¿DEBE
LA IGLESIA CRISTIANA
ENSEÑAR EL DIEZMO?
CONCLUSIONES DE UN TEÓLOGO
SOBRE UNA DOCTRINA TABÚ
Russell Earl Kelly, Ph. D.
Traducción por Román Quirós M.
Capítulo 29
Una historia del diezmo
en la iglesia secular
<>El propósito de este capítulo es demostrar que los
líderes de la iglesia primitiva ni siquiera intentaron
introducir el diezmo durante por lo menos 200 años
después del Calvario. Durante este período, los
líderes de la iglesia primitiva prefirieron ser extremadamente
pobres y predominantemente ascetas antes que ser sostenidos por
cualquier complicado sistema de diezmos y ofrendas. Se verá
claramente que, no sólo no enseñaron el diezmo para la
iglesia los inspirados escritores del Nuevo Testamento, sino que
tampoco lo enseñaron los que les siguieron inmediatamente como
líderes de las iglesias.
<>
Durante muchos siglos, la "iglesia" estuvo muy lejos de ser un
sistema unificado. Centros del cristianismo que competían entre
sí surgieron en Roma, Éfeso, Antioquia de Siria,
Jerusalén, Cesárea, y Norte de África.
Después de que comenzaron las invasiones bárbaras del
siglo cuarto, el Imperio Romano trasladó su capital a la ciudad
de Constantinopla, donde Constantino, durante muchos años,
protegió y ayudó a la iglesia de Constantinopla como la
iglesia más rica e influyente.
Aunque la mayoría de los historiadores de la iglesia se
rían de la idea, el diezmo NO sólo no era una doctrina,
sino que estaba muy lejos de ser discutida por la iglesia primitiva.
Las ubicaciones de los concilios de la iglesia primitiva muestran que
Roma no era dominante. El primer concilio de Nicea en el año 326
D. C. era necesario para discutir la deidad de Cristo; el segundo, en
Constantinopla en el año 381 D. C., era necesario para discutir
la deidad y la persona del Espíritu Santo. Esto fue seguido por
Calcedonia (451); el segundo de Constantinopla (553); el tercero de
Constantinopla (681); el segundo de Nicea (787); el cuarto de
Constantinopla (869) y, finalmente, el primer Concilio Laterano en Roma
en el año A. D. 1123.
Comenzando alrededor de mediados del siglo tercero, el diezmo
sólo tenía la autoridad de una "sugerencia" en la
pequeña área de influencia de Cipriano en el Norte de
África. Y Cipriano no tenía ninguna autoridad sobre otras
zonas de la iglesia dividida. El diezmo ni siquiera se
convertiría en una ley de la iglesia local durante los
siguientes quinientos años después del Calvario. La
introducción del diezmo surgió en proporción
directa a la desintegración de la doctrina del sacerdocio de los
creyentes y el surgimiento del poder de los sacerdotes-obispos.
Las doctrinas del Nuevo Testamento concernientes a la iglesia y
al dar experimentaron un cambio drástico desde el fin del primer
siglo apostólico hasta mediados del siglo tercero. La primera etapa de la
declinación fue la eliminación de los dones espirituales
del laicato. La segunda etapa
fue la distinción del obispo a un nivel más alto que el
de los otros ancianos de la iglesia, que anteriormente eran iguales. La
tercera etapa de la
declinación ocurrió cuando al obispo se le dio la
posición de sumo sacerdote con poder espiritual por encima del
laicato. En la cuarta etapa,
a los obispos, ancianos, y algunas veces a los diáconos, se les
instó a dejar de desempeñar trabajos seculares y
dedicarse a la iglesia a tiempo completo. El diezmo fue la quinta etapa de esta
declinación doctrinal.
En vez del sacerdocio de cada creyente reemplazar al
sacerdocio del Antiguo Testamento, la iglesia gradualmente se
reorganizó para parecerse a la jerarquía del Antiguo
Testamento. El obispo se convirtió en el equivalente del sumo
sacerdote del Antiguo Testamento, los presbíteros se
convirtieron en los sacerdotes del Antiguo Testamento, y los
diáconos se convirtieron en los levitas del Antiguo Testamento.
Siguió el sostenimiento completo usando el modelo
veterotestamentario del sacerdocio, los sacrificios, y el perdón
controlado por los sacerdotes. De este modo, se introdujeron en la
iglesia algunos tipos de diezmo sólo después de un largo
período de por lo menos 200-300 años de constante
declinación doctrinal y sólo para seguir el modelo del
culto del Antiguo Testamento. Aun entonces, el diezmo no fue
obligatorio ni mandatorio durante muchos siglos más.
Los
judíos no cristianos
Alfred Edersheim, una notable autoridad sobre el
judaísmo, proporciona varios puntos importantes que prueban que
el diezmo no existía en los primeros siglos de la iglesia.
Edersheim nos recuerda las costumbres judías que seguramente
fueron seguidas por lo menos por los apóstoles y
discípulos judeocristiano. Primero,
el diezmo no era universal, ni siquiera en Israel, porque no se
aplicaba ni a las artes ni a los oficios. "Y es notable que la ley
parece considerar a Israel como que debía ser sólo un
pueblo agrícola - no habiéndose dispuesto que se hicieran
contribuciones por los artesanos ni por los comerciantes" (124). Segundo, los diezmos propiamente
dichos sólo podían provenir de las tierras santas de
Israel (p. 15-17). Tercero,
la mayoría de los judíos consideraba pecado ganar dinero
con la enseñanza de la ley. "Entonces, en cuanto a la
ocupación de la vida ordinaria, era ciertamente bastante cierto
que todo judío estaba obligado a aprender algún oficio o
negocio. Pero esto no debía distraerlo del estudio; todo lo
contrario. Se consideraba
profanación - o por lo menos era declarado así - usar la
erudición para propósitos seculares, ya fuese para ganar
dinero u honores. El gran Hillel decía (Ab. 1. 13): "El
que se sirve a sí mismo por medio de la corona [la Torah] se
desvanecerá" (p. 118). Cuarto,
no se esperaba que los rabinos, como Pablo, se ganaran la vida
enseñando la ley, "Porque,
en realidad, con pocas excepciones, todas las principales autoridades
rabínicas tabajaban en algún oficio, hasta que por fin
pareció afectación ocuparse de algún duro trabajo
corporal ..." (p. 173). Y quinto,
el trabajo honrado erfa considerado una valiosa virtud. "Y este mismo
amor por el trabajo honrado, el mismo espíritu de varonil
independencia, el mismo horror a
traficar con la ley,
y usarla ya como 'corona o como espada', ciertamente era
característica de los mejores rabinos" (p. 172) (125). Edersheim
no deja lugar en sus conclusiones para ninguna idea de que los rabinos
puedan haber enseñado la ley de Dios para proporcionarse su
propio sustento. Esta muy fuerte tradición entre los
judíos ciertamente habría sido extendida a la iglesia
judeocristiana por antiguos rabinos, como Pablo.
