Hay dos términos usados
en las Escrituras para definir dos diferentes etapas de la
conversión de los gentiles al judaísmo. El término
"temeroso de Dios" o "el que teme a Dios" se usaba para describir a los
gentiles que creían en el único Dios verdadero y negaban
los ídolos y los dioses extraños del mundo gentil,
incluyendo a los emperadores como dioses. Los "temerosos de Dios"
asistían a la sinagoga el sábado, pero no estaban sujetos
a las restricciones de no trabajar en sábado. No comían
con los judíos y no podían guardar la Pascua sin haberse
circuncidado.
Ejemplo de los que temen a Dios:
Hechos 13:26 - "Varones
hermanos, hijos del linaje de Abraham, y los que entre vosotros
teméis a Dios, a vosotros es enviada la palabra de esta
salvación".
Lo que no se sabe
comúnmente sobre las creencias judías en relación
con los gentiles desde los tiempos de Noé, durante la
época de Cristo, y hasta la actualidad, es que ningún
judío creyó jamás, en ningún momento, que
el sábado era obligatorio para que los gentiles fueran aceptos
por Dios o para que pudieran heredar la vida eterna. Más
adelante en este documento, verá usted amplia evidencia, de
varias fuentes, que demuestra que: 1) los judíos jamás
creyeron que ni el sábado ni ninguna parte ceremonial fuese
obligatoria para los gentiles; y 2) los judíos no creen que
nadie antes de Abraham guardara nada más que la "Ley de
Noé" o las "Siete Leyes de Noé". Citamos el TALMUD PARA
TODOS: "El judaísmo considera a cualquier no judío
(gentil) que guarda estas leyes como una persona justa que tiene
garantizado un lugar en el mundo venidero".
En la página 65 del libro
"TALMUD PARA TODOS, las principales enseñanzas de los sabios
rabinos", escrito por Abraham Cohen, leemos esto en relación con
el gentil que está a punto de ser circuncidado: "Se le dice:
'Debes saber que antes de (la circuncisión) dar este paso (la
circuncisión), participabas de grasas prohibidas [carnes
inmundas] y profanabas el sábado sin incurrir en castigo. Pero,
DE AQUÍ EN ADELANTE, si haces estas cosas, recaerán sobre
tí castigos espantosos'". Observamos que los judíos
permitían plenamente que los judíos "temerosos de Dios"
"profanaran el sábado" y comieran carnes inmundas sin ser
juzgados por Dios o por ellos mismos sino hasta que eran circuncidados
en la carne.
El otro término que se
usa en las Escrituras es "prosélito" (que en griego significa
"residir, morar"), que describe a un gentil que había sido
circuncidado y que, por lo tanto, estaba sujeto a los sábados y
a todas las 613 leyes bajo la Ley de Moisés. La mayoría
de los prosélitos eran "temerosos de Dios" primero, y
después se convertían en prosélitos. Debido a que
no todos los gentiles podían ser lo bastante libres para
resposar los sábados, observar las leyes sobre carnes limpias e
inmundas, y todos los otros requisitos no morales de la Ley de
Moisés, casi todos los gentiles continuaban siendo "temerosos de
Dios". El término "prosélito" es usado por el propio
Jesús en el siguiente texto, donde reprende a los
autojustificantes fariseos. Mateo 23:15: ""¡Ay de vosotos,
escribas y fariseos! ¡Hipócritas! Porque recorréis
mar y tierra para hacer un prosélito, y una vez hecho, le
hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros".
Ahora podemos proceder al Capítulo 15 de Hechos.
Mis comentarios aparecen encerrados en corchetes [].
