusión - puede aplicarse acertadamente a esas conggregaciones que, aunque declaran todas que sus doctrinas derivan de la Biblia, están sin embargo divididas en un sinnúmero de sectas, con credos y teorías muy opuestos.

Además de la unión pecaminosa con el mundo, las iglesias que se separaron de Roma presentan otras características de ésta.

Una obra católica romana arguye que "si la iglesia romana fue alguna vez culpable de idolatría con respecto a los santos, su hija, la iglesia anglicana, es igualmente culpable, pues tiene diez iglesias dedicadas a María por una dedicada a Cristo." - Dr. Challoner, The Catholic Christian Instructed, prólogo, págs. 21, 22.

2.  En Primeros Escritos, 3a. edición, 1962, pág. 261, la Sra. White dice que todas las personas sinceras saldrán de esas "iglesias caídas", para unirse a la Iglesia Adventista, a la cual llama "el residuo" (término exclusivista):
Satanás espera engañar a los sinceros e inducirlos a creer que Dios sigue obrando en favor de las iglesias. Pero la luz resplandecerá, y todos los que tengan corazón sincero dejarán a las iglesias caídas, y se decidirán por el residuo.
3.  Con relación a estas afirmaciones de la Sra. White, los dirigentes adventistas dicen una cosa y hacen otra; es decir, juegan con dos barajas; o, por emplear las expresiones de la Biblia, tienen doble pesa y doble medida (Prov. 20: 10); veamos:

a)  Por una parte, afirman, de forma oficial, que la Sra. White es una verdadera profetisa de su iglesia, y que sus escritos están inspirados por Dios:

En esta primera reunión presentó el pastor Puyol la postura oficial de la Iglesia Adventista en cuanto a la inspiración total de los escritos del Espíritu de Profecía en la persona de la Hna. White, con las precisiones pertinentes. (Revista Adventista, órgano general de la iglesia cristiana adventista del séptimo día, Marzo de 1979, pág. 18).
¿Puede algún miembro (pastor o laico) de la Iglesia Adventista manifestar su desacuerdo con esa postura oficial? La misma Sra. White dice:
La Palabra de Dios no da licencia a ningún hombre para oponer su juicio al de la iglesia, ni le permite insistir en sus opiniones contrarias a las de la misma. (Joyas de los Testimonios, Tomo 1, pág. 391).
Por otra parte, después de afirmar que esos escritos están inspirados por Dios, en lugar de demostrar que así lo creen, esperando que los protestantes sinceros se unan a la Iglesia Adventista, lo que han hecho es justo lo contrario: han "federado" ellos a la Iglesia Adventista con las iglesias protestantes, demostrando así que no creen absolutamente nada de lo que dice su profetisa; he aquí la prueba dada en el "Servicio de Noticias, Núm. 4 - Septiembre 1987", pág. 3:
El día 18 de mayo, a las 13 horas, con la presencia del Ministro de Justicia y altos cargos del Ministerio se iniciaban oficialmente las negociaciones de las iglesias llamadas evangélicas o protestantes con el Estado español.

Hubo un grupo de 10 personas en representación del protestantismo español y, entre ellas, el pastor Basterra, puesto que la Iglesia Adventista está federada con el grupo protestante. De momento ha sido denominado este grupo "la Comisión Permanente".

4)  ¿Cuál debe ser el resultado cuando los dirigentes adventistas no creen en su profetisa? Otra vez veremos que dicen una cosa y hacen otra:

a)  Un destacado líder adventista, F. M. Wilcox, en su obra "El Testimonio de Jesús" (editada por la Iglesia Adventista), edición de 1960, págs. 163-165, dice que, si un dirigente adventista no cree en el don profético de la Sra. White, debe retirarse "por su propia voluntad":

Los pastores y las creencias de la iglesia

Una tercera pregunta, estrechamente vinculada a las dos anteriores, merece ser considerada: ¿Es consecuente para un obrero continuar sus labores ministeriales dentro de la iglesia si no cree en la obra de la Sra. E. G. de White?

Por cierto que sería inconsecuente. La creencia en los dones espirituales ha caracterizado a los creyentes de este movimiento desde los más tempranos años. El espíritu de profecía se manifestó en la iglesia como uno de estos dones. El ejercicio de este don tuvo mucho que ver en dar forma y expresión a este movimiento. Bajo la dirección de Dios fue un factor muy importante para salvar a la iglesia de la desunión, defenderla de gran desilusión en tiempos de crisis, apresurar sus actividades misioneras y profundizar la consagración y devoción de sus miembros.

Estando tan estrechamente vinculado este don con la historia del movimiento desde sus mismos comienzos, ciertamente sería inconsecuente para cualquier ministro que desconfíe de esta experiencia, tratar de representar la denominación de manera oficial. El no tener fe en el don que Dios colocó en la iglesia, le incapacitaría para transmitir a la iglesia el espíritu de la instrucción que ha llegado a ésta por medio de este don. Nos parece que la pérdida de fe en el don de profecía de parte de un pastor, aun siendo ignorada por los miembros, le guiará como hombre sincero a entregar sus credenciales y suspender sus labores en relación con la feligresía. Sus credenciales le son dadas, no para exponer sus ideas personales, sino para predicar el Evangelio; y para predicarlo, no en la forma en que lo sustentan los metodistas, o los bautistas, o los presbiterianos, sino tal como lo enseñan y creen los adventistas del séptimo día.