Más tarde, después de que los judíos fueron
expulsados de la tierra de Israel, las leyes judías fueron
modificadas por lo que concernía al diezmo. A la pregunta:
"¿Con cuánto debe contribuir un hombre a la caridad?", la
respuesta que se daba en el Código de Leyes
Judías
incluía "diezmos", que se habían convertido en poco
más que limosnas. El primer año requería un diezmo
de su capital; después, debía dizmar las ganancias netas.
En su lugar, podía escoger dar un quinto de su capital cada
año, pero nunca más de un quinto. "El
dinero del diezmo (puesto aparte para la caridad) no debe ser usado
para ningún otro acto religioso, como comprar velas para la
sinagoga, sino que debe dársele a los pobres". Sin
embargo, había excepciones a esta regla. Los diezmos
podían usarse para la circuncisión, o para dotes para
parejas pobres que deseaban casarse, y establecer esas parejas en un
oficio seguro (p. 1-112).
Se esperaba que el sabio judío conociera o aprendiera un
oficio para evitar la ociosidad. En caso de que el obrero no supiera o
no tuviera un oficio, la comunidad debía proporcionarle un
oficio o adiestramiento y ayudar a esa persona hasta donde fuese
posible a ganarse la vida por medio de un oficio (p. 1-114).
Además, los más pobres todavía no estaban
obligados a diezmar, ni a dar para la caridad, "sino que el que apenas
tiene lo suficiente para sus propias necesidades no está
obligado a dar para la caridad, porque su propio sostenimiento es
prioritario por encima del de los demás" (p. 1-111) (126).
Los
cristianos judíos (especialmente alrededor de Jerusalén).
Los historiadores de la iglesia primitiva de casi todas las
denominaciones concuerdan en que, hasta el año 70 D. C., los
cristianos judíos de Jerusalén asistían fielmente
al templo en obediencia a las leyes judías y, como judíos
fieles, sostenían el templo judío con diezmos y ofrendas
además de sostener la iglesia. ¡Hechos 21:21-24
difícilmente llevar a otra conclusión!
Los cristianos judíos simplemente habían
añadido su singular estilo de judaísmo al ya variado
judaísmo de su tiempo. Aunque los saduceos no los aceptaban, los
fariseos no se les oponían y aplaudían su alta conducta
moral dentro del judaísmo. Los cristianos judíos
escaparon por poco al huir hacia Pella cuando el
templo fue destruido en el año 70 D. C. La expulsión de
los judíos bajo el emperador Adriano en 132-135 D.C.
terminó con todas las esperanzas de los líderes
cristianos judíos en Jerusalén. (Sin embargo, los
cristianos gentiles tenían una iglesia influyente allí en
la nueva ciudad de Roma).
Desde la destrucción de Jerusalén hasta el fin del
siglo cuarto, los "nazarenos" eran identificados con un pequeño
grupo de cristianos judíos que se sentían obligados por
la ley de Moisés, pero no rehusaban la compañía de
los cristianos gentiles. Aunque más tarde se dividieron en
fariseos ebionitas, ebionitas esenios, y elkaisitas, también
consideraban a Pablo un falso maestro y a su debido tiempo se
encontraron fuera de la iglesia reconocida. Estos
cristianos judíos nunca dejaron de enseñar que la
estricta obediencia a la ley mosaica era necesaria para la
salvación. Por eso, para muchos cristianos judíos,
el diezmo nunca abandonó el ambiente espiritual de la ley
mosaica (127, 128).
La iglesia
universal de la era apostólica de los siglos segundo y tercero.
Es muy fácil demostrar por medio de la Escritura que
ninguno de los padres apostólicos post-Calvario del siglo
primero, como Pablo, Pedro, Juan, Santiago, Judas y Lucas,
enseñaron el diezmo. Varios capítulos de este libro
demuestran que en la Escritura no existe ninguna enseñanza del
diezmo después del Calvario.
Los líderes de la iglesia de segunda y tercera
generación (c. 100-200 A. D.) estaban casi completamente
dedicados a llevar un estilo de vida asceta (de autonegación) o
semi-asceta, predicar el evangelio, defender el evangelio, y ayudar a
los pobres y los necesitados. ¡Investigue esto usted mismo! Se
abstenían de los placeres mundanos y se enorgullecían de
hacerlo. Construir costosos lugares de culto y acumular independencia
financiera eran completamente ajenos a su estilo de vida. Tomaron
literalmente las palabras de Jesús de Mateo 19:21: "Si quieres
ser perfecto, ve, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y
tendrás tesoro en el cielo; y ven, y sígueme", y las
palabras de Pablo a los ancianos en Hechos 20:35: "En todo os he
enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los
necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que
dijo: Más bienaventurado es dar que recibir".
Los padres de la iglesia de primera generación
escribían muy a menudo que la cena del Señor era la
ocasión para hacer ofrendas para los necesitados. Dar limosnas
se consideraba mejor que ayunar y orar. ¡Sin embargo, el diezmo no estaba
incluido! La presencia
verificable de ofrendas voluntarias en sus escritos, junto con la ausencia
verificable del diezmo en sus escritos presenta un verdadero dilema
para los que sostienen el diezmo e insisten en que fue una doctrina
válida de la iglesia desde el mismo comienzo. ¡Obtenga una
copia de de la obra en diez tomos Ante-Nicean Fathers
y aclare este punto! Los que enseñan el diezmo no citan a los
líderes de la primera iglesia para validar su posición
doctrinal.
Robert Baker (Bautistas del
Sur) escribió: "Los
líderes [antes del año 100 D. C.] por lo general
trabajaban con las manos para suplir sus necesidades. No
había ninguna distinción artificial entre el clero y el
laicato". Más tarde añadió: "Los
primeros obispos y presbíteros se ocupaban de labores seculares
para ganarse la vida y desempeñaban los deberes de sus puestos
en la iglesia cuando no estaban trabajando" (129).
Alfred Edersheim (Anglicano),
en su libro Sketches of Jewish
Social Life,
dedica un capítulo entero a la ética judía de
trabajo: "Así ... llegar al tema de este capítulo ...
ahora entendemos cómo era que tantos discípulos y
seguidores del Señor se ganaban la vida con algún oficio;
cómo era que, en el mismo espíritu, el Maestro mismo
condescendió a desempeñar el oficio de su padre adoptivo;
y cómo era que el más grande de los apóstoles se
ganaba el pan trabajando con las manos, probablemente siguiendo, como
el Señor Jesús,el oficio de su padre. Porque era un principio, expresado con
frecuencia, según el cual, si era posible, 'no se debía
abandonar el oficio de su padre'" (130).