Hechos 15:1-5. "Entonces
algunos que venían de Judea enseñaban a los hermanos: Si
no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no
podéis ser salvos. Como Pablo y Bernabé tuviesen una
discusión y contienda no pequeña con ellos, se dispuso
que subiesen Pablo y Bernabé a Jerusalén, y algunos otros
de ellos, a los apóstoles y los ancianos, para tratar esta
cuestión. Ellos, pues, habiendo sido encaminados por la iglesia,
pasaron por Fenicia y Samaria, contando la conversión de los
gentiles, y causaban gran gozo a todos los hermanos. Y llegados a
Jerusalén, fueron recibidos por la iglesia, y los
apóstoles y los ancianos, y refirieron todas las cosas que Dios
había hecho con ellos. Pero algunos de la secta de los fariseos,
que habían creído, se levantaron diciendo: Es necesario
circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés".
[Es imposible exagerar la
importancia de esta línea de pensamiento en la
interpretación del concilio de Jerusalén. La secta de los
fariseos predicaba que era necesario añadir la ley de
Moisés al evangelio de la gracia y la fe. No era sólo la
circuncisión, sino también la orden de que los gentiles
guardasen la "ley de Moisés". Para entender bien esta frase,
debemos tener presente que se puede aludir a cualquier porción
de la ley de Moisés como a la ley de Moisés. Por ejemplo:
La circuncisión era parte de la ley de Moisés, como los
sacrificios y los sábados semanales y anuales. Así que,
en un intento por corromper el verdadero significado de la ley de
Moisés, muchas de las iglesias que guardan el sábado se
refieren a eso como una parte de la ley de Moisés en vez de la
totalidad de ella. La mejor referencia a la ley de Moisés en su
totalidad está en Malaquías 4:4, donde dice: "Acordaos de
la ley de Moisés, mi siervo, al cual encargué en Horeb
ordenanzas y leyes para todo Israel". Es claro, a partir de este
versículo, que la ley de Moisés incluye toda la ley,
tanto del monte Sinaí como las ordenanzas y leyes. ¿Por
qué entra la circuncisión en escena? Porque la Escritura
dice en Éxodo 12:47-49. "Toda la congregación de Israel
lo hará. Mas, si algún extranjero (gentil) morare [de
aquí recibimos la palabra "prosélito"] contigo, y
quisiere celebrar la pascua para Jehová, séale
circuncidado todo varón, y entonces la celebrará, y
será como uno de vuestra nación; pero ningún
incircunciso comerá de ella. La misma ley será para el
natural, y para el extranjero que habitare entre vosotros". Así
que, si cualquier gentil deseaba celebrar la fiesta de la pascua,
primero tenía que circuncidarse, y de este modo mostrar su
disposición a guardar toda la ley de Moisés, como lo
indica claramente esta referencia. Gálatas 5:3 lo expresa de
esta manera: "Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que
está obligado a guardar toda la ley"].
6-9
"Y se reunieron los apóstoles y los ancianos para conocer de
este asunto. Y después de mucha discusión, Pedro se
levantó y les dijo: Varones hermanos, vosotros sabéis
cómo ya hace algún tiempo que Dios escogió que los
gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio y creyesen. Y
Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el
Espíritu Santo lo mismo que a nosotros; y ninguna diferencia
hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones".
[Esta es una referencia directa
a lo que sucedió en Hechos 10, donde, después de que tuvo
la visión de los animales inmundos, se le dijo a Pedro que fuera
y les predicara a los gentiles, específicamente a Cornelio, el
centurión (Hechos 10:21, 22. "Entonces Pedro, descendiendo a
donde estaban los hombres que fueron enviados por Cornelio, les dijo:
He aquí, yo soy el que buscáis; ¿cuál es la
causa por la que habéis venido? Ellos dijeron: Cornelio el
centurión, varón justo y temeroso de Dios, y que tiene
buen testimonio en toda la nación de los judíos, ha
recibido instrucciones de un santo ángel, de hacerte venir a su
casa para oir tus palabras". Nuevamente, es de la mayor importancia
reconocer la importancia del uso del término "temeroso de Dios",
porque muestra que Cornelio no estaba sujeto a la restricción
del sábado semanal, ni de los sábados anuales, ni a las
carnes limpias e inmundas cuando el Espíritu Santo vino sobre
él. (Por favor, tómese el tiempo necesario para leer los
capítulos 10 y 11 de Hechos). El argumento aquí es que
Dios había purificado los corazones de ellos por la fe y les
había dado el Espíritu Santo, tal como había hecho
con los que habían sido circuncidados y habían guardado
la ley de Moisés. Dios no estaba purificando los corazones de
ellos por la ley, sino por la fe. Por fe, les estaba dando el
Espíritu Santo, y por esto era evidencia de salvación.
