¿DEBE LA IGLESIA CRISTIANA

ENSEÑAR EL DIEZMO?

CONCLUSIONES DE UN TEÓLOGO
SOBRE UNA DOCTRINA TABÚ

Russell Earl Kelly, Ph. D.

Traducción por Román Quirós M.

Capítulo 29

Una historia del diezmo
en la iglesia secular


  <>El propósito de este capítulo es demostrar que los líderes de la iglesia primitiva ni siquiera intentaron introducir el diezmo durante por lo menos 200 años después del Calvario. Durante este período, los líderes de la iglesia primitiva prefirieron ser extremadamente pobres y predominantemente ascetas antes que ser sostenidos por cualquier complicado sistema de diezmos y ofrendas. Se verá claramente que, no sólo no enseñaron el diezmo para la iglesia los inspirados escritores del Nuevo Testamento, sino que tampoco lo enseñaron los que les siguieron inmediatamente como líderes de las iglesias.
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Durante muchos siglos, la "iglesia" estuvo muy lejos de ser un sistema unificado. Centros del cristianismo que competían entre sí surgieron en Roma, Éfeso, Antioquia de Siria, Jerusalén, Cesárea, y Norte de África. Después de que comenzaron las invasiones bárbaras del siglo cuarto, el Imperio Romano trasladó su capital a la ciudad de Constantinopla, donde Constantino, durante muchos años, protegió y ayudó a la iglesia de Constantinopla como la iglesia más rica e influyente.

Aunque la mayoría de los historiadores de la iglesia se rían de la idea, el diezmo NO sólo no era una doctrina, sino que estaba muy lejos de ser discutida por la iglesia primitiva. Las ubicaciones de los concilios de la iglesia primitiva muestran que Roma no era dominante. El primer concilio de Nicea en el año 326 D. C. era necesario para discutir la deidad de Cristo; el segundo, en Constantinopla en el año 381 D. C., era necesario para discutir la deidad y la persona del Espíritu Santo. Esto fue seguido por Calcedonia (451); el segundo de Constantinopla (553); el tercero de Constantinopla (681); el segundo de Nicea (787); el cuarto de Constantinopla (869) y, finalmente, el primer Concilio Laterano en Roma en el año A. D. 1123.

Comenzando alrededor de mediados del siglo tercero, el diezmo sólo tenía la autoridad de una "sugerencia" en la pequeña área de influencia de Cipriano en el Norte de África. Y Cipriano no tenía ninguna autoridad sobre otras zonas de la iglesia dividida. El diezmo ni siquiera se convertiría en una ley de la iglesia local durante los siguientes quinientos años después del Calvario. La introducción del diezmo surgió en proporción directa a la desintegración de la doctrina del sacerdocio de los creyentes y el surgimiento del poder de los sacerdotes-obispos.

Las doctrinas del Nuevo Testamento concernientes a la iglesia y al dar experimentaron un cambio drástico desde el fin del primer siglo apostólico hasta mediados del siglo tercero. La primera etapa de la declinación fue la eliminación de los dones espirituales del laicato. La segunda etapa fue la distinción del obispo a un nivel más alto que el de los otros ancianos de la iglesia, que anteriormente eran iguales. La tercera etapa de la declinación ocurrió cuando al obispo se le dio la posición de sumo sacerdote con poder espiritual por encima del laicato. En la cuarta etapa, a los obispos, ancianos, y algunas veces a los diáconos, se les instó a dejar de desempeñar trabajos seculares y dedicarse a la iglesia a tiempo completo. El diezmo fue la quinta etapa de esta declinación doctrinal.

En vez del sacerdocio de cada creyente reemplazar al sacerdocio del Antiguo Testamento, la iglesia gradualmente se reorganizó para parecerse a la jerarquía del Antiguo Testamento. El obispo se convirtió en el equivalente del sumo sacerdote del Antiguo Testamento, los presbíteros se convirtieron en los sacerdotes del Antiguo Testamento, y los diáconos se convirtieron en los levitas del Antiguo Testamento. Siguió el sostenimiento completo usando el modelo veterotestamentario del sacerdocio, los sacrificios, y el perdón controlado por los sacerdotes. De este modo, se introdujeron en la iglesia algunos tipos de diezmo sólo después de un largo período de por lo menos 200-300 años de constante declinación doctrinal y sólo para seguir el modelo del culto del Antiguo Testamento. Aun entonces, el diezmo no fue obligatorio ni mandatorio durante muchos siglos más.

Los judíos no cristianos

Alfred Edersheim, una notable autoridad sobre el judaísmo, proporciona varios puntos importantes que prueban que el diezmo no existía en los primeros siglos de la iglesia. Edersheim nos recuerda las costumbres judías que seguramente fueron seguidas por lo menos por los apóstoles y discípulos judeocristiano. Primero, el diezmo no era universal, ni siquiera en Israel, porque no se aplicaba ni a las artes ni a los oficios. "Y es notable que la ley parece considerar a Israel como que debía ser sólo un pueblo agrícola - no habiéndose dispuesto que se hicieran contribuciones por los artesanos ni por los comerciantes" (124). Segundo, los diezmos propiamente dichos sólo podían provenir de las tierras santas de Israel (p. 15-17). Tercero, la mayoría de los judíos consideraba pecado ganar dinero con la enseñanza de la ley. "Entonces, en cuanto a la ocupación de la vida ordinaria, era ciertamente bastante cierto que todo judío estaba obligado a aprender algún oficio o negocio. Pero esto no debía distraerlo del estudio; todo lo contrario. Se consideraba profanación - o por lo menos era declarado así - usar la erudición para propósitos seculares, ya fuese para ganar dinero u honores. El gran Hillel decía (Ab. 1. 13): "El que se sirve a sí mismo por medio de la corona [la Torah] se desvanecerá" (p. 118). Cuarto, no se esperaba que los rabinos, como Pablo, se ganaran la vida enseñando la ley, "Porque, en realidad, con pocas excepciones, todas las principales autoridades rabínicas tabajaban en algún oficio, hasta que por fin pareció afectación ocuparse de algún duro trabajo corporal ..." (p. 173). Y quinto, el trabajo honrado erfa considerado una valiosa virtud. "Y este mismo amor por el trabajo honrado, el mismo espíritu de varonil independencia, el mismo horror a traficar con la ley, y usarla ya como 'corona o como espada', ciertamente era característica de los mejores rabinos" (p. 172) (125). Edersheim no deja lugar en sus conclusiones para ninguna idea de que los rabinos puedan haber enseñado la ley de Dios para proporcionarse su propio sustento. Esta muy fuerte tradición entre los judíos ciertamente habría sido extendida a la iglesia judeocristiana por antiguos rabinos, como Pablo.

