He recibido decenas de llamadas de personas que están
haciendo la transición hacia fuera del adventismo. Estas
personas conocen muchos de los problemas de las doctrinas ASD y han
decidido abandonar el adventismo. Pero, al mismo tiempo, tienen grandes
dificultades en hacer una transición plena a una iglesia
cristiana comunitaria. Aunque, por una parte, su conciencia les aleja
del adventismo, por la otra su conciencia les impide hacerlo por
completo. Sólo los que hemos hecho este viaje podemos entender
plenamente el trauma que esto involucra. He tomado un capítulo
de The Recovering Adventist [El Adventista que se recupera], un libro que estoy escribiendo, y he incluido aquí
una modificación de él. Es mi oración que el
Espíritu Santo use este estudio de la palabra de Dios para
ayudar a cada lector a enfrentar esta muy importante cuestión de
conciencia. Para poner en perspectiva algunas de estas cuestiones,
respondamos a las preguntas de cierto o falso que aparecen más
abajo.
____ C. ____ F. Nuestra conciencia es siempre una guía segura para conducirnos a la verdad.
____ C. ____ F. Debido a la educación y el ambiente, nuestra conciencia puede estar mal informada.
____ C. ____ F. Debemos obedecer siempre nuestra conciencia.
____ C. ____ F. Es correcto violar nuestra conciencia cuando ésta está mal informada.
____ C. ____ F. Es correcto violar nuestra conciencia con tal de que no se haga a menudo.
____C. ____F. Rehusar examinar la evidencia no tiene nada que ver con nuestra conciencia.
¿Qué es la conciencia? He aquí algunas respuestas de tipo humorístico y de una sola línea.
- La conciencia es lo que duele cuando todo lo demás se siente bien.
- El mayor tormento del alma humana es una conciencia culpable.
- Una conciencia culpable mantiene a más gente despierta que el café.
- Nada produce más gozo, paz y satisfacción que
una conciencia limpia. Si un sermón va a pinchar la conciencia,
debe tener puntos claramente definidos.
La conciencia es la facultad de la mente para el juicio moral
Creo que nuestra conciencia funciona de tres maneras: Primera, es un juez, que nos dice si lo que hemos hecho es bueno o malo. Segunda, la conciencia actúa como un iniciador, que que nos impulsa a hacer algo que debemos hacer. Tercera, la conciencia a veces funciona como un freno, para impedir que hagamos algo que creemos que es incorrecto. Una ilustración ayudará.
Mi padre murió cuando yo tenía diez años de edad,
y me dejó sus herramientas de carpintero. Eran los tiempos antes
de que estuviesen en uso las herramientas eléctricas. Recuerdo
vívidamente que, algunos años más tarde,
decidí que era tiempo de afilar la sierra de mano. Las
herramientas de mi padre incluían una pequeña lima
triangular, una prensa en forma de abrazadera para sostener el serrucho
mientras era afilado, y una traba, una pequeña y complicada
herramienta para doblar ligeramente cada diente
para que el serrucho no se doblara. Yo no sabía nada de afilar
serruchos, pero no veía por qué no podía hacerlo.
Así que comencé. Afilé y afilé. Luego
pensé que era mejor que trabara el serrucho. Sin saber lo que
estaba haciendo, ni siquiera cómo ajustar la traba,
comencé a doblar un diente sí y uno no.
Cuando terminé, me pareció que tenía un serrucho
suave, afilado, que cortaría fácilmente. ¡No era
así! Estaba peor que antes de que comenzara a afilarlo.
Así que lo hice nuevamente. Esta vez quedó aun peor. Yo
no era alguien que se rindiese fácilmente, así que lo
intenté nuevamente. Ahora el serrucho no cortaba en absoluto.