Mientras que en las filas de los miembros podría ser excusada una falta de fe en los dones espirituales, no podrá ser perdonada en el caso de los elegidos para ocupar cargos de responsabilidad o posiciones oficiales en la iglesia. El ser dirigente implica una solemne responsabilidad, y la iglesia tiene todo derecho a demandar que aquéllos que son escogidos para posiciones de confianza e influencia sean ejemplos a la grey, no sólo en su vida y carácter, sino también en la fe religiosa. Por lo tanto, mientras que un miembro no ha de ser excluído de la iglesia a causa de su incapacidad de reconocer claramente la doctrina de los dones espirituales y su aplicación al movimiento del segundo advenimiento, ninguno deberá ser elegido o retenido como representante de la denominación, ni como pastor, ni como miembro de la junta directiva de una asociación, al no creer en los principios de fe enseñados por la Iglesia de los Adventistas del Séptimo Día. La denominación que otorga a sus representantes acreditados credenciales ministeriales, tiene el derecho de esperar que en este respecto estén de parte de los principios de quien lo está enviando y lo sostiene en su trabajo.

Honradez común
Un artículo en el Post, de Washington, enuncia muy claramente este principio. El editor, hablando de las relaciones de honradez común que deben existir en la iglesia, haced un comentario muy oportuno y razonable sobre este principio:

"Ciertamente no es por tiranía o persecución que las autoridades de un cuerpo religioso requieran honradez común en la conducta de sus ministros. Ninguna organización secular permite que sus agentes violen sus reglamentaciones y menoscaben su fortaleza. ... Ningún ministro tiene el derecho moral de usar la influencia de su posición para diseminar disensión en la iglesia cuyo cometido él está llevando, y a cuyo credo ha jurado fidelidad como condición previa a su ordenación. El mundo es grande. Tiene lugar suficiente para todos los credos, todas las creencias, y sus defensores. Nadie está obligado a pertenecer a cierta iglesia y predicar cierta doctrina. Pero un hombre honrado, habiendo sido ordenado para predicar una doctrina particular, se retirará por su propia voluntad si llega a convencerse de que aquella doctrina o credo no es la verdad."

b)  Pero la realidad es que, aunque demuestran con los hechos que no creen en el don profético de la Sra. White, ni uno de esos pastores se marcha "por su propia voluntad."

5.  Hay que tener en cuenta que el Sr. Wilcox, en esas páginas, trata de mezclar el pretendido don profético de la Sra. White con los dones espirituales de los cuales se habla en la Biblia, para que, así, si uno acepta los dones espirituales, también acepte juntamente ese pretendido don de la Sra. White, parezca que rechaza los dones espirituales bíblicos; pero esta sutileza se deshace claramente cuando una persona se va a bautizar, para ser incorporada a la Iglesia Adventista como miembro; si en ese momento, la tal persona dice claramente que cree y acepta la doctrina de todos los dones espirituales mencionados en la Biblia, incluido el don de profecía, pero no acepta a la Sra. White como una verdadera profetisa, no la bautizarán; esto se puede demostrar; desenmascarando así este sofisma que consiste en unir el pretendido don profético de la Sra. White con los dones espirituales mencionados en la Biblia.

Conclusión:

1.  Después de lo expuesto hasta aquí, el primer dilema para los dirigentes adventistas es éste:

a)  La Sra. White declara que las iglesias protestantes son Babilonia.
b)  Los adventistas aseguran que esas declaraciones están inspiradas por Dios.
c)  Después se "federan" con esas iglesias.
d)  ¿Cómo, pues, podrá la Iglesia Adventista no ser Babilonia si forma parte de lo que la Sra. White llama Babilonia?
2.  El segundo dilema es el siguiente:
a)  La Sra. White afirma que las iglesias protestantes son "sectas."
b)  Según los dirigentes adventistas, esa afirmación está inspirada por Dios.
c)  Pero ellos "federan"a la Iglesia Adventista con las iglesias protestantes.
d)  ¿Cómo se apañará, pues, la Iglesia Adventista para no ser una secta si es una iglesia más dentro de esa federación?
3.  ¿Qué le parece a Ud., amable lector, todo esto? ¿Cree Ud. de verdad que están inspirados todos los escritos de la Sra. White, o eso es una fábula de los pastores adventistas?

4.  ¿Abandonarán, los pastores adventistas, a la Sra. White como profetisa, o abandonarán la Federación protestante, para no ser "Babilonia" ni una "secta", o seguirán con su doble peso y su doble medida?

ESCRITOS de ELENA WHITE
Su inspiración y autoridad
CARLOS PUYOL

"Entre los distintos temas que la Teología fundamental puede estudiar y exponer, los más importantes son, sin discusión, los relativos a los mandamientos de Dios, la fe de Jesús y el Espíritu de Profecía. Pero de éstos es el último el menos conocido y estudiado. Nos proponemos a través de este trabajo, que se expondrá en varios artículos, afirmar sobre sólidas bases, la inspiración de los escritos y ministerio de Elena White, como mensajera de Dios en el último pueblo remanente." (Revista Adventista, órgano general de la Iglesia Cristiana Adventista del Séptimo Día, Mayo 1979, p. 12).

¿Exclusivismo sectario, sí o no?


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