Más tarde, después de que los judíos fueron expulsados de la tierra de Israel, las leyes judías fueron modificadas por lo que concernía al diezmo. A la pregunta: "¿Con cuánto debe contribuir un hombre a la caridad?", la respuesta que se daba en el Código de Leyes Judías incluía "diezmos", que se habían convertido en poco más que limosnas. El primer año requería un diezmo de su capital; después, debía dizmar las ganancias netas. En su lugar, podía escoger dar un quinto de su capital cada año, pero nunca más de un quinto. "El dinero del diezmo (puesto aparte para la caridad) no debe ser usado para ningún otro acto religioso, como comprar velas para la sinagoga, sino que debe dársele a los pobres". Sin embargo, había excepciones a esta regla. Los diezmos podían usarse para la circuncisión, o para dotes para parejas pobres que deseaban casarse, y establecer esas parejas en un oficio seguro (p. 1-112).

Se esperaba que el sabio judío conociera o aprendiera un oficio para evitar la ociosidad. En caso de que el obrero no supiera o no tuviera un oficio, la comunidad debía proporcionarle un oficio o adiestramiento y ayudar a esa persona hasta donde fuese posible a ganarse la vida por medio de un oficio (p. 1-114).

Además, los más pobres todavía no estaban obligados a diezmar, ni a dar para la caridad, "sino que el que apenas tiene lo suficiente para sus propias necesidades no está obligado a dar para la caridad, porque su propio sostenimiento es prioritario por encima del de los demás" (p. 1-111) (126).

Los cristianos judíos (especialmente alrededor de Jerusalén).

Los historiadores de la iglesia primitiva de casi todas las denominaciones concuerdan en que, hasta el año 70 D. C., los cristianos judíos de Jerusalén asistían fielmente al templo en obediencia a las leyes judías y, como judíos fieles, sostenían el templo judío con diezmos y ofrendas además de sostener la iglesia. ¡Hechos 21:21-24 difícilmente llevar a otra conclusión!

Los cristianos judíos simplemente habían añadido su singular estilo de judaísmo al ya variado judaísmo de su tiempo. Aunque los saduceos no los aceptaban, los fariseos no se les oponían y aplaudían su alta conducta moral dentro del judaísmo. Los cristianos judíos escaparon por poco al huir hacia Pella cuando el templo fue destruido en el año 70 D. C. La expulsión de los judíos bajo el emperador Adriano en 132-135 D.C. terminó con todas las esperanzas de los líderes cristianos judíos en Jerusalén. (Sin embargo, los cristianos gentiles tenían una iglesia influyente allí en la nueva ciudad de Roma).

Desde la destrucción de Jerusalén hasta el fin del siglo cuarto, los "nazarenos" eran identificados con un pequeño grupo de cristianos judíos que se sentían obligados por la ley de Moisés, pero no rehusaban la compañía de los cristianos gentiles. Aunque más tarde se dividieron en fariseos ebionitas, ebionitas esenios, y elkaisitas, también consideraban a Pablo un falso maestro y a su debido tiempo se encontraron fuera de la iglesia reconocida. Estos cristianos judíos nunca dejaron de enseñar que la estricta obediencia a la ley mosaica era necesaria para la salvación. Por eso, para muchos cristianos judíos, el diezmo nunca abandonó el ambiente espiritual de la ley mosaica (127, 128).

La iglesia universal de la era apostólica de los siglos segundo y tercero.

Es muy fácil demostrar por medio de la Escritura que ninguno de los padres apostólicos post-Calvario del siglo primero, como Pablo, Pedro, Juan, Santiago, Judas y Lucas, enseñaron el diezmo. Varios capítulos de este libro demuestran que en la Escritura no existe ninguna enseñanza del diezmo después del Calvario.

Los líderes de la iglesia de segunda y tercera generación (c. 100-200 A. D.) estaban casi completamente dedicados a llevar un estilo de vida asceta (de autonegación) o semi-asceta, predicar el evangelio, defender el evangelio, y ayudar a los pobres y los necesitados. ¡Investigue esto usted mismo! Se abstenían de los placeres mundanos y se enorgullecían de hacerlo. Construir costosos lugares de culto y acumular independencia financiera eran completamente ajenos a su estilo de vida. Tomaron literalmente las palabras de Jesús de Mateo 19:21: "Si quieres ser perfecto, ve, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, y sígueme", y las palabras de Pablo a los ancianos en Hechos 20:35: "En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir".

Los padres de la iglesia de primera generación escribían muy a menudo que la cena del Señor era la ocasión para hacer ofrendas para los necesitados. Dar limosnas se consideraba mejor que ayunar y orar. ¡Sin embargo, el diezmo no estaba incluido!  La presencia verificable de ofrendas voluntarias en sus escritos, junto con la ausencia verificable del diezmo en sus escritos presenta un verdadero dilema para los que sostienen el diezmo e insisten en que fue una doctrina válida de la iglesia desde el mismo comienzo. ¡Obtenga una copia de de la obra en diez tomos Ante-Nicean Fathers y aclare este punto! Los que enseñan el diezmo no citan a los líderes de la primera iglesia para validar su posición doctrinal.

Robert Baker (Bautistas del Sur) escribió: "Los líderes [antes del año 100 D. C.] por lo general trabajaban con las manos para suplir sus necesidades. No había ninguna distinción artificial entre el clero y el laicato". Más tarde añadió: "Los primeros obispos y presbíteros se ocupaban de labores seculares para ganarse la vida y desempeñaban los deberes de sus puestos en la iglesia cuando no estaban trabajando" (129).

Alfred Edersheim (Anglicano), en su libro Sketches of Jewish Social Life, dedica un capítulo entero a la ética judía de trabajo: "Así ... llegar al tema de este capítulo ... ahora entendemos cómo era que tantos discípulos y seguidores del Señor se ganaban la vida con algún oficio; cómo era que, en el mismo espíritu, el Maestro mismo condescendió a desempeñar el oficio de su padre adoptivo; y cómo era que el más grande de los apóstoles se ganaba el pan trabajando con las manos, probablemente siguiendo, como el Señor Jesús,el oficio de su padre. Porque era un principio, expresado con frecuencia, según el cual, si era posible, 'no se debía abandonar el oficio de su padre'" (130).