Había afilado algunos dientes más que otros, así
que algunos de ellos eran demasiado cortos y ni siquiera tocaban la
madera, mientras que otros eran demasiado largos y hacían
muescas en la madera. La traba del serrucho no era pareja. Desesperado,
decidí que era mejor llevar el serrucho a una persona que
supiera lo que estaba haciendo. A algunas cuadras de nuestra casa
había un taller de serruchos. Caminé hasta este taller,
me presenté con mi serrucho, y dije simplemente: "¿Quiere
afilarme este serrucho, por favor?" El hombre lo miró
inquisitivamente, lo levantó hasta la altura de los ojos,
miró a lo largo de la fila de dientes, y dijo: "Quienquiera que
afiló este serrucho la última vez de seguro no
sabía lo que estaba haciendo". Entonces comenzó a decirme
todas las cosas que "esta persona" había hecho incorrectamente.
Yo no estaba preparado para sus siguientes palabras: "A
propósito", dijo, "quién fue el idiota estúpido
que trató de afilar este serrucho?" Yo no quería ser
aquel idiota estúpido, así que dije: "Un tipo que vive a
unas cuadras más abajo por el camino". Entonces, qué les
parece, dijo: "¿Cómo se llama?" Yo barboté: "No
recuerdo", ¡y salí corriendo de allí lo más
rápido que pude!
Hice que mi madre recogiera el serrucho cuando estuvo listo, pues no
quería volver a ver a ese hombre. Pero, todos los días,
en mi camino a la escuela, adivinen cerca de dónde
pasábamos. Correcto. Y todos los días, de vuelta de la
escuela, adivinen cerca de dónde pasábamos. Correcto
nuevamente. Y adivinen lo que esta cosa llamada conciencia le
hacía a este chico del octavo grado dos veces todos los
días. Correcto. Finalmente, decidí que era mejor confesar
mi mentira que ser pinchado dos veces todos los días.
En esta ilustración, vemos a la conciencia actuar primero como
juez: "Dijiste una mentira y eso estuvo mal". Luego, funcionó
como iniciador: "Es mejor que vayas y confieses tu mentira".
La conciencia es algo que recibimos como equipo normal al nacer. En
Romanos 2, Pablo habla de que los gentiles, que ni siquiera conocen la
ley, tienen la ley escrita en sus corazones, y su conciencia
alternativamente les acusa o les defiende. Los antropólogos han
descubierto que, en todas las culturas, hay prescripciones contra el
asesinato, el incesto, la mentira y los excesos sexuales, y que hay
obligaciones de los padres para con sus hijos y de los hijos para con
sus padres. (1) En cada persona, parece haber una conciencia innata
basada en lo que llamamos "ley natural", que nos dice si estamos
haciendo lo bueno o lo malo.
Sin embargo, nuestra preparación social y religiosa
también influye en la conciencia. En 1 Corintios 8, Pablo habla
de una "conciencia débil", que carece de conocimiento.
Así que nuestra conciencia es una cosa muy compleja. Es la
facultad moral de la mente para juzgar, y toma sus decisiones
basándose en cierto sentido divino e innato del bien y del mal, junto con nuestro adiestramiento social y religioso. A causa de su complejidad, tenemos que hacernos algunas preguntas muy penetrantes.
Si nuestro adiestramiento social y religioso puede influir en la
conciencia, entonces, ¿es posible que algunas personas tengan
una conciencia incorrecta o incompletamente
educada? Examinemos, por ejemplo, el intenso odio hacia los
judíos que está presente en los niños que crecen
en un hogar musulmán fundamentalista radical. Si la conciencia
puede ser educada incorrectamente,entonces, ¿se puede confiar
siempre en la conciencia como una guía segura?
Lógicamente, tenemos que concluir: "No". Sin embargo, esto nos
conduce a la siguiente pregunta, de lo más difícil: Si no siempre se puede confiar en la conciencia, ¿ésta debe ser obedecida siempre?