Hechos 13:47, 48 lo expresa así: "Porque así nos ha
mandado el Señor, diciendo: Te he puesto para luz de los
gentiles, a fin de que seas para salvación hasta lo
último de la tierra. Los gentiles, oyendo esto, se regocijaban y
glorificaban la palabra del Señor, y creyeron todos los que
estaban ordenados para vida eterna".]
10-11
"Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo
sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres
ni nosotros hemos podido llevar? Antes creemos que por la gracia del
Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos".
[Este versículo es el punto crucial de toda la cuestión.
Guardadores del sábado o no, circuncidados o no, temerosos de
Dios o no, gentiles o esclavos o libres, judíos o gentiles, la
salvación y el Espíritu Santo vienen por fe por medio de
la gracia. Añadir la ley de Moisés a la ley tienta a Dios
porque Dios no requería de los gentiles la observancia de la ley
de Moisés y los sábados, la restricción sobre las
carnes, ni los diezmos, ni la circuncisión, ni los sacrificios
primero para después darles el Espíritu Santo, sino que
les dio libremente el Espíritu Santo. Romanos 8:8, 9 dice: "Los
que viven según la carne no pueden agradar a Dios. Mas vosotros
no vivís según la carne, sino según el
Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros.
Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él".
La secta de los fariseos predicaba que era la ley la que hacía
santa a una persona, pero el evangelio dice que son la "fe" y el
"Espíritu Santo" los que hacen a una persona acepta a
Dios.]
12. "Entonces toda la
multitud calló, y oyeron a Bernabé y a Pablo, que
contaban cuán grandes señales y maravillas había
hecho Dios por medio de ellos entre los gentiles".
[Este corto versículo es importante porque la Escritura dice que
Dios puso su sello de aprobación a un ministerio por medio de
los milagros que siguieron a la predicación. Nótese
Hechos 2:22. "Varones israelitas, oíd estas palabras:
Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros
con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre
vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis".
El punto aquí es que Dios había continuado haciendo
milagros como sello de aprobación del evangelio de Pablo y
Bernabé, aunque ellos nunca exigieron ni ordenaron que los
gentiles se circuncidaran ni que guardaran la ley de Moisés].
13-18 "Y cuando ellos callaron,
Jacobo respondió diciendo: Varones hermanos, oídme.
Simón ha contado cómo Dios visitó por primera vez
a los gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre. Y con esto
concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito:
Después de esto volveré, y reedificaré el
tabernáculo de David, que está caído; y
repararé sus ruinas, y lo volveré a levantar, para que el
resto de los hombres busque al Señor, y todos los gentiles,
sobre los cuales es invocado mi nombre, dice el Señor, que hace
conocer todo esto desde tiempos antiguos".
[Santiago concuerda con Pedro, Pablo y Bernabé en que Dios
trabajaba para dar el Espíritu Santo y la salvación a los
gentiles aparte de la ley de Moisés, así que Jacobo cita
el único pasaje de la Escritura que se usa en todo el debate.
Jacobo dice que éste era el plan de Dios desde el principio del
mundo. Citando la página 348 del TALMUD PARA TODOS en
relación con la venida del Mesías, leemos: "El rabino
declaró: 'El Santo, bendito sea Él, levantará de
Israel a otro David, como está escrito: 'Servirán a
Jehová su Dios y a David su rey, a quien yo les
levantaré". No dice "levantado", sino "levantaré" (Sanh.