Lars P. Qualben (Luterano) explica esto en detalle en A History of the Christian Church. "La iglesia local tenía ancianos y diáconos que supervisaban y dirigían el trabajo de la congregación, administraban su caridad, cuidaban los enfermos, y miraban que los servicios tuviesen lugar regularmente. Pero la organización de la iglesia primitiva no se centraba en el puesto y en la ley, sino en los dones especiales del Espíritu. La enseñanza, la predicación, y la administración de los sacramentos era conducida por los 'hombres con dones' en la congregación. Un anciano también podía enseñar, predicar, y administrar los sacramentos, pero no lo hacía porque fuese unn anciano, sino porque se sabía que tenía  un 'don'. Ninguno de estos 'hombres con dones' ocupaban puestos en un sentido legal o judicial. La predicación, la enseñanza, y la administración de los sacramentos no estaba limitada legalmente a ningún puesto específico. El evangelio podía ser predicado y los sacramentos administrados en presencia de cualquier asamblea de creyentes, reunidos en el nombre del Señor".

"Hacia el fin del siglo primero, tuvo lugar un cambio. Una falta general de confianza en los dones especiales del Espíritu, un deseo de orden más específico, y una apremiante demanda de una apropiada salvaguarda contra las herejías resultaron en una transferencia gradual de la predicación, la enseñanza, y la administración de los sacramentos de los 'hombres con dones' a los ancianos locales. ...".

"Durante los siglos segundo y tercero, tuvo lugar otro cambio importante. En lugar del gobierno de un grupo de ancianos, las iglesias locales estaban encabezadas por oficiales solos, para los cuales estaba reservado exclusivamente el nombre de 'obispo'. ... La elección del obispo se convirtió en una ordenanza legal y sólo el obispo tenía derecho a predicar, enseñar, y administrar los sacramentos ... " (131).

Philip Schaff comenta sobre el crecimiento de la iglesia antes de las grandes persecuciones que siguieron. "Hasta aproximadamente el fin del siglo segundo, los cristianos tenían sus cultos mayormente en hogares privados, o en lugares desiertos, en las tumbas de mártires, y en las criptas de las catacumbas. Esto ocurrió a causa de su pobreza, su condición de oprimidos e ilegales, su amor por el silencio y la soledad, y su aversión al arte pagano (p. 198)". "Las primeras señales de casas especiales de culto ocurren Tertuliano, que habla de ir a la iglesia, y en su contemporáneo, Clemente de Alejandría, que menciona el doble significado de la palabra ekkleesia. Por el año 230, Alejandro Severo concedió a los cristianos el derecho a un lugar en Roma. ... Después de mediados del siglo tercero, comenzó con gran entusiasmo la construcción de iglesias. ..." (pp. 199-200).

"Por eso encontramos, ya en el siglo tercero, los fundamentos de una completa jerarquía; aunque era una jerarquía de poder moral solamente, y que no tenía ninguna clase de control exterior sobre las conciencias. ... Con la exaltación del clero [en el siglo tercero], apareció la tendencia a separar a sus miembros de las ocupaciones seculares, y aun de las relaciones sociales. ... Obtenían su sostenimiento de la tesorería de la iglesia, que se nutría de las contribuciones voluntarias y las colectas semanales el Día del Señor. Después del siglo tercero, se les prohibió ocuparse de cualquier negocio secular, o siquiera aceptar cualquier fideicomiso" [según Cipriano en el norte de África solamente] (p. 128) (132).

Aunque hubo muchos padres de la iglesia primitiva pre-niceana (antes del año 325 D. C.) cuyos escritos existen todavía, hasta Cipriano, no escribieron en absoluto sobre ninguna forma sugerida de diezmo obligatorio. Estos padres incluyen a Clemente de Roma, Matetes, Policarpo, Ignacio, Bernabé, Papias, Justino, el pastor de Hermas, Tatiano, Teófilo de Antioquia, Atenágoras, Clemente de Alejandría, Tertuliano, Minucio Félix, Comodiano, Orígenes, Hipólito, Cayo, y Novacio.

En un esfuerzo por sostener el diezmo, la McClintock and Strong Encyclopedia of Biblical, Theological, and Ecclesiastgical Literature en realidad confirma mis hallazgos. Bajo el epígrafe diezmos, dice: "La obligación de la literatura  eclesiástica ha sido propuesta desde el período más temprano. Los Cánones Apostólicos [c. 300], las Constituciones Apostólicas [c. 300] San Cipriano [m. 258], y las obras de Ambrosio [m. 397], Crisóstomo [m. 407], Agustín [m. 430], y los otros padres de ambas divisiones de la iglesia [oriente y occidente, pero no griega] abundan en alusiones a esto". Porque este recurso, aunque "abundan" es una exageración, "el período más temprano" se saltó los primeros 200 años después del Calvario. (Véase a Cipriano más adelante).

Clemente de Roma (c. 95) comenzó a escribir por el mismo tiempo que murió el apóstol Juan. Sus escritos no usan la palabra "diezmo". No fue específico cuando escribió: "Él [Dios] ha ordenado [que se presenten] ofrendas y que se lleven a cabo servicios [para Él], y no apresuradamente ni irregularmente, sino en los tiempos señalados y las horas señaladas". (Primera Carta a los Corintios, capítulo 40). Más probablemente, en esta época, los cristianos judíos de la iglesia de Roma habrían objetado cualquier ligera indicación de que se les quitarían los diezmos a los sacerdotes levitas.

Justino Mártir (c. 150), (del área de Samaria), escribió: "Y que los ricos de entre vosotros ayuden a los necesitados ... cuando termina nuestra oración, se trae pan, vino y agua, y de la misma manera, el presidente ofrece oraciones y acción de gracias, según su capacidad, y el pueblo asiente diciendo Amén; y hay una distribución a cada uno, y una participación de eso por lo cual se han dado gracias, y a los que están ausentes se les envía una porción con los diáconos. Y los que son acaudalados, y están dispuestos, dan cada cual lo que le parece mejor; y lo que se recoge se desposita en manos del presidente, que socorre a los huérfanos y a las viudas y a los que, a causa de enfermedad o por cualquier otra razón, están en necesidad, y también los que están en cadenas y los extranjeros que habitan entre nosotros" (Primera Apología, cap. 67). De acuerdo con la Escritura del siglo primero, los "presidentes" o líderes de iglesia sólo son administradores capaces, no necesariamente pastores ni instructores de la Palabra.