(Llamado). Ahora nos encontramos en un dilema. Si la conciencia es el
factor de juicio moral de la mente humana, y si la conciencia es
educada incorrectamente, no tiene manera de conocer lo inadecuado y es incapaz de de detectar el error. Es como preguntarle a alguien: "¿Qué es lo que no
sabes?" Así como una computadora no puede procesar
información a la que no tiene acceso, una conciencia mal o
incorrectamente educada podría conducirnos por el mal camino.
Esto nos lleva a nuestra primera conclusión.
Puede que nuestra base de datos moral sea deficiente.
La mayoría de nosotros no quiere admitir esto, pero esta es una
verdad de la Escritura y queda demostrada por la experiencia. Podemos
verla en las vidas ajenas, pero se nos hace difícil creer que
también nos ocurra a nosotros. Subraye en su pensamiento la
siguiente frase. Reconocer
la posibilidad de que nuestra base de datos moral es deficiente es a
menudo el primer paso para salir de la esclavitud espiritual.
Una vez que reconocemos que es posible que nuestra base de datos moral
sea deficiente, entonces podemos hacer algo al respecto. Esta es una de
las muchas razones para la continuada lectura de la Biblia, la
asistencia regular a la iglesia, y la participación en estudios
bíblicos en grupos pequeños. Estas actividades
deberían tener lugar en ambientes donde haya estudios
verdaderamente inductivos y donde la gente esté libre para cuestionar amablemente
los puntos ciegos del pensamiento erróneo los unos de los otros.
La gente debe estar abierta al Espíritu Santo y estar dispuesta
a obedecer a la verdad cuando ésta es recibida. (Posible
llamado).
Una conciencia incorrectamente educada puede tener dos resultados:
Primero, a menudo puede causar un falso sentimiento de culpa. Muchos
"ex" que crecieron en los escritos de Ellen White pueden dar testimonio
de esto (2). Un segundo resultado de una conciencia incorrectamente
educada es que, con una conciencia limpia, posiblemente estemos haciendo cosas que en realidad son erróneas (3).
Ahora llegamos a una cuestión muy importante. ¿Debemos obedecer a nuestra conciencia siempre?
Permítanme compartir con ustedes otra ilustración de mi
experiencia personal. Ya mencioné antes que mi padre
murió cuando yo tenía diez años de edad; luego mi
madre sostuvo a la familia con su trabajo como maestra de escuela. Con
el paso de los años, los niños de la escuela comenzaron a
ponerla nerviosa. Después de mi primer año en la
academia, mi madre se tomó un año de vacaciones de su
trabajo en la escuela para recuperar la salud. Yo abandoné la
escuela ese año y trabajé a tiempo completo para sostener
a la familia. Trabajaba en una gran granja avícola cerca de
Napa, California, que tenía unas 18,000 gallinas ponedoras. A
causa de mi crianza religiosa y mis propios estudios bíblicos
personales, mi creencia sincera era que no debía trabajar en
sábado, que yo sabía
que era el día de reposo. Llegué a un acuerdo con este
ranchero criador de aves de corral para tener el sábado libre y
en su lugar trabajar el domingo. Me gustaba el trabajo, me
parecía que estaba haciendo un buen trabajo, y a este ranchero
le gustaba mi trabajo. Después de haber estado allí
varios meses, un viernes por la tarde me llamó y me pidió
que trabajara al día siguiente, que era sábado, para
ocupar el lugar de alguien que estaba enfermo. Le dije que no
podía, porque era mi día de reposo y la Biblia
decía que el séptimo día era día de reposo
y que en ese día nadie debía trabajar. Al domingo
siguiente fui a trabajar como de costumbre. Sin embargo, esa tarde,
justo antes de la hora de salida, me entregó un cheque y me dijo
que ya no podía seguir empleándome porque necesitaba a
alguien que estuviese dispuesto a trabajar cuando él lo
necesitase. Recuerdo claramente que mi conciencia me decía que
lo que yo había hecho era correcto. Se me había
enseñado que perder el empleo o hasta la vida era mejor que
trabajar en sábado, lo cual yo consideraba una directa
violación de la ley moral de Dios. Había obedecido a mi
conciencia. No sentía ninguna culpa. Mi conciencia me
felicitó por mi decisión.