Lars P. Qualben (Luterano)
explica esto en detalle en A History
of the Christian Church.
"La iglesia local tenía ancianos y diáconos que
supervisaban y dirigían el trabajo de la congregación,
administraban su caridad, cuidaban los enfermos, y miraban que los
servicios tuviesen lugar regularmente. Pero la organización de
la iglesia primitiva no se centraba en el puesto y en la ley, sino en
los dones especiales del Espíritu. La enseñanza, la
predicación, y la administración de los sacramentos era
conducida por los 'hombres con dones' en la congregación. Un
anciano también podía enseñar, predicar, y
administrar los sacramentos, pero no lo hacía porque fuese unn
anciano, sino porque se sabía que tenía un 'don'. Ninguno de estos 'hombres con dones'
ocupaban puestos en un sentido legal o judicial.
La predicación, la enseñanza, y la administración
de los sacramentos no estaba limitada legalmente a ningún puesto
específico. El evangelio podía ser predicado y los
sacramentos administrados en presencia de cualquier asamblea de
creyentes, reunidos en el nombre del Señor".
"Hacia el fin del siglo primero, tuvo lugar un cambio. Una falta
general de confianza en los dones especiales del Espíritu, un
deseo de orden más específico, y una apremiante demanda
de una apropiada salvaguarda contra las herejías resultaron en
una transferencia gradual de la predicación, la
enseñanza, y la administración de los sacramentos de los
'hombres con dones' a los ancianos locales. ...".
"Durante los siglos segundo y tercero, tuvo lugar otro cambio
importante. En lugar del gobierno de un grupo de ancianos, las iglesias
locales estaban encabezadas por oficiales solos, para los cuales estaba
reservado exclusivamente el nombre de 'obispo'. ... La elección
del obispo se convirtió en una ordenanza legal y sólo el obispo
tenía derecho a predicar, enseñar, y administrar los
sacramentos ... " (131).
Philip Schaff comenta
sobre el crecimiento de la iglesia antes de las grandes persecuciones
que siguieron. "Hasta aproximadamente el fin del siglo segundo, los
cristianos tenían sus cultos mayormente en hogares privados, o
en lugares desiertos, en las tumbas de mártires, y en las
criptas de las catacumbas. Esto ocurrió a causa de su pobreza,
su condición de oprimidos e ilegales, su amor por el silencio y
la soledad, y su aversión al arte pagano (p. 198)". "Las
primeras señales de casas especiales de culto ocurren
Tertuliano, que habla de ir a la iglesia, y en su contemporáneo,
Clemente de Alejandría, que menciona el doble significado de la
palabra ekkleesia. Por el
año 230, Alejandro Severo concedió a los cristianos el
derecho a un lugar en Roma. ... Después de mediados del siglo
tercero, comenzó con gran entusiasmo la construcción de
iglesias. ..." (pp. 199-200).
"Por eso encontramos, ya en el siglo
tercero,
los fundamentos de una completa jerarquía; aunque era una
jerarquía de poder moral solamente, y que no tenía
ninguna clase de control exterior sobre las conciencias. ... Con
la exaltación del clero [en el siglo tercero], apareció
la tendencia a separar a sus miembros de las ocupaciones seculares, y
aun de las relaciones sociales. ... Obtenían su sostenimiento de
la tesorería de la iglesia, que se nutría de las
contribuciones voluntarias y las colectas semanales el Día del
Señor. Después del siglo tercero, se les prohibió
ocuparse de cualquier negocio secular, o siquiera aceptar cualquier
fideicomiso" [según Cipriano en el norte de África
solamente] (p. 128) (132).
Aunque hubo muchos padres de la iglesia primitiva pre-niceana
(antes del año 325 D. C.) cuyos escritos existen todavía,
hasta Cipriano, no escribieron en absoluto sobre ninguna forma sugerida
de diezmo obligatorio. Estos padres incluyen a Clemente de Roma,
Matetes, Policarpo, Ignacio, Bernabé, Papias, Justino, el pastor
de Hermas, Tatiano, Teófilo de Antioquia, Atenágoras,
Clemente de Alejandría, Tertuliano, Minucio Félix,
Comodiano, Orígenes, Hipólito, Cayo, y Novacio.
En un esfuerzo por sostener el diezmo, la McClintock and Strong Encyclopedia of
Biblical, Theological, and Ecclesiastgical Literature en
realidad confirma mis hallazgos. Bajo el epígrafe diezmos, dice: "La
obligación de la literatura eclesiástica ha sido
propuesta desde el período
más temprano.
Los Cánones Apostólicos [c. 300], las Constituciones
Apostólicas [c. 300] San Cipriano [m. 258], y las obras de
Ambrosio [m. 397], Crisóstomo [m. 407], Agustín [m. 430],
y los otros padres de ambas divisiones de la iglesia [oriente y
occidente, pero no griega] abundan
en alusiones a esto". Porque este recurso, aunque "abundan" es una
exageración, "el período más temprano" se
saltó los primeros 200 años después del Calvario.
(Véase a Cipriano más adelante).
Clemente de Roma (c. 95) comenzó a escribir por el mismo
tiempo que murió el apóstol Juan. Sus escritos no usan la
palabra "diezmo". No fue específico cuando escribió:
"Él [Dios] ha ordenado [que se presenten] ofrendas y que se
lleven a cabo servicios [para Él], y no apresuradamente ni
irregularmente, sino en los tiempos señalados y las horas
señaladas". (Primera Carta a
los Corintios, capítulo 40).
Más probablemente, en esta época, los cristianos
judíos de la iglesia de Roma habrían objetado cualquier
ligera indicación de que se les quitarían los diezmos a
los sacerdotes levitas.
Justino Mártir
(c. 150), (del área de Samaria), escribió: "Y que los ricos de entre vosotros ayuden a los
necesitados
... cuando termina nuestra oración, se trae pan, vino y agua, y
de la misma manera, el presidente ofrece oraciones y acción de
gracias, según su capacidad,
y el pueblo asiente diciendo Amén; y hay una distribución
a cada uno, y una participación de eso por lo cual se han dado
gracias, y a los que están ausentes se les envía una
porción con los diáconos. Y los que son acaudalados, y están
dispuestos, dan cada cual lo que le parece mejor;
y lo que se recoge se desposita en manos del presidente, que socorre a
los huérfanos y a las viudas y a los que, a causa de enfermedad
o por cualquier otra razón, están en necesidad, y
también los que están en cadenas y los extranjeros que
habitan entre nosotros" (Primera
Apología,
cap. 67). De acuerdo con la Escritura del siglo primero, los
"presidentes" o líderes de iglesia sólo son
administradores capaces, no necesariamente pastores ni instructores de
la Palabra.