Los escritos de Justino sólo usan la palabra "diezmo" cuatro veces: dos de Mateo 23:23 para señalar que los judíos no gustaban de Cristo, y dos de Génesis 14:20 mientras probaba que Melquisedec no requirió la circuncisión (Diálogo con Trifón, cap. 17, 19, 33, 112).

El Didache, o Enseñanza de los Doce (150-200?) fue descubierto a finales del siglo diecinueve en el monasterio judío del Santo Sepulcro en Constantinopla. No se sabe si es auténtica, representa la norma, o si es de una ramificación aberrante. Parece ser un documento judeocristiano aproximadamente de mediados del siglo segundo, y tiene algunas interesantes ideas sbre cómo eran sostenidos los profetas y los líderes de la iglesia.

Párrafo XI: ... "Ahora, concerniente a los apóstoles y los profetas según la enseñanza del evangelio, así haced; y que cada apóstol que viene a vosotros sea recibido como al Señor; y no se quedará sino un día, si es necesario, al día siguiente también; pero si se queda tres días, es un falso profeta. Cuando el apóstol sale, que no lleve nada sino pan, hasta que llegue a su alojamiento; si pide dinero, es un falso profeta. ... Pero cualquiera que diga en espíritu: 'Dadme dinero, u otra cosa', no lo escuchen; pero si pide para otros que están en necesidad, que nadie le juzgue".

El párrafo XII puede (o no puede) referirse sólo a viajeros ordinarios. Su ubicación entre los párrafos 11 y 13 debe ser considerada. "Que todo el que 'viene en el nombre del Señor' sea recibido" y probado. ... "Si desea morar con vosotros, si es artesano, permítanle que trabaje y coma. Si no tiene oficio, usen su sentido común para proveer para que viva con ustedes como cristiano, sin ociosidad. Si no está dispuesto a hacerlo, es un 'cristero'. Tengan cuidado de los tales".

Párrafo XIII: "Pero todo buen profeta que desea morar con vosotros es 'digno de su comida'. De la misma manera,  un verdadero maestro es también, como el obrero, 'digno de su comida'. Por lo tanto, tomaréis y daréis a los profetas todas las primicias del lagar y la trilladora, de  los bueyes y las ovejas. Porque los profetas son vuestros sumos sacerdotes. Si no tenéis profeta, daréis las primicias a los pobres. ...".

Párrafo XV: "Elegid, pues, de entre vosotros obispos y diáconos dignos del Señor, hombres que sean amables, pero no codiciosos, hombres verdaderos y aprobados; porque ellos también ministran para vosotros el ministerio de los profetas y líderes" (133).

Aunque muchos maestros del diezmo citan los párrafos XIII y XV para probar que la iglesia primitiva enseñaba el diezmo, y convenientemente pasan por alto los párrafos XI y y XII, ¡engañan tremendamente al hacer esto! Los párrafos XI y XII dejan bien claro que los párrafos XIII y XV no pueden ser estirados para  enseñar el diezmo. La palabra diezmo ni siquiera aparece. Además, cuando la iglesia finalmente trató de enseñar el diezmo, no entregó el diezmo entero a los diáconos como lo requeriría el párrafo XV si ellos fuesen los levitas. Quizás este documento no autorizado ha sido ubicado a mediados del siglo segundo a causa de alguna elevación de obispos, pero antes de la autoridad impuesta sobre ellos por Cipriano. Notablemente, sin embargo, las primicias encajan sólo en la descripción de artículos alimenticios de Números 18 y no son lo mismo que los diezmos. Además, parece que aun éstos no serían sostenidos completamente por la iglesia si fuesen pequeños, pero se les exigiría que conservaran un oficio. Es interesante notar que el párrafo XIII dice que, si no hay profeta en la iglesia, se deben dar las primicias a los pobres.

Ireneo (150-200) (obispo de Lyons en Francia y maestro de Hipólito), claramente no enseñó el diezmo. "Y por esta razón el Señor, en vez de ese [mandamiento]: 'No cometerás adulterio', prohibió hasta la concupiscencia; y en vez del que dice: 'No matarás', prohibió la ira; y en vez de la ley que obligaba a diezmar, ahora nos habla de compartir todas nuestras posesiones con los pobres, y no amar solamente a nuestro prójimo, sino hasta a nuestros enemigos; y no ser meramente liberales dadores y otorgadores, sino hasta que debemos hacer un regalo gratuito a los que nos quitan nuestros bienes" (Against Heresies, libro 4, cap. 13, pár. 3). Aunque no sea otra cosa, esto enseña ascetismo extremo.

"Porque con él no hay nada sin propósito, ni sin significado, ni sin designio. Y por esta razón, ellos (los judíos) ciertamente tenían los diezmos de sus bienes consagrados a él, pero los que han recibido libertad ponen aparte todas sus posesiones para los propósitos del Señor, concediendo gozosa y libremente, no las porciones menos valiosas de su propiedad, puesto que tienen la esperanza de cosas mejores [en el más allá], sino como aquella pobre viuda, que echó todos sus medios de vida en el tesoro de Dios" (Against Heresies, libro 4, cap. 18). Nuevamente se indican la pobreza y el ascetismo. Ireneo enseña claramente que la iglesia era una dispensadora de necesidades para los pobres. Su vida y sus escritos revelan que él creía que líderes debían vivir tan exiguamente como fuese posible.

Tertuliano (150-220) fue un prolífico escritor de Cartago en el norte de África, cuyos escritos no enseñan el diezmo. Era también un montanista que llevaba un estilo de vida extremadamente ascético. Para los montanistas, la extrema pobreza era una virtud que no dejaba absolutamente ningún lugar para una doctrina del diezmo. Puesto que enseñaba que todas las ofrendas que se recibían deberían darse a los pobres, Tertuliano no habría enseñado que los líderes de la iglesia debían ser sostenidos por medio del diezmo. Las únicas veces que se registra que usó la palabra "diezmo" aparecen cuando cita a Mateo 23:23 para comparar la hipocresía de Marción con la de los fariseos (Marcion, libro 4, cap. 27) y a Génesis 14:20 cuando argumentó, como Justino Mártir, que Melquisedec no fue circuncidado (libro 5, cap. 9).

Tertuliano también escribió: "Nuestros presidentes son ancianos de probada valía, hombres que han alcanzado este honor, no por un precio, sino por carácter. Cada uno lleva una modesta moneda una vez al mes o siempre que lo desee, y sólo si está dispuesto y es capaz; es una ofrenda voluntaria. Usted podría llamarles los despositarios de los fondos de la piedad; se usan ... para el sostenimiento y los funerales de los pobres ...". (Apology, xxxix, 1-18). Por esto, es claro que, por lo menos cerca del fin del siglo segundo, no existía ningún diezmo destinado solamente a sostener el clero a tiempo completo.

Cipriano (200-258) sucedió a Tertuliano en Cartago (solamente Norte de África) y fue probablemente el primer líder influyente en sugerir (sin éxito) que los diezmos debían sostener un clero a tiempo completo. Debe recordarse que, para la época de Cipriano, habían ocurrido por lo menos las primeras desviaciones de la doctrina de la era apostólica. Los dones espirituales habían sido mayormente quitados al laicato y puestos en varios niveles del clero. El oficio de obispo había sido distinguido del de anciano y del de presbítero, y cada obispo tenía poder espiritual sobre el laicato por medio de un tosco sistema sacramental. Además, su iglesia ahora comparaba al obispo con el sumo sacerdote del Antiguo Testamento, a los presbíteros con  los sacerdotes del  Antiguo Testamento, y a los diáconos con los levitas del Antiguo Testamento. Cipriano simplemente dio lo que él creía era el siguiente paso lógico (en este escenario del papel de los obispos) e insistió en que el clero debía abandonar todo trabajo secular y depender de los diezmos para su sostenimiento a tiempo completo. Por lo menos en la iglesia occidental, el modelo veterotestamentario de sacerdocio, sacrificios, y perdón ahora estaba controlado por los así llamados sumos sacerdotes cristianos, los sacerdotes cristianos y levitas cristianos. ¡Tal es el contexto de las apelaciones de Cipriano en cuanto al diezmo! Pero todos los defensores del diezmo que he leído señalan a Cipriano como su evidencia principal en favor de la enseñanza del diezmo en la iglesia primitiva. Mientras fue sólo un obispo en África, Cipriano no tenía autoridad más allá de su propia esfera de influencia. ¡Los que citan a Cipriano para sustentar el diezmo en la iglesia primitiva deberían colocar su cita en este limitado contexto histórico!

Sin embargo, el diezmo de Cipriano todavía no califica como "prueba" de que la iglesia primitiva enseñaba el diezmo. Aunque no tan ascéticos como los montanistas y su maestro favorito, Tertuliano, Cipriano era, sin embargo, un asceta que entregó su considerable fortuna cuando se bautizó. Aunque abogaba vigorosamente por que los obispos, los presbíteros, y los diáconos recibieran diezmos y dedicaran todo su tiempo al servicio de la iglesia, no sugería que vivieran por encima del nivel de pobreza (Carta 65, pár. 1). En una ocasión, en su Carta 4, dijo que "la totalidad de la pequeña suma que era recogida" fue entregada al clero y ellos la distribuyeron entre los necesitados. Cualquiera que haya leído a Cipriano conoce los muchos usos en su generación del mandamiento de Cristo: "Si quieres ser perfecto, ve y vende todo lo que tienes y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo, y ven y sígueme". La interpretación del diezmo por parte de Cipriano era que los líderes de la iglesia sólo debían tomar lo mínimo, y distribuir el resto a los pobres. ¡Lea a Cipriano usted mismo!

Las Constituciones de los Santos Apóstoles (libro 2, sección 4), es un relato ficticio que data probablemente del siglo tercero o cuarto. No fue aceptado por la iglesia sino hasta muchos siglos más tarde. Su uso del diezmo refleja una evolución de la doctrina hacia más o menos el mismo nivel que el de Cipriano.

"Sobre la administración de los recursos recogidos para el sostenimiento del clero y el socorro de los pobres":

"Que el obispo considere tal alimento y abrigo suficientes para suplir la necesidad y la decencia. Que no use los bienes del Señor como los de otros, sino moderadamente; 'porque el obrero es digno de su salario'. Que no sea opíparo en la dieta, ni amigo de la ociosidad, sino que se contente con lo necesario para su sostenimiento".

"Sobre las primicias y los diezmos, y de qué manera el obispo mismo participa de ellos, o los distribuye a los demás".

 XXV. Que use esos diezmos y esas primicias, que se dan de acuerdo con el mandamiento de Dios, como hombre de Dios; y que también dispense correctamente las ofrendas voluntarias que se traen para los pobres, los huérfanos, las viudas, los afligidos, y los extranjeros en dificultades, como teniendo a Dios como examinador  de sus cuentas y que les han dado la disposición. Distribuyan a todos los que tienen escasez en justicia, y que ustedes mismos usen las cosas que pertenecen al Señor, pero que no abusen de ellos, comiendo de ellos, pero sin comerse todo ellos mismos: comuníquense con los que están en necesidad, y por  lo tanto aparezcan  intachables delante de Dios. Porque si ustedes consumen todo ustedes mismos, serán reprendidos por Dios. ...".

"Porque los que atienden la iglesia deben ser mantenidos por la iglesia, siendo sacerdotes, levitas, presidentes, y ministros de Dios; como está escrito en el libro de Números concerniente a los sacerdotes. ...".

"Lo que entonces eran primicias, diezmos, ofrendas y regalos ahora son oblaciones, que son presentadas por obispos santos al Señor Dios, por medio de Jesucristo, que murió por ellos. Porque éstos son vuestros  sumos sacerdotes, así como los presbíteros son vuestros sacerdotes, y vuestros actuales diáconos son vuestros levitas; así también como lo son vuestros lectores, cantores, diaconisas, viudas, vírgenes, y huérfanos: pero el que está por encima de todos ellos es el Sumo Sacerdote".

XXVI. "El obispo es el ministro de la palabra, el guarda del conocimiento, el mediador entre Dios y vosotros en las varias partes de vuestro culto divino. Él es el maestro de la piedad; y después de Dios, él es vuestro padre, que os ha engendrado nuevamente para ser adoptados como hijos por medio del agua y del Espíritu. Él es vuestro señor y gobernante; él es vuestro rey y potentado; después de Dios, él es vuestro Dios terrenal, que tiene derecho a ser honrado por vosotros".

XXVII. "Por consiguiente, hermanos, deberíais traer vuestros sacrificios y oblaciones al obispo, como a vuestro sumo sacerdote, bien ustedes mismos o por medio de los diáconos; y no traigan estos solamente, sino también vuestras primicias, diezmos y ofrendas voluntarias a él. Porque él sabe quiénes son los que están en aflicción, y le da a cada uno como sea conveniente, para que ninguno se quede sin recibir limosnas dos veces o más el mismo día, o la misma semana, mientras que otro no tiene nada en absoluto".