¿Hice lo que era correcto? ¡Su respuesta dependerá sin duda de su propio adiestramiento religioso y de lo que está en su
propia base de datos moral! Podríamos convertir esto en un
debate sobre la correcta observancia del sábado, pero ese no es
nuestro tema. Volviendo a la pregunta clave: ¿Debemos obedecer a
nuestra conciencia siempre?
Para responder a esta importante pregunta, hagamos un poco de estudio
bíblico. ¿Obedeció Pablo siempre a su conciencia?
"Pablo se quedó mirando fijamente al Consejo y dijo: 'Hermanos, hasta hoy he actuado delante de Dios con toda buena conciencia'". Hechos 23:1.
"En todo esto procuro conservar siempre limpia mi conciencia delante de Dios y de los hombres". Hechos 24:16.
"Para nosotros, el motivo de satisfacción es el testimonio de nuestra conciencia:
Nos hemos comportado en el mundo, y especialmente entre ustedes, con la
santidad y sinceridad que vienen de Dios. Nuestra conducta no se ha
ajustado a la sabiduría humana sino a la gracia de Dios". 2 Cor.
1:12.
"Deben guardar, con una conciencia limpia, las grandes verdades de la fe". 1 Tim. 3:9.
"Debes hacerlo así para que el amor brote de un corazón limpio, de una buena conciencia y de una fe sincera". 1 Tim. 1:5.
"Al recordarte de día y de noche en mis oraciones, siempre doy gracias a Dios, a quien sirvo con una conciencia limpia como lo hicieron mis antepasados". 2 Tim. 1:3.
"Digo la verdad en Cristo; no miento. Mi conciencia me lo confirma en el Espíritu Santo". Rom. 9:1.
"... manteniendo la conciencia limpia, para que los que hablan mal de la buena conducta de ustedes en Cristo se avergüencen de sus calumnias". 1 Pedro 3:16.
De estos versículos, derivamos la siguiente conclusión.
Debemos obedecer siempre a nuestra conciencia.
Debemos obedecer a nuestra conciencia siempre, con la condición
de que no haya sido "cauterizada" anteriormente por habernos opuesto
repetidamente a la voluntad de Dios. Sin embargo, en este punto surgen
muchas preguntas. Si la conciencia puede ser educada incorrectamente -
y puede serlo -, ¿estamos seguros de que debemos obedecer a
nuestra conciencia siempre?
¿Podría una conciencia educada incorrectamente llevarnos
a hacer lo que es incorrecto? ¿Qué sucede cuando
obedecemos a nuestra conciencia queriendo hacer lo que es correcto,
pensando que estamos haciendo lo que es correcto, cuando en realidad
estamos haciendo lo incorrecto porque la base de datos de nuestra
conciencia es incompleta o ha sido programada erróneamente?
Por los versículos presentados arriba, es claro que Pablo siempre mantuvo una conciencia limpia. Esto era cierto, no sólo después de su conversión, sino también antes de ella. Nótese nuevamente Hechos 23:1.
Pablo se quedó mirando fijamente al Consejo y dijo: "Hermanos, hasta hoy he actuado delante de Dios con toda buena conciencia".
Pero, ¿el hecho de que Pablo tenía una conciencia limpia
significa que siempre hizo lo correcto? Absolutamente no.
Pues bien, yo mismo estaba convencido de que debía hacer todo lo posible por combatir
el nombre de Jesús de Nazaret. Eso es precisamente lo que hice
en Jerusalén. Con la autoridad de los jefes de los sacerdotes,
metí en la cárcel a muchos de los santos, y cuando los
mataban, yo manifestaba mi aprobación. Muchas veces anduve de
sinagoga en sinagoga castigándolos para obligarlos a blasfemar.