Los escritos de Justino sólo usan la palabra "diezmo"
cuatro veces: dos de Mateo 23:23 para señalar que los
judíos no gustaban de Cristo, y dos de Génesis 14:20
mientras probaba que Melquisedec no requirió la
circuncisión (Diálogo
con Trifón, cap. 17, 19, 33, 112).
El Didache,
o Enseñanza
de los Doce
(150-200?) fue descubierto a finales del siglo diecinueve en el
monasterio judío del Santo Sepulcro en Constantinopla. No se
sabe si es auténtica, representa la norma, o si es de una
ramificación aberrante. Parece ser un documento judeocristiano
aproximadamente de mediados del siglo segundo, y tiene algunas
interesantes ideas sbre cómo eran sostenidos los profetas y los
líderes de la iglesia.
Párrafo XI: ... "Ahora, concerniente a los
apóstoles y los profetas según la enseñanza del
evangelio, así haced; y que cada apóstol que viene a
vosotros sea recibido como al Señor; y no se quedará sino
un día, si es necesario, al día siguiente también;
pero si se queda tres días, es un falso profeta. Cuando el
apóstol sale, que no lleve nada sino pan, hasta que llegue a su
alojamiento; si pide
dinero, es un falso profeta.
... Pero cualquiera que diga en espíritu: 'Dadme dinero, u otra
cosa', no lo escuchen; pero si pide para otros que están en
necesidad, que nadie le juzgue".
El párrafo XII puede (o no puede) referirse sólo a
viajeros ordinarios. Su ubicación entre los párrafos 11 y
13 debe ser considerada. "Que todo el que 'viene en el nombre del
Señor' sea recibido" y probado. ... "Si desea morar con
vosotros, si es artesano, permítanle que trabaje y coma. Si no
tiene oficio, usen su sentido común para proveer para que viva
con ustedes como cristiano, sin
ociosidad. Si no está dispuesto a hacerlo, es un
'cristero'. Tengan cuidado de los tales".
Párrafo XIII: "Pero todo buen profeta que desea morar con
vosotros es 'digno de su comida'. De la misma manera, un
verdadero maestro es también, como el obrero, 'digno de su
comida'. Por lo tanto, tomaréis y daréis a los profetas
todas las primicias del lagar
y la trilladora, de los bueyes y las ovejas. Porque los profetas
son vuestros sumos sacerdotes. Si no tenéis profeta, daréis las primicias a los pobres.
...".
Párrafo XV: "Elegid, pues, de entre vosotros obispos y
diáconos dignos del Señor, hombres que sean amables, pero
no codiciosos,
hombres verdaderos y aprobados; porque ellos también ministran
para vosotros el ministerio de los profetas y líderes" (133).
Aunque muchos maestros del diezmo citan los párrafos XIII
y XV para probar que la iglesia primitiva enseñaba el diezmo, y
convenientemente pasan por alto los párrafos XI y y XII,
¡engañan tremendamente al hacer esto! Los párrafos
XI y XII dejan bien claro que los párrafos XIII y XV no pueden
ser estirados para enseñar el diezmo. La palabra diezmo ni
siquiera aparece. Además, cuando la iglesia finalmente
trató de enseñar el diezmo, no entregó el diezmo
entero a los diáconos como lo requeriría el
párrafo XV si ellos fuesen los levitas. Quizás este
documento no autorizado ha sido ubicado a mediados del siglo segundo a
causa de alguna elevación de obispos, pero antes de la autoridad
impuesta sobre ellos por Cipriano. Notablemente, sin embargo, las
primicias encajan sólo en la descripción de
artículos alimenticios de Números 18 y no son lo mismo
que los diezmos. Además, parece que aun éstos no
serían sostenidos completamente por la iglesia si fuesen
pequeños, pero se les exigiría que conservaran un oficio.
Es interesante notar que el párrafo XIII dice que, si no hay
profeta en la iglesia, se deben dar las primicias a los pobres.
Ireneo (150-200) (obispo de Lyons en Francia y maestro de
Hipólito), claramente no enseñó el diezmo. "Y por
esta razón el Señor, en vez de ese [mandamiento]: 'No
cometerás adulterio', prohibió hasta la concupiscencia; y
en vez del que dice: 'No matarás', prohibió la ira; y en
vez de la ley que obligaba a diezmar, ahora nos habla de compartir
todas nuestras posesiones con los pobres,
y no amar solamente a nuestro prójimo, sino hasta a nuestros
enemigos; y no ser meramente liberales dadores y otorgadores, sino
hasta que debemos hacer un regalo gratuito a los que nos quitan
nuestros bienes" (Against Heresies,
libro 4, cap. 13, pár. 3). Aunque no sea otra cosa, esto
enseña ascetismo extremo.
"Porque con él no hay nada sin propósito, ni sin
significado, ni sin designio. Y por esta razón, ellos (los
judíos) ciertamente tenían los diezmos de sus bienes consagrados a
él, pero los que han recibido
libertad ponen aparte todas sus posesiones para los propósitos
del Señor,
concediendo gozosa y libremente, no las porciones menos valiosas de su
propiedad, puesto que tienen la esperanza de cosas mejores [en el
más allá], sino como aquella pobre viuda, que echó
todos sus medios de vida en el tesoro de Dios" (Against Heresies,
libro 4, cap. 18). Nuevamente se indican la pobreza y el ascetismo.
Ireneo enseña claramente que la iglesia era una dispensadora de
necesidades para los pobres. Su vida y sus escritos revelan que
él creía que líderes debían vivir tan
exiguamente como fuese posible.
Tertuliano (150-220) fue un prolífico escritor de Cartago
en el norte de África, cuyos escritos no enseñan el
diezmo. Era también un montanista que llevaba un estilo de vida
extremadamente ascético. Para los montanistas, la extrema
pobreza era una virtud que no dejaba absolutamente ningún lugar
para una doctrina del diezmo. Puesto que enseñaba que todas las
ofrendas que se recibían deberían darse a los pobres,
Tertuliano no habría enseñado que los líderes de
la iglesia debían ser sostenidos por medio del diezmo. Las
únicas veces que se registra que usó la palabra "diezmo"
aparecen cuando cita a Mateo 23:23 para comparar la hipocresía
de Marción con la de los fariseos (Marcion,
libro 4, cap. 27) y a Génesis 14:20 cuando argumentó,
como Justino Mártir, que Melquisedec no fue circuncidado (libro
5, cap. 9).