98b)... El rabino Nachman le preguntó al rabino Isaac:
'¿Has oído decir cuándo vendrá Bar Naphle
(hijo del caído)?' Y él contestó:
'¿Quién es Bar Naphle?' Y contestó: 'El
Mesías'. El otro preguntó: '¿Llamas Mesías
a Bar Naphle?' Contestó: 'Sí, porque está escrito:
'En aquel día yo levantaré el tabernáculo
caído de David' (Amós 9:11) (Sanh. 96b). Ahora bien, el
Mesías había venido y el templo y el tabernáculo
espiritual de David estaba siendo reconstruido y a todos los gentiles
se les permitía y deseaban entrar, como lo hicieron en tiempos
de David. La salvación a los gentiles y su libertad
de los sábados, las restricciones sobre las carnes, y las otras
leyes claramente "judías" nunca fueron parte del plan de Dios
para los gentiles "desde el principio del mundo".]
19-20 "Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se
convierten a Dios, sino que se les escriba que se aparten de las
contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado
y de sangre".
[Uno puede preguntarse qué hizo que Pedro, todos los
apóstoles, y todos los ancianos eligieran estas cuatro cosas
enumeradas en el versículo 29. ¿De dónde vinieron?
¿Por qué esas cuatro cosas, y no otras? Las cuatro cosas
mencionadas en el versículo 29 vienen directamente de la Ley de
Noé o de las Siete Leyes de Noé. Las cuatro cosas que se
dice se les debían escribir a los gentiles se conocían
como la Ley de Noé. Ésta era considerada como la ley
moral dada oralmente a Noé, y si una persona la guardaba, era
considerada justa y heredera de la vida eterna.
"Apartarse de la contaminación de ídolos" se encuentra en
el # 1 y en el # 6 de la Ley de Noé. "De fornicación" se
encuentra en el # 4 de la Ley de Noé. La palabra griega
"pornea", traducida como fornicación, significa exactamente lo
mismo que lo que se menciona en el # 4. "De ahogado" [estrangulado] se
menciona en el # 6 de la Ley de Noé. "De sangre" se encuentra en
el # 3 de la Ley de Noé.
Ninguno de los judíos creía que la observancia del
sábado era "obligatoria" hasta el tiempo de Moisés.
¿Por qué quería Jacobo dar estos mandamientos por
escrito? La respuesta se encuentra en el versículo siguiente].
21. "Porque Moisés desde
tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las
sinagogas, donde es leído cada día de reposo".
[Ahora bien, no permita usted que los judaizantes le engañen con
este versículo. Cuando el evangelio fue predicado entre los
gentiles, Jesús había ordenado que primero se les
predicara a los judíos y luego a los gentiles. En las sinagogas,
los judíos acostumbraban tratar de convertir a los gentiles, y
hacer que se circuncidaran "y que guardasen la ley de Moisés".
Estaban predicando a Moisés, y esto fue lo que inició
todo el problema. Después de que Dios había dado la
salvación y el Espíritu Santo por gracia por medio de la
fe, como lo declara Pedro, algunos de la secta de los fariseos
comenzaron a predicar a Moisés. Permítaseme reproducir el
versículo 5 de este capítulo. "Pero algunos de la secta
de los fariseos, que habían creído, se levantaron
diciendo: Es necesario circuncidarles y mandarles que guarden la ley de
Moisés". Para evitar cualquier confusión, se envió
esta carta a las iglesias para que no hubiese ninguna confusión
ni ningún malentendido. No debía obligarse a los gentiles
a circuncidarse ni a guardar la ley de Moisés. Lo que se quiere
subrayar en el versículo 21 es que era necesario escribirles a
los gentiles porque en cada ciudad había una sinagoga, donde los
judíos predicaban a Moisés (no a Cristo, ni al evangelio,
sino a Moisés, como el camino a la salvación,
AÑADIDA A CRISTO, y los apóstoles no querían que
hubiese ningún malentendido. Los gentiles no debían
circuncidarse ni guardar la ley de Moisés bajo ninguna
circunstancia, porque la fe en Cristo es el camino a la
salvación. A partir del contexto de todo lo que sabemos que
dijeron los apóstoles, lo último que cualquiera de los
apóstoles o ancianos quería era que los judaizantes
"inquietasen" más a los gentiles. ¡La carta de los
apóstoles era una advertencia a los judaizantes de que no
"inquietasen" MÁS a los gentiles!]