Mi obsesión contra ellos me llevaba al extremo de perseguirlos
incluso en ciudades del extranjero. En uno de esos viajes, iba yo hacia
Damasco con la autoridad y la comisión de los jefes de los
sacerdotes. A eso del mediodía, oh rey, mientras iba por el
camino, vi una luz del cielo, más refulgente que el sol, que con
su resplandor nos envolvió a mí y a mis
acompañantes. Todos caímos al suelo, y yo oí una
voz que me decía en arameo: "Saulo, Saulo, ¿por
qué me persigues?
¿Qué sacas con darte de cabezazos contra la pared?
Entonces pregunté: "¿Quién eres, Señor?".
"Yo soy Jesús, a quien tú persigues", me contestó
el Señor. Hechos 26:9-15.
Estos versículos muestran que Pablo tenía una conciencia
limpia cuando, en realidad, estaba yendo 180 grados en dirección
opuesta a la verdad. Observe cuidadosamente su conclusión.
Aquí encontramos la respuesta a nuestra pregunta:
¿Qué sucede cuando estamos dispuestos a hacer lo que es
correcto, creemos que estamos haciendo lo que es correcto, y en
realidad estamos haciendo lo incorrecto a causa de una conciencia
educada impropiamente?
Doy gracias al que me
fortalece, Cristo Jesús nuestro Señor, pues me
consideró digno de confianza al ponerme a su servicio.
Anteriormente, yo era un blasfemo, un perseguidor y un insolente; pero
Dios tuvo misericordia de mí porque yo era un incrédulo y actuaba con ignorancia.
Pero la gracia de nuestro Señor se derramó sobre
mí con abundancia, junto con la fe y el amor que hay en Cristo
Jesús. Este mensaje es digno de crédito y merece ser
aceptado por todos: que Cristo Jesús vino al mundo a salvar a
los pecadores, de los cuales yo soy el primero. 1 Tim. 1:12-15.
Dios miró el corazón de Pablo y allí
encontró a un hombre que había decidido hacer siempre lo
que él creía
que era correcto. Y Dios dijo: "Yo puedo utilizar a un hombre como
éste"; así que Dios llamó a Pablo y le
llenó de su Espíritu, el cual le iluminó, porque
Dios sabía que Pablo siempre sería fiel a su conciencia.
(4)
Ésta no es una enseñanza aislada. En Hechos 3:17 leemos:
"Ahora bien, hermanos, yo sé que ustedes y sus dirigentes
actuaron así por ignorancia".
Como Pablo, muchos de los dirigentes judíos actuaban por
ignorancia (por una conciencia inadecuadamente educada), así que
Dios les iluminó en el día de Pentecostés. Luego,
después de que hubieron recibido el Espíritu Santo,
leemos: "y muchos de los sacerdotes se hicieron obedientes a la fe".
Este principio se expresa claramente en Hechos 17:30. "Pues bien, Dios pasó por alto aquellos tiempos de tal ignorancia,
pero ahora manda a todos, en todas partes, que se arrepientan". Sin
embargo, debemos establecer una clara diferencia entre los que habitualmente
buscan hacer la voluntad de Dios como elos la entienden y los que
previamente han cauterizado su conciencia al desobedecer la voluntad
conocida de Dios. He aquí nuestra cuarta conclusión.
Cuando obedecemos a nuestra conciencia
creyendo que hacemos lo correcto pero hacemos lo que es incorrecto a
causa de una conciencia inadecuadamente educada, Dios pasa por alto
nuestra ignorancia y nos ilumina.
Luego, tenemos que preguntar: ¿Qué sucede si actuamos
contrariamente a la voluntad conocida de Dios y/o violamos nuestra
conciencia? La Escritura no deja lugar para la duda aquí.