Tertuliano también escribió: "Nuestros presidentes
son ancianos de probada valía, hombres que han alcanzado este
honor, no por un precio, sino por carácter. Cada
uno lleva una modesta moneda una vez al mes o siempre que lo desee, y
sólo si está dispuesto y es capaz; es una ofrenda
voluntaria. Usted podría llamarles los despositarios de
los fondos de la piedad; se usan ... para el sostenimiento y los
funerales de los pobres ...". (Apology,
xxxix, 1-18). Por esto, es claro que, por lo menos cerca del fin del
siglo segundo, no existía ningún diezmo destinado
solamente a sostener el clero a tiempo completo.
Cipriano (200-258)
sucedió a Tertuliano en Cartago (solamente Norte de
África) y fue probablemente el primer líder influyente en
sugerir (sin éxito) que los diezmos debían sostener un
clero a tiempo completo. Debe recordarse que, para la época de
Cipriano, habían ocurrido por lo menos las primeras desviaciones
de la doctrina de la era apostólica. Los dones espirituales
habían sido mayormente quitados al laicato y puestos en varios
niveles del clero. El oficio de obispo había sido distinguido
del de anciano y del de presbítero, y cada obispo tenía
poder espiritual sobre el laicato por medio de un tosco sistema
sacramental. Además, su iglesia ahora comparaba al obispo con el
sumo sacerdote del Antiguo Testamento, a los presbíteros
con los sacerdotes del Antiguo Testamento, y a los
diáconos con los levitas del Antiguo Testamento. Cipriano
simplemente dio lo que él creía era el siguiente paso
lógico (en este escenario del papel de los obispos) e
insistió en que el clero debía abandonar todo trabajo
secular y depender de los diezmos para su sostenimiento a tiempo
completo. Por lo menos en la iglesia occidental, el modelo
veterotestamentario de sacerdocio, sacrificios, y perdón ahora
estaba controlado por los así llamados sumos sacerdotes
cristianos, los sacerdotes cristianos y levitas cristianos. ¡Tal
es el contexto de las apelaciones de Cipriano en cuanto al diezmo! Pero
todos los defensores del diezmo que he leído señalan a
Cipriano como su evidencia principal en favor de la enseñanza
del diezmo en la iglesia primitiva. Mientras fue sólo un obispo
en África, Cipriano no tenía autoridad más
allá de su propia esfera de influencia. ¡Los que citan a
Cipriano para sustentar el diezmo en la iglesia primitiva
deberían colocar su cita en este limitado contexto
histórico!
Sin embargo, el diezmo de Cipriano todavía no califica
como "prueba" de que la iglesia primitiva enseñaba el diezmo.
Aunque no tan ascéticos como los montanistas y su maestro
favorito, Tertuliano, Cipriano era, sin embargo, un asceta que
entregó su considerable fortuna cuando se bautizó. Aunque
abogaba vigorosamente por que los obispos, los presbíteros, y los diáconos
recibieran diezmos y dedicaran todo su tiempo al servicio de la
iglesia, no sugería que vivieran por encima del nivel de pobreza
(Carta 65, pár. 1). En una ocasión, en su Carta 4, dijo que "la totalidad de
la pequeña suma que era recogida" fue entregada al clero y ellos la distribuyeron entre los
necesitados. Cualquiera que haya leído a Cipriano conoce
los muchos usos en su generación
del mandamiento de Cristo: "Si quieres ser perfecto, ve y vende todo lo
que tienes y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo, y
ven y sígueme". La interpretación del diezmo por parte de
Cipriano era que los líderes de la iglesia sólo
debían tomar lo mínimo, y distribuir el resto a los
pobres. ¡Lea a Cipriano usted mismo!
Las
Constituciones de los Santos Apóstoles (libro 2,
sección 4), es un relato ficticio
que data probablemente del siglo tercero o cuarto. No fue aceptado por
la iglesia sino hasta muchos siglos más tarde. Su uso del diezmo
refleja una evolución de la doctrina hacia más o menos el
mismo nivel que el de Cipriano.
"Sobre la
administración de los recursos recogidos para el sostenimiento
del clero y el socorro de los pobres":
"Que el obispo considere tal alimento y abrigo suficientes para
suplir la necesidad y la decencia. Que no use los bienes del
Señor como los de otros, sino moderadamente; 'porque el obrero
es digno de su salario'. Que no sea opíparo en la dieta, ni
amigo de la ociosidad, sino que se contente con lo necesario para su
sostenimiento".
"Sobre las primicias y los
diezmos, y de qué manera el obispo mismo participa de ellos, o
los distribuye a los demás".
XXV. Que use esos diezmos y
esas primicias,
que se dan de acuerdo con el mandamiento de Dios, como hombre de Dios;
y que también dispense correctamente las ofrendas voluntarias
que se traen para los pobres, los huérfanos, las viudas, los
afligidos, y los extranjeros en dificultades, como teniendo a Dios como
examinador de sus cuentas y que les han dado la
disposición. Distribuyan a todos los que tienen escasez en
justicia, y que ustedes mismos usen las cosas que pertenecen al
Señor, pero que no abusen de ellos, comiendo de ellos, pero sin
comerse todo ellos mismos: comuníquense con los que están
en necesidad, y por lo tanto aparezcan intachables delante
de Dios. Porque si ustedes consumen todo ustedes mismos, serán
reprendidos por Dios. ...".
"Porque los que atienden la iglesia deben ser mantenidos por la
iglesia, siendo
sacerdotes, levitas, presidentes, y ministros de Dios; como está
escrito en el libro de Números concerniente a los sacerdotes.
...".
"Lo que entonces eran
primicias, diezmos, ofrendas y regalos ahora
son oblaciones, que son presentadas por obispos santos al Señor
Dios, por medio de Jesucristo, que murió por ellos. Porque
éstos son vuestros sumos sacerdotes, así como los
presbíteros son vuestros sacerdotes, y vuestros actuales
diáconos son vuestros levitas; así también como lo
son vuestros lectores, cantores, diaconisas, viudas, vírgenes, y
huérfanos: pero el que está por encima de todos ellos es
el Sumo Sacerdote".
XXVI. "El
obispo es el ministro de la palabra, el guarda del conocimiento,
el mediador entre Dios y
vosotros en las varias partes de vuestro culto divino. Él es el
maestro de la piedad; y después
de Dios, él es vuestro padre,
que os ha engendrado nuevamente para ser adoptados como hijos por medio
del agua y del Espíritu. Él es vuestro señor y
gobernante; él es vuestro rey
y potentado; después de Dios, él
es vuestro Dios terrenal, que tiene derecho a ser honrado por
vosotros".