22-29 "Entonces pareció a
los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia, elegir de
entre ellos varones y enviarlos a Antioquia con Pablo y Bernabé:
a Judas que tenía por sobrenombre Barsabás, y a Silas,
varones principales entre los hermanos, y escribir por conducto de
ellos: Los apóstoles y los ancianos y los hermanos, a los
hermanos de entre los gentiles que están en Antioquia, en Siria,
y en Cilicia, salud. Por cuanto hemos oído que algunos que han
salido de nosotros, a los cuales no dimos orden, os han inquietado con
palabras, perturbando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar
la ley, nos ha parecido bien, habiendo llegado a un acuerdo, elegir
varones y enviarlos a vosotros con nuestros amados Bernabé y
Pablo, hombres que han expuesto su vida por el nombre de nuestro
Señor Jesucristo. Así que enviamos a Judas y a Silas, los
cuales también de palabra os harán saber lo mismo. Porque
ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros
ninguna carga más que estas cosas necesarias: Que os
abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de
ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os
guardáreis, bien haréis. Pasadlo bien".
[Primero, los apóstoles y los ancianos se reunieron y tomaron
una decisión. Luego, escribieron cartas confirmando su
decisión. Después, enviaron a hombres que habían
arriesgado sus vidas, en otras palabras, hombres "fieles", para que
entregaran el mismo mensaje, y luego "confirmaron a los hermanos".
¿Puede ser más claro? Y sin embargo, los Adventistas y
los seguidores de Armstrong quieren hacernos creer exactamente lo
contrario, tratando de decir que los apóstoles querían
que los gentiles APRENDIERAN en la sinagoga a guardar la ley de
Moisés. ESO contradice todo lo que los apóstoles dijeron
y escribieron. Sabemos que ellos nunca quisieron decir tal cosa. Cuando
los apóstoles y ancianos escribieron "NINGUNA CARGA MÁS",
no quisieron decir que los gentiles debían ir a una sinagoga y
aprender el resto de las cargas de la ley de Moisés. Pedro dijo
que era una carga "que ni nosotros ni nuestros padres hemos podido
llevar". Es completamente erróneo pensar que los
apóstoles deseaban enviar a cristianos gentiles a la sinagoga
para que fuesen "inquietados" y hacer que su fe fuese "subvertida" por
los que predicaban a Moisés, y que además "tentaban a
Dios", como dijo Pedro].
30-35. Así, pues, los que
fueron enviados descendieron a Antioquía, y reuniendo a la
congregación, entregaron la carta; habiendo leído la
cual, se regocijaron por la consolación. Y Judas y Silas, como
ellos también eran profetas, consolaron y confirmaron a los
hermanos con abundancia de palabras. Y pasando algún tiempo
allí, fueron despedidos en paz por los hermanos, para volver a
aquellos que los habían enviado. Mas a Silas le pareció
bien el quedarse allí. Y Pablo y Bernabé continuaron en
Antioquía, enseñando la palabra del Señor y
anunciando el evangelio con otros muchos.