" ... y mantengas la fe y
una buena conciencia. Por no hacerle caso a su conciencia, algunos han
naufagado en la fe". 1 Tim. 1:19.
"Pero el Espíritu dice claramente que, en los
últimos tiempos, algunos abandonarán la fe para seguir a
inspiraciones engañosas y doctrinas diabólicas. Tales
enseñanzas provienen de embusteros hipócritas, que tienen
la conciencia encallecida". 1 Tim. 4:1-2.
"Para los puros todo es puro, pero para los corruptos e
incrédulos no hay nada puro. Al contrario, tienen corrompidas la
mente y la conciencia. Profesan conocer a Dios, pero con sus acciones
lo niegan ...". Tito 1:15, 16.
Actuar contrariamente a nuestra conciencia causa desastre espiritual.
Para ilsutrar cómo funcionan estos cuatro principios en la vida
real, contrastemos dos personajes bíblicos: Pablo y Balaam. Dios
habló directamente a Balaam, dándole una clara
indicación de su voluntad. (Véase Números 22:7,
12, 17, 20; 31:16). Balaam no tenía ningún defecto en la
base de datos de su conciencia. Sin embargo, no estaba satisfecho con
hacer la voluntad de Dios, que estaba revelada claramente.
Tenía los ojos puestos en los salarios de la adivinación,
así que comenzó a hacer pequeñas concesiones en
relación con la voluntad de Dios. Luego, poco a poco, se
alejó más y más del lado de Dios, hasta que se
puso de parte del enemigo de Dios. Su consejo llevó a Israel al
pecado, lo cual resultó en la pérdida de por lo menos
24,000 vidas.
Por otra parte, Pablo sí tenía un defecto en la base de
datos de su conciencia. Sin embargo, decidió tener siempre una
conciencia limpia y hacer siempre lo que creía que era correcto.
Comenzó como perseguidor de la iglesia, 180 grados en
dirección opuesta a la voluntad intrínsica de Dios. Sin
embargo, Dios miró su corazón, se dio cuenta de que Pablo
estaba actuando por ignorancia y, por gracia y misericordia, Dios
iluminó a Pablo con su Espíritu Santo. Pablo se
arrepintió de su error y Dios le reveló verdades que
completaron la base de datos de su conciencia. Pablo continuó
obedeciendo a su conciencia, y su vida influyó en muchos
millones para que confiaran en Cristo como su Salvador.
Dios no juzga por la apariencia externa, sino que mira el
corazón, la conciencia.Y en la actualidad, está buscando
personas que harán siempre
lo que creen que es correcto. Si los encuentra, pasará por alto
su ignorancia, les iluminará con su Espíritu y
expandirá para Él el ministerio de ellos.
Pero, ¿qué sucede con los que tienen una deficiente base
de datos moral y rehusan las oportunidades de corregir esta
deficiencia?
Nótese cómo respondieron los dirigentes religiosos que escucharon hablar a Esteban en Hechos 7:54-58.
"Al oír esto,
rechinando los dientes, montaron en cólera contra él. ...
Entonces ellos, gritando a voz en cuello, se taparon los oídos y
todos a una se abalanzaron sobre él, lo sacaron a empellones
fuera de la ciudad y comenzaron a apedrearlo ...".