XXVII. "Por consiguiente, hermanos, deberíais traer
vuestros sacrificios y oblaciones al obispo, como a vuestro sumo
sacerdote, bien ustedes mismos o por medio de los diáconos; y no
traigan estos solamente, sino también vuestras primicias, diezmos
y ofrendas voluntarias a él. Porque él sabe
quiénes son los que están en aflicción, y le da a
cada uno como sea conveniente, para que ninguno se quede sin recibir
limosnas dos veces o más el mismo día, o la misma semana,
mientras que otro no tiene nada en absoluto".
[Mis comentarios sobre las Constituciones
de los Apóstoles.
Aunque se intenta usar el lenguaje de la ley del Antiguo Testamento,
son evidentes varias diferencias. Primera, ahora el sumo sacerdote, no
los levitas, recibe los diezmos directamente. Segunda, el obispo debe
conservar un nivel mínimo de sostenimiento de lo que recibe en
diezmos y ofrendas. Tercera, el obispo es directamente responsable de
redistribuir tanto los diezmos como las ofrendas a los necesitados.
Cuarta, el nuevo sistema de castas sacerdotales no se refiere al diezmo
de Abraham a Melquisedec en Génesis 14 para una
justificación antes de la ley, ni a "Santo es al Señor"
en Levítico 27:30 como principio eterno. Claramente, la
justificación para reintroducir el diezmo en esta particular
iglesia primitiva, aunque fuese una ofrenda voluntaria, no era
resultado del abandono de la doctrina del sacerdocio del creyente y la
elevación de la posición de sacerdote y sumo sacerdote.
Por consiguiente, es fácil entender por qué los modernos
maestros protestantes del diezmo no apelan a este documento para
validar el diezmo como una doctrina legítima. Finalmente, aun
este documento fue rechazado por la iglesia Católica Romana,
porque el diezmo no se convirtió en ley de la iglesia sino hasta
finales del siglo sexto].
Resumen de
las razones históricas para rechazar el diezmo.
El diezmo no puede ser sostenido por una doctrina válida
que se encuentre en la historia bíblica
post-bíblica inicial por las siguientes razones, que
están apoyadas por muchas autoridades de reputación en
este capítulo y en otras partes de este libro:
Una: Es cierto que los
cristianos judíos de Palestina continuaron enviando diezmos al
templo como parte de su obediencia a la ley (Hechos 15 y 21) por lo
menos hasta el año 70 D. C. La historia post-bíblica
prueba que la mayor parte de estos cristianos judíos nunca
abandonaron la ley mosaica, rehusaron la plena comunidad con los
cristianos gentiles, rechazaron a Pablo, más tarde se dividieron
en facciones, y desaparecieron cerca del final del siglo cuarto.
Dos: Como Pablo, los cristianos
judíos, que habían sido adiestrados en las estrictas
tradiciones de la ley mosaica, jamás habrían aceptado el
sostenimiento a tiempo completo por enseñar los sagrados
escritos del Antiguo Testamento concerniente a Cristo.
Tres: Los cristianos
judíos consideraban el diezmo puramente como ley, que ellos
ordenaron específicamente a los cristianos gentiles que no obedecieran (Hechos 15 y 21).
Cuatro: A los cristianos
judíos se les enseñaba a ganarse la vida con un oficio y
no depender de la caridad. Los sabios tanto judíos como
cristianos eran sostenidos por las comunidades al sostener sus oficios.
Cinco: Las artes seculares y
los oficios de muchos rabinos y líderes posteriores de la
iglesia están registradas en la historia. Muchos historiadores
de la iglesia comentan el hecho de que los primeros líderes de
la iglesia se sostenían con un oficio (más bien que con
los diezmos). Esto está documentado por numerosas notas de pie
de página, especialmente el capítulo sobre 1 Corintios 9,
Hechos 20, y este capítulo.
Seis: Desde temprano, la
iglesia era considerada "sin licencia" (¿o ilegal?)" y fue
considerada como "fuera de la ley" aproximadamente desde el año
80 D. C. Los romanos requerían que todos los ciudadanos
registraran su medio de ganarse la vida y presentaran prueba de su
sostenimiento. Durante por lo menos los primeros doscientos años
y más después del Calvario, cualquiera que afirmase ser
un obrero del evangelio a tiempo completo habría sido arrestado
como insurrecionista que no tenía medios evidentes de
sostenimiento, tal como un oficio.
Siete: Puesto que los
cristianos eran muertos esporádicamente por turbas y por el
gobierno durante gran parte de los primeros tres siglos, parece
improbable que los primeros lideres revelaran abiertamente (al no tener
un oficio obvio) que eran líderes de iglesia a tiempo completo.
Ocho: Cuando se escribió
el Nuevo Testamento, muy pocas iglesias, si es que había alguna,
estaban organizadas en un sistema de gobierno por obispos que
requiriera o sostuviera un ministro a tiempo completo. Las iglesias
eran demasiado primitivas, demasiado pequeñas, demasiado pobres,
y a menudo tenían que ocultarse de las autoridades para
reunirse. Los edificios de iglesia no existían porque no
habrían sido toleradas sino hasta el año 200 D. C. y no
florecieron sino hasta después del año 260 D. C. antes de
ser destruidas nuevamente en el año 303 (134). La
persecución variaba ampliamente alrededor del Imperio Romano.
Nueve: Durante varios siglos,
las
iglesias primitivas no distinguieron entre "clero" y "laicato".
Miembros laicos de talento predicaban y desempeñaban otras
funciones que más tarde fueron restringidas al clero ordenado y
de tiempo completo. Por ejemplo, un "administrador" talentoso puede
haber estado encargado mientras otra persona de talento "predicaba" y
otra persona de talento "enseñaba" la Palabra. Este hecho
excluía el dar diezmos cuando numerosos laicos ejercían
sus dones espirituales.
Diez: Es muy probable que hasta
los esclavos desempeñasen papeles de liderazgo como ancianos y
obispos en la iglesia primitiva. El notable erudito F. F. Bruce dice
que "Pío, obispo de la iglesia de Roma hacia mediados del siglo
segundo, si no era esclavo él
mismo, era en todo caso hermano de un esclavo,
y Calixto, obispo de la misma iglesia en la primera parte del siglo
tercero, era un ex-esclavo" (135). ¡Ciertamente, los esclavos no
aceptarían diezmos para su sostenimiento!
Once: Quizás el mejor
argumento post-bíblico contra el diezmo en la iglesia ante-nicea
es la actitud general de la iglesia hacia las virtudes cristianas, la
ética, la pobreza, y el ascetismo. Para decirlo claramente, "la pobreza era considerada una virtud,
especialmente entre el clero!".
Mientras todavía conservaban fresco el recuerdo de los primeros
apóstoles y discípulos, los milagros del primer siglo y,
mientras todavía esperaba el pronto regreso de Jesucristo, la
iglesia pre-Constantino (antes del año 325 D. C.) era una
organización de caridad
que recibía ofrendas sólo para servir a los pobres, las
viudas, y los huérfanos de la sociedad. Véanse los
detallados comentarios de Philip Schaff en mi capítulo sobre 1
Corintios 9.