[Mis comentarios sobre las Constituciones de los Apóstoles. Aunque se intenta usar el lenguaje de la ley del Antiguo Testamento, son evidentes varias diferencias. Primera, ahora el sumo sacerdote, no los levitas, recibe los diezmos directamente. Segunda, el obispo debe conservar un nivel mínimo de sostenimiento de lo que recibe en diezmos y ofrendas. Tercera, el obispo es directamente responsable de redistribuir tanto los diezmos como las ofrendas a los necesitados. Cuarta, el nuevo sistema de castas sacerdotales no se refiere al diezmo de Abraham a Melquisedec en Génesis 14 para una justificación antes de la ley, ni a "Santo es al Señor" en Levítico 27:30 como principio eterno. Claramente, la justificación para reintroducir el diezmo en esta particular iglesia primitiva, aunque fuese una ofrenda voluntaria, no era resultado del abandono de la doctrina del sacerdocio del creyente y la elevación de la posición de sacerdote y sumo sacerdote. Por consiguiente, es fácil entender por qué los modernos maestros protestantes del diezmo no apelan a este documento para validar el diezmo como una doctrina legítima. Finalmente, aun este documento fue rechazado por la iglesia Católica Romana, porque el diezmo no se convirtió en ley de la iglesia sino hasta finales del siglo sexto].

Resumen de las razones históricas para rechazar el diezmo.

El diezmo no puede ser sostenido por una doctrina válida que se encuentre en  la historia bíblica post-bíblica inicial por las siguientes razones, que están apoyadas por muchas autoridades de reputación en este capítulo y en otras partes de este libro:

Una: Es cierto que los cristianos judíos de Palestina continuaron enviando diezmos al templo como parte de su obediencia a la ley (Hechos 15 y 21) por lo menos hasta el año 70 D. C. La historia post-bíblica prueba que la mayor parte de estos cristianos judíos nunca abandonaron la ley mosaica, rehusaron la plena comunidad con los cristianos gentiles, rechazaron a Pablo, más tarde se dividieron en facciones, y desaparecieron cerca del final del siglo cuarto.

Dos: Como Pablo, los cristianos judíos, que habían sido adiestrados en las estrictas tradiciones de la ley mosaica, jamás habrían aceptado el sostenimiento a tiempo completo por enseñar los sagrados escritos del Antiguo Testamento concerniente a Cristo.

Tres: Los cristianos judíos consideraban el diezmo puramente como ley, que ellos ordenaron específicamente a los cristianos gentiles que no obedecieran (Hechos 15 y 21).

Cuatro: A los cristianos judíos se les enseñaba a ganarse la vida con un oficio y no depender de la caridad. Los sabios tanto judíos como cristianos eran sostenidos por las comunidades al sostener sus oficios.

Cinco: Las artes seculares y los oficios de muchos rabinos y líderes posteriores de la iglesia están registradas en la historia. Muchos historiadores de la iglesia comentan el hecho de que los primeros líderes de la iglesia se sostenían con un oficio (más bien que con los diezmos). Esto está documentado por numerosas notas de pie de página, especialmente el capítulo sobre 1 Corintios 9, Hechos 20, y este capítulo.

Seis: Desde temprano, la iglesia era considerada "sin licencia" (¿o ilegal?)" y fue considerada como "fuera de la ley" aproximadamente desde el año 80 D. C. Los romanos requerían que todos los ciudadanos registraran su medio de ganarse la vida y presentaran prueba de su sostenimiento. Durante por lo menos los primeros doscientos años y más después del Calvario, cualquiera que afirmase ser un obrero del evangelio a tiempo completo habría sido arrestado como insurrecionista que no tenía medios evidentes de sostenimiento, tal como un oficio.

Siete: Puesto que los cristianos eran muertos esporádicamente por turbas y por el gobierno durante gran parte de los primeros tres siglos, parece improbable que los primeros lideres revelaran abiertamente (al no tener un oficio obvio) que eran líderes de iglesia a tiempo completo.

Ocho: Cuando se escribió el Nuevo Testamento, muy pocas iglesias, si es que había alguna, estaban organizadas en un sistema de gobierno por obispos que requiriera o sostuviera un ministro a tiempo completo. Las iglesias eran demasiado primitivas, demasiado pequeñas, demasiado pobres, y a menudo tenían que ocultarse de las autoridades para reunirse. Los edificios de iglesia no existían porque no habrían sido toleradas sino hasta el año 200 D. C. y no florecieron sino hasta después del año 260 D. C. antes de ser destruidas nuevamente en el año 303 (134). La persecución variaba ampliamente alrededor del Imperio Romano.

Nueve: Durante varios siglos, las iglesias primitivas no distinguieron entre "clero" y "laicato". Miembros laicos de talento predicaban y desempeñaban otras funciones que más tarde fueron restringidas al clero ordenado y de tiempo completo. Por ejemplo, un "administrador" talentoso puede haber estado encargado mientras otra persona de talento "predicaba" y otra persona de talento "enseñaba" la Palabra. Este hecho excluía el dar diezmos cuando numerosos laicos ejercían sus dones espirituales.

Diez: Es muy probable que hasta los esclavos desempeñasen papeles de liderazgo como ancianos y obispos en la iglesia primitiva. El notable erudito F. F. Bruce dice que "Pío, obispo de la iglesia de Roma hacia mediados del siglo segundo, si no era esclavo él mismo, era en todo caso hermano de un esclavo, y Calixto, obispo de la misma iglesia en la primera parte del siglo tercero, era un ex-esclavo" (135). ¡Ciertamente, los esclavos no aceptarían diezmos para su sostenimiento!

Once: Quizás el mejor argumento post-bíblico contra el diezmo en la iglesia ante-nicea es la actitud general de la iglesia hacia las virtudes cristianas, la ética, la pobreza, y el ascetismo. Para decirlo claramente, "la pobreza era considerada una virtud, especialmente entre el clero!". Mientras todavía conservaban fresco el recuerdo de los primeros apóstoles y discípulos, los milagros del primer siglo y, mientras todavía esperaba el pronto regreso de Jesucristo, la iglesia pre-Constantino (antes del año 325 D. C.) era una organización de caridad que recibía ofrendas sólo para servir a los pobres, las viudas, y los huérfanos de la sociedad. Véanse los detallados comentarios de Philip Schaff en mi capítulo sobre 1 Corintios 9.

La iglesia desde el siglo cuarto hasta el siglo octavo.

La iglesia de los primeros siglos usaba el dinero de manera muy diferente ded la manera en que lo usa la iglesia de hoy. Williston Walker informa que, en el año 251 D. c., la iglesia de Roma bajo el obispo Grainelio tenía una membresía de aproximadamente 30,000 miembros y sostenía más de 1,500 dependientes. ¡Esto equivale a un dependiente por cada 20 miembros! (136). Aunque Cipriano trató de hacer cumplir su idea de que los obreros de la iglesia no debían tener acitividades seculares, Walker comenta: "Para mediados del siglo tercero, se esperaba que el clero superior dedicara todo su tiempo a la obra del ministerio, pero hasta los obispos a veces compartían ocupaciones seculares, no siempre de naturaleza encomiable. El clero inferior todavía podía ocuparse en el comercio" (137).

Puede que sea o puede que no sea digno de notarse que Schaff no menciona los "edificios" de iglesia sino hasta que cesó la persecución entre el 206-303. No está claro hasta qué punto existían los edificios de iglesia antes de esta época. En tanto que los cristianos eran culpados por casi todos los desastres como hambrunas, terremotos, inundaciones, derrotas militares, e invasiones de los bárbaros, la población pagana muy a menudo castigaba a la iglesia como víctima propiciatoria y rápidamente habría destruido estructuras muy visibles y accesibles asociadas con la iglesia.

La Encyclopedia Americana dice: "[El diezmo] no se practicaba en la iglesia cristiana primitiva, pero poco a poco se hizo común por el siglo sexto" (138). La declaración asume el fracaso de Cipriano en el norte de África y probablemente significa que el diezmo no se practicó "haciendo cumplir las leyes seculares o las de la iglesia" sino hasta el siglo sexto.

La Encyclopedia Catholica (edición de 1912 solamente) dice: "Al principio, se hacía [provisión] mediante el sostenimiento espontáneo de los fieles. Sin embargo, con el correr del tiempo, al expandirse la iglesia y surgir varias instituciones, se hizo necesario crear leyes que aseguraran al adecuado y permanente sostenimiento de la iglesia. El pago de diezmos se adoptó de la ley antigua, y los primeros escritores hablan de él como de una ordenanza divina y una obligación de la conciencia. La primera legislación positiva sobre el tema parece estar contenida en la carta de los obispos reunidos en Tours en 567 y los Cánones del Concilio de Macon en el año 585" (139).

Aunque pueda parecer que tanto la Encyclopedia Americana como la Encyclopedia Catholica pasan por alto todas las referencias al diezmo hechas por Cipriano y las Constituciones de los Apóstoles como inválidas, ¡en realidad deben estar de acuerdo con la premisa de este libro de que la iglesia primitiva no enseñaba el diezmo! Cuando el diezmo fue reintroducido en la iglesia, era voluntario y se basaba en  una errónea comparación del obispo del nuevo pacto como sumo sacerdote del sacerdocio del Antiguo Testamento.

Siglos más tarde, la iglesia adquirió riquezas en forma de tierras. Al principio, los terratenientes ricos donaban tierras a la iglesia para parroquias, pero reteniendo el privilegio de nombrar los obispos y conservar las ganancias y los diezmos de la tierra en sus propias manos seculares. Por consiguiente, el diezmo pronto se convirtió en fuente de abuso. Con el tiempo, sin embargo, la iglesia adquirió suficiente autoridad secular para recuperar nuevamente el nombramiento de sus propios sacerdotes y obispos, junto con  la conservación de los diezmos en la iglesia. Pronto, la iglesia fue dueña desde la mitad hasta un cuarto de la tierra en muchos países europeos y puso en vigor los diezmos de los que alquilaban sus tierras.

¡Por lo general, los historiadores concuerdan en que no fue sino hasta el año 567 D. C., quinientos treinta y siete (537) años después del Calvario, cuando apareció en la historia el primer intento sustancial de la iglesia de hacer cumplir el diezmo bajo su propia autoridad! El Concilio de Tours en 567 y el Concilio de Macon en 585 emitieron decretos eclesiásticos regionales a favor del diezmo y para excomulgar a los que no diezmaban, pero no recibieron autoridad del rey para hacer cumplir la colecta por medio de decretos civiles. Es significativo que el diezmo no surgió históricamente sino hasta que la iglesia se volvió poderosa en el ámbito secular. Aun en esta fecha tardía, los diezmos todavía consistían sólo de alimentos. Con el tiempo, la Iglesia Romana hasta rehusó administrar los últimos ritos si no se le concedían tierras o riquezas en los testamentos.

Entre 774 y 777, el rey franco, Carlomagno, destruyó el reino arriano de Lombardía, que separaba su imperio del norte de Italia. Después de derrotar a los lombardos, el gobierno sin oposición de Carlomagno incluía el norte de Italia y Roma. Citando la ley mosaica como su autoridad en un sínodo de la iglesia, el papa convenció finalmente a Carlomagno de que le permitiese recibir diezmos agrícolas para sostener el sistema de parroquias en las iglesias, que crecía rápidamente. En 785, el papa Adriano intentó imponer el diezmo a los anglosajones. En señal de aprecio por su sostenimiento de la iglesia, el papa coronó a Carlomagno como emperador del Sacro Imperio Romano el día de Navidad del año 800 D. C., oficializando el renovado "Sacro" Imperio Romano.

En 906, el rey Edgar hizo cumplir legalmente el diezmo de alimentos en Inglaterra. En los Concilios de Gerona en 1067 y 1078, y en el Cuarto Concilio Laterano en 1215, el diezmo se aplicó más y más en todas los territorios bajo las leyes cristianas. Todos los ciudadanos, incluyendo los judíos, debían entregar diezmos a la Iglesia Católica Romana. Un campesino típico daba el primer diezmo de su tierra a su señor secular o terrateniente (que a menudo era la iglesia) y un segundo diezmo a la iglesia como tal. En 1179, el Tercer Concilio Laterano decretó que sólo el papa podía liberar a la gente de la obligación de diezmar, y exceptuaba a los cruzados.

Durante varios siglos, el derecho a recoger diezmos agrícolas iba y venía entre la iglesia y la autoridad secular, dependiendo de cuál era la autoridad más fuerte. Para fortalecer y purificar la iglesia, el papa Inocente III (1198-1216) ordenó que los diezmos para el sostenimiento de la iglesia tuviesen precedencia sobre todos los demás impuestos, excluyó toda interferencia de los laicos en los asuntos de la iglesia, y prohibió que una sola persona derivara su ingreso de más de un puesto en la iglesia. El teólogo Tomás de Aquino defendió el diezmo afirmando: "Durante la época de la Nueva Ley, la autoridad de la iglesia ha dispuesto el pago de diezmos" (Summa Theologica, Tomo 3, Segunda Parte de la Segunda Parte). NO usó Génesis 14 y Melquisedec para sustentar su argumento.

La exigencia de diezmos agrícolas a los judíos se volvió especialmente severa en Inglaterra y los países germánicos. Comenzando alrededor del siglo cuarto, a los judíos ni siquiera se les permitía poseer sus propias tierras en muchas naciones. Esto obligó a los judíos a irse de la tierra y muchos se hicieron banqueros y comerciantes porque esas ocupaciones y ese dinero no estaban sujetos al pago de diezmos. En 1372, hasta el clero de Alemania se rebeló contra la idea de tener que pagarle diezmos al papa.

No mucho después de que la Biblia fue traducida al idioma del hombre común, Otto Brumfels proclamó en 1524 que el Nuevo Testamento no enseña el diezmo. Más tarde en ese siglo, el papa Gregorio VII, en un esfuerzo para controlar la posesión secular de diezmos, una vez más declaró fuera de la ley la posesión de diezmos por parte de los laicos.

En 1714, los anglicanos ingleses exigieron diezmos agrícolas de los católicos romanos y los presbiterianos para el sostenimiento de la iglesia de Inglaterra. Pronto, la revuelta se desató en Francia. Algunas de las primeras etapas de la Revolución Francesa fueron acciones que atacaban los privilegios y el status de la Iglesia Católica Romana. En 1789, lo diezmos fueron abolidos en Francia por las autoridades seculares.

Siguieron otras revueltas contra el diezmo. Entre 1836 y 1850, el diezmo fue mayormente abolido en Inglaterra. Más tarde, fue cambiado por un alquiler que se debía pagar al contado. En 1868, como resultado de la agitación que comenzó por lo menos ya en la década de 1830 y que fue impulsada por los Disidentes, el pago obligatorio de los diezmos parroquiales locales para al sostenimiento de la iglesia fue abolido y se volvió puramente voluntario. Sin mbargo, los cargos finales del alquiler del diezmo no fueron abolidos sino hasta 1936 en Inglaterra.

En Canadá, todavía en 1868, el Cuarto Concilio de Quebec declaró que el diezmo era obligatorio. Durante un tiempo, los diezmos hasta fueron hechos obligatorios en los territorios franceses del Nuevo Mundo hasta que el territorio fue vendido en la Compra de Luisiana. En 1871, los diezmos fueron abolidos en Irlanda. En 1887, terminaron en Italia. En Alemania Occidental, los residentes deben renunciar formalmente a la membresía de la iglesia para evitar el impuesto obligatorio de la iglesia. En otros lugares, la Iglesia Ortodoxa Oriental nunca ha aceptado el diezmo y sus miembros nunca lo han practicado. La Iglesia Católica Romana todavía prescribe los diezmos en países donde son sancionados por ley, y algunos cuerpos protestantes todavía consideran los diezmos obligatorios.

En la actualidad, la mayoría de los cuerpos religiosos ha abandonado la práctica del diezmo obligatorio, particularmente en los Estados Unidos, donde ningún sistema de diezmo se empleó jamás generalmente después de la Revolución Norteamericana. Sin embargo, a los miembros de ciertas iglesias, incluyendo los Santos de los Últimos Días y los Adventistas del Séptimo Día, se les requiere que diezmen, y algunos cristianos de otras iglesias lo hacen voluntariamente. Los Bautistas del Sur definen el diezmo como una "expectativa" y algunas de sus iglesias están presionando para que el diezmo sea un requisito para la membresía (además de para ocupar puestos en la iglesia). Para estudios adicionales, la mayoría de los libros sobre historia de la iglesia tratan la historia del diezmo desde los tiempos bíblicos. Al rechazar Europa lentamente los impuestos de los estados-iglesia y el derecho divino de los reyes, también rechazó la imposición del diezmo a las iglesias sostenidas por el estado.

Pertinente para este libro, el modelo bíblico del diezmo se ajusta mejor a una economía de iglesia del estado similar a la teocracia de Israel. La historia revela que el diezmo se convirtió en una doctrina "cristiana" sólo después de que la Iglesia Católica Romana estrechó manos con las fuerzas seculares y políticas. Sin embargo, del mismo modo que el diezmo era una ordenanza inútil que nunca produjo crecimiento espiritual en el Israel nacional bajo el pacto antiguo, así también el diezmo nunca condujo al crecimiento espiritual cuando fue usado por los cristianos y a su debido tiempo fue obligado a retirarse una segunda vez por las iglesias estatales.

Los católicos romanos y los protestantes han sido culpables de opresión y persecución en relación con las leyes del diezmo ordenadas por el estado. Y, como el diezmo del pacto antiguo en el Israel nacional, nada bueno ha resultado jamás de esos intentos por imponer el diezmo sobre los demás.

Nota: El material histórico en este capítulo procede de las siguientes fuentes: Encyclopedia Americana; Encyclopedia Britannica; The Catholic Encyclopedia (1912 y la Nueva); Baker, A Summary of Christian History; Durant, The Reformation; Latourette, A History of the Christian Church; Qualben, A History of the Christian Church; Schaff, History of the Christian Church; Vol. 2; y Walker, A History of the Christian Church. Véase la bibliografía.


(124) Edersheim, Temple, CD-ROM, cap. 19.
(125) Edersheim, Sketches, 15-17, 118, 173, 172.
(126) Code, 1-112, 1-114, 1-111.
(127) Qualben, 73-74.
(128) Schaff, 428-434.
(129) Baker, 11, 43.
(130) Edersheim, Sketches, 169.
(131) Qualben, 94.
(132) Schaff, 128, 198, 199-200.
(133) Didache, 64-65.
(134) Schaff, 63.
(135) F. F. Bruce, The Spreading Flame (Waynesboro: Peter Noster Press, 1958), 192.
(136) Walker, 83.
(137) Ibid., 84.
(138) Americana, s.v. "tithe".
(139) The Catholic Encyclopedia, Vol. XIV, 1912, s.v. "tithe".

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