Más arriba, llegamos a la conclusión de que, si
nuestra base de datos es deficiente y nos hace hacer lo incorrecto
cuando creemos que estamos haciendo lo correcto, Dios pasa por alto
nuestra ignorancia y nos ilumina. Sin embargo - y este "sin embargo" es
importante - si rehusamos examinar la evidencia que está a
nuestro alcance y a propósito cerramos nuestra mente a los
hechos, entonces esta actitud de mente cerrada
también puede causarnos un desastre espiritual. Con gran
tristeza, Jesús dijo a su generación: "Porque el
corazón de este pueblo se ha vuelto insensible; se les han
embotado los oídos, y se les han cerrado los ojos. De lo
contrario, verían con los ojos, oirían con los
oídos, entenderían con el corazón y se
convertirían, y yo los sanaría". (Mat. 13:15). Una y otra
vez, Jesús dijo: "El que tiene oídos para oír,
oiga". La actitud de mente cerrada expresada por los judíos les
afirmó en su rígida teología y rehusaron examinar
la verdad del cristianismo. Más tarde, Pablo describió
esta actitud con estas palabras: "Como está escrito: 'Dios les
dio un espíritu insensible, ojos con los que no pueden ver y
oídos con los que no pueden oír, hasta el día de
hoy'" (Rom. 11:8. Esto nos lleva a nuestra quinta conclusión:
Rehusar
estudiar y examinar los hechos puede ser tan peligroso como violar
nuestra conciencia, causándo un desastre espiritual.
Me preocupan profundamente dos grupos dentro del adventismo. El primer
grupo puede estar representado por algunos que envían cartas al
editor de Proclamation, y
otros ASD con los que hablo por teléfono. En esencia, los muchos
cientos de mensajes que he intercambiado con Adventistas del
Séptimo Día pueden resumirse así: "Nosotros
tenemos la verdad del mensaje adventista, usted ha abandonado el
adventismo. Por lo tanto, sabemos que usted y los otros escritores de Proclamation están errados y no vamos a perder nuestro tiempo examinando sus engañosos materiales".
Al usar esta ilustración, no estoy dando a entender que Proclamation
es la fuente de toda verdad. Sólo Dios y su Palabra pueden
afirmar eso. Lo que me preocupa, sin embargo, es que, cuando tantos honestos pastores
ASD abandonan el adventismo, los que quedan a menudo no quieren saber
por qué aquéllos se fueron. Más bien, se contentan
sólo con borrar a sus antiguos colegas diciendo que "siguieron
las asechanzas del diablo". A menudo, atribuyen a los que se van toda
clase de motivos malvados. ¿Será esta actitud de no estar
dispuestos a examinar los hechos bíblicos lo mismo que ir contra
la propia conciencia? ¿No es éste el mismo
espíritu que manifestaron los judíos de los días
de Cristo? De Jesús dijeron los judíos: "Está
endemoniado y loco de remate. ¿Para que hacerle caso?" (Juan
10:20).
En el reciente folleto trimestral de Escuela Sabática titulado
"Los pilares de nuestra fe", hay esta preocupante afirmación:
Como adventistas, tenemos
más razón que nunca en confiar en el mensaje
profético que se nos ha encomendado presentar al mundo. Debemos
cerrar nuestros oídos y nuestros corazones a aquéllos de
entre nosotros que se burlan o niegan nuestro escenario del fin del
tiempo. (p. 97 el énfasis es nuestro).
No es nuestro deseo burlarnos de ninguna enseñanza adventista,
pero, ¿es incorrecto negar la validez de ciertas doctrinas
cuando hay abundante evidencia bíblica para hacerlo? ¿No
es la cita de más arriba similar a la mentalidad sectaria
expresada por los Testigos de Jehová y otras sectas que no
quieren estudiar abierta y honestamente con los demás "porque
ellos tienen la verdad" y, por lo tanto, "saben que los demás
están errados"? Creemos que es una actividad saludable
investigar las creencias de uno para asegurarse de que están
construidas sobre el sólido fundamento de la palabra de Dios y
no sobre la arena de las suposiciones y la hermenéutica de los
textos de prueba.