La iglesia
desde el siglo cuarto hasta el siglo octavo.
La iglesia de los primeros siglos usaba el dinero de manera muy
diferente ded la manera en que lo usa la iglesia de hoy. Williston
Walker informa que, en el año 251 D. c., la iglesia de Roma bajo
el obispo Grainelio tenía una membresía de
aproximadamente 30,000 miembros y sostenía más de 1,500
dependientes. ¡Esto equivale a un dependiente por cada 20
miembros! (136). Aunque Cipriano trató de hacer cumplir su idea
de que los obreros de la iglesia no debían tener acitividades
seculares, Walker comenta: "Para mediados del siglo tercero, se
esperaba que el clero superior dedicara todo su tiempo a la obra del
ministerio, pero hasta los obispos a
veces compartían
ocupaciones seculares, no siempre de naturaleza encomiable. El clero
inferior todavía podía ocuparse en el comercio"
(137).
Puede que sea o puede que no sea digno de notarse que Schaff no
menciona los "edificios" de iglesia sino hasta que cesó la
persecución entre el 206-303. No está claro hasta
qué punto existían los edificios de iglesia antes de esta
época. En tanto que los cristianos eran culpados por casi todos
los desastres como hambrunas, terremotos, inundaciones, derrotas
militares, e invasiones de los bárbaros, la población
pagana muy a menudo castigaba a la iglesia como víctima
propiciatoria y rápidamente habría destruido estructuras
muy visibles y accesibles asociadas con la iglesia.
La
Encyclopedia Americana dice: "[El diezmo] no
se practicaba en la iglesia cristiana primitiva, pero poco a poco se
hizo común por el siglo sexto" (138). La declaración
asume el fracaso de Cipriano en el norte de África y
probablemente significa que el diezmo no se practicó "haciendo
cumplir las leyes seculares o las de la iglesia" sino hasta el siglo
sexto.
La Encyclopedia Catholica
(edición de 1912 solamente) dice: "Al principio, se hacía
[provisión] mediante el sostenimiento espontáneo de los
fieles. Sin embargo, con el correr del tiempo, al expandirse la iglesia
y surgir varias instituciones, se hizo necesario crear leyes que
aseguraran al adecuado y permanente sostenimiento de la iglesia. El
pago de diezmos se adoptó de la ley antigua, y los primeros
escritores hablan de él como de una ordenanza divina y una
obligación de la conciencia. La primera legislación
positiva sobre el tema parece estar contenida en la carta de los
obispos reunidos en Tours en 567
y los Cánones del Concilio de
Macon en el año 585" (139).
Aunque pueda parecer que tanto la Encyclopedia Americana como la Encyclopedia Catholica
pasan por alto todas las referencias al diezmo hechas por Cipriano y
las Constituciones de los Apóstoles como inválidas,
¡en realidad deben estar de acuerdo con la premisa de este libro
de que la iglesia primitiva no enseñaba el diezmo! Cuando el
diezmo fue reintroducido en la iglesia, era voluntario y se basaba
en una errónea comparación del obispo del nuevo
pacto como sumo sacerdote del sacerdocio del Antiguo Testamento.
Siglos más tarde, la iglesia adquirió riquezas en
forma de tierras. Al principio, los terratenientes ricos donaban
tierras a la iglesia para parroquias, pero reteniendo el privilegio de
nombrar los obispos y conservar las ganancias y los diezmos de la
tierra en sus propias manos seculares. Por consiguiente, el diezmo
pronto se convirtió en fuente de abuso. Con el tiempo, sin
embargo, la iglesia adquirió suficiente autoridad secular para
recuperar nuevamente el nombramiento de sus propios sacerdotes y
obispos, junto con la conservación de los diezmos en la
iglesia. Pronto, la iglesia fue dueña desde la mitad hasta un
cuarto de la tierra en muchos países europeos y puso en vigor
los diezmos de los que alquilaban sus tierras.
¡Por lo general, los historiadores concuerdan en que no
fue sino hasta el año 567 D. C., quinientos treinta y siete
(537) años después del Calvario, cuando apareció
en la historia el primer
intento sustancial de la iglesia de hacer cumplir el diezmo bajo su
propia autoridad! El Concilio de Tours en 567 y el Concilio de Macon en
585 emitieron decretos eclesiásticos regionales
a favor del diezmo y para excomulgar a los que no diezmaban, pero no
recibieron autoridad del rey para hacer cumplir la colecta por medio de
decretos civiles. Es significativo que el diezmo no surgió
históricamente sino hasta que la iglesia se volvió
poderosa en el ámbito secular. Aun en esta fecha tardía,
los diezmos todavía consistían sólo de alimentos.
Con el tiempo, la Iglesia Romana hasta rehusó administrar los
últimos ritos si no se le concedían tierras o riquezas en
los testamentos.
Entre 774 y 777, el rey franco, Carlomagno, destruyó el
reino arriano de Lombardía, que separaba su imperio del norte de
Italia. Después de derrotar a los lombardos, el gobierno sin
oposición de Carlomagno incluía el norte de Italia y
Roma. Citando la ley mosaica como su autoridad en un sínodo de
la iglesia, el papa convenció finalmente a Carlomagno de que le
permitiese recibir diezmos agrícolas para sostener el sistema de
parroquias en las iglesias, que crecía rápidamente. En
785, el papa Adriano intentó imponer el diezmo a los
anglosajones. En señal de aprecio por su sostenimiento de la
iglesia, el papa coronó a Carlomagno como emperador del Sacro
Imperio Romano el día de Navidad del año 800 D. C.,
oficializando el renovado "Sacro" Imperio Romano.
En 906, el rey Edgar hizo cumplir legalmente el diezmo de
alimentos en Inglaterra. En los Concilios de Gerona en 1067 y 1078, y
en el Cuarto Concilio Laterano en 1215, el
diezmo se aplicó más y más en todas los
territorios bajo las leyes cristianas. Todos los ciudadanos, incluyendo
los judíos, debían entregar diezmos a la Iglesia
Católica Romana. Un campesino típico daba el primer
diezmo de su tierra a su señor secular o terrateniente (que a
menudo era la iglesia) y un segundo diezmo a la iglesia como tal. En
1179, el Tercer Concilio Laterano decretó que sólo el
papa podía liberar a la gente de la obligación de
diezmar, y exceptuaba a los cruzados.
Durante varios siglos, el derecho a recoger diezmos
agrícolas iba y venía entre la iglesia y la autoridad
secular, dependiendo de cuál era la autoridad más fuerte.