[Ahora bien, leyendo Hechos 16:4,5 tenemos: "Y al pasar por las
ciudades, les entregaban las ordenanzas que habían acordado los
apóstoles y los ancianos que estaban en Jerusalén, para
que las guardasen. Así que las iglesias eran confirmadas en la
fe, y aumentaban en número cada día". Todo esto
causó considerable confusión. Como Pablo predicaba el
evangelio en las sinagogas primero a los judíos y luego a los
gentiles, surgían preguntas constantemente. Pero tanto Pablo
como los apóstoles se mantenían firmes. Cuando Pablo les
dijo a los gentiles que no debían circuncidar a sus hijos ni
circuncidarse ellos mismos, los judíos de entre los gentiles
escucharon y luego comenzaron a preguntarse: Si los gentiles
recibían la salvación y el Espíritu Santo y no
estaban bajo la ley de Moisés, entonces, ¿por qué
tenían ellos, los judíos, que estar bajo la ley de
Moisés? De aquí que se presentara un problema, aun
años más tarde, en Hechos 21, cuando Pablo regresó
a Jerusalén. Algunos judíos de entre los gentiles
informaron que él había predicado a judíos y a
gentiles que no debían circuncidar a sus hijos ni seguir las
costumbres de Moisés].
Usted encuentra esto en Hechos 21:15-25. "Después
de esos días, hechos ya los preparativos, subimos a
Jerusalén. Y vinieron también con nosotros de Cesarea
algunos de los discípulos trayendo consigo a uno llamado
Mnasón, de Chipre, discípulo antiguo, con quien nos
hospedaríamos. Cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos
nos recibieron con gozo. Y al día siguiente Pablo entró
con nosotros a ver a Jacobo, y se hallaban reunidos todos los ancianos;
a los cuales, después de haberles saludado, les contó una
por una las cosas que Dios había hecho entre los gentiles por su
ministerio. Cuando ellos lo oyeron, glorificaron a Dios, y le dijeron:
Ya ves, hermano, cuántos millares de judíos hay que han
creído; y todos son celosos por la ley. Pero se les ha informado
en cuanto a tí, que enseñas a todos los judíos que
están entre los gentiles a apostatar de Moisés,
diciéndoles que no circunciden a sus hijos, ni observen las
costumbres. ¿Qué hay, pues? La multitud se reunirá
de cierto, porque oirán que has venido. Haz, pues, esto que te
decimos: Hay entre nosotros cuatro hombres que tienen obligación
de cumplir voto. Tómalos contigo, purifícate con ellos, y
paga sus gastos para que se rasuren la cabeza; y todos
comprenderán que no hay nada de lo que se les informó
acerca de tí, sino que tú también andas
ordenadamente, guardando la ley. Pero en cuanto a los gentiles que han creído, nosotros les hemos escrito determinando que no guarden nada de esto; solamente que se abstengan de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de ahogado, y de fornicación".
[Han pasado años desde el concilio de Jerusalén en el
año 49 D.C. Pero el decreto continúa diciendo lo mismo
que dice en el versículo 25. Los apóstoles y los ancianos
nunca añadieron nada más de la ley de Moisés.
Algunos dicen que, después del concilio de Jerusalén y
los decretos, la iglesia añadió otras cosas de la ley de
Moisés para que las guardaran los gentiles. Este ejemplo de
años más tarde muestra que no se añadió
nada más. Ahora es más fácil entender todo el
Nuevo Testamento. Pablo afirma cosas como las que dice en Rom.
10:12-13, "porque no hay
diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es
Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan;
porque todo aquél que invocare el nombre del Señor
será salvo".]
Una de las principales quejas de las iglesias observadoras del
sábado cuando se les muestran estos textos es decir: "Muy bien,
entonces usted cree que es lícito matar, robar, o cometer
adulterio". Esto da a entender que lo único que les impide hacer
estas cosas es la ley. Pablo responde en 1 Tim. 1:9-10: "conociendo
esto, que la ley NO fue dada para el justo, sino para los transgresores
y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los
irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los
homicidas, para los fornicarios, para los sodomitas, para los
secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga
a la sana doctrina". Pablo también contestó que,
por fe y el uso del Espíritu Santo, las personas pueden andar
como dice Gál. 5:22-24. "Porque
el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad,
bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero
los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y
deseos". Lo que el evangelio enfatiza constantemente es la ley
escrita en nuestros corazones. Esto significa que el evangelio cambia
nuestra naturaleza y nos da el poder para vivir de una manera que
cumple la justicia de la ley, que es el amor que procede de un
corazón puro. No es la ley, sino el Espíritu Santo, lo
que nos impide pecar. En Gálatas 5:19, 20 se encuentra una
severa advertencia contra el vivir según la carne. La
advertencia en estos versículos va mucho más allá
de los Diez Mandamientos. Apunta a la naturaleza misma del ser humano,
que debe ser cambiada. Por lo tanto, los gentiles no iban a estar bajo
la ley de Moisés, sino que les fue dado el Espíritu Santo
por fe para que llevaran fruto en sus vidas.
Al leer en relación con las enseñanzas judías y la
ley, específicamente los sábados, las carnes limpias e
inmundas, los diezmos, las abluciones, las leyes ceremoniales y morales
para los gentiles, encontramos que las principales escuelas del
judaísmo enseñaban lo siguiente. Esta es la
enseñanza relativa a la obediencia de las leyes para los
gentiles desde el período noaico hasta hoy. Tome nota de esta
cita: "La tradición judía sostiene que los no
judíos (gentiles) están sujetos a siete leyes, que se
supone datan de la época del más recto de los gentiles,
Noé. Hay seis leyes negativas y una positiva sobre:
1. No negar a Dios (por ejemplo, por medio de la idolatría).
2. No blasfemar de Dios.
3. No asesinar.
4. No participar en relaciones incestuosas, adúlteras, bestiales, u homosexuales.
5. No robar.
6. No comer un miembro arrancado de un animal vivo.
7. No establecer tribunales para asegurar la obediencia a las otras seis leyes.
Puesto que cada ley tiene extensiones e interpretaciones (véase
la número 4, por ejemplo), hay, de hecho, más de siete
leyes que se les ordena obedecer a los gentiles.
"El judaísmo considera a cualquier no judío (gentil) que guarda estas leyes como persona justa y
que tiene garantizado un lugar en el mundo venidero". Esto ha sido
tomado del libro "Alfabetismo judío, las cosas más
importantes que se deben saber sobre la religión judía,
su pueblo y su historia", capítulo 263 "LAS SIETE LEYES DE
NOÉ", página 509. El autor es el rabino Joseph Telushkin,
autor de dos de los más influyentes libros judíos de la
década pasada; "Las nueve preguntas que la gente hace sobre el
judaísmo" y "¿Por qué los judíos? La
razón del antisemitismo". Casi exactamente las mismas palabras
se dicen en el libro "Judaísmo esencial. Guía de las
creencias, costumbres, y rituales", página 177, por el autor,
George Robinson. Nótese que aquí no se mencionan los
sábados, ni distinción entre carnes limpias e inmundas,
ni diezmos, ni otras partes de la ley mosaica, excepto los aspectos
morales de la ley, y eso, aparte del sábado.
En el libro "EL TALMUD PARA TODOS", por el rabino Abraham Cohen (un
resumen de las enseñanzas de la interpretación oral de la
ley mosaica), leemos en la página 65: "A los gentiles que no
estaban preparados para entrar en el redil del judaísmo se les
ofrecía un código moral, conocido como los siete
mandamientos de los hijos de Noé. Consistía de los
preceptos: "La práctica de la equidad, prohibiciones contra
blasfemar el Nombre, idolatría, inmoralidad, derramar sangre,
robar, y devorar un miembro arrancado de un animal vivo" (Sanh.56a). La
observación de una conducta recta, basada en estas leyes
fundamentales, recibirían la aprobación divina". Todos
estos libros están disponibles en las tiendas de Amazon.com y
Barnes and Noble. Hasta los judíos estrictos creían que
los sábados no eran necesarios como obligatorios para los
gentiles.
En el libro "EL TALMUD PARA TODOS, las principales enseñanzas de
los sabios rabinos", por Abraham Cohen, leemos esto en relación
con un gentil que está a punto de ser circuncidado. "Se le dice:
'Debes saber que, antes de dar este paso (la circuncisión),
participabas de grasas prohibidas y profanabas el sábado sin
incurrir en castigo; PERO, DE AHORA EN ADELANTE, si haces estas cosas,
recaerán sobre tí terribles castigos'".
"Entendiendo el judaísmo", por Benjamin Blech, página
177: "El judío puede alcanzar un nivel más alto y
asegurarse de una mayor proximidad al Altísimo en la vida
futura. Pero un no judío no está excluido del Creador.
También los no judíos tienen su "Torah". Una Torah de
siete, no 613. Si un no judío observa esas siete leyes,
él o ella escontado o contada entre "los justos entre las
naciones del mundo" y puede encontrar favor a la vista de Dios.
Bendición y recompensa eternas pueden aguardar aun a los que no
son miembros de la comunidad de nuestra fe".
"Un descendiente de Noé está obligado a obedecer las
leyes que definen a una persona, no como judía, sino simplemente
como ser humano cuya obligación debe ser considerada primero a
la luz de su dramático significado respecto de nuestra
interpretación de la relación entre Dios y la totalidad
del mundo no judío", página 175.
En el libro "Alfabetismo Judío, las cosas más importantes
que se deben saber sobre la religión judía, su pueblo, y
su historia", el rabino Joseph Telushkin, capítulo 278 "LOS NO
JUDÍOS JUSTOS/HASIDEI UMMOT HAOLAM", comienza de esta manera la
primera línea del capítulo: "El judaísmo jamás ha enseñado que uno tiene que ser judío para ser salvo".
Tampoco lo enseñan ni Jesús, ni los profetas del Nuevo Testamento, ni los apóstoles.
Nota:
Esto es algo para reflexionar.
Bajo el pacto sinaítico que Dios hizo con Israel, los varones
debían ser circuncidados antes de que pudieran guardar el
sábado. La circuncisión era la puerta de entrada al
Antiguo Pacto. El ritual del sábado semanal, así como los
sábados mensuales y anuales, eran la señal de que ellos
eran el pueblo del pacto de Dios.
Bajo el Nuevo Pacto, la
circuncisión terminó. No hay provisión para la
observancia del sábado sin pasar primero por el rito de la
circuncisión. La entrada al Nuevo Pacto es el bautismo, que
reemplazó a la circuncision, y la señal del Nuevo Pacto
es la cena del Señor.
Col. 2:11-17 (NVI): "En
él fuísteis circuncidados, no por mano humana, sino con
la circuncisión que consiste en despojarse del cuerpo
pecaminoso. Esta circuncisión la efectuó Cristo. Ustedes
la recibieron al ser sepultados con él en el bautismo. En
él fueron también resucitados mediante la fe en el poder
de Dios, quien lo resucitó de entre los muertos.
Antes de recibir esa
circuncisión, ustedes estaban muertos en sus pecados. Sin
embargo, Dios nos dio vida en unión con Cristo, al perdonarnos
todos los pecados y anular
la deuda que teníamos pendiente por los requisitos de la ley.
Él anuló esa deuda que nos era adversa, clavándola
en la cruz. Desarmó
a los poderes y a las potestades, y por medio de Cristo los
humilló en público al exhibirlos en su desfile triunfal.
Así que nadie los juzgue a ustedes por lo que comen o beben, o con respecto a días de fiesta religiosa, de luna nueva o de reposo. Todo esto es una sombra de las cosas que están por venir; la realidad se halla en Cristo".