Un segundo grupo dentro del adventismo que me preocupa está
compuesto por pastores y administradores que en la actualidad sirven en
la iglesia ASD y que saben que muchas - si no la mayoría - de
las singulares enseñanzas del adventismo no están
sustentadas en un honesto estudio de la Biblia. Personalmente, he
hablado con decenas de ellos. Pero hacen como que se identifican con la
línea del partido para no inquietar a la iglesia. Muchos
congregantes no tienen idea de que su pastor o administrador de
conferencia no cree en varias de las "27 Creencias Fundamentales". Por
experiencia, sé cuán difícil puede ser esta
situación, y ciertamente no me toca a mí juzgarla. Sin
embargo, expreso una preocupación. ¿Podría esta
situación de hacer como que uno cree en algo conducir a una
cauterización de la conciencia? Cuando me enfrenté a este
dilema, dos pastores de mi iglesia y yo pasamos cinco horas con un
importante teólogo adventista buscando alguna base para una
reconciliación. El teólogo me aconsejó decirle al
presidente de mi conferencia lo que él quería oír,
pero escogiendo mis palabras cuidadosamente de modo que yo pudiera
poner en ellas mi propia y diferente interpretación. Creo que
este tipo de actividad podría ser el primer paso hacia abajo en
la resbaladiza pendiente de una conciencia cauterizada. Martín
Lutero tenía razón, y era bíblico, cuando dijo que
siempre es peligroso para un hombre ir contra su conciencia.
Resumiendo:
- Es posible que nuestra base de datos moral sea defectuosa.
- Siempre debemos obedecer a nuestra conciencia.
- Cuando obedecemos a nuestra conciencia creyendo que hacemos
lo que es correcto, pero terminamos haciendo lo incorrecto acausa de
una conciencia inadecuadamente educada, Dios pasa por alto nuestra
ignorancia y nos ilumina.
- Actuar contrariamente a nuestra conciencia causa desastre espiritual.
- Rehusar estudiar y examinar los hechos puede ser tan
peligroso como ir contra nuestra conciencia, causando un desastre
espiritual.
Para aquéllos de nosotros que estamos reevaluando nuestro
sistema de creencias, creo que éstas son consideraciones
importantes. Estos principios de la palabra de Dios nos servirán
bien al buscar la verdad - Jesucristo mismo.
Concluyo con nuestro lema, que tomamos muy en serio: "La verdad no
necesita ningún otro fundamento que la honesta
investigación bajo la guía del Espíritu Santo y
una disposición a obedecer a la verdad cuando ésta es
revelada". ¡Que Dios nos ayude a hacer esto mismo!
Con la ayuda del Señor, el siguiente número de Proclamation
tendrá un artículo que acompañará a
éste: "El papel de la conciencia en la libertad cristiana".
(1) Tenny,
Pictorial Encyclopedia of the Bible, Vol. 1, p. 947.
(2) Por ejemplo, Ellen White dijo: "Es pecado enfermarse".
Health Reformer, 1866-08-01; "Exhibir fotografías de los cuadros familiares es 'una especie de idolatría'.
Review and Herald,
1907-06-13; "Las muchas, muchas fotografías en vuestras casas es
una deshonra para Dios. Ellas dan mudo testimonio de que habéis
caído de la justicia. Miro al cielo y exclamo:
'¡Señor, ¿por cuánto desviará este
mal los fondos de la tesorería?"
Review and Herald, 1901-11-26. "No habrá lugar para adornos externos en el corazón santificado ...".
Testimonies for the Church, Vol. 1, p. 162; "Es pecado olvidar, es pecado ser negligente".
Bible Eco, 1901-01-14. Cualquiera que haya leído a EGW en serio puede multiplicar esta lista un centenar de veces.
(3) Es mi creencia que Dios ilumina la conciencia de toda persona que
nace en el mundo (Juan 1:9; Rom. 2:14, 15). Los que terminan por
convertirse en malos (como algunos terroristas) han violado
repetidamente la conciencia que Dios les dio, hasta que ella se
"cauterizó" (1 Tim. 4:2). Luego, continuando en el error,
llegaron a creer que estaban haciendo lo correcto.
(4) Reconozco que esto puede ser una sobresimplificación de un
tema complejo, considerando que Dios escogió a Pablo desde su
nacimiento.