Para fortalecer y purificar la iglesia, el papa
Inocente III (1198-1216) ordenó que los diezmos para el
sostenimiento de la iglesia tuviesen precedencia sobre todos los
demás impuestos, excluyó toda interferencia de los laicos
en los asuntos de la iglesia, y prohibió que una sola persona
derivara su ingreso de más de un puesto en la iglesia. El
teólogo Tomás de Aquino
defendió el diezmo afirmando: "Durante
la época de la Nueva Ley, la autoridad de la iglesia ha
dispuesto el pago de diezmos" (Summa Theologica, Tomo 3, Segunda Parte de la Segunda
Parte). NO usó Génesis 14 y Melquisedec para sustentar su
argumento.
La exigencia de diezmos agrícolas a los judíos se
volvió especialmente severa en Inglaterra y los países
germánicos. Comenzando alrededor del siglo cuarto, a los
judíos ni siquiera se les permitía poseer sus propias
tierras en muchas naciones. Esto
obligó a los judíos a irse de la tierra y muchos se
hicieron banqueros y comerciantes porque esas ocupaciones y ese dinero
no estaban sujetos al pago de diezmos. En 1372, hasta el clero
de Alemania se rebeló contra la idea de tener que pagarle
diezmos al papa.
No mucho después de que la Biblia fue traducida al idioma
del hombre común, Otto Brumfels proclamó en 1524 que el
Nuevo Testamento no enseña el diezmo. Más tarde en ese
siglo, el papa Gregorio VII, en un esfuerzo para controlar la
posesión secular de diezmos, una vez más declaró
fuera de la ley la posesión de diezmos por parte de los laicos.
En 1714, los anglicanos ingleses exigieron diezmos
agrícolas de los católicos romanos y los presbiterianos
para el sostenimiento de la iglesia de Inglaterra. Pronto, la revuelta
se desató en Francia. Algunas de las primeras etapas de la
Revolución Francesa fueron acciones que atacaban los privilegios
y el status de la Iglesia Católica Romana. En 1789, lo diezmos
fueron abolidos en Francia por las autoridades seculares.
Siguieron otras revueltas contra el diezmo. Entre 1836 y 1850,
el diezmo fue mayormente abolido en Inglaterra. Más tarde, fue
cambiado por un alquiler que se debía pagar al contado. En 1868,
como resultado de la agitación que comenzó por lo menos
ya en la década de 1830 y que fue impulsada por los Disidentes,
el pago obligatorio de los diezmos parroquiales locales para al
sostenimiento de la iglesia fue abolido y se volvió puramente
voluntario. Sin mbargo, los cargos finales del alquiler del diezmo no
fueron abolidos sino hasta 1936 en Inglaterra.
En Canadá, todavía en 1868, el Cuarto Concilio de
Quebec declaró que el diezmo era obligatorio. Durante un tiempo,
los diezmos hasta fueron hechos obligatorios en los territorios
franceses del Nuevo Mundo hasta que el territorio fue vendido en la
Compra de Luisiana. En 1871, los diezmos fueron abolidos en Irlanda. En
1887, terminaron en Italia. En Alemania Occidental, los residentes
deben renunciar formalmente a la membresía de la iglesia para
evitar el impuesto obligatorio de la iglesia. En otros lugares, la
Iglesia Ortodoxa Oriental nunca ha aceptado el diezmo y sus miembros
nunca lo han practicado. La Iglesia Católica Romana
todavía prescribe los diezmos en países donde son
sancionados por ley, y algunos cuerpos protestantes todavía
consideran los diezmos obligatorios.
En la actualidad, la mayoría de los cuerpos religiosos ha
abandonado la práctica del diezmo obligatorio, particularmente
en los Estados Unidos, donde ningún sistema de diezmo se
empleó jamás generalmente después de la
Revolución Norteamericana. Sin embargo, a los miembros de
ciertas iglesias, incluyendo los Santos de los Últimos
Días y los Adventistas del Séptimo Día, se les
requiere que diezmen, y algunos cristianos de otras iglesias lo hacen
voluntariamente. Los Bautistas del Sur definen el diezmo como una
"expectativa" y algunas de sus iglesias están presionando para
que el diezmo sea un requisito para la membresía (además
de para ocupar puestos en la iglesia). Para estudios adicionales, la
mayoría de los libros sobre historia de la iglesia tratan la
historia del diezmo desde los tiempos bíblicos. Al rechazar
Europa lentamente los impuestos de los estados-iglesia y el derecho
divino de los reyes, también rechazó la imposición
del diezmo a las iglesias sostenidas por el estado.
Pertinente para este libro, el modelo bíblico del diezmo
se ajusta mejor a una economía de iglesia del estado similar a
la
teocracia de Israel. La historia revela que el diezmo se
convirtió en una doctrina "cristiana" sólo después
de que la Iglesia Católica Romana estrechó manos con las
fuerzas seculares y políticas. Sin embargo, del mismo modo que
el diezmo era una ordenanza inútil que nunca produjo crecimiento
espiritual en el Israel nacional bajo el pacto antiguo, así
también el diezmo nunca condujo al crecimiento espiritual cuando
fue usado por los cristianos y a su debido tiempo fue obligado a
retirarse una segunda vez por las iglesias estatales.
Los católicos romanos y los protestantes han sido
culpables de opresión y persecución en relación
con las leyes del diezmo ordenadas por el estado. Y, como el diezmo del
pacto antiguo en el Israel nacional, nada bueno ha resultado
jamás de esos intentos por imponer el diezmo sobre los
demás.
Nota: El material histórico en este capítulo
procede de las siguientes fuentes: Encyclopedia
Americana; Encyclopedia
Britannica; The Catholic
Encyclopedia (1912 y la Nueva); Baker, A Summary of Christian History;
Durant, The Reformation;
Latourette, A History of the
Christian Church; Qualben, A
History of the Christian Church; Schaff, History of the Christian Church;
Vol. 2; y Walker, A History of the
Christian Church. Véase la bibliografía.
(124)
Edersheim, Temple, CD-ROM,
cap. 19.
(125) Edersheim, Sketches,
15-17, 118, 173, 172.
(126) Code, 1-112, 1-114,
1-111.
(127) Qualben, 73-74.
(128) Schaff, 428-434.
(129) Baker, 11, 43.
(130) Edersheim, Sketches,
169.
(131) Qualben, 94.
(132) Schaff, 128, 198, 199-200.
(133) Didache, 64-65.
(134) Schaff, 63.
(135) F. F. Bruce, The Spreading
Flame (Waynesboro: Peter Noster Press, 1958), 192.
(136) Walker, 83.
(137) Ibid., 84.
(138) Americana, s.v.
"